sábado, 24 de febrero de 2018

Creer lo que anunciaron los profetas

Resultado de imagen de saxum camino de emaus«El mismo día, dos de ellos iban a una aldea llamada Emaús, que distaba de Jerusalén sesenta estadios. Y conversaban entre sí de todo lo que había acontecido. Y sucedió que, mientras comentaban y discutían, Jesús mismo se acercó y caminaba con ellos; pero sus ojos estaban incapacitados para reconocerle. Y les dijo: ¿Qué conversación lleváis entre los dos mientras vais caminando? Y se detuvieron entristecidos. Uno de ellos, de nombre Cleofás, le respondió: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabe lo que ha pasado allí estos días? Él les dijo: ¿Qué ha pasado? Y le contestaron: Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y ante todo el pueblo: cómo los príncipes de los sacerdotes y nuestros magistrados lo entregaron para que lo condenaran a muerte y lo crucificaron. Sin embargo nosotros esperábamos que él sería quien redimiera a Israel. Pero con todo, es ya el tercer día desde que han pasado estas cosas. Bien es verdad que algunas mujeres de las que están con nosotros nos han sobresaltado, porque fueron al sepulcro de madrugada y, al no encontrar su cuerpo, vinieron diciendo que habían tenido una visión de ángeles, los cuales les dijeron que está vivo. Después fueron algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como dijeron las mujeres, pero a él no le vieron. Entonces Jesús les dijo: ¡Oh necios y tardos de corazón para creer todo lo que anunciaron los profetas! ¿No era preciso que el Cristo padeciera estas cosas y así entrara en su gloria? Y comenzando por Moisés y por todos los Profetas les interpretaba en todas las Escrituras lo que se refería a él.

Resultado de imagen de discipulos de emaus. Aristides artalEl cuadro es del artista Arístides Artal, y está en Saxum, en el auditorio del centro de visitantes. La pintura representa el momento del encuentro del Jesús en el camino a Emaús con dos de sus discípulos.

Hoy me quiero fijar en las palabras que les dijo el Señor: ¡Oh necios y tardos de corazón para creer todo lo que anunciaron los profetas! ¿No era preciso que el Cristo padeciera estas cosas y así entrara en su gloria? Y comenzando por Moisés y por todos los Profetas les interpretaba en todas las Escrituras lo que se refería a él. En estos días de la cuaresma, con el objetivo de que nos sirva como preparación para la Semana Santa, queremos repasar las profecías del Antiguo Testamento que hablaban de la Pasión del Señor.

Esto es lo que se quiere hacer desde el Centro de Visitantes de Saxum. Marcar el camino de Emaús con el fin de que se pueda recorrer escuchando las palabras que Jesús les dijo a los dos discípulos. Para eso se ha profundizado en el paralelismo entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. El Señor les citó y explicó las profecías que se referían a Él, a su Pasión y a su Resurrección. Las recogeremos en las siguientes entradas con intención de que nos sirvan para vivir bien la cuaresma y prepararnos para la Semana Santa.

sábado, 17 de febrero de 2018

Peregrinación cuaresmal a Dominus flevit

El calendario de Cuaresma en Tierra Santa es rico e intenso. En la segunda semana del tiempo cuaresmal inician las peregrinaciones a los santuarios de la Pasión y Muerte de Jesús, una tradición de muchos siglos, que ha sido mantenida viva por los franciscanos de Jerusalén, que culminará en la Semana Santa.

“En Tierra Santa somos afortunados porque podemos seguir a Jesús, escucharlo en todos los lugares en donde se manifestó y nos amó. Es un itinerario completo, porque la característica de Tierra Santa es definida por esta palabra: hic, aquí. Yo logro ver con mis propios ojos y tocar con mis manos”.

La primera celebración se realiza en el Santuario del Dominus Flevit, que significa “El Señor lloró”. El pequeño santuario situado en el Monte de los Olivos acoge a la comunidad local y a los peregrinos para la celebración de la misa.

Al acercarse y ver la ciudad, lloró por ella, diciendo: «¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz! Pero ahora ha quedado oculto a tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, en que tus enemigos te rodearán de empalizadas, te cercarán y te apretarán por todas partes, y te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos que estén dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de tu visita» (Lc 19, 41-44).

La peregrinación cuaresmal, que es sobre todo un camino de meditación y que cada semana tendrá una etapa ante un santuario diverso, comienza desde aquí, desde este lugar desde el cual es posible contemplar el panorama espléndido de una ciudad santa y amada por Dios, pero que continúa llena de contradicciones y sufrimientos.

Impresiona aún más pensar en el nombre y en el evento al que se refiere este santuario: “Dominus Flevit”, El Señor lloró aquí, en Jerusalén porque ésta “no había comprendido la vía de la paz”.

“Este llanto de Cristo continúa y todavía hoy es muy actual porque la gente sufrirá hasta que no reconozca en Él al verdadero Mesías y es difícil responder cuál es la verdadera causa de estos problemas, que vivimos en estos días, en estos años en Jerusalén, en la ciudad santa, en su ciudad”

sábado, 10 de febrero de 2018

Cristo llora al ver la ciudad de Jerusalén

Narran los Evangelios que en el Domingo de Ramos, durante el cortejo de su entrada triunfal en Jerusalén, cuando pasaba en las proximidades del Huerto de los Olivos, Jesús se detuvo por un momento. Tenía él delante de sí el bello panorama, en el cual se destacaba el majestuoso Templo, cuyos portales habían sido cruzados a lo largo de los siglos por tantas generaciones de fieles, y sobre todo Profetas, Reyes y grandes personajes bíblicos. Allí, de tantos modos, se manifestara el propio Dios.

