sábado, 31 de julio de 2010

Iglesia de San Esteban. L`ecole Biblique

La actual basílica de San Esteban está construida sobre el emplazamiento de una gran iglesia bizantina. En el siglo XIX, cuando Europa estaba en pleno redescubrimiento de la Tierra Santa, los dominicos, cuya presencia está atestiguada en Jerusalén en el año 1237, se propusieron restaurar una casa en la Ciudad Santa. Este proyecto responde a la voluntad del Padre Mateo Lecomte, al regresar de una peregrinación a Jerusalén en la primavera de 1882. Un convento de los dominicos comenzó en los locales de la iglesia dedicada a San Esteban, de 26 de diciembre de 1884. Se edificó en el lugar donde se encontraba la basílica bizantina que, fue construida poco después de 431 por Juvenal, obispo de Jerusalén, con la asistencia de la emperatriz Eudocia. El 15 de mayo 439 San Cirilo de Alejandría, presidió la ceremonia de dedicación. Eudocia financió la ampliación y embellecimiento del edificio. Pero dándose cuenta que le quedaba poco de vida, hizo una segunda dedicación el 15 de junio 460, sin esperar a su finalización. Cuando murió, 20 de octubre 460, fue enterrada allí. La iglesia estaba flanqueada por un monasterio bizantino. El lugar también es famoso, ya que alrededor del año 516, unos diez mil monjes se reunieron en la casa "venerable mártir Esteban," para defender la doctrina de Calcedonia sobre las dos naturalezas de Cristo. Los persas destruyeron la iglesia y todos los edificios monásticos en el año 614. Una pequeña capilla fue erigida a continuación, en un lado del atrio. Luego se autorizó una colonia de leprosos. Los cruzados procedieron a su restauración en 1099. Pero en 1187 se demolió, para evitar que los ejércitos de Saladino la usaran como refugio militar durante su asedio a la Ciudad Santa. La iglesia reconstruida se consagró el 13 de mayo 1900. Está decorada con muchas pinturas interesantes relacionados con los estudios bíblicos y la Orden de Predicadores.

sábado, 24 de julio de 2010

Los olivos de Getsemaní

En la vertiente oriental del valle del Cedrón, al pie del monte de los Olivos, existen todavía algunos cercados; uno de ellos, comúnmente llamado el “huerto de los Olivos”, tiene una extensión de unos 1200 metros cuadrados, y se extiende a la derecha del sendero el monte de los Olivos. A este lugar se le ha llamado Getsemaní. Este nombre proviene de la forma griega del vocablo hebreo gat shmanim, que significa prensa de aceite. Los ocho olivos del huerto contiguo son muy antiguos, pero resulta difícil establecer su edad ya que renuevan tanto sus troncos como sus raíces, por lo que un árbol de aspecto juvenil puede tener raíces muy antiguas. La edad de estos olivos ha suscitado discusiones. Numerosos peregrinos antiguos, e incluso guías actuales, los consideran como retoños de los olivos de la época de Cristo. Estos viejos olivos los menciona por primera vez Luis de Rochechouart, obispo de Saintes, en el 1461; este eclesiástico afirmaba que eran aquellos mismos de los tiempos evangélicos. Un poco de historia nos puede ayudar. Durante el asedio de Jerusalén, en el año 70 d.C., los romanos destruyeron el campo circundante y cortaron todos los árboles necesarios para la construcción de terraplenes. La región se hallaba tan arrasada, que los soldados se vieron obligados a buscar madera a unos 17 ó 18 kilómetros de la ciudad. Añadamos que la tala de árboles alrededor de las murallas, facilitaba la vigilancia e impedía los intentos de huida de los asediados. El huerto de los Olivos debió de sufrir el mismo destino. Pero el dato clave proviene de lo que decía ya en el siglo I el naturalista Plinio el Viejo: el olivo no muere, sino que renace de su tocón. Pero esto no sucede siempre pues, por ejemplo, el hecho no se verificó para un noveno olivo de Getsemaní, ya que peregrinos del siglo XVII dijeron que había sido cortado, o muerto de viejo, y que no retoñó. Los botánicos no ignoran, además, que el tocón de un olivo, especialmente de un viejo olivo, no contribuye al estudio de su desarrollo vegetativo. Aquí la arqueología nos es útil. Entre los viejos olivos, fue descubierto un resto de mosaico bizantino, que pertenecía seguramente al pavimento de un anexo norte de la Iglesia del siglo IV. Además, uno de los olivos ocultaba incluso una tumba de la época de las cruzadas. Ya en 1909, durante las excavaciones de la Iglesia de los cruzados, con orientación distinta a la de la época bizantina, se verificó algo parecido: un venerable olivo, por su antigüedad y por la tradición local, reposaba sencillamente sobre el pavimento de la Iglesia medieval.

