sábado, 27 de diciembre de 2014

Adoración de los pastores

María levanta a Jesús y lo envuelve en ella, Lo enseña a los pastores, que de rodillas sobre el heno del suelo lo contemplan extáticos. Toman más confianza. Uno propone: « Sería bueno darle un poco de leche. Mejor: agua y miel. Pero no tenemos miel. Se da a los pequeñitos. Tengo siete hijos y conozco... » « Aquí hay leche. Toma, Mujer.» « Pero está fría. Se necesita caliente. ¿ Dónde está Elías? El trae la oveja. » Elías debe ser el hombre del camino. Pero no está. Se quedó afuera, mira por la rendija, y no se le ve por la oscuridad de la noche. 

« ¿ Quién os trajo? » « Un ángel nos dijo que viniéramos y Elías nos guió hasta aquí... Pero ¿dónde está? » La oveja lo denuncia con un balido. « Acércate, se te necesita. » Entra con su oveja, avergonzado de que todos le vean. « ¿ Tú eres? » dice José que lo reconoce y María con la sonrisa le dice: « Eres bueno.» Ordeña la oveja y con la punta de un lienzo empapado en leche caliente y espumosa María baña los labios del Recién nacido que chupa. Todos se echan a reír y más cuando, con el pedacito de tela entre los diminutos labios, Jesús se duerme al calor de la lana.

« Pero no podéis estaros aquí. Hace frío y está húmedo. Y. luego... huele mucho a animales. No está bien... y no hace bien al Salvador. » « Lo sé » dice María con un gran suspiro. « Pero no hay lugar para nosotros en Belén. » « No te desanimes, Mujer. Te buscaremos una casa. » « Lo diré a mi dueña » dice el del camino, Elías. « Es buena. Os acogerá, aun cuando tuviera que daros su habitación. Apenas amanezca se lo diré. Tiene la casa llena de gente, pero os dará un lugar. » Para mi Hijo, al menos. Yo y José podemos estar en el suelo, pero mi Hijito... » No suspires, Mujer. Yo me encargo de ello. Diremos a muchos lo que se nos dijo. Nada os faltará. Por ahora tomad esto que nuestra pobreza os da. Somos pastores... »

« También nosotros somos pobres, y no podemos recompensaros con algo» dice José. « ¡ Oh, no queremos ! Y aunque lo pudieseis, no lo aceptaríamos! El Señor ya nos recompensó. Ha prometido la paz a todos. Los ángeles decían : "Paz a los hombres de buena voluntad". A nosotros ya nos la dio, porque el ángel dijo que este Niño es el Salvador, que es el Mesías, el Señor. Somos pobres e ignorantes, pero sabemos que los Profetas dijeron que el Salvador será el Príncipe de la Paz. A nosotros nos dijo que viniésemos a adorarlo, por esto nos dio Su Paz. ¡ Gloria a Dios en los altísimos Cielos y gloria a este su Mesías, y bendita seas tú, Mujer, que lo engendraste! ¡Eres santa, porque mereciste llevarlo en tu vientre! Mándanos como Reina, que estaremos felices de servirte. ¿ qué podemos hacer por ti? » « Amar a mi Hijo y conservar siempre en el corazón los pensamientos de ahora. » 

« Pero, ¿ tú no deseas nada? ¿ No tienes familiares a los cuales quieras que se les haga hacer saber que ya nació Él? ». ­« Sí. Me gustaría, pero no están cerca. Están en Hebrón ... » ­« Yo voy », dice Elías. « ¿ Quiénes son? ». ­« Zacarías el sacerdote e Isabel mi prima. » ­« ¿ Zacarías? ¡Oh, lo conozco bien! En el verano voy por aquellos montes porque los pastizales son buenos y grandes y soy amigo de su pastor. Cuando vea que te has acomodado, voy a ver a Zacarías. » ­« Gracias, Elías. » ­« No tienes por qué. Es una gran honra para mí, pobre pastor, ir a hablar al sacerdote y decirle: " Nació ya el Salvador "». ­ No. Le dirás: " Dice María de Nazaret, tu prima, que nació ya Jesús, y que vengas a Belén ". » ­« Así se lo diré. » «Dios te lo pague. Me acordaré de ti, y de todos vosotros... ». ­« ¿ Le hablarás a tu Hijito de nosotros? » « Le hablaré. »

«Yo soy Elías» «Yo Leví» «Yo Samuel» «Yo Jonás» «Yo Isaac» «Yo Tobías» «Yo Jonatás» ­« Yo Daniel» «Yo Simeón» «Yo me llamo Juan» «Yo soy José y mi hermano es Benjamín, somos gemelos.» «Me acordaré de vuestros nombres» ­«Ya nos vamos,... pero regresaremos... Traeremos a otros a adorar...» ­«¿Cómo regresar al aprisco dejando al Niño?» ­«i Gloria a Dios que nos lo mostró ! » ­« Déjanos besar su vestidito » dice Leví con una sonrisa angelical. María levanta despacio a Jesús, y sentada en el heno, ofrece los piececitos, envueltos en lino, para que los besen. Los pastores se inclinan hasta el suelo y besan esos diminutos pies, envueltos en tela. Quien tiene barba se la hace a un lado, y casi todos lloran y cuando están para irse, salen retrocediendo, sin dar la espalda, dejando dentro su corazón...

Visiones de María Valtorta 

sábado, 20 de diciembre de 2014

Nacimiento de Jesús en Belén

Veo el interior de este pobre albergue rocoso que María y José comparten con los animales. La pequeña hoguera está a punto de apagarse, como quien la vigila a punto de quedarse dormido. María levanta su cabeza desde la especie de lecho y mira. Ve que José tiene la cabeza inclinada sobre el pecho como si estuviese pensando, y está segura que el cansancio ha vencido su deseo de estar despierto. María se sienta, y luego se arrodilla. Reza. Es una sonrisa de bienaventurada la que llena su rostro. Ora con los brazos abiertos no en forma de cruz, sino con las palmas hacia arriba y hacia adelante, y parece como si no se cansase con esta posición. Luego se postra contra el heno orando más intensamente. Una larga plegaria.
José se despierta. Ve que el fuego casi se ha apagado y que el lugar está casi oscuro. Echa unas cuantas varas. La llama prende. Le echa unas cuantas ramas gruesas, y luego otras más, porque el frío debe ser agudo. Un frío nocturno invernal que penetra por todas las partes de estas ruinas. El pobre José, como está junto a la puerta ­ llamemos así a la entrada sobre la que su manto hace las veces de puerta ­ debe estar congelado. Acerca sus manos al fuego. Se quita las sandalias y acerca los pies al fuego. Cuando ve que éste va bien y que alumbra lo suficiente, se da media vuelta. No ve nada, ni siquiera lo blanco del velo de María que formaba antes una línea clara en el heno oscuro. Se pone de pie y despacio se acerca a donde está María. ­« ¿ No te has dormido? » le pregunta. « ¿ Te hace falta algo? » ­« Nada, José. » ­« Trata de dormir un poco. Al menos de descansar. » ­« Lo haré. Pero rezar no me cansa. » ­« Buenas noches, María. » ­« Buenas noches, José».

