
"Como para innumerables peregrinos ahora es mi turno de satisfacer el profundo deseo de tocar, de sentir el consuelo de los lugares donde Jesús vivió y que fueron santificados por su presencia. (...) Desde los tiempos apostólicos, Jerusalén ha sido el lugar principal de peregrinación para los cristianos, pero todavía antes, en el antiguo Próximo Oriente, los pueblos semitas construyeron lugares sagrados para indicar y conmemorar una presencia y una acción divina y la gente venía trayendo parte de los frutos de su tierra y de su ganado para ofrecerlos en acción de gracias. Cada uno de nosotros es un peregrino. Todos estamos proyectados hacia delante, decididamente, por la senda de Dios, (...) a veces con trepidación y ansia, siempre con expectación y esperanza, sabiendo que hay más personas que nos alientan a lo largo del camino. (...) A veces -observó el Papa- es difícil encontrar una razón para aquello que se nos presenta solo como un obstáculo que superar o como una prueba -física o emotiva- que soportar. Pero la fe y la razón nos ayudan a ver un horizonte más allá de nosotros para imaginar la vida como Dios la quiere. El amor incondicional de Dios, que da la vida a cada individuo, tiene un significado y un objetivo para cada vida humana.
Diversamente de los peregrinos de otra época yo no traigo regalos u ofertas. Vengo sencillamente con una intención y una esperanza: rezar por el precioso regalo de la unidad y de la paz, más concretamente por Oriente Medio. La paz para los individuos, (...) para las comunidades, paz para Jerusalén, para Tierra Santa, para la región, para la especie humana. La paz engendrada por la justicia, la integridad y la compasión, que brota de la humildad, del perdón y del deseo profundo de vivir en armonía como una realidad única. La oración es esperanza en acción porqué a través de ella entramos en contacto amoroso con el único Dios, el creador universal y haciendo así nos damos cuenta de la futilidad de las divisiones y los prejuicios humanos y advertimos las posibilidades maravillosas que se abren ante nosotros cuando nuestros corazones se convierten a la verdad de Dios, a su proyecto para cada uno de nosotros y para el mundo".
El Santo Padre concluyó pidiendo a todos que rezasen "cada día por el mundo" y en particular en estos momentos por él durante su peregrinación, "por la conversión de los corazones al modo de perdonar y solidarizar que es propio de Dios, para que mi esperanza -dijo- nuestra esperanza para la unidad y la paz en el mundo dé frutos abundantes".
El Santo Padre concluyó pidiendo a todos que rezasen "cada día por el mundo" y en particular en estos momentos por él durante su peregrinación, "por la conversión de los corazones al modo de perdonar y solidarizar que es propio de Dios, para que mi esperanza -dijo- nuestra esperanza para la unidad y la paz en el mundo dé frutos abundantes".

1 comentario:
Muchas gracias D. Santiago!! Ya hemos transcrito sus comentarios en el website y a la gente le está gustando mucho.
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