Este lugar, llamado por los peregrinos del siglo XIII, y siglos posteriores, “campo de las flores”, “huerto florido” aparece desde el siglo XIV, dividido en numerosas parcelas, por senderos y pequeños muros. En 1681, los franciscanos adquirieron la posesión del huerto de los olivos, del cual han mantenido el aspecto rústico. Para proteger los olivos, se vieron obligados a construir una cerca más alta, en el 1848, a la que sustituyó el actual nuevo muro del 1959.

Recientemente estuvieron unos expertos de la UNESCO analizando los olivos. Dijeron que sólo había dos sitios conocidos en el mundo, que tuvieran olivos tan antiguos: aquí y en Cerdeña. Y afirmaban que estos árboles al menos tenían 2000 años de antigüedad.

sábado, 17 de julio de 2010

Basílica de la Agonía

En octubre de 1919 la Custodia de Tierra Santa puso la primera piedra de la iglesia sobre el sitio donde se pensaba que estuvo construida la antigua del siglo IV. El proyecto había sido confiado al arquitecto Antonio Barluzzi. Efectivamente, cuando comenzaron los trabajos descubrieron, en 1920, a unos dos metros debajo del pavimento medieval, los restos de un magnífico mosaico. El arquitecto inmediatamente ordenó retirar los nuevos cimientos e iniciar las excavaciones. Después del descubrimiento de la iglesia bizantina, fue necesario revisar la planta del nuevo edificio. Los trabajos duraron del 19 de abril de 1922 hasta el 15 de junio de 1924, día de la consagración del nuevo santuario.
Numerosos países contribuyeron a los gastos de la construcción. Sus escudos están reproducidos en las bóvedas y en los mosaicos absidales. Son estos: en la nave lateral izquierda, comenzando desde el ábside, Argentina, Brasil, Chile, Méjico; en el centro, Italia, Francia, España, Inglaterra; a la derecha, Bélgica, Canadá, Alemania, Estados Unidos de América. Los mosaicos absidales fueron donados por Irlanda, Hungría y Polonia; la corona de la “Roca de la Agonía”, por Australia. A causa de esta aportación internacional, el edificio recibió el nombre de “iglesia de todas las Naciones”.
El edificio tien planta basilical, con tres ábsides, como la antigua iglesia bizantina. Sin embargo, la destrucción de esta última, casi completa, dejó a los constructores la elección del estilo arquitectónico y, especialmente, de la altura. Por su carácter universal, la arquitectura romana clásica de la misma época de Cristo era la más apropiada. Sin embargo, en el proyecto del Maestro Barluzzi, el edificio debía ser una evocación continua de la escena de la Agonía, al mismo tiempo que una afirmación de la autenticidad del lugar. Así, para dar la sensación de anonadamiento, el arquitecto cortó la altura de los muros con un techo de doce cúpulas rebajadas; para recordar la noche de la Agonía, dejó el interior en penumbra, propio para el recogimiento, gracias a los diversos colores morados del alabastro de las vidrieras, brillantes en el conjunto y diseñó en la bóveda un azul oscuro de un cielo estrellado, que circundan ramas de olivo. La roca, junto a la cual se levantaba el presbiterio primitivo, ha sido conservada al nordeste, al este y al sudeste, tal como la tallaron los primeros constructores y las excavaciones han confirmado. Sirve de marco al peñasco que la tradición relacionaba con la Agonía de Jesús. Dos tipos de piedras se han empleado en la construcción de la iglesia: en el interior, una piedra gris rojiza, extraída de las canteras de Lîfta (noroeste de Jerusalén); al exterior, la piedra rosácea de Belén.