María vuelve a su antigua posición. José, para no dejarse vencer otra vez del sueño, se pone de rodillas cerca del fuego y ora. Ora con las manos juntas sobre la cara. Las mueve algunas veces para echar más leña al fuego y luego vuelve a su ferviente plegaria. Fuera del rumor de la leña que chisporrotea, y del que produce el borriquillo que algunas veces golpea su pesuña contra el suelo, otra cosa no se oye. Un rayo de luna se cuela por entre una grieta del techo y parece como hilo plateado que buscase a María. Se alarga, conforme la luna se alza en lo alto del cielo, y finalmente la alcanza. Ahora está sobre su cabeza que ora.

María levanta su cabeza como si de lo alto alguien la llamase, nuevamente se pone de rodillas. Yo sólo veo que a su alrededor la luz aumenta, aumenta, aumenta. Parece como si bajara del cielo, parece como si manara de las pobres cosas que están a su alrededor, sobre todo parece como si de Ella procediese. La luz crece cada vez más. Es irresistible a los ojos. En medio de ella desaparece, como absorbida por un velo de incandescencia, ... y de ella emerge la Madre.

Sí. Cuando soy capaz de ver nuevamente la luz, veo a María con su Hijo recién nacido entre los brazos. Un Pequeñín, de color rosado y gordito, que gesticula y mueve Sus manitas, y Sus piececitos; que llora con una vocecita trémula, como la de un corderito que acaba de nacer, abriendo Su boquita y que enseña una lengûita que se mueve contra el paladar rosado; que mueve Su cabecita tan rubia que parece como si no tuviese ni un cabello, una cabecita redonda que la Mamá sostiene en la palma de su mano, mientras mira a su Hijito, y lo adora ya sonriendo, ya llorando; se inclina a besarlo no sobre Su cabecita, sino sobre Su pecho, donde palpita Su corazoncito, que palpita por nosotros.

El buey, que se ha despertado al ver la claridad, se levanta dando fuertes patadas sobre el suelo y muge. El borrico vuelve su cabeza y rebuzna. Es la luz la que lo despierta. José que oraba tan profundamente que apenas si caía en la cuenta de lo que le rodeaba, se estremece, y por entre sus dedos que tiene ante la cara, ve que se filtra una luz. Se quita las manos de la cara, levanta la cabeza, se voltea. El buey que está parado no deja ver a María. Oye que la Virgen grita: « José, ven. » José corre. Y cuando ve, se detiene, presa de reverencia, y está para caer de rodillas donde se encuentra, si no es que María insiste: « Ven, José», se sostiene con la mano izquierda sobre el heno, mientras que con la derecha aprieta contra su corazón al Pequeñín. Se levanta y va a José que camina temeroso, entre el deseo de ir y el temor de ser irreverente. A los pies de la cama de paja ambos esposos se encuentran y se miran con lágrimas llenas de felicidad.

­« Ven, ofrezcamos a Jesús al Padre» dice María. Y mientras José se arrodilla. Ella levanta a su Hijo entre los brazos y dice: « Heme aquí. En Su Nombre, ¡ oh Dios! te digo esto. Heme aquí para hacer Tu Voluntad. Y con El, yo, María y José, mi esposo. Aquí están Tus siervos, Señor. Que siempre hagamos a cada momento, en cualquier cosa, Tu Voluntad, para gloria Tuya y por amor Tuyo. » 

Luego María se inclina y dice: « Tómalo, José» y ofrece al Pequeñín. « ¿ Yo? ¿ Me toca a mí? ¡ Oh, no! ¡ No soy digno! » José está terriblemente despavorido, aniquilado ante la idea de tocar a Dios. Pero María sonriente insiste: «Eres digno de ello. Nadie más que tú, y por eso el Altísimo te escogió. Tómalo, José y tenlo mientras voy a buscar los pañales. » José, rojo como la púrpura, extiende sus brazos, toma ese montoncito de carne que chilla de frío y cuando lo tiene entre sus brazos no siente más el deseo de tenerlo separado de sí por respeto, se lo estrecha contra el corazón diciendo en medio de un estallido de lágrimas: « ¡ Oh, Señor, Dios mío! » y se inclina a besar los piececitos y los siente fríos.

 Se sienta, lo pone sobre sus rodillas y con su vestido café, con sus manos procura cubrirlo, calentarlo, defenderlo del viento helado de la noche. Quisiera ir al fuego, pero allí la corriente de aire que entra es peor. Es mejor quedarse aquí. No. Mejor ir entre los dos animales que defienden del aire y que despiden calor. Y se va entre el buey y el asno y se está con las espaldas contra la entrada, inclinado sobre el Recién nacido.

María abrió ya el cofre, y sacó ya lienzos y fajas. Ha ido a la hoguera a calentarlos. Viene a donde está José, envuelve al Niño en lienzos tibios y luego en su velo para proteger Su cabecita. «¿ Dónde lo pondremos ahora?» pregunta. José mira a su alrededor. Piensa... « Espera » dice. « Vamos a echar más acá a los dos animales y su paja. Tomaremos más de aquella que está allí arriba, y la ponemos aquí dentro. Las tablas del pesebre lo protegerán del aire; el heno le servirá de almohada y el buey con su aliento lo calentará un poco. Mejor el buey. Es más paciente y quieto. » Y se pone hacer lo dicho, entre tanto María arrulla a su Pequeñín apretándoselo contra su corazón, y poniendo sus mejillas sobre la cabecita para darle calor. 

José vuelve a atizar la hoguera, sin darse descanso, para que se levante una buena llama. Seca el heno y según lo va sintiendo un poco caliente lo mete dentro para que no se enfríe. Cuando tiene suficiente, va al pesebre y lo coloca de modo que sirva para hacer una cunita. « Ya está » dice.

