En la cultura árabe cristiana -en concreto hablaremos de lo que se vive en Tierra Santa- hay unas tradiciones muy fuertes, que se mantienen transmitiéndose de familia en familia desde hace siglos.
Una de ellas es la que se refiere a las exequias y los funerales.
Si una persona fallece, los vecinos tienen la obligación de ir lo antes posible a la casa del difunto para dar sus condolencias a la familia, y a la vez para ofrecer sus casas. Hay costumbre de enterrar al difunto, si no hay nada que lo impida, en menos de 24 horas. La costumbre es que el velatorio se tenga en la casa del difunto. En ese lugar estarán las mujeres velando el cuerpo. Pero hace falta otra casa, ya que se reunen para las condolencias de forma separada hombres y mujeres. Por eso los vecinos tienen que ofrecer la suya, para que se puedan juntar allí los hombres.
Habitualmente, en esos momentos de duelo, se ofrece un café muy espeso, y que sabe bastante amargo. Se quiere recordar con esta amargura el dolor que sienten la familia y amigos por la pérdida del ser querido.
Se celebra un funeral y después se procede al entierro. Una vez terminado el entierro solamente los hombres se pondrán en fila para que todos vayan pasando a mostrarles sus condolencias. Después hay una recepción en una sala muy grande donde se recibe a todos de nuevo. Se sientan en las dos partes de la gran sala, en una los hombres y en la otra mitad las mujeres. La tradición es que se vuelva a servir el café amargo, y se da a comer un pan típico.
Tiene mucha importancia la Misa funeral que se celebrará a los 40 días del fallecimiento. Tradicionalmente son 40. Si no se puede celebrar en esa fecha por razones litúrgicas, se celebrará el día antes de que se cumpla esa fecha. A esos 40 se restarán días según el número de hijos que haya tenido el matrimonio de la persona fallecida. Por tanto, si tuvieron por ejemplo tres hijos, el funeral se celebrará tres días antes de los 40.
No hay comentarios:
Publicar un comentario