domingo, 5 de abril de 2009

Procesión del Domingo de Ramos en Tierra Santa

Cuando se acercó a Betfagé y Betania, al pie del monte llamado de los Olivos, envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: id al pueblo que está enfrente y, al entrar, encontrarán un asno atado, que nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo; y si alguien les pregunta: "¿Por qué lo desatais?", responded: "El Señor lo necesita". Los enviados partieron y encontraron todo como él les había dicho. Cuando desataron el asno, sus dueños les dijeron: "¿Por qué lo desatais?" Y ellos respondieron: "El Señor lo necesita".Luego llevaron el asno adonde estaba Jesús y, poniendo sobre él sus mantos, lo hicieron montar. Mientras él avanzaba, la gente extendía sus mantos sobre el camino". (Lc. 29-31)
Hoy comienza la Semana Santa con la solemnidad del Domingo de Ramos. Me propongo publicar alguna entrada más en los próximos días que son tan especiales. Se comprende que vivir la Semana Santa en Tierra Santa es un privilegio muy grande. Vivir la Pasión del Señor recorriendo los lugares donde sufrió tanto por nosotros.
El domingo de Ramos también se vive con mucha intensidad en Jerusalén, rememorando la entrada de Jesús en la ciudad santa. Desde el siglo IV, cada año, la comunidad cristiana de Jerusalén, presidida por el Patriarca, conmemora el hecho con una procesión multitudinaria. En ella participan la práctica totalidad de los cristianos de Jerusalén. Muchos también vienen de fuera para unirse a la festividad. Cientos de personas con palmas y gran alegría recorren este trayecto acompañando al Patriarca. En Betfagé -pequeña población cercana a Jerusalén-, dentro de una pequeña iglesita, hay una gran piedra semirrosada rodeada de una reja -incluyo la fotografía que he hecho hoy-, y allí se conmemora el lugar donde Jesús subió al borrico para entrar en Jerusalén. La procesión pasa por el Dominus Flevit, lugar donde el Señor lloró ante la vista de Jerusalén. Sigue por el valle del Cedrón, pasando entre la Tumba de la Virgen y el huerto de Getsemaní. Finalmente se asciende la cuesta hasta la puerta de las ovejas, para entrar finalmente en la iglesia de Santa Ana. Allí tiene lugar la Bendición, que imparte el Patriarca latino de Jerusalén, con el lignum Crucis, pequeño fragmento de la Cruz de nuestro Señor.
Esta fotografía, en la que aparece el Patriarca, también ha sido tomada hoy en un momento de la procesión por las calles de Jerusalén. Era ya la última parte, depués de pasar el valle del Cedrón. Al comienzo de la procesión va siempre un seminarista llevando la Cruz, y detrás los Boys Scouts con sus tambores y gaitas, dando música y colorido a la procesión. Después todas las personas que quieren forman parte de la comitiva. Llama la atención la alegría de la gente. Muchos realizan el camino rezando el rosario, otros cantando canciones. Al ser pocos cristianos y estar todos allí es inevitable pasarse mucho tiempo saludando a gente conocida. Al final van los franciscanos, los seminaristas, los sacerdotes y, cerrando la procesión, los obispos con el Patriarca. Después de la Bendición con el lignum Crucis, los Boys Scouts salen por la ciudad con sus tambores y gaitas durante buena parte de la tarde. Recorren calles de la ciudad antigua. Mucha gente sale a verles, judíos, musulmanes, y a todos se les contagia su alegría, aun sin saber muy bien a qué se debe.
El Patriarca, en la homilia que ha pronunciado antes de la Bendición, ha dicho que esos mismos que aclamaban a Jesús en su entrada a la Ciudad Santa, luego gritarían crucifícale. Nosotros no queremos ser de esos, y nos proponemos tratar muy bien a Jesús estos días, acompañándole -con la Virgen- en los días de su Pasión, y pidiendo perdón por nuestros pecados y los de todos los hombres.

1 comentario:

Julio dijo...

Santiago: me gustó mucho tu comentario. La inmediatez y viveza actuales son muy buenos. Si no te importa hago referencia e ellos en www.sagradafamilia.org.ve
Quizá en el futuro puedes incluso poner algún video. Rezo por todos allá.
Julio