En la ventana derecha de la fachada principal de la Iglesia del Santo Sepulcro reposa una escalera. La llaman “la escalera inamovible”. Pocas veces desde 1757 ha sido movida.
Alguien trató de robarla en 1981, y fue detenido de inmediato por la policía israelí; en 1997, un bromista logró esconderla por varias semanas, hasta que fue descubierta y devuelta a su sitio; y un grupo de obreros tuvo que moverla en 2009 para al levantar unos andamios para reparar el campanario.
De hecho, la escalera ha estado allí, fija, desde mediados del siglo XVIII ¿por qué?
Como la mayoría de los lugares y templos de Tierra Santa, la Iglesia del Santo Sepulcro es lugar de culto de numerosas y diversas confesiones cristianas.
En el siglo XVIII, durante el reinado del sultán otomano Osman III, se firmó forzosamente el Acuerdo del Status Quo: amén de dividir Jerusalén en cuadrantes, el sultán también decretó que quienquiera que controlase cierta área en el momento, la controlaría indefinidamente. Pero si múltiples grupos tenían cierta autoridad sobre cierto sitio, debían acordar entre todos, por unanimidad, cualquier cambio efectuado en el sitio, por mínimo que sea.
Si bien este decreto se mostró útil a la hora de evitar imposiciones de unos grupos sobre otros, también ha hecho imposible el adecuado mantenimiento de varios de estos sitios de peregrinaje: a no ser que todas las partes estén absolutamente de acuerdo, no hay nada que se pueda hacer.
Actualmente, seis grupos cristianos tienen derechos sobre el templo, y ya nadie tiene muy claro a quién pertenece ni esa cornisa, ni la ventana en la que se apoya la escalera ni a quién pertenece la escalera misma. Algunos señalan que es de la Iglesia Armenia Apostólica.
Sin embargo, la escalera tiene hoy, además, un significado anexo. Durante su visita a Tierra Santa a mediados de la década de los sesentas del siglo XX, el papa Paulo VI vio con dolor cómo la escalera, que si bien ha sido hasta ahora un símbolo del Acuerdo del Status Quo, también se había convertido en un triste testimonio de las escandalosas divisiones entre cristianos. Así, y tomando en cuenta que la Iglesia Católica Romana es uno de los seis grupos con poder de veto y voto sobre cualquiera de los cambios a realizar en el templo, decretó que la escalera no se moviese hasta que las divisiones entre cristianos no se resolviesen.
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