María, con su dulce caminar, lo trae, lo coloca, lo cubre con la extremidad del manto; le envuelve la cabecita desnuda que sobresale del heno y la que protege muy flojamente su velo sutil. Tan solo su rostro pequeñito queda descubierto, gordito como el puño de un hombre, y los dos, inclinados sobre el pesebre, bienaventurados, lo ven dormir su primer sueño, porque el calor de los pañales y del heno han calmado Su llanto y han hecho dormir al dulce Jesús.

Visiones de María Valtorta (Escrito el 6 de junio de 1944)

sábado, 13 de diciembre de 2014

Llegada a Belén

Vuelve a continuar su camino. Una concavidad más extensa se deja ver desde la cresta a la que han llegado. En la concavi­dad, arribo y abajo, a lo largo de las suaves pendientes que la rodean, se ven casas y casas. Es Belén. José piensa en lo urgen­te que es encontrar un refugio, y apresura el paso. Puerta tras puerta pide alojo. Nada. Todo está ocupado. Llegan al albergue. Está lleno hasta en los portales, que rodean el patio interior. José deja a María que sigue sentada sobre el borriquillo en el patio y sale en busca de algunas otras casas. Regresa desconso­lado. No hay ningún alojo. El crepúsculo invernal pronto se echa encima y empieza a extender sus velos. José suplica al dueño del albergue. Suplica a viajeros. Ellos son varones y están sanos. Se trata ahora de una mujer próxima a dar a luz. Que tengan piedad. Nada. María pone su mano sobre la muñeca de José para cal­marlo. Le dice: « No insistas. Vámonos. Dios proveerá. »


Salen. Siguen por los muros del albergue. Dan vuelta por una callejuela metida entre ellos y casuchas. Le dan vuelta. Buscan. Allí hay algo como cuevas, bodegas, más bien que apriscos, por­que son bajas y húmedas. Las mejores están ya ocupadas. José se siente descorazonado.

« Oye, galileo » le grita por detrás un viejo. « Allá en el fondo, bajo aquellas ruinas, hay una cueva. Tal vez no haya nadie. » Se apresuran a ir a esa cueva. Es una madriguera. En­tre los escombros que se ven hay un agujero, más allá del cual se ve una cueva excavada en el monte. Parece que sean los antiguos fundamentos de una vieja construcción, a la que sirven de techo los escombros caídos sobre troncos de árboles.

Como hay muy poca luz y para ver mejor, José saca la yesca y prende una candileja que toma de la alforja que trae sobre la espalda. Entra y un mugido lo saluda. « Ven, María. Está vacía. No hay sino un buey. » José sonríe. « Mejor que nada ... » María baja del borriquillo y entra. José puso ya la candileja en un clavo que hay sobre un tronco que hace de pilar. Se ve que todo está lleno de telarañas. El sue­lo, que está batido, revuelto, con hoyos, guijarros, desperdicios, excrementos, tiene paja. En el fondo, un buey se vuelve y mira con sus quietos ojos. Le cuelga hierba del hocico. Hay un rústico asiento y dos piedras en un rincón cerca de una hendidura. 

Lo negro del rincón dice que se hizo fuego. María se acerca al buey. Tiene frío. Le pone las manos sobre su pescuezo para sentir lo tibio de él. El buey muge, pero no hace más, parece como si comprendiera. Lo mismo cuando José lo em­puja para tomar mucho heno del pesebre y hacer un
lecho para María ­ el pesebre es doble, esto es, donde come el buey, y arri­ba una especie de estante con heno de repuesto, y de este toma José ­ no se opone.

Hace lugar aun al borriquillo que cansado y hambriento, se pone al punto a comer. José voltea también un cubo con abolladuras. Sale, porque afuera vio un riachuelo, y vuelve con agua para el borriquillo. Toma un manojo de varas secas que hay en un rincón y se pone a limpiar un poco el suelo. Luego desparrama el heno. Hace una especie de lecho, cerca del buey, en el rincón más seco y más defendido del viento. Pero sien­te que está húmedo el heno y suspira. Prende fuego, con paciencia, seca poco a poco el heno junto al fuego.

María sentada en el banco, cansada, mira y sonríe. Todo está ya pronto. María se acomoda lo mejor que puede sobre el muelle de heno, con las espaldas apoyadas contra un tronco. José adorna todo aquel... ajuar, pone su manto como una cortina en la en­trada que hace de puerta. Una defensa muy pobre. Luego da a la Virgen pan y queso, y le da a beber agua de una cantimplora. « Duerme ahora» le dice. « Yo velaré para que el fuego no se apa­gue. Afortunadamente hay leña. Esperamos que dure y que arda. Así podemos ahorrar el aceite de la lámpara. » María obediente se acuesta. José la cubre con el manto de ella, y con la capa que tenía antes en los pies. ­«Pero tu vas a tener frío... » ­«No, María. Estoy cerca del fuego. Trata de descansar. Maña­na será mejor. » María cierra los ojos. No insiste. José se va a su rincón. Se sienta sobre una piedra, con pedazos de leña cerca. Pocos, que no durarán mucho por lo que veo.

Están del siguiente modo: María a la derecha con las espaldas a la... puerta, semi­escondida por el tronco y por el cuerpo del buey que se ha echado en tierra. José a la izquierda y hacia la puer­ta, por lo tanto, diagonalmente, y así su cara da al fuego, con las espaldas a María. Pero de vez en vez se voltea a mirarla y la ve tranquila, como si durmiese. Despacio rompe las varas y las echa una por una en la hoguera pequeña para que no se apague, para que dé luz, y para que la leña dure. No hay más que el brillo del fuego que ahora se reaviva, ahora casi está por apagarse. Como está apagada la lámpara de aceite, en la penumbra resaltan sólo la figura del buey, la cara y manos de José. Todo lo demás es un montón que se confunde en la gruesa penumbra.

Visiones de María Valtorta  (Escrito el 6 de junio de 1944)

sábado, 6 de diciembre de 2014

Camino de Belén


Estamos en Adviento, tiempo fuerte en la Iglesia, con el que nos preparamos para la Navidad. Este año me serviré de las visiones que tuvo la italiana María Valtorta sobre la Navidad. Estas letras -sin entrar a valorar si los acontecimientos que se narran sucedieron así o no- en cualquier caso nos ayudarán a preparar la Navidad contemplando de forma muy viva el Nacimiento del Señor.
"Veo un camino principal. Viene por él mucha gente. Borriquillos cargados de utensilios y de personas. Borriquillos que regre­san. La gente los espolea. Quien va a pie, va aprisa porque hace frío. El aire es limpio y seco. El cielo está sereno, pero tiene ese frío cortante de los días invernales. La campiña sin hojas parece más extensa, y los pastizales apenas si tienen hierba un poco cre­cida, quemada con los vientos invernales. El terreno tiene ondulaciones que cada vez son más  claras. Es en realidad un terreno de colinas. Hay concavidades con hierba lo mismo que valles pequeños. El camino pasa por en medio de ellos y va al sureste.


