Herodes el Grande convirtió Cesarea marítima en un puerto esplendoroso. Era la capital romana de Judea en la época de Cristo y de Pablo. Estaba situada en la costa del mar Mediterraneo, a 51 Km. al norte de Jope, y a unos 96 Km. al noroeste de Jerusalén.
Herodes el Grande comenzó a edificar la ciudad en el año 25 a.C., y la terminó el año 13 a.C., él la llamó Cesarea, en honor de Augusto César, y la hizo capital romana de Judea. En poco tiempo se convirtió en un puerto marítimo de importancia, en un gran centro comercial y en una de las ciudades más atractivas de la época.
Estaba tan bien edificada y planificada que era conocida como “la pequeña Roma”. Felipe, el evangelista, vivió en ella. También Cornelio, el centurión romano, y Pablo estuvo prisionero allí dos años, durante los cuales compareció ante Félix, Festo y el rey Agripa.
La ciudad permaneció a merced de muchos pueblos, hasta el año 1.256 d.C., cuando el sultán Bibars de Egipto la conquistó y destruyó sus muros. Los hallazgos más importantes hasta ahora por parte del Departamento de Antigüedades del Gobierno de Israel, incluyen un castillo de los cruzados, el teatro, el anfiteatro, el hipódromo y el piso de una sinagoga judía, donde, posiblemente, Cornelio asistía a servicios religiosos, y la que Felipe, Pedro y Pablo visitaron.
En el teatro se encontró una piedra que tenía inscritos los nombres de Pilato y Tiberio. Fue la primera vez que se encontró el nombre de Pilato en una inscripción de piedra. También se desenterró un templo de gran tamaño dedicado al César de Roma, que contenía una gran estatua del emperador.
En 1.960, la expedición Link a Israel exploró el plano del gran puerto construido por Herodes el Grande y las exploraciones submarinas realizadas contribuyeron a confirmar la descripción de Josefo del enorme y grandioso puerto de Cesarea. Hoy día esta ciudad recibe el nombre de Caiseri.
En el libro de Hechos se nombra esta ciudad, en el episodio de Felipe y el etíope: “Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino. Pero Felipe se encontró en Azoto; y pasando, anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea". (Hechos 8:38-40)
La ciudad de Cesarea también es testigo de la visión de Cornelio, el centurión romano: “Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada la Italiana, piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre”. (Hechos 10:1)
El apóstol Lucas nombra esta ciudad cuando Pablo es enviado a Felix, el gobernador: “Y llamando a dos centuriones, mandó que preparasen para la hora tercera de la noche doscientos soldados, setenta jinetes y doscientos lanceros, para que fuesen hasta Cesarea; y que preparasen cabalgaduras en que poniendo a Pablo, le llevasen en salvo a Félix el gobernador”. (Hechos 23:23-25)
Y cuando Pablo apela a César: “Llegado, pues, Festo a la provincia, subió de Cesarea a Jerusalén tres días después. Y los principales sacerdotes y los más influyentes de los judíos se presentaron ante él contra Pablo, y le rogaron, pidiendo contra él, como gracia, que le hiciese traer a Jerusalén; preparando ellos una celada para matarle en el camino. Pero Festo respondió que Pablo estaba custodiado en Cesarea, adonde él mismo partiría en breve. ”. (Hechos 25:1-3)
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