sábado, 25 de mayo de 2013

La Virgen del muro



Icono de Santa María, Madre de la Iglesia,
pintado en el muro de separación entre Jerusalén y Belén.



Oración a la Virgen del Muro

Santa Madre de Dios. 
Te rezamos como Madre de la Iglesia, 
Madre de todos los cristianos que sufren.

Te rogamos, 
a través de tu fervorosa intercesión, 
que caiga este muro, los muros de nuestros corazones, 
y los muros que generan odio, violencia, miedo, e indiferencia entre pueblos y entre naciones.

Tú, 
que aplastaste con tu pie a la antigua Serpiente, 
acógenos y únenos bajo tu vestido virginal, 
protégenos de todos los males 
y abre para siempre en nuestras vidas la puerta de la esperanza.

Haz
 que nazca en nosotros y en nuestro mundo la civilización del amor,
 que brotó de la Cruz y Resurrección de tu divino Hijo,
 nuestro Señor y Salvador Jesucristo, 
que vive y reina por los siglos de los siglos. 

 Amen.

sábado, 18 de mayo de 2013

Funerales en la cultura árabe

En la cultura árabe cristiana -en concreto hablaremos de lo que se vive en Tierra Santa- hay unas tradiciones muy fuertes, que se mantienen transmitiéndose de familia en familia desde hace siglos.
Una de ellas es la que se refiere a las exequias y los funerales.
Si una persona fallece, los vecinos tienen la obligación de ir lo antes posible a la casa del difunto para dar sus condolencias a la familia, y a la vez para ofrecer sus casas. Hay costumbre de enterrar al difunto, si no hay nada que lo impida, en menos de 24 horas. La costumbre es que el velatorio se tenga en la casa del difunto. En ese lugar estarán las mujeres velando el cuerpo. Pero hace falta otra casa, ya que se reunen para las condolencias de forma separada hombres y mujeres. Por eso los vecinos tienen que ofrecer la suya, para que se puedan juntar allí los hombres.
Habitualmente, en esos momentos de duelo, se ofrece un café muy espeso, y que sabe bastante amargo. Se quiere recordar con esta amargura el dolor que sienten la familia y amigos por la pérdida del ser querido.
Se celebra un funeral y después se procede al entierro. Una vez terminado el entierro solamente los hombres se pondrán en fila para que todos vayan pasando a mostrarles sus condolencias. Después hay una recepción en una sala muy grande donde se recibe a todos de nuevo. Se sientan en las dos partes de la gran sala, en una los hombres y en la otra mitad las mujeres. La tradición es que se vuelva a servir el café amargo, y se da a comer un pan típico.
Tiene mucha importancia la Misa funeral que se celebrará a los 40 días del fallecimiento. Tradicionalmente son 40. Si no se puede celebrar en esa fecha por razones litúrgicas, se celebrará el día antes de que se cumpla esa fecha. A esos 40 se restarán días según el número de hijos que haya tenido el matrimonio de la persona fallecida. Por tanto, si tuvieron por ejemplo tres hijos, el funeral se celebrará tres días antes de los 40.

sábado, 11 de mayo de 2013

Jerusalén: Polis, más que diálogo II


Además de trabajar juntos, la dedicación a los idiomas aporta un elemento esencial para cualquier diálogo. Una anécdota puede ilustrar la importancia de las lenguas en esta tierra. José Manuel, un gallego que trabaja en Polis, comentó a la empleada del banco –hebrea- que habían empezado cursos de árabe, a lo que ella replicó: “Quizá me vendría bien, pues ahora cuando escucho hablar árabe siento miedo”. 

La división de las lenguas es una dificultad evidente. Por eso fue muy animante lo que ocurrió con los alumnos al final del primer curso intensivo de árabe en julio de 2011. Los profesores los llevaron, para practicar, a la puerta de Damasco de la Ciudad Antigua, donde se instala un mercado árabe cada día. Israelíes y extranjeros chapurreaban el árabe que acababan de aprender con los vendedores de los puestos y éstos les seguían la corriente en un clima de diversión. En ese ambiente distendido, todos disfrutaron y terminaron encantados de la experiencia. No hay duda de que la lengua, vehículo de diálogo y de cultura, está en la base del entendimiento entre los pueblos. Naturalmente, para esto hace falta un aprendizaje bien estructurado y con métodos actuales, y en Polis se aplican tanto a las lenguas modernas como a las antiguas. Incluso con éstas, se habla desde el inicio únicamente la lengua que se aprende. Los resultados son sorprendentes. Por ejemplo, hay alumnos de los niveles avanzados que hablan entre ellos en griego koiné como si vivieran en el siglo I, pues no tienen otro idioma común.