María viene montada en un borriquillo gris. Envuelta en un manto pesado. Delante de la silla está el arnés que llevó en el viaje a Hebrón, y sobre el cofre van las cosas necesarias. José camina a su lado, llevando la rienda. ¿Estás cansada?« ¿ Tienes frío? » pregunta José, porque sopla el aire. « No. Gracias. » Pero José no se fía. Le toca los pies que cuelgan al lado del borriquillo, calzados con sandalias y que apenas si se dejan ver a través del largo vestido. Debe haberlos sentido fríos, porque sacude su cabeza y se quita una especie de capa pequeña, y la pone en las rodillas de María, la extiende sobre sus muslos, de modo que sus manitas estén bien calientes bajo ella y bajo el manto.

Encuentran a un pastor que atraviesa con su ganado de un lado a otro. José se le acerca y le dice algo. El pastor dice que sí, José toma el borriquillo y lo lleva detrás del ganado que está paciendo. El pastor toma una rústica taza de su alforja y ordeña una robusta oveja. Entrega a José la taza que y se da a María. « ¿ Venís de lejos? » ­« De Nazaret» responde José. ­« ¿Y vais?» ­« A Belén. » ­ « El camino es largo para la mujer en este estado. ­¿Es tu mujer? » ­ «Sí.» «¿ Tenéis a donde ir?» ­« No. » ­« ¡Va mal todo! Belén está llena de gente que ha llegado de todas partes para empadronarse o para ir a otras partes. No sé si encontréis alojo. ¿Conoces bien el lugar? » ­« No muy bien. » ­« Bueno.. . te voy a enseñar... Buscad el alojo. Estará lleno. Te lo digo para darte una idea. Está en una plaza. Es la más grande. Se llega a ella por este camino principal. No podéis equivocaros. Delante de ella hay una fuente. El albergue es grande y bajo con un gran portal. Estará lleno. Pero si no podéis alojaros en él o en alguna casa, dad vuelta por detrás del albergue, como yendo a la campiña. Hay apriscos en el monte. Algunas veces los merca­deres que van a Jerusalén los emplean como albergue. Son apriscos húmedos, fríos y sin puerta, pero siempre son un refugio, porque la mujer... no puede que­darse en la mitad del camino. Tal vez allí encontréis un lugar... y también heno para dormir y para el asno. Que Dios os acom­pañe. » ­« La paz sea contigo. »

Visiones de María Valtorta (Escrito el 5 de junio de 1944)

sábado, 29 de noviembre de 2014

Jesús nació en Belén, no en Nazaret


San Mateo dice de manera explícita que Jesús nació en «Belén de Judá en tiempos del rey Herodes» (Mt 2,1; cfr 2,5.6.8.16) y lo mismo San Lucas (Lc 2,4.15). El cuarto evangelio lo menciona de una manera indirecta. Se produjo una discusión a propósito de la identidad de Jesús y “unos decían: Éste es verdaderamente el profeta. Otros: Éste es el Cristo. En cambio, otros replicaban: ¿Acaso el Cristo viene de Galilea? ¿No dice la Escritura que el Cristo viene de la descendencia de David y de Belén, la aldea de donde era David?” (Jn 7,40-42). El cuarto evangelista se sirve aquí de una ironía: él y el lector cristiano saben que Jesús es el Mesías y que nació en Belén. 


Algunos oponentes a Jesús quieren demostrar que no es el Mesías diciendo que, de serlo, hubiera nacido en Belén y en cambio ellos saben (creen saber) que nació en Nazaret. El procedimiento es habitual en el cuarto evangelio (Jn 3,12; 6,42; 9,40-1). Por ejemplo, pregunta la mujer samaritana: “¿O es que eres tú mayor que nuestro padre Jacob?” (Jn 4,12). Los oyentes de Juan saben que Jesús es el Mesías, Hijo de Dios, superior a Jacob, de modo que la pregunta de la mujer era en una afirmación de esa superioridad. Por tanto, el evangelista prueba que Jesús es el Mesías incluso con las afirmaciones de sus oponentes.

Éste ha sido el consenso común entre creyentes e investigadores durante más de 1900 años. Sin embargo, en el siglo pasado, algunos investigadores afirmaron que Jesús es tenido en todo el Nuevo Testamento por “el nazareno” (el que es, o el que proviene, de Nazaret) y que la mención de Belén como lugar de nacimiento obedece a una invención de los dos primeros evangelistas que revisten a Jesús con una de las características que en aquel momento se atribuían al futuro mesías: ser descendiente de David y nacer en Belén. Lo cierto es que una argumentación como ésta no prueba nada. 

En el siglo I, se decían bastantes cosas del futuro mesías que no se cumplen en Jesús y, por lo que sabemos —a pesar de lo que pueda parecer (Mt 2,5; Jn 7,42)—, no parece que la del nacimiento en Belén fuera una de las que se invocaran más a menudo como prueba. Hay que pensar más bien en la dirección contraria: porque Jesús, que era de Nazaret (es decir que estaba criado allí), había nacido en Belén es por lo que los evangelistas descubren en los textos del Antiguo Testamento que se cumple en él esa cualidad mesiánica. Todos los testimonios de la tradición avalan además los datos evangélicos. San Justino, nacido en Palestina hacia el año 100 d.C., menciona unos cincuenta años más tarde que Jesús nació en una cueva cerca de Belén (Diálogo 78). Orígenes también da testimonio de ello (Contra Celso I, 51). Los evangelios apócrifos atestiguan lo mismo (Pseudo-Mateo, 13; Protevangelio de Santiago, 17ss.; Evangelio de la infancia, 2-4).

En resumen, el parecer común a los estudiosos de hoy en día es que no hay argumentos fuertes para ir contra lo que afirman los evangelios y se ha recibido en toda la tradición: Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes.

Bibliografía: A. Puig, Jesús. Una biografía, Destino, Barcelona 2005; J. González Echegaray,Arqueología y evangelios, Verbo Divino, Estella 1994; S. Muñoz Iglesias, Los evangelios de la infancia, BAC, Madrid, 1990.

