sábado, 26 de enero de 2013

Los santos inocentes

Gruta de los InocentesAunque han pasado los días de Navidad, podemos contemplar la escena de la matanza de los inocentes, que sucedió tiempo después del nacimiento del Señor. Hay dos lugares en la Basílica de la Natividad donde se conmemora: el católico, que custodian los franciscanos, y el ortodoxo griego, que ha sido recientemente inagurado.

Las cuevas subterráneas contiguas a la Gruta de la Natividad son múltiples y están bien articuladas. Todo el área de que hablamos, destinada ya en la antigüedad a uso funerario, ha mantenido a lo largo del tiempo esta finalidad. Aquí es donde se encontraron diferentes enterramientos, y muchos restos humanos que se han mantenido en el lugar. Se piensa que entre ellos estarían también esos niños martirizados por Herodes. Se ha calculado que vivirían alrededor de mil personas por la zona en aquel entonces, y que los niños con menos de dos años asesinados serían unos 20.

Para situarnos en la Basílica expondremos las distintas grutas que existen allí, fijándonos hoy en las de los santos inocentes. La gruta más amplia y próxima al lugar de la Natividad es la llamada “Gruta de San José”. Está dividida en dos espacios y comunica con el convento de los franciscanos. Desde aquí es posible acceder también a la Gruta Santa a través de un pasillo privado de los latinos, que suele utilizarse para la procesión que se realiza cada día hasta el lugar de la Natividad. Si el visitante se sitúa de espaldas al “Altar de San José”, encuentra a su derecha otras dos pequeñas grutas, y es la segunda la dedicada por los franciscanos a los Santos Inocentes. De frente se puede observar un arco pre-constantiniano bien conservado, perteneciente a una antigua cámara funeraria que fue derribada en la época de Constantino para construir los cimientos de la basílica. Es posible que este punto de la gruta fuera la entrada original a la cueva, puesto que desde aquí podía divisarse al fondo el lugar del Santo Pesebre.

A la izquierda, sale el pasadizo que conduce a las grutas de las Santas Paula y Eustoquio, y también a la más conocida de San Jerónimo: aquí se descubrieron sus tumbas, junto a otros 72 enterramientos de diversas épocas, ahora conservados todos en un mismo sepulcro. Situados de espaldas al “Altar de San José”, a la derecha se encuentra la Gruta de los Inocentes de la que hemos hablado. En ella se distinguen tres arcosolios que albergaban entre dos y cinco enterramientos. En los primeros siglos, la memoria de los Santos Inocentes era celebrada en la gruta adyacente, que debía de ser un osario común, puesto que allí se encontraron muchos restos de huesos.

Los ortodoxos griegos han inagurado hace poco unas capillas que están dedicadas a los inocentes. Se encuentran entrando a la nave de la Natividad, al final, subiendo las escaleras que hay a la derecha. Al salir por esa puerta donde terminan las escaleras hay otra vez a la derecha otra puerta que baja a las grutas. Algunas de ellas son capillas pequeñas con algún altar. Al fondo de una cueva que se ve por un ventanal se pueden ver bastantes craneos y huesos humanos. Los ortodoxos griegos afirman que allí se encuentran los huesos de los niños que murieron martires.

sábado, 19 de enero de 2013

Las bodas de Caná

"Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: «No tienen vino.» Jesús le responde: « ¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora.» Dice su madre a los sirvientes: «Haced lo que él os diga.» Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una. Les dice Jesús: «Llenad las tinajas de agua.» Y las llenaron hasta arriba. «Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala.» Ellos lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio y le dice: «Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora.» Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos" (Juan 2,1-11).

Este domingo leemos en la Misa el evangelio de las bodas de Caná. El primer domingo del tiempo ordinario es el Bautismo del Señor, y en el segundo se narra otra manifestación de la divinidad del Señor: en este caso es la automanifestación que quiso hacer Jesucristo con el milagro que realiza en las bodas de Caná de Galilea.

