"En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la Palabra de Dios, estando él a la orilla del lago Genesaret; y vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes. Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: "Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar". Simón le respondió: "Maestro, hemos estado trabajando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes". Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse. Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían. Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: "Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador". Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado. Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: "No temas. Desde ahora serás pescador de hombres". Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron". (Lucas 5, 1-11).
Primero hablaremos de la atarraya, o red de mano. Esta clase de red es de forma circular y dispone de alrededor de cinco metros de diámetro. Tiene unas buenas mallas. Todos los bordes de la red están rodeados de plomos que sirven para hundirla. Un pedazo de cordel largo se asegura en el centro de la red. Este cordel se sostiene con la mano izquierda, y la red se recoge con la mano derecha. Después se arroja al mar efectuando un vuelo ancho con el brazo. Habitualmente se realiza esta operación sobre aguas poco profundas que se encuentran cerca de la ribera, pero también se puede hacer donde se observe que hay una mancha de peces. El centro de la red posteriormente es agarrado por el cordel, y llegados a este punto ya puede el pescador entrar en el agua para recoger la pesca.
Red barredera, o dragadora. Jesús usó esta clase de pesca o base para una de sus parábolas. “ Asimismo el reino de los cielos es semejante a la red, que echada en la mar, recoge toda clase de peces; la cual estando llena, la sacaron a la orilla; y sentados, recogieron lo bueno en cestas, y lo malo echaron fuera" (Mt. 13. 47, 48). La red es grande. Algunas veces puede llegar a medir unos cien metros de largo y unos dos y medio de ancho. Los cordeles se situan en los extremos de la red. Se le ponen corchos a lo largo de uno de los lados para mantenerla flotando mientras que el otro lado tiene pedazos de plomo con objeto de hundirla. Algunas veces la red la echaban entre dos barcos, tirando de ella desde los dos lados. Los barcas se tenían que situar de tal manera que tenían que encerrar un espacio circular. De esta forma, cuando los barcos se acercan entre sí, se va haciendo cada vez más pequeño el circulo, y los peces quedan dentro. Los peces son cercados como en un saco, y luego metidos en los barcos. Algunas veces se coloca la red de tal manera que puede sacarse desde tierra. Entonces, uno de los extremos los lleva una de las barcas mar adentro, tan lejos como es posible. Luego vuelve con el extremo de red trayéndolo en derredor y con un giro hacia el lugar en que comenzó. En ese momento los hombres usan el mismo método de tirar de las redes y traer el pescado a tierra.
De nuevo las dos barcas extienden la red entre ellos a cierta distancia de la playa, forzando a los peces a entrar a ella. No debe haber obstrucciones rocosas para que este proceso llegue a buen resultado. Esta manera de pescar ilustra el valor del esfuerzo cooperativo. Varios hombres trabajan juntos. Algunos remando, otros tirando de las cuerdas con gran fuerza, y otros arrojando piedras, o simmplemente tratando de asustar a los peces para que no se salgan. Cuando se acercan a la playa sujetan los bordes de la red y la sacan a tierra. Ya solo queda recoger los peces. Después de haber recolectado el pescado se divide en los distintos tipos de peces, como hemos leído que se indica en la parábola de Jesús. Los que no sirven los echan fuera.
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