Vicente Balaguer, publicado en http://www.opusdei.es/

sábado, 22 de noviembre de 2014

Descubierto en Galilea el monumento arqueológico más antiguo conocido

La construcción está situada a unos 13 kilómetros al noroeste del mar de Galilea. Fue descubierta por un equipo liderado por Ido Wachtel, de laUniversidad Hebrea de Jerusalén (HUJI). Su estructura en forma de medialuna es un monumento en sí mismo con 5.000 años de antigüedad.Sería más longevo que el complejo megalítico de Stonehenge en el Reino Unido o las pirámides de Egipto, que datan aproximadamente del año 2.600a. C.
En un primer momento, los investigadores pensaron que el monumento hallado formaba parte de la muralla de una ciudad, pero los recientes trabajos realizados prueban que no existió ninguna en sus inmediaciones.

Tiene una longitud de unos 150 metros, un volumen de 14.000 metros cúbicos y hasta siete metros de altura. Los restos de cerámica encontrados en las excavaciones están fechadas entre los años 3050 y 2650 a. C.
Wachtel explica en su ponencia que se puede tratar de "un hito destacado en el paisaje natural que sirve para marcar la posesión" de la tierra o para "hacer valer la autoridad y los derechos sobre los recursos naturales" por una población determinada, pero también puede ser unmonumento religioso, erigido en honor del dios Sin de la antigua Mesopotamia, cuyo símbolo era una luna creciente como la que forman estas piedras.
Los cálculos del especialista indican que hicieron falta entre 35.000 y 50.000 jornadas de labor para levantar esta estructura, unos 200 obreros con dedicación exclusiva durante cinco meses, un plazo que entiende se prorrogó largamente, puesto que los mismos constructores debían ser los agricultores de la zona.
Del mismo modo, reveló que una antigua ciudad llamada Bet Yerah (que se traduce como "casa del dios de la luna") se encuentra a sólo un día de camino desde el monumento hallado. A su juicio, la construcción pudo haber ayudado a marcar las fronteras de la urbe, ubicada a sólo 29 kilómetros de allí, según recoge la revista Live Science.

"La construcción habría servido para marcar la posesión y hacer valer la autoridad y los derechos sobre los recursos naturales por parte de la población local", aseguró Wachtel.

Live Science   - http://www.infobae.com

sábado, 15 de noviembre de 2014

Polis: estudiar y convivir


El francés Christophe Rico es actualmente el director de Polis. Fundó esta institución junto con otros profesores de idiomas. El método de enseñanza Polis ha sido ideado y desarrollado conjuntamente por el equipo de profesores de esta institución. 
Recogemos una entrevista que se le ha hecho en la que explica el origen y desarrollo del Instituto de lenguas de Jerusalén.
 
“Polis empezó en el 2011 y fue la iniciativa de un grupo de profesores universitarios que vivimos en Jerusalén. Desde el principio ha sido un proyecto multicultural y ha atraído a personal de diferentes religiones", explica.

"Actualmente hay en Polis cristianos de diversas denominaciones: católicos, ortodoxos; hay profesoras musulmanas; tenemos tres profesores judíos y también hay judíos entre el personal que trabaja en la administración de Polis. Refleja perfectamente la población que hay en Jerusalén: judíos, cristianos y musulmanes. La gente cuando viene sabe lo que es Polis: les explicamos el ideario de Polis y los que vienen a trabajar con nosotros están dispuestos a adoptar esta apertura y a respetar a los demás. No hablamos de política, las conversaciones son como vengan, a veces serán en árabe, a veces serán en hebreo, en inglés o en francés, según las personas que estén participando en ellas; desde luego se puede decir que es uno de los pocos lugares en Jerusalén donde realmente se da esta colaboración de manera tan intensa”.

"El Opus Dei está en Jerusalén desde 1993, aunque yo llegué en 1992; Polis sin embargo, es una iniciativa más reciente. No forma parte de la Fundación Saxum pero colabora con ella: la Fundación Saxum encarga a Polis la parte de contenidos multimedia del Centro de Convenciones: lo que le compete a Polis es toda la narrativa multimedia y darle contenidos. Uno de los proyectos de Polis es instaurar un lugar de investigación sobre los lugares santos. Tenemos el proyecto de lanzar un máster sobre los lugares santos”. 

-¿Estaría validado por la universidad de Jerusalén?
-Llevamos un año con el máster en filología antigua. Los estudios que de momento tenemos están validados por distintas universidades de Europa, en concreto por la UIC de Barcelona, y en el futuro, aunque es un proceso largo, nuestro objetivo es tener el título de College en la legislación israelí. Para llegar a tener el título de College se necesitan una serie de requisitos que se corresponden con el nivel de crecimiento de Polis al que podemos llegar en los próximos 10 años. Ser universidad es muy complicado porque prácticamente todas las universidades que hay en Jerusalén son del Estado.

-Está la Universidad de la Santa Croce para el programa de un año en idiomas bíblicos que ofertamos, y actualmente estamos colaborando con profesores que vienen por ejemplo de la Universidad de Oxford, de la Freie Universität de Berlín, con las que a largo plazo queremos tener una relación formal y no solamente personal. 

Christophe Rico señala que en Jerusalén hay una universidad hebrea, donde hay un 98% de profesores judíos, y una universidad Al Quds con un 98% de profesores musulmanes, pero no hay ninguna universidad o institución de estudios superiores que no sea una cosa puramente bíblica y que esté abierta o que esté compuesta de profesores de todo tipo de religiones y en números significativos. 

"La idea de Polis es precisamente tener un lugar en Jerusalén para las ciencias humanas y que sea un lugar abierto”, comenta.

"Otro aspecto muy importante es que con nuestro trabajo podemos revisitar las fuentes de las culturas de occidente, que son los idiomas antiguos. La mayoría de las fuentes de nuestra cultura, ya sea en la antigüedad o en la edad media nos llegan en idiomas que nunca han sido traducidos. Se han traducido los autores principales pero hay muchos autores secundarios que no se han traducido a ningún idioma habitual de occidente.Por ejemplo el corpus médico más importante de la antigüedad, el de Galeno, con 10.000 páginas, y que ha sido la base de la cultura médica de occidente hasta el siglo XVIII, viene en griego. Ha sido traducido dos veces al latín y una al árabe clásico, y ninguna vez Galeno ha sido traducido de manera completa en ninguno de los idiomas modernos. Solamente disponemos de un pequeño tanto por ciento en un idioma, un 20% en otro… No podemos tener acceso al corpus de Galeno si no conocemos los idiomas antiguos", añade Rico.


