Hemos comenzado la Cuaresma, y el Evangelio del primer domingo es el de las tentaciones del Señor en el desierto.
"En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían".(Mc. 1,12-15)
Se conmemora este lugar en un monte que hay a las afueras de la ciudad de Jericó. Es un sitio que tiene un encanto especial. Construido en la roca de la montaña hay un Monasterio Ortodoxo Griego, también conocido como Jabel Quruntul, que fue originariamente construido en el siglo XII. Está a unos 350 metros sobre la planicie de Jericó, al noroeste de la ciudad. En la ladera del monte hay unas 30 o 40 cuevas que estuvieron mucho tiempo habitadas por monjes y eremitas en los primeros siglos del cristianismo. Posteriormente los Cruzados construyeron dos iglesias en el lugar: una de ellas estaba en una cueva que había a mitad de camino hasta el acantilado, y la segunda fue construida en la cumbre del monte. El monasterio Ortodoxo actual se levantó entre los años 1874 y 1904.
El otro día pudieron venir mis padres a Tierra Santa. Uno de los lugares que fuimos a visitar fue este monasterio. Se puede acceder en teleférico o andando. En esta ocasión lo hicimos a través del teleférico. Sale del centro de Jericó y tarda unos 10 minutos en llegar a la ladera del monte. En otra ocasión que estuve -después de visitar el lugar del Bautismo del Señor en el Jordán- pude subir andando. Hay un camino que serpentea ascendiendo hacía el monasterio. Se tarda un poco menos de media hora en llegar. Sucede que a veces el monasterio no está abierto, aunque sea horario de visitas. Cuando fui con mis padres tuvimos la suerte de que se encontraba abierto. No había casi peregrinos, y pudimos visitarlo. Dentro hay unas grutas que fueron habitadas por monjes durante muchos años. Pudimos asomarnos al balcón -daba bastante vertigo- que está colgado en el monaterio. Desde allí se ven a lo lejos -se puede apreciar en la fotografía- las cuevas que había en la pared del monte. Al fondo del monasterio está su mejor tesoro. Primero llegamos a una habitación repleta de iconos riquísimos y muy antiguos. Deben tener un gran valor. Y, desde allí, subiendo unas escaleras se encuentra una roca muy venerada en la que se dice que Jesús rezó en esos 40 días de sacrificio en el desierto. En esta fotografía se ve la esta roca a la que hago referencia, y que se encuentra en el monasterio Ortodoxo.
Se conmemora este lugar en un monte que hay a las afueras de la ciudad de Jericó. Es un sitio que tiene un encanto especial. Construido en la roca de la montaña hay un Monasterio Ortodoxo Griego, también conocido como Jabel Quruntul, que fue originariamente construido en el siglo XII. Está a unos 350 metros sobre la planicie de Jericó, al noroeste de la ciudad. En la ladera del monte hay unas 30 o 40 cuevas que estuvieron mucho tiempo habitadas por monjes y eremitas en los primeros siglos del cristianismo. Posteriormente los Cruzados construyeron dos iglesias en el lugar: una de ellas estaba en una cueva que había a mitad de camino hasta el acantilado, y la segunda fue construida en la cumbre del monte. El monasterio Ortodoxo actual se levantó entre los años 1874 y 1904.
El otro día pudieron venir mis padres a Tierra Santa. Uno de los lugares que fuimos a visitar fue este monasterio. Se puede acceder en teleférico o andando. En esta ocasión lo hicimos a través del teleférico. Sale del centro de Jericó y tarda unos 10 minutos en llegar a la ladera del monte. En otra ocasión que estuve -después de visitar el lugar del Bautismo del Señor en el Jordán- pude subir andando. Hay un camino que serpentea ascendiendo hacía el monasterio. Se tarda un poco menos de media hora en llegar. Sucede que a veces el monasterio no está abierto, aunque sea horario de visitas. Cuando fui con mis padres tuvimos la suerte de que se encontraba abierto. No había casi peregrinos, y pudimos visitarlo. Dentro hay unas grutas que fueron habitadas por monjes durante muchos años. Pudimos asomarnos al balcón -daba bastante vertigo- que está colgado en el monaterio. Desde allí se ven a lo lejos -se puede apreciar en la fotografía- las cuevas que había en la pared del monte. Al fondo del monasterio está su mejor tesoro. Primero llegamos a una habitación repleta de iconos riquísimos y muy antiguos. Deben tener un gran valor. Y, desde allí, subiendo unas escaleras se encuentra una roca muy venerada en la que se dice que Jesús rezó en esos 40 días de sacrificio en el desierto. En esta fotografía se ve la esta roca a la que hago referencia, y que se encuentra en el monasterio Ortodoxo.
Impresiona pensar que el Señor estuvo alrededor de esos lugares rezando y ayunando por nosotros, por nuestros pecados. Considerarlo quizá nos sirva de impulso para vivir mejor -más unidos a Jesús- los pequeños sacrificios que ofrezcamos en esta Cuaresma.