Es notable que algunas palabras de este salmo fueron pronunciadas literalmente por Cristo crucificado. A continuación vamos a presentar algunas frases del salmo 22, y paralelamente los correspondientes contextos Evangélicos.
Versículos 7-8: "Pero yo soy un gusano, no un hombre, vergüenza de la gente, desprecio del pueblo; al verme, se burlan de mí, hacen visajes, menean la cabeza". Marcos15, 29: "Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo: «Tú que destruyes el templo y lo reconstruyes en tres días, sálvate a ti mismo bajando de la cruz»".
Versículo 17: "Me acorrala una jauría de mastines, me cerca una banda de malhechores; me taladran las manos y los pies". Lucas 23, 33: "Y cuando llegaron al lugar llamado «La Calavera», lo crucificaron allí, a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda".
Versículo 18: "puedo contar mis huesos. Ellos me miran triunfantes, se reparten mi ropa, echan a suerte mi túnica". Mateo 27, 35. "Después de crucificarlo, se repartieron su ropa echándola a suertes".
Versículo 8: "Remítese á Jehová, líbrelo; Sálvele, puesto que en él se complacía." Esta frase fue repetida literalmente por los sumos sacerdotes y escribas, Mat. 27:43. "Confió en Dios, que lo libre si es que lo ama, pues dijo: “Soy Hijo de Dios”»".
Versículo 2-3: "A pesar de mis gritos, mi oración no te alcanza. Dios mío, de día te grito,
y no respondes; de noche, y no me haces caso". Mateo 27, 46: A la hora nona, Jesús gritó con voz potente: Elí, Elí, lemá sabaqtaní (es decir: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»).
y no respondes; de noche, y no me haces caso". Mateo 27, 46: A la hora nona, Jesús gritó con voz potente: Elí, Elí, lemá sabaqtaní (es decir: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»).
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Este texto lo podemos comparar con Mateo 26, 67: "Entonces le escupieron a la cara y lo abofetearon; otros lo golpearon diciendo: «Haz de profeta, Mesías; dinos quién te ha pegado»".
Bajo la luz de estas profecías se hace comprensible la misteriosa profecía del patriarca Jacob destinada a su hijo Judá. Profecía completa (Gen. 49, 9-11): "Judá es un león agazapado, has vuelto de hacer presa, hijo mío; se agacha y se tumba como león o como leona, ¿quién se atreve a desafiarlo? No se apartará de Judá el cetro, ni el bastón de mando de entre sus rodillas, hasta que venga aquel a quien está reservado, y le rindan homenaje los pueblos".
En esta profecía el León por su poder y majestad simboliza al Mesías, Quien deberá nacer de la tribu de Judá. La pregunta del patriarca acerca de quien pudiera levantar al dormido león habla alegóricamente de la muerte del Mesías, que se denomina por la Sagrada Escritura "El león de la tribu de Judá" (Apoc. 5, 5).
Acerca de la muerte del Mesías hablan también las palabras proféticas finales de lavar los vestidos en el zumo de uvas. La uva es símbolo de la sangre. Las palabras referentes a la asna y el pollino resultaron cumplidas cuando el Señor Jesucristo, antes de su Pasión en la cruz, entró (triunfalmente) a Jerusalén. En el capítulo siguiente veremos la predicción del profeta Daniel acerca del tiempo cuando tuvo que padecer el Mesías.
Acerca de la muerte del Mesías hablan también las palabras proféticas finales de lavar los vestidos en el zumo de uvas. La uva es símbolo de la sangre. Las palabras referentes a la asna y el pollino resultaron cumplidas cuando el Señor Jesucristo, antes de su Pasión en la cruz, entró (triunfalmente) a Jerusalén. En el capítulo siguiente veremos la predicción del profeta Daniel acerca del tiempo cuando tuvo que padecer el Mesías.
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