"La conclusión es que la enseñanza de los idiomas antiguos es un gran fracaso: se estudia griego o latín, o árabe clásico durante muchos años y no se consigue leer bien en estas lenguas. Queremos que se puedan aprender bien estos idiomas. Ahora mismo Polis es el único lugar donde se enseña tanto griego como latín, como siríaco clásico o árabe clásico, y hebreo bíblico de manera viva, en plena inmersión en el idioma y con distintos niveles. El trabajo consiste en recrear esas lenguas para que se puedan hablar y aprender de manera eficaz y rápida. Queremos ofrecer resultados mucho más eficaces, mucho más rápidos que los que se obtienen con los métodos tradicionales”. 
 


sábado, 8 de noviembre de 2014

Saxum, centro de convenciones en el camino de Emaús


Antonio José Quintana, secretario general de la fundación Saxum, entidad que promueve el proyecto, explica, de paso por Colombia desde Chicago en su viaje de promoción del proyecto, el centro de convenciones Saxum, que se encuentra en el camino de Emaús.

Saxum llevará asociado un centro de visitantes, que "estará gestionado por la Fundación Saxum y promocionará peregrinaciones desde todo el mundo para facilitar que muchas personas puedan venir a Tierra Santa. Se ofrecerá al peregrino información histórica, arqueológica, teológica, de los lugares santos, con todo tipo de recursos multimedia. Sin perder de vista que lo que queremos es que sea como una puerta de entrada para poder entender mejor la Tierra Santa”.

"Y todo esto en el mismo Camino de Emaús, un camino vivo por donde anduvo el Señor y que puede atraer a muchos peregrinos jóvenes a Tierra Santa. Tenemos también otros proyectos, el ministerio ha desarrollado el camino de Nazaret hasta Cafarnaúm. Quién sabe si un día podemos unir Emaús con Nazaret y Nazaret con Cafarnaúm, Cafarnaúm con Jericó y Jericó con Jerusalén. Estamos dando la vuelta a todo Israel recorriendo todos los lugares santos. Saxum está en el Camino de Emaús en el sentido real”.

El lugar del futuro Centro de Actividades Saxum está ubicado en las afueras del pueblo de Abu Gosh, en medio de las montañas de Judea, mirando hacia el Valle de Ayalón. El lugar está rodeado de pinos y bellas panorámicas, lo que contribuye a crear un ambiente de paz y ofrece muchas posibilidades para pasear. Localizado a sólo 15 km. de Jerusalén, ofrece fácil acceso a los principales lugares santos de Jerusalén, como el Santo Sepulcro, el Monte de los Olivos y el Cenáculo, y está cercano a Ein Karem (el sitio de la Visitación) y a Belén. 

“En Israel, como en muchos otros sitios del mundo, la gente se levanta muy temprano. De Jerusalén a Abu Gosh hay solamente tres horas y media de camino; no tiene mucho sentido que los discípulos [el Domingo de Resurrección] le dijeran al Señor "quédate con nosotros que está cayendo la tarde" en Abu Gosh. Lo que tiene sentido es que el Señor se apareciera a los discípulos en algún momento de su camino desde Jerusalén y fuera caminando con ellos explicándole las escrituras que hacían referencia a su persona. Los discípulos llegarían a Abu Gosh como primera etapa. Desde Abu Gosh saldrían hacia Emaús Nicópolis, a la que llegarían sobre las cinco o las seis de la tarde que es cuando en esa época se puede hacer de noche allí. De Jerusalén a Abu Gosh hay unos 15 kms, y unos 10 más de Abu Gosh hasta Emaús Nicópolis, o sea que andarían una jornada de camino. El Evangelio describe Emaús como una ciudad que estaba a una jornada de camino. En aquella época todo el mundo caminaba, no me extraña que caminaran unos 25 Km", calcula Quintana.


sábado, 1 de noviembre de 2014

Saxum, un espacio para la paz y el diálogo


Recogemos párrafos de una entrevista que se le hizo a Javier Pozas, mexicano. Ha estado al principio en el equipo de búsqueda del terreno y de negociación de compra. También ha trabajado durante años en el proyecto Saxum. Recuerda que las dificultades mayores han sido las relacionadas con la consecución de los permisos administrativos para adquirir los terrenos y edificar. 

“En el centro de la Obra hay un oratorio y estamos, como en todo lugar, abiertos a todos, para que venga el que quiera. Ya sabe todo el mundo que aquí se da formación católica y estamos abiertos a judíos, cristianos y musulmanes. En la casa tenemos un club para muchachos y vienen musulmanes y cristianos. Se les da charlas de formación, y obviamente uno de los temas que se tocan es la importancia del diálogo y la paz, eso por supuesto. Y nos parece que cuando los muchachos vienen a hacer deporte y a estudiar, y a tener unos paseos se van conociendo mejor, y hemos notado que al convivir unos con otros sí se puede que haya este diálogo”, explica Pozas. 

“No planteamos a los chicos que al venir al Centro contribuyen a la Paz, como si fuera un slogan. Más bien sucede que a los muchachos que acuden al Centro de la Obra y se acercan a sus actividades se les habla de que tienen que ser mejor persona, mejor estudiante o mejor trabajador, y estamos seguros de que esto contribuye de modo efectivo a la paz”.

“Las personas que vivimos aquí tenemos amistades en los tres ambientes, cristiano, musulmán y judío. De manera muy natural. Por ejemplo, tuvimos aquí durante una época unas conferencia y tertulias culturales sobre temas muy variados: sobre arqueología, historia, lenguaje. Eran en hebreo; venían profesores, venían estudiantes, invitábamos a estudiantes judíos, y también a cristianos o musulmanes, con la condición que supieran hablar hebreo porque la conferencia iba a ser dada por un profesor en esa lengua. Al acudir a la casa el tema principal era la parte cultural, o de lo que se tratara, pero luego empezaban a preguntar: “¿Oye, y qué es este sitio?” Y pasábamos a explicarles la parte humana de la formación que se daba en la casa; y quedaban fascinados”. 

“Cuando vino el Padre en diciembre [el obispo Javier Echeverría, actual prelado del Opus Dei], tuvimos una tertulia a la que invitamos a cristianos, musulmanes y judíos. Y, obviamente, el Padre habló de Saxum. De hecho un árabe cristiano le hizo una pregunta sobre Don Álvaro, sabiendo que Don Álvaro estuvo aquí en 1994, pues a esta persona le tocó conocerlo directamente. Le preguntó qué podía hacer él para aprovechar todo el mensaje que Don Álvaro trajo aquí. Entonces el Padre le dijo cosas muy bonitas, quizá no voy a recordar exactamente, pero le dijo que Don Álvaro nos enseñó a estar abiertos a todos. Y a saber perdonar. Habló mucho del perdón, y yo creo que eso podría ser- y no es exclusivo de Don Álvaro, el Papa nos lo está diciendo mucho estos días también- lo más importante”. 