Lanzar una iniciativa así, no es tarea fácil y no resultaría posible sin la generosa colaboración de quienes ven con proyección el impacto sociológico y cultural que puede llevar a cabo este instituto. Uno de los benefactores que apoya el proyecto es un profesional jubilado que tenía como afición el estudio del griego y de los clásicos. Le contaron de esta iniciativa, que aspira a tener estudios de grado e investigación, y se interesó mucho. En un viaje a Jerusalén quiso asistir a clases de griego, que ya conocía bastante bien. Después de hora y media de clase del primer nivel, estaba tan entusiasmado viendo a los alumnos hablar en griego que al enterarse que comenzaba otra clase de hora y media del segundo nivel, quiso asistir también a ésta. Su ayuda ha permitido preparar una nueva sede y otorgar algunas becas para el Master bianual en Filología Antigua que comenzará el próximo mes de septiembre.

En estos momentos el instituto cuenta con alrededor 140 alumnos, repartidos entre griego, hebreo bíblico, hebreo moderno, español –en colaboración con el Instituto Cervantes de Tel Aviv-, árabe dialectal y árabe literario. En el mes de julio se repetirán los cursos intensivos de árabe y hebreo, a los que se añadirá uno de siriaco clásico, también hablado.

Un objetivo común, trabajo en equipo sobre la base del respeto mutuo, y enseñanza de árabe para hebreos y hebreo para los árabes, constituyen la receta singular de este Instituto para construir una paz duradera en este mosaico de culturas, razas y religiones que es Jerusalén. 

José Enrique de Castro Manglano

sábado, 4 de mayo de 2013

Jerusalén: Polis, más que diálogo I

Ocurrió aproximadamente hace diez años. Un diplomático que llevaba poco tiempo en Jerusalén, sentado en la sala de estar de una familia árabe comentó que tenía datos para prever una rápida solución al conflicto Palestino-Israelí. La señora más anciana de la casa se echó a reír sin conseguir controlarse, mostrando una mezcla de escepticismo y resignación, eso sí, con una buena dosis de sentido del humor. Hasta hoy, el tiempo le ha dado la razón. 

Y es que la incomprensión entre las distintas partes enfrentadas, hace recordar el episodio de la torre de Babel, cuando los hombres dejaron de entender la lengua de su compañero y dejaron de construir su ciudad, símbolo del orgullo con el que querían escalar el cielo. Como en aquella catástrofe bíblica, también hoy reina la confusión en el Medio Oriente y nadie se explica cómo después de tanto tiempo, árabes y judíos siguen sin entenderse. Uno tiene la sensación de que un lado y otro mantienen líneas paralelas que se tocan… en el infinito. Llegará la paz, sí -no perdamos la esperanza-, pero ¿cuándo?, ¿de dónde puede venir un cambio?

No basta un diálogo vacío de contenido, en el que sólo participan los que ya están convencidos de que hace falta el diálogo. Para llegar a la comprensión entre personas de las distintas comunidades presentes es necesario vencer viejos prejuicios que impiden apreciar las cualidades de los demás y contribuir así a que no vean en el otro a un extraño. 

¿Cómo contribuir a este cambio social? En el Instituto Polis de Jerusalén están convencidos de que nada es tan eficaz como compartir objetivos, afrontar proyectos comunes y trabajarlos juntos. Es verdad que Polis no nació para fomentar la paz, sino para desarrollar el estudio serio de las lenguas que están en la base de la cultura occidental y su relación con el Medio Oriente. Pero en la práctica trabajan juntos judíos, musulmanes, cristianos y drusos sin dar importancia a las diferencias. Gentes tan diversas tienen en común el deseo de paz, de honestidad, de solidaridad, un amor al trabajo bien hecho, una apertura a la trascendencia, etc., valores que llamamos cristianos porque el cristianismo los ha descubierto en la naturaleza humana y los ha formulado explícitamente. El clima resultante de comprensión y amistad que se ha formado en los menos de dos años de existencia del Instituto es prueba de que hay espacio para la esperanza.

José Enrique de Castro Manglano