En medio al silencio de la multitud, el Divino Maestro se detuvo para considerar aquel escenario, recordando las disposiciones de sus habitantes a lo largo de tres años de predicaciones. ¡Entonces, lloró!

Consideraba el empeño con que invitara al pueblo de Israel para trillar la vía de una profunda conversión, y el rechazo con que este llamado fue respondido. Rechazo que se consumaría con su condenación y crucifixión.

"Oh, si tú al menos en ese día que te es dado, conocieseis lo que puede traerte la paz. Pero no, eso está oculto a tus ojos. Vendrán sobre ti días en que tus enemigos te cercarán de trincheras, te sitiarán y te apretarán por todos lados" - exclamó Jesús (Lc, 19, 40)

"¡Jerusalén, Jerusalén, que matas los profetas y apedreas aquellos que te son enviados! ¡Cuántas veces yo quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus pollitos debajo de sus alas... y tú no quisiste!" (Mt. 23, 37).

Dos mil años transcurrieron desde que esas lágrimas brotaron del rostro de Jesús. A lo largo de los años y de los siglos, la Iglesia viene recordando tal episodio en sus lecturas litúrgicas, sobre todo en la Semana Santa. Además, lo recuerda también un simple monumento, esto es, una Capilla edificada en el lugar donde se dio el llanto.

El pequeño templo, concebido con el formato que evoca una gota de lágrima, fue edificado en 1950 sobre las ruinas de un pequeño oratorio de los primeros siglos de la era Cristiana, del cual se conservan algunos trazos.

La Capilla es designada en latín con el título Dominus Flevit, que significa El Señor Lloró.

Una amplia ventana permite al sacerdote Celebrante, así como a los fieles, contemplar a lo lejos la ciudad Santa de Jerusalén, en la misma perspectiva que lo hizo el Divino Maestro hace dos mil años.

La posición de su altar - junto a una amplia y artística ventana semicircular - permite que el Celebrante, como también el público, tenga delante de sí el mismo escenario de Jerusalén, contemplado antes por el propio Cristo.

El altar de mármol ostenta un bello mosaico con la artística figura de una gallina protegiendo a sus pollitos debajo de las alas abiertas. Esa ave, tan común en los menús domésticos de los pueblos, fue elevada por Nuestro Señor en sus predicaciones, que la comparó a la protección de los padres a sus hijos. Por eso, en la decoración de un altar simboliza al propio Salvador, en su amor por la humanidad.

En una de sus homilías sobre el Domingo de Ramos, comenta Monseñor João Clá, que "la realeza de Jesucristo proclamada en su solemne entrada en Jerusalén, se tornaría pretexto de su condenación. ¿Por qué? Por el odio de los que no quieren aceptar la invitación para un cambio de vida. Jesús venía predicando una nueva perspectiva del Reino de Dios, bien diferente de aquella que ellos tanto deseaban, y por eso fue rechazado. Vemos que si la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén precedía las humillaciones de su Pasión, esta, a su vez, prenunciaba la verdadera glorificación de Jesús, conforme sus propias palabras a los discípulos de Emaús, después de la Resurrección: "¿Por ventura no era necesario que Cristo sufriese para que así entrase en la gloria? (Lc 24, 26).

En el altar de la Capilla un mosaico evoca el deseo del Divino Maestro de acoger bajo su protección al pueblo de Israel, como la gallina acoge y protege sus pollitos.

P. Colombo Nunes Pires, EP.

sábado, 3 de febrero de 2018

Encuentran sellos con nombres de reyes bíblicos

Nuevos hallazgos muestran la presencia de nobleza de procedencia israelita en la capital del reino de Judá cien años después de la caída de Samaria. El sello se encuentra muy bien conservado, a pesar de tener más de 2.500 años de antigüedad

La Autoridad de Antigüedades de Israel ha anunciado el hallazgo de piezas y sellos de arcilla de hace más de 2.500 años en Jerusalén. Estos sellos llevan nombres vinculados a los reyes de Israel que aparecen descrito en la Biblia. 

Los sellos de arcilla se utilizaban en Jerusalén, la capital del Reino de Judá, para las cartas y documentos que se enviaban. En el sello figuraba la marca o el nombre del remitente, aportando una valiosa información a los arqueólogos e historiadores sobre la vida y las costumbres en las ciudades de este período. 

Estos sellos se hallaron en las excavaciones que se están realizando en la localización donde se hallaron muros y objetos con restos de la destrucción que se produjo en Jerusalén por la invasión babilónica, en el 586 a.C. 

Entre las docenas de elementos se encuentra el singular hallazgo de un sello intacto, con el nombre de “Ahiav ben (hijo de) Menahem”, nombres que en la Biblia apuntan a dos reyes de Israel, reino que cayó en el 722 a.C. a manos de Asiria. Por eso, es llamativo que el sello se ha encontrado en la que entonces era la capital del Reino de Judá, Jerusalén.

Según el codirector Ortal Chalaf, estos nombres israelitas y otras conclusiones apuntan a la posibilidad de que después de la destrucción de Israel a manos de Asiria, algunos refugiados huyeron del Reino de Israel para el Reino de Judá, y se establecieron en Jerusalén. 

Después de asentarse, “el uso de sus nombres en la correspondencia oficial muestra que estos israelitas ganaron importantes papeles en el gobierno de Judá”, considera Joe Uziel, director de la excavación. En el caso de Menahem, este nombre se encuentra en el 2º libro Reyes 15. En cuanto a Ahiav, es similar al nombre de “Ahab” o “Acab”, otro de los famosos reyes de Israel. Uziel considera que el uso de este nombre al parecer era bastante común tanto en Israel como en Judá, y así se refleja además en otras citas de Jeremías y también en fuentes extrabíblicas, como Flavio Josefo.