La ciudad de Kfar Kana tiene unos 18.00 habitantes, y está situado a unos tres kilómetros de Nazaret. Es difícil distinguir cuando acaba Nazaret y empieza Caná, pues están muy cercanos. Los franciscanos, presentes hace ya tres siglos en Caná con una pequeña propiedad, consiguieron rescatar el santuario en 1879. Esto fue gracias al padre Egidio Geissler, fundador de la parroquia católica local de rito latino. En 1880 se construyó una pequeña iglesia y posteriormente se fue agrandando, con las obras que se realizaron entre 1897 y 1905. En 1885 se había construído, a unos 100 metros de distancia de la iglesia que conmemora las bodas de Caná, una capilla en honor de San Bartolomé, llamado Natanael, uno de los doce discípulos, pues él era oriundo de esta localidad.
Excavaciones arqueológicas dirigidas por el padre S. Loffreda en 1969 y por el padre E. Alliata en 1997 han sacado a la luz la sinagoga, construida sobre los restos de habitaciones precedentes. Se calcula que se construyó entre los siglos I y IV, después de Cristo. Tenía un vestíbulo porticado y en el centro una gran cisterna. De esta se conserva hasta nuestros días el subsuelo de la iglesia actual. En el ábside septentrional de la iglesia se ha encontrado un ábside aún más antiguo que contiene un sepulcro que ha sido datado entre el siglo V y el VI. Tal sepulcro, además de algún otro indicio, muestra claramente que hubo presencia cristiana sobre el lugar durante la época bizantina.

Numerosos testimonios nos hablan de un santuario edificado por los cristianos en Caná en memoria del primer milagro realizado por Jesús. Transcribimos unas letras de un peregrino anónimo del s. VI en las que habla de este lugar Santo: “(Habiendo salido de Séforis) después de tres millas llegamos a Caná, adonde el Señor fue a la boda, y nos sentamos sobre el mismo asiento, donde escribí el nombre de mis padres… todavía quedan dos hidrias; yo llené una de vino y, llevándola llena sobre la espalda, la ofrecí en el altar. En la misma fuente nos lavamos por devoción. Después fuimos a la ciudad de Nazaret”.

Empujada por distintas necesidades, y en tiempos diversos, la tradición ha situado el recuerdo evangélico en diferentes lugares; pero a principios del siglo XVI, los peregrinos encuentran en Kfar Kanna una habitación subterránea a la cual se accede desde el interior de un edificio con columnas que ellos creían que fuese una iglesia construida por el emperador Constantino y su madre santa Elena. También se han encontrado tinajas muy grandes. Algunas se han podido reconstruir como la de la foto. Dan idea de lo grandes que pudieron ser las que se llenaron de agua y el Señor convirtió en vino.

sábado, 12 de enero de 2013

Nuevo lugar del bautismo del Señor

Mañana celebramos la fiesta del bautismo del Señor, con la que terminamos el tiempo de Navidad. Hasta hace poco se iba  de peregrinación una vez al año, custodiados por soldados israelies, a un lugar del rio Jordán.

Desde hace poco se puede visitar otro sitio que ha sido acondicionado para los peregrinos. El lugar conocido como Qasr el Yahud, está ahora abierto al público, gratuitamente, todos los días de la semana. 

Se ha invertido dinero en la renovación y la mejora del lugar. Cabe destacar la construcción de rampas de madera en el río para otorgar a los peregrinos un fácil y cómodo acceso a las aguas para el bautismo, áreas protegidas del sol para la oración y mejoras en baños, duchas y estacionamiento. El sitio también ofrece ahora un cómodo acceso para los enfermos que acudan con sillas de ruedas.
Dada la importancia de Qasr El Yahud, como camino muy transitado de Jerusalén a Jericó, muchas iglesias se construyeron aquí durante siglos. Este sitio es también tiene gran interés para la tradición judía, pues se considera como el lugar por el que los Hijos de Israel cruzaron el Jordán para entrar en Canaán.
El día en que nos bautizaron fue el más importante de nuestra vida. Jesucristo con su bautismo santificó las aguas para que nosotros pudieramos recibir un día el sacramento. Agradecemos al Señor el que nos haya abierto las puertas del cielo.

sábado, 5 de enero de 2013

Exterior e interior de la Basílica de la Natividad


El exterior de la basílica
La puerta mide apenas metro y medio. Foto: Leobard Hinfelaar.
La puerta mide apenas metro y medio. Foto: Leobard Hinfelaar.

