En la última entrada del año quería hacer un resumen de lo que hemos vivido en Tierra Santa estos meses. Los días de Navidad son muy especiales, y en ellos queremos hablar de paz, amor, esperanza y libertad. Y eso es lo que ha hecho el Patriarca latino de Jerusalén en su mensaje de Navidad al resumir el año. Me gustaría recoger algunas ideas de las que dijo para que le agradezcamos al Señor todo lo que nos ha dado y siguamos pidiéndole por el futuro de Tierra Santa.
En primer lugar valoró el Sínodo para Oriente Medio, celebrado en Roma del 10 al 24 de octubre como una ocasíón única que nos brindó el Santo Padre para invitar a los cristianos que vivimos en Oriente Medio para que seamos buenos creyentes y buenos ciudadanos. Ya que, explicaba, la fe -lejos de alejarnos de la vida pública- nos hace implicarnos más en la edificación de nuestra sociedad, tanto en los países árabes como en Israel. En el Sínodo pudimos poner el dedo en nuestras llagas y en nuestros miedos, pero al mismo tiempo, también pudo ser una ocasión para expresar nuestras expectativas y nuestras esperanzas. Además subrayó la importancia del diálogo ecuménico e interreligioso: tenemos la esperanza de que este diálogo pueda progresar no sólo dentro de los círculos intelectuales, entre expertos y teólogos, sino en todas las clases de la sociedad, conviertiéndose cada vez más en un diálogo de vida. Asimismo, el Sínodo condenó la violencia, el fundamentalismo religioso, el antisemitismo, el antijudaísmo, el anticristianismo y la islamofobia, e invitó a las religiones a “asumir sus responsabilidades en la promoción del diálogo de las culturas y de las civilizaciones en nuestra región y en el mundo entero".
Otro motivo de esperanza es que el turismo religioso y las peregrinaciones a Tierra Santa están conociendo cifras récord. Hasta el mes de noviembre de 2010 tres millones de personas han visitado Tierra Santa. Este número podría aumentar hasta alcanzar los 3.400.000 visitantes, cifra nunca alcanzada hasta ahora, ni siquiera en el año jubilar del 2000, que había obtenido, por lo demás, resultados considerables. Esto refleja de modo significativo la dimensión universal de Jerusalén, de Belén y de Nazaret. También nos parece importante subrayar la buena acogida ofrecida a los peregrinos por el pueblo árabe -especialmente en su iglesias y lugares Santos-, la acogida del pueblo israelí, y el trabajo de calidad llevado a cabo por los Ministerios de Turismo tanto en Israel como en Palestina.
Otro motivo de esperanza es que el turismo religioso y las peregrinaciones a Tierra Santa están conociendo cifras récord. Hasta el mes de noviembre de 2010 tres millones de personas han visitado Tierra Santa. Este número podría aumentar hasta alcanzar los 3.400.000 visitantes, cifra nunca alcanzada hasta ahora, ni siquiera en el año jubilar del 2000, que había obtenido, por lo demás, resultados considerables. Esto refleja de modo significativo la dimensión universal de Jerusalén, de Belén y de Nazaret. También nos parece importante subrayar la buena acogida ofrecida a los peregrinos por el pueblo árabe -especialmente en su iglesias y lugares Santos-, la acogida del pueblo israelí, y el trabajo de calidad llevado a cabo por los Ministerios de Turismo tanto en Israel como en Palestina.
El Patriarca expresó también su agradecimiento respecto a la obtención de visados para religiosos, seminaristas y voluntarios, pues ha experimentado una notable mejoría en este año.
Por otro lado el pasado 7 de diciembre se retomaron los coloquios entre la Santa Sede y la Autoridad Palestina con el objetivo de poner en práctica el Acuerdo de base estipulado en 2000. Estos se refieren principalmente a la libertad religiosa y la legislación en materia fiscal. Rezamos por el éxito de estos coloquios y de la misma forma por los que ya están en marcha con Israel.
El pasado mes de noviembre el Patriarca pudo visitar diversos países de América Latina: Chile, Argentina, Honduras y Colombia. Se vio con los obispos de estos países, con las máximas autoridades civiles, y sobre todo con los fieles que viven “en la diaspora”. Sólo en Chile hay más de 400.000. Se trata en su mayor parte de emigrados entre 1900 y 1950 a causa de problemas debidos a la pobreza y a las condiciones de inseguridad. Comprobó que actualmente están bien integrados, y muchos de ellos le expresaron su disponibilidad para sostener nuestros proyectos y para venir en peregrinación a Tierra Santa.
