
-"Qué es esto, quién vive aquí, allí, cuándo van a volver...
Otros soldados se apostaron en la terraza de la casa. Efectivamente nos confirmaron que no podríamos salir del edificio en ese momento. Cuando estaba ya a punto de pasar el Papa, uno de nosotros le preguntó al militar que estaba en la terraza si podía simplemente asomarse a la terraza que da a la calle para ver cómo pasaba el coche. El militar al principio contestó afirmativamente. Pero el que lo preguntaba insistió:
-"¿Y los guardias que están rodeando el edificio no me pegarán un tiro desde abajo si me asomo?" El militar contestó pensándolo mejor:
-"Es verdad, mejor no te asomes".
No se podía acceder a ninguna de las calles por la que iba a pasar el Papa: un policía cada 5 metros, un dirigible sobrevolando la zona con una cámara, francotiradores en las azoteas...
En la Misa con el Papa en Jerusalén, en el torrente Cedrón, había más policías que personas. Delante de los sacerdotes que concelebrábamos había una larga fila de policías mirándonos. Le pedimos al jefe que los apartara para poder concelebrar con cierta tranquilidad. Desde donde estábamos se divisaba el imponente muro del templo con sus almenas. Antes de la Misa, un sacerdote que estaba junto a mí, me hizo notar los militares que estaban apostados entre las almenas.
Antes de la Misa pude ver al Papa en el Patriarcado. En un momento dado decidí subir de la iglesia –donde tenía mi sitio reservado- al coro. Lo hice con cierto miedo de ser visto, pues la entrada estaba vigilada. A través de mis amigos seminaristas conseguí finalmente estar con ellos de pie en el coro antes de que llegara el Papa. Mientras me encontraba allí ya tranquilo, observé cómo se acercaban dos policías israelíes, una chica y un chico. Comprobé con horror cómo se acercaban a mí, y casi perdí el aliento. Pensé que se había acabado mi estancia en ese lugar privilegiado. Mi asombro fue grande cuando escuché su pregunta:
-"¿Nos podría decir qué hay que hacer para ser Cardenal?
Me quedé atónito. Siguieron haciéndome cantidad de preguntas, interesándose mucho por la Iglesia católica y por su jerarquía. Me agradecieron mucho las contestaciones que les dí, y luego -a la salida, cuando ya se había ido el Papa- uno de ellos volvió para darme de nuevo las gracias.

-"¿Nos podría decir qué hay que hacer para ser Cardenal?
Me quedé atónito. Siguieron haciéndome cantidad de preguntas, interesándose mucho por la Iglesia católica y por su jerarquía. Me agradecieron mucho las contestaciones que les dí, y luego -a la salida, cuando ya se había ido el Papa- uno de ellos volvió para darme de nuevo las gracias.
Se nota la sed de Dios que tiene la gente.
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