“Y acercándose el tentador le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes. El respondiendo dijo: Escrito está:No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que procede de la boca de Dios” (Mt 4, 3-4).
El pan, desde muy antiguo, es un elemento básico para la alimentación. En muchas ocasiones, cuando había escasez de comida, lo más básico era nutrirse de pan y poco más, de forma que este alimento en muchas épocas había salvado la vida de la población. Por eso en el mundo árabe y hebreo el pan es considerado como alimento sagrado, y no se debe tirar. Muchas veces por la calle te encuentras en una esquina, encima de una repisa o en un lugar de paso un trozo de pan. Esta muy mal visto arrojarlo a la basura, es como ser desagradecido con Dios por ese alimento que ha sido concedido.
Además había una costumbre desde antiguo, y es que todo pan se sellaba. Si el panadero -que había puesto su sello para que se supiera de quién venía- daba pan de mala calidad, se descubría fácilmente por el sello de donde provenía. A ese panadero hasta se le podía colgar. Cuando el Señor dice "Yo soy el pan de vida", está queriendo decir que ahí -en la Eucaristía- está verdaderamente y realmente presente Él mismo, que su sello es auténtico. De ahí el significado profundo del pasaje del Evangelio que hemos citado en el que el demonio tienta al Señor -que tenía mucha hambre- con la conversión de las piedras en panes.
El pan de pita -así se llama, aparece en la imagen- es muy antiguo. Ya se fabricaba con esta forma en la época de Jesucristo. En Tierra Santa lo seguimos tomando. Recuerda ese alimento tan sagrado, que el Señor escogió, para que se convirtiera verdaderamente en su Cuerpo.
El pan, desde muy antiguo, es un elemento básico para la alimentación. En muchas ocasiones, cuando había escasez de comida, lo más básico era nutrirse de pan y poco más, de forma que este alimento en muchas épocas había salvado la vida de la población. Por eso en el mundo árabe y hebreo el pan es considerado como alimento sagrado, y no se debe tirar. Muchas veces por la calle te encuentras en una esquina, encima de una repisa o en un lugar de paso un trozo de pan. Esta muy mal visto arrojarlo a la basura, es como ser desagradecido con Dios por ese alimento que ha sido concedido.
Además había una costumbre desde antiguo, y es que todo pan se sellaba. Si el panadero -que había puesto su sello para que se supiera de quién venía- daba pan de mala calidad, se descubría fácilmente por el sello de donde provenía. A ese panadero hasta se le podía colgar. Cuando el Señor dice "Yo soy el pan de vida", está queriendo decir que ahí -en la Eucaristía- está verdaderamente y realmente presente Él mismo, que su sello es auténtico. De ahí el significado profundo del pasaje del Evangelio que hemos citado en el que el demonio tienta al Señor -que tenía mucha hambre- con la conversión de las piedras en panes.
El pan de pita -así se llama, aparece en la imagen- es muy antiguo. Ya se fabricaba con esta forma en la época de Jesucristo. En Tierra Santa lo seguimos tomando. Recuerda ese alimento tan sagrado, que el Señor escogió, para que se convirtiera verdaderamente en su Cuerpo.