El edificio está dividido en tres naves de igual anchura, con seis columnas de piedra rosácea, dando así la impresión de una sola nave. Los mosaicos de las naves laterales utilizan motivos geométricos primitivos, cuyos restos descubiertos –y conservados en el piso actual– permitieron una reconstrucción fiel. Los restos del mosaico central eran demasiado pequeños para que pudieran servir. Inspirado en los motivos tradicionales del arte romano del siglo IV, el nuevo mosaico se caracteriza por la sobriedad de su dibujo central: dentro de una trenza, una cruz estilizada encierra el monograma llamado constantiniano. Esta sobriedad contrasta con el motivo floral del amplio borde, en donde, sobre un fondo de estelas negras, sobresalen volutas de acanto, flores y pájaros. Los diseños de los mosaicos del suelo son obra del pintor Pedro d’Achiardi, quien asimismo pintó los adornos de la bóveda. A pesar de las dimensiones más amplias del nuevo edificio, los mosaicos no ocupan más que el área de la iglesia bizantina. Para evocar más a ésta, los actuales constructores señalaron con baldosas de mármol gris la posición de los muros, las columnas y las tumbas del antiguo atrio. Líneas en forma de zigzag; símbolo del agua, recubren la cisterna y la antigua reguera, de las cuales una parte original permaneció visible hasta 1939. Además de los mosaicos de la bóveda, la basílica está decorada con tres mosaicos absidales. Estos representan, de izquierda a derecha, el beso de Judas, la escena de la Agonía y la del “Ego sum”, “Yo soy Jesús de Nazaret”. Los mosaicos laterales son obra de Mario Barberis. El mosaico central fue pintado por Pedro D’Achiardi, que ha querido mostrar al Salvador en Agonía, abrumado sobre la roca, como una víctima sobre el altar. El rostro, empañado de tristeza, pero no desesperado. La mano de Dios tiende hacia Él la corona de la victoria y un Ángel, situado entre el cielo y la tierra, le trae la ayuda divina. Delante del altar, cuya base muestra un cáliz, – para recordar el grito de Jesús a su Padre, – se extiende la roca llamada de la Agonía. Su contorno tiene la forma de una corona de espinas, en la que algunos ramos de olivo evocan el huerto. Las aves, afrontadas a un cáliz, simbolizan las almas que quieren participar del cáliz de Cristo. La muestra se ofrece por dos palomas de plata que agonizan entre las zarzas, y estiran el cuello como víctimas de ofrenda.
Ciertamente es una iglesia muy especial, no sólo por el lugar donde está levantada, sino por cómo consigue recrear un ambiente propicio para la oración, ayudando con su arte a contemplar la noche oscura que sufrió el Señor en el huerto de los olivos.