Desde la plaza que hay delante de la basílica, el visitante tiene la impresión de hallarse frente a una fortaleza medieval: gruesos muros y contrafuertes, con escasas y pequeñas ventanas. Se entra por una puerta tan diminuta que obliga a pasar de uno en uno, y aun así con dificultad: es preciso inclinarse bastante. En su homilía durante la Santa Misa de la última Nochebuena, Benedicto XVI se refirió a este acceso al templo:

«Quien quiere entrar hoy en la iglesia de la Natividad de Jesús, en Belén, descubre que el portal, que un tiempo tenía cinco metros y medio de altura, y por el que los emperadores y califas entraban al edificio, ha sido en gran parte tapiado. Ha quedado solamente una pequeña abertura de un metro y medio. La intención fue probablemente proteger mejor la iglesia contra eventuales asaltos pero, sobre todo, evitar que se entrara a caballo en la casa de Dios. Quien desea entrar en el lugar del nacimiento de Jesús, tiene que inclinarse. Me parece que en eso se manifiesta una cercanía en esta Noche santa: si queremos encontrar al Dios que ha aparecido como niño, hemos de apearnos del caballo de nuestra razón “ilustrada”. Debemos deponer nuestras falsas certezas, nuestra soberbia intelectual, que nos impide percibir la proximidad de Dios” (Benedicto XVI, Homilía, 24-XII-2011).



El interior: la gruta de la Natividad

Escaleras de salida de la gruta. Foto: Alfred Driessen.
Escaleras de salida de la gruta. Foto: Alfred Driessen.

La basílica –con planta de cruz latina y cinco naves– tiene una longitud de 54 metros. Las cuatro filas de columnas, de color rosáceo, le dan un aspecto armonioso. En algunos lugares, es posible contemplar los mosaicos que adornaban el pavimento de la primitiva iglesia constantiniana; en las paredes, también se han conservado fragmentos de otros mosaicos que datan de los tiempos de las Cruzadas.



Pero el centro de esta gran iglesia es la Gruta de la Natividad, que se encuentra bajo el presbiterio: tiene la forma de una capilla de reducidas dimensiones, con un pequeño ábside en el lado oriental. El humo de los cirios, que la piedad popular ha puesto durante generaciones y generaciones, ha ennegrecido las paredes y el techo. Allí hay un altar y, debajo, una estrella de plata que señala el lugar donde Cristo nació de la Virgen María. La acompaña una inscripción, que reza: Hic de Virgine Maria Iesus Christus natus est.



El pesebre donde María acostó el Niño, tras envolverlo en pañales, se encuentra en una capillita aneja. En realidad es un hueco en la roca, aunque hoy está recubierto de mármol y anteriormente lo estuvo de plata. Enfrente, hay un altar llamado de los Reyes Magos, porque tiene un retablo con la escena de la Epifanía.


Gráfico adaptado por Julián de Velasco.
Gráfico adaptado por Julián de Velasco.

Nave central de la basílica. Foto: Leobard Hinfelaar.
Nave central de la basílica. Foto: Leobard Hinfelaar.

En los muros y el pavimento todavía quedan restos de mosaicos de época bizantina. Foto: Leobard Hinfelaar.
En los muros y el pavimento todavía quedan restos de mosaicos de época bizantina. Foto: Leobard Hinfelaar.

Gruta de la Natividad. Foto: Alfred Driessen.
Gruta de la Natividad. Foto: Alfred Driessen.

El lugar del nacimiento está señalado con una cruz de plata. Foto: Alfred Driessen.
El lugar del nacimiento está señalado con una cruz de plata. Foto: Alfred Driessen.

Lugar del pesebre. Foto: Alfred Driessen.
Lugar del pesebre. Foto: Alfred Driessen.

Delante de la basílica de la Natividad se abre una plaza. Foto: Leobard Hinfelaar.
Delante de la basílica de la Natividad se abre una plaza. Foto: Leobard Hinfelaar.