
La Comida Pascual es una especie de preparación de la Misa que enfoca nuestra atención en el corazón del misterio pascual, el Cordero que fue sacrificado y nos redimió de la esclavitud con su sangre. Y así nos prepara para entrar más de lleno en cada Misa, porque la Vigilia Pascual no fue únicamente el fin del viejo rito, sino el principio del nuevo. San Atanasio dice: "Cuando nos reunimos y comemos la carne de nuestro Señor y bebemos su sangre, celebramos la Pascua". La ceremonia de la Cena Pascual nos permite representar los eventos de la vigilia pascual como un drama-oración, para prepararnos para la verdadera representación de la vigilia pascual en la Santa Misa. Pero, ¿por qué Cristo usó la Cena Pascual para instituir la Eucaristía? Es importante que pensemos que esto representa la elección deliberada y completamente considerada de Cristo. Él envía a sus discípulos a preparar el Cenáculo. Él se preocupa acerca del tiempo y el lugar exacto y arregla todo cuidadosamente de antemano, diciéndole: ardientemente deseaba comer esta Pascua con vosotros antes de padecer; porque os digo que no la comeremos hasta que sea cumplida en el Reino de Dios (Lc. 22: 15-16).
La historia del Éxodo de Egipto que la Iglesia lee en preparación a los misterios pascuales, es la más grande parábola de nuestra Redención en el Antiguo Testamento. Cada detalle es significativo. Y, dentro de todos los acontecimientos de la Antigua Ley, el más significativo de todos es la sangre del cordero sacrificado salpicada en las puertas de los hijos de Israel para que el ángel vengador, que vino a matar al primogénito en toda casa de Egipto, "pasa de largo" las casas de los hebreos. La sangre del cordero profetiza el verdadero cordero cuya sangre liberó al mundo de la esclavitud del pecado. Dios ordenó que esta primera Pascua fuera conmemorada solemnemente en una festividad anual; la gente debía sacrificar un cordero y participar de su comida con pan ázimo y lechuga silvestre (un recuerdo de la huida apresurada de Egipto, cuando no hubo tiempo de llevar consigo pan con levadura), en agradecimiento por la libertad que fue un regalo de Dios. La fiesta de la Pascua anual llegó a ser un acontecimiento de primera importancia en la religión de Israel. Gradualmente el ritual llegó a ser más elaborado; gradualmente también la Pascua llegó a ser no únicamente una memoria del agradecimiento a Dios por la bondad de Israel en el pasado, sino como una profecía del futuro; justamente como Dios había una vez conducido al pueblo escogido, lejos de la esclavitud, para que un día los guiara al nuevo éxodo, a la era futura del Mesías.

Se sostiene generalmente que nuestro Señor celebró la Pascua con sus discípulos el jueves en la noche, anticipando en un día la Pascua legal de los discípulos. El Viernes Santo, a la hora precisa en que los corderos pascuales eran sacrificados en el Templo, símbolo elocuente del cumplimiento de las profecías el Cordero de Dios consumaba su sacrificio en la Cruz. El Viejo Pacto entre Dios y el pueblo escogido había sido sellado por la sangre de muchas víctimas. El Nuevo Pacto estaba ahora sellado por la sangre de la única víctima perfecta. El cordero figurado era reemplazado por le Cordero verdadero. El sacrificio ahora había sido hecho perfecto. Este mismo sacrificio profetizado en la Pascua judía, cumplido en el Calvario, es renovado en cada Misa. Tan a menudo como nosotros los cristianos, el pueblo escogido del Nuevo Testamento, comamos el pan y bebamos el vino, celebramos el misterio pascual. Como dice San Juan Crisóstomo, en cada Misa "es Cristo, quien aquí y ahora celebra la Pascua con sus discípulos. Y la mesa del altar es nada menos que la mesa de la Última Cena". Esta representación de la Comida Pascual es, entonces una preparación para el misterio pascual, como es renovada en cada Misa, y más especialmente como es celebrado el Jueves Santo y durante toda la Semana Santa...ahora que las ceremonias litúrgicas del Jueves Santo, Viernes Santo y Sábado Santo han sido restauradas a las horas de la noche, la dramatización puede hacerse apropiadamente a cualquier hora antes de la Misa del Jueves , y quizá mejor la noche del Miércoles Santo.
"Celebración de la Cena Pascual", de Mons. Mario De Gasperín
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