sábado, 10 de julio de 2010

Historia de Getsemaní

Parece que la primera iglesia construida en Getsemaní se remonta a la segunda mitad del siglo IV. Se situaría su construcción entre el 333 y el 383. Los historiadores fijan la fecha de la construcción bajo el reinado de Teodosio I (379-395). Desde el siglo IV, en el lugar de la Agonía de Jesús, el huerto corrió el destino de tantas propiedades cristianas, a la huída de los cruzados. Agregado al colegio teológico musulmán, instalado en la iglesia de Santa Ana, terminó, no obstante, convirtiéndose en una propiedad privada. Posteriormente hay varias hipótesis que pueden examinarse, como son: la destrucción por uno de los violentos terremotos que han sacudido Palestina, como la primera iglesia de Betania (419), 447, 551, 746?); destrucción por los Persas (614), a la que siguió posiblemente una modesta reconstrucción. No es fácil determinar lo que sucedió en este lugar. En otoño de 1891, el vaciado de una fosa de estiércol y su excavación, en un recinto contiguo al huerto de los olivos, descubrió el muro de un ábside y restos de un tosco mosaico. Los enredos administrativos de la época impedían las excavaciones sistemáticas. A partir de la instauración de un régimen de mayor libertad por las autoridades otomanas, los franciscanos comenzaron los trabajos de limpieza del terreno. Estos sacaron a la luz, en 1909, las ruinas de una Iglesia medieval, orientada hacia el sudeste. Los arqueólogos identificaron esta Iglesia con la que el peregrino Juan de Würzburg (1165) dijo que estaba erigida a la advocación del Salvador, en el lugar de la oración de Cristo.
Erigida en 1924 en el lugar tradicional del Jardín de Getsemaní, la Basílica de la Agonía conserva una sección de la base rocosa identificada como el lugar en el cual Jesús rezará en el huerto la noche de su detención. No es seguro que éste sea el lugar preciso. Fue proyectada esta iglesia por el arquitecto Antonio Barluzzi y erigida sobre los cimientos de dos santuarios anteriores: una capilla del siglo XII abandonada en 1345 y la basílica bizantina anterior del siglo IV, destruida por el terremoto de 746. Una roca en el camino que conduce al Monte de los Olivos fue descrita en el año 333 por el Peregrino de Burdeos, que lo identifica como el lugar en el que Judas Iscariote entregara a Jesús. Las ventanas de la actual iglesia están hechas con un alabastro azulado-purpurino translúcido, que produce un deliberado efecto nocturno en el interior. Seis columnas monolíticas sostienen 12 cúpulas, cuyos interiores están decorados con mosaicos que representan los emblemas nacionales de las comunidades donantes. Esta decoración dio origen al nombre con que es conocida: "Iglesia de Todas las Naciones".

domingo, 4 de julio de 2010

Misas en honor de San Josemaría en Tierra Santa

Hemos tenido estos días pasados las Misas en honor a san Josemaría. Han tenido lugar en Jerusalén y Nazaret como en años anteriores, pero también en esta ocasión se ha podido celebrar la Santa Misa en Belén, en la basílica de la Natividad.
Las tres Misas fueron celebradas por d. Joaquín Paniello, nuevo vicario del Opus Dei en Jerusalén. La de Jerusalén tuvo lugar en la con-catedral del Patriarcado de rito latino. Fue concelebrada con otros dos sacerdotes. La Misa se celebró en latín y contó con un coro que lo hizo muy bien dándole gran solemnidad a la ceremonia. En la homilía el vicario habló de la santidad de San Josemaría y de cómo supo vivir y transmitir esa búsqueda de la santidad en lo ordinario y, en particular, a través del trabajo hecho con profesionalidad, bien terminado y ofrecido a Dios. Al final de la Santa Misa tuvo lugar la veneración de la reliquia de san Josemaría, como se puede apreciar en la imagen que ofrecemos a continuación.
La Misa en Nazaret tuvo lugar en el complejo de la Basílica de la Anunciación, en la iglesia de san José. D. Joaquín comenzó el Santo Sacrificio diciendo algunas oraciones en árabe. De la misma manera la primeras palabras que pronunció en la homilía fueron unas frases en árabe. La gente quedó encantada . D. Joaquín lleva pocos meses en la región y la gente valoró mucho el esfuerzo que hizo por expresarse en árabe, por otro lado lengua nada fácil. Después de la ceremonia los amigos y cooperadores de la Obra en Nazaret habían preparado a la salida de la iglesia un refrigerio. Nael, pastelero, nos sorprendió con varias bandejas de deliciosos dulces árabes.
La Misa en Belén tuvo lugar en la iglesia de Santa Catalina, que está anexa a la gruta de la Natividad. En la ceremonia concelebró con d. Joaquín el rector del seminario de Beit Jalla, abuna adib. La asistencia fue más reducida que en las otras celebraciones pero la gente estaba muy contenta de poder tener en su ciudad, nada menos que la población donde nació el Señor, la Misa en honor de san Josemaría.