
El lugar más sagrado, donde habitaba la gloria de Dios, era el Sancta Sanctorum. Este era exactamente cúbico. En medio de él se guardaba el mayor tesoro del pueblo: el Arca de la Alianza y el propiciatorio. El Arca era de madera de Setín y estaba revestida exterior e interiormente de oro purismo. Tenía cuatro anillas de oro en los ángulos por las cuales pasaban dos varas de madera de Setín, doradas, que nunca debían retirarse y que servían para transportar el Arca. En el Arca quedaron depositadas las tablas de la Ley, el vaso con el maná, y más tarde la vara de Aarón. El propiciatorio cubría el Arca, era lo que la tapaba y protegía. Se trataba de una plancha de oro purísimo sobre la que estaban dos querubines de oro repujado, puestos frente a frente, ladeados, y con sus alas extendidas protegiendo el Arca y señalando a la vez el centro de la misma. Se llama propiciatorio pues por ahí se derramaba la sangre de los sacrificios. Encima del propiciatorio estaba la nube, que era la gloria de Dios. La nube se llamaba “el Kabod”, que significa “la gloria”.
El Sancta era la otra parte de la tienda de campaña, de menor importancia que el Sancta Sanctorum, pero que también era un lugar sagrado. En esta habitación se colocaba la mesa con los panes de la proposición. Encima de la mesa se ponían en dos pilas de seis —sobre dos platos— doce tortas delgadas, según el número de las tribus de Israel. También se colocaban sobre esta mesa unas vasijas de oro con vino, que se ofrecía a Dios derramándose en el altar de los holocaustos al quemarse el incienso. Frente a esta mesa se colocaba el candelabro de oro de siete brazos, que debía arder día y noche delante del Señor. Y más cercano al velo del Sancta Santorum estaba situado el altar del incienso, que era de oro.
Todo el Antiguo Testamento encierra profunda relación con el Nuevo Testamento. La Iglesia de Cristo como el Tabernáculo es un todo majestuoso, armónico, que es de Dios. Sus más preciosos tesoros son los que están escondidos en el Arca que simboliza el Sagrario, donde está Cristo. Las tablas de la Ley eran de piedra, mientras que la ley de Cristo es de amor, viene del corazón y es el Evangelio, la nueva Ley del amor traída por Cristo. La mesa de los panes de la proposición es el pan del cielo, el Santísimo Sacramento. El candelabro es el Evangelio y sus siete brazos simbolizan los siete dones del Espíritu Santo y los siete Sacramentos. El altar de los holocaustos es el madero de la Cruz
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