También el Patriarca mencionó algunos grandes proyectos que el Patriarcado Latino está intentando llevar a cabo. Mencionó el nuevo Hospital Psiquiátrico de Belén, que llevará el nombre de Benedicto XVI, la Universidad de Madaba -en Jordania-, que comenzará su actividad el próximo octubre, y el nuevo Sitio para peregrinos en Jordania, en los lugares del Bautismo de Cristo.
Por otro lado el pasado 7 de diciembre se retomaron los coloquios entre la Santa Sede y la Autoridad Palestina con el objetivo de poner en práctica el Acuerdo de base estipulado en 2000. Estos se refieren principalmente a la libertad religiosa y la legislación en materia fiscal. Rezamos por el éxito de estos coloquios y de la misma forma por los que ya están en marcha con Israel.
El pasado mes de noviembre el Patriarca pudo visitar diversos países de América Latina: Chile, Argentina, Honduras y Colombia. Se vio con los obispos de estos países, con las máximas autoridades civiles, y sobre todo con los fieles que viven “en la diaspora”. Sólo en Chile hay más de 400.000. Se trata en su mayor parte de emigrados entre 1900 y 1950 a causa de problemas debidos a la pobreza y a las condiciones de inseguridad. Comprobó que actualmente están bien integrados, y muchos de ellos le expresaron su disponibilidad para sostener nuestros proyectos y para venir en peregrinación a Tierra Santa.
También el Patriarca mencionó algunos grandes proyectos que el Patriarcado Latino está intentando llevar a cabo. Mencionó el nuevo Hospital Psiquiátrico de Belén, que llevará el nombre de Benedicto XVI, la Universidad de Madaba -en Jordania-, que comenzará su actividad el próximo octubre, y el nuevo Sitio para peregrinos en Jordania, en los lugares del Bautismo de Cristo.
Por último el Patriarca se refirió al terrible incendio que devastó bosques enteros en Haifa. Espresó su agradecimiento por la solidaridad internacional. Señalaba además que el hecho de que la Autoridad Palestina pusiera a disposición cuadrillas de bomberos ha sido además un gesto muy significativo. Puede representar el comienzo de una colaboración fructífera y confiamos en que pueda continuar en condiciones favorables, cuando la paz tan deseada reine sobre esta tierra martirizada.
Termino con unas palabras pronunciadas recientemente por el Papa Benedicto XVI, con motivo de la masacre llevada a cabo contra los cristianos de Bagdad en la Iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, y que el Patriarca quiso citar al final de su mensaje. Expresan la esperanza ante la plaga de fundamentalismo y violencia que estamos viviendo: “Ante los crueles episodios de violencia, que siguen devastando las poblaciones de Oriente Medio, quisiera finalmente renovar mi llamamiento apremiante a la paz: esta es don de Dios, pero es también el resultado de los esfuerzos de los hombres de buena voluntad, de las instituciones nacionales e internacionales. ¡Que todos unan sus fuerzas para que termine toda violencia!
Formulamos junto con el Patriarca al final de este año, nuestros cordiales augurios de una reconciliación entre nuestros pueblos, entre israelíes y palestinos. Es tiempo de comprometerse juntos por una paz sincera, justa y definitiva. Le pedimos al Señor que la alegría y la paz de la Navidad se difunda en los corazones de todos los hombres.
Termino con unas palabras pronunciadas recientemente por el Papa Benedicto XVI, con motivo de la masacre llevada a cabo contra los cristianos de Bagdad en la Iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, y que el Patriarca quiso citar al final de su mensaje. Expresan la esperanza ante la plaga de fundamentalismo y violencia que estamos viviendo: “Ante los crueles episodios de violencia, que siguen devastando las poblaciones de Oriente Medio, quisiera finalmente renovar mi llamamiento apremiante a la paz: esta es don de Dios, pero es también el resultado de los esfuerzos de los hombres de buena voluntad, de las instituciones nacionales e internacionales. ¡Que todos unan sus fuerzas para que termine toda violencia!
Formulamos junto con el Patriarca al final de este año, nuestros cordiales augurios de una reconciliación entre nuestros pueblos, entre israelíes y palestinos. Es tiempo de comprometerse juntos por una paz sincera, justa y definitiva. Le pedimos al Señor que la alegría y la paz de la Navidad se difunda en los corazones de todos los hombres.