A difundir la aportación social del centro, colaboran también personas de otras religiones.

“Hay amigos, sobre todo amigos judíos, que nos han presentado a autoridades locales, principalmente para dar a conocer el proyecto Saxum, para explicar el impacto que va a tener el proyecto Saxum para el país, principalmente para el peregrinaje cristiano por supuesto, pero también como un lugar de encuentro para todos los que viven en el país, cristianos, musulmanes y judíos. Entonces sí, nos han acogido muy bien”.

¿Y el principal problema en toda la historia de este proyecto? Pozas lo tiene claro: “Pues 20 años para encontrar el terreno. En ello Don Álvaro nos ha ayudado claramente. Las dificultades fueron fundamentalmente burocráticas”.

sábado, 25 de octubre de 2014

Mezquita de la Roca IV


La mezquita de la Cúpula de la Roca (Qubbat as-Sajrah) de Jerusalén es la primera, desde el punto de vista cronológico, construida entre los años 688 y 692, unos 60 años después de la muerte del Profeta. Es por tanto el monumento más antiguo de los que sobreviven de la época primitiva y en el se conjugan ascendientes bizantinos con elementos doctrinales, materiales y simbólicos que el nuevo orden musulmán exigía.

La Cúpula de la Roca es única en el arte del Islam, en cuanto a su arquitectura, y se relaciona directamente con el estilo de templo bizantino de planta central octogonal, de origen paleocristiano, con particular influencia del Santo Sepulcro, de Jerusalén. Tiene dos naves de circunvalación y está rematada por una cúpula que se levanta sobre un cimborrio octogonal. Cuatro pórticos se abren a los cuatro puntos cardinales, situando de esta manera simbólica al santuario en el centro del mundo. La cúpula está formada por una cubierta doble de madera forrada por una capa de metal dorado, de tal que modo que no precisa de pesados estribos de descarga. 

En el interior se aprecia un estilo clasicista (romano y bizantino) debido al uso de antiguas columnas unidas por arquitrabes, formando una doble estructura de pilares y columnas (4 pilares y 12 columnas en la línea interior que sustenta el cimborrio, y 8 pilares y 16 columnas en el deambulatorio). Simbólicamente representan los 40 santos o "pilares espirituales" que son el soporte de la fe musulmana; la planta poligonal estrellada de ocho puntas que generan las líneas y ángulos que se derivan de las columnas y pilares expresan la síntesis del círculo y el cuadrado, del movimiento y el reposo, del espacio y del tiempo. 

En cuanto a la decoración de mosaicos que cubren las paredes interiores del cimborrio están formados por ornatos de pámpanos estilizados enriquecidos con joyas y diademas en las que se pueden distinguir emblemas y símbolos sasánidas y bizantinos, que tal vez pretendan simbolizar al imperio universal del Islam. 

Aunque los artífices de estos mosaicos habían aprendido su oficio en escuelas sirio-bizantinas, esta asociación de temas vegetales y joyas es originaria de Asia y tiene ciertas analogías con él, los ornamentos budistas e hinduistas. La Cúpula de la Roca, globalmente considerada, es la muestra más clara de la encrucijada entre el arte bizantino y el incipiente arte islámico.

Generalmente se la conoce también con el impropio nombre de mezquita de Omar, al atribuirse a este compañero de Muhammad (sws) su fundación; si bien es cierto que sobre la roca de este lugar, cima del monte Moira, Omar levanto una pequeña capilla de oración en madera, el verdadero creador de la mezquita fue el califa Omeya Abd al-Malik en el año 688 con la finalidad de expresar el triunfo de las doctrinas Islamicas.

sábado, 18 de octubre de 2014

Mezquita de la Roca III

Al atravesar el denso callejero de la misma Jerusalén se produce de vez en cuando y desde el punto más inesperado, la aparición de una grandiosa y esquiva cúpula dorada, rotunda y pulida, que contrasta con el caótico caserío de piedra que nos rodea: es la Cúpula de la Roca, el más antiguo de los edificios musulmanes conservados.

Si su apariencia es insólita, no lo es menos su aislamiento en medio del inmenso rectángulo del Haram al-Sarif y aún aparece sobreelevada en el centro de una amplia plataforma yerma, en la que únicamente florece la arquitectura. Es un ente de razón, riguroso y autosuficiente, que anula los tímidos intentos para acompañarla del resto de la ciudad.

Consta que se acabó en el año 72 de la Hégira (691 ó 692), durante el califato de Abd al-Malik; es indudable que se construyó en el solar del Templo de Salomón, sobre el Ara de los Sacrificios, y esto no puede ser casual, aunque la tradición afirma que sólo se quiso preservar el recuerdo del viaje del Profeta al Paraíso: de esta manera se formalizó un tercer lugar sagrado para el naciente Islam, cuya apariencia competía, además, con los edificios cristianos de la ciudad, como el Santo Sepulcro, la iglesia de la Ascensión y la tumba de la Virgen; por tanto, no se construyó una mezquita, sino un mashad, que significa lugar de martirio, aunque en este caso se refiera a la manifestación del Profeta. 

Es un edificio dotado de rigurosa simetría central, con perímetro octogonal y cúpula de madera de planta circular, entre los que, gracias a una bien articulada arquería ochavada, se organizan dos naves concéntricas, destinadas al desarrollo del tawaf (la procesión) en torno al círculo que alberga la Roca. La arquería que sustenta el tambor de la cúpula y la intermedia ofrecen una inteligente alternancia de pilares y columnas, procedentes éstas de edificios romanos y bizantinos, aunque integrados en una organización tan novedosa en lo estructural como clásica en su decoración, pues los arcos aparecen atirantados con unos arquitrabes de madera recubiertos de metal damasquinado.

Las naves del tawaf llevan techo plano, en contraste con la cúpula interior, que está separada de la cubierta. El carácter de la decoración interior es casi abstracto, ya que sólo vegetación esquematizada, detalles romanos estereotipados y unas figuras bizantinas de joyas la animan. Nada se sabe sobre el diseñador del edificio, pero todo hace suponer que fue un cristiano sirio, pues como demostró Creswell, a partir de una lista de rasgos significativos, el 5 por 100 son de origen clásico, el 15 por 100 bizantinos y el resto de la tradición regional, de tal forma que, si no fuese por el letrero cúfico, sus contemporáneos hubiesen creído estar en un martirium o baptisterio.

El edificio que promovió Abd al-Malik quedó ya para siempre como el brillante inicio de una nueva etapa de la historia de la Arquitectura, aunque en el fondo fuese el epígono de una serie de hitos que, arrancando en el Pantheon de Roma pasan por Santa Sofía de Constantinopla hasta cerrar en este ente de razón, posado como un milagro en la plataforma del Haram al-Sarif.

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sábado, 11 de octubre de 2014

Mezquita de la Roca II

En el centro de la explanada de las mezquitas, la cúpula se eleva unos 30 metros de altura sobre la Roca. Está situada sobre un tambor cilíndrico que descansa sobre cuatro pilares separando arcadas de tres arcos. Alrededor de la cúpula fue colocada una construcción octogonal dividida en dos naves por una corona de ocho pilares, separados asimismo por arcadas. Cuatro portales se abren a los cuatro puntos cardinales, y permiten el acceso al interior del edificio. La luz penetra en el interior gracias a dieciséis ventanales abiertos en el tambor, y las cuarenta ventanas (cinco sobre cada lado) que circundan la base octogonal del edificio.

La ornamentación interior, que prácticamente conserva su estado original, resulta impresionante. Las zonas bajas están revestidas de magníficas piedras decoradas con motivos animados. Encima, las paredes se hallan revestidas de mosaicos con fondo de oro representando un jardín maravilloso. Los árboles representados por hojas de acanto y otros motivos vegetales, están cargadas de frutas y de joyas. Hasta los arquitrabes llevan un revestimiento de bronce decorado según el modelo antiguo con palmeras, acanto y uva.

Por primera vez en un edificio islámico se encuentra una inscripción monumental en escritura cúfica y que, como una cinta de mosaico, envuelve las arcadas de la galería interior. Todos los textos proceden del Qur’ân, pero su selección es poco corriente. Debe ponerse en relación con la función particular de la Roca, y con su situación en la "ciudad santa" de los judíos, así como su proximidad inmediata de los santuarios cristianos. Hallamos citas del Qur’ân presentando a Muhammad como "el sello de la Profecía", continuador de todos los profetas. Un extracto particularmente largo trata de Issa y de Maryam, seguido de una exhortación a abrazar el Islam. Todos los textos hacen referencia a la función del edificio: situado en el centro de Jerusalén, tan vinculado al cristianismo y al judaísmo, la cúpula de la Roca tenía que subrayar la magnificencia del Islam.

La inscripción se acaba con esta datación: "Esta cúpula fue elevada por Addal-lâh (el servidor de Al-lâh) el Imán al-Mamun, el comendador de los creyentes en el año 72. ¡Que Al-lâh tenga por bien aceptarlo!" Esta última parte del texto es un enigma, porque el nombre del califa y la fecha no concuerdan: se trata de una falsificación histórica. En el año 831 el califa abbasida al-Mamun procedió a numerosas transformaciones en la cúpula y no vaciló en borrar el nombre del que consideraba "falso califa" Abdel Malik, para sustituirlo por el suyo. Aunque, extrañamente, no rectificó la fecha de construcción, otorgando a esta inscripción un carácter anómalo, como si se nos quisiera indicar que toda temporalidad es susceptible de un nuevo ordenamiento, que acaba siendo superada por un contexto metahistórico.

Hemos hablado hasta aquí de la Roca como un edificio, y podríamos ahondar en las vicisitudes histórico-políticas que motivaron su construcción, incluso hablar de las disputas que aún hoy en día genera. La explanada de las mezquitas ha sido testigo de numerosos acontecimientos, pero nada equiparable en el sentir del musulmán al viaje nocturno. Desde aquí diremos que no importa el lugar geográfico, que la Roca es solo un símbolo, y como tal no debe ser motivo de "apropiación" política: debe permanecer abierto, no convertirse en templo.

sábado, 4 de octubre de 2014

Mezquita de la Roca I

Junto a la de al-Aqsa, y ocupando un lugar central, se eleva el Qubbat al-Sakhra: la Mezquita de la Roca, también llamada Mezquita de Omar.

Entramos y pudimos -como se ve en las fotografías, meter la mano en el agujero desde el cual se toca algo de la roca. Después descendimos por unas escaleras a un lugar que se encuentra debajo de la roca. Allí hay representaciones de los lugares más importantes del islám: el de la foto es el de la Meca.

Esta mezquita -de ahí su nombre- cubre y acuna la Roca sobre la cual Ibrahim, padre de todos los judíos y de todos los cristianos y musulmanes, estuvo a punto de sacrificar a su hijo Ismael, y desde donde el Profeta inició el mijray (el viaje nocturno). Por ello es considerado como uno de los principales "santuarios" del Islam, conocido como el Quds -Santo- de Jerusalén, haciendo referencia con ello al carácter insondable de dicha experiencia mística. Los musulmanes dicen que fue Ismael, mientras que judíos y cristianos afirman, según dice el Antiguo Testamento, que fue su hijo Isaac.

Existe un momento en la vida del profeta Mohamad en que recibe la orden de dejar de orientar la salat -oración- hacia Jerusalén. Debemos notar, sin embargo, que durante gran parte de su vida el profeta, y los primeros musulmanes, realizaron la salat en dirección a la ciudad santa de Jerusalén. Este cambio de orientación fue provocado, por lo menos en un sentido externo, por la actitud de las tribus judías de Medina, pero no por ello Jerusalén dejó de ser una referencia para todos los musulmanes hasta la toma de la ciudad el 638. La Kaaba de Meka y el Templo de Jerusalén se hallan vinculados por el viaje nocturno de Muhammad. Dice el Qur’ân (17,1) que el Profeta fue transportado de la "mezquita sagrada" (la Kaaba) hasta "la mezquita prohibida" (Haram al-quds). Desde ahí ascendió hasta los pies del Trono de Al-lâh, siendo la Roca de Ibrahim el lugar desde el cual inicia su ascensión. Ésta ha sido desde entonces objeto de una veneración particular.

Existe toda una serie de vínculos entre los dos santuarios, que desempeñan un papel importante en la historia de Ibrahim. La Kaaba de Meka fue construida originalmente por el mismo Ibrahim, y la Roca, situada en el lugar del Templo de Herodes, fue edificada en el monte Moriah, en el mismo lugar del sacrificio (no consumado) de Ismael. Tanto en Meka como en Jerusalén la circunvalación de los santuarios a sido siempre un elemento esencial de la peregrinación.

Según una lectura histórica, fueron motivos de política interior los que provocaron la construcción del santuario en el monte del Templo. El califa Omeya Abdel Malik buscaba crear un centro importante de peregrinación y culto, que desviase algo la atención de Meka y de Medina como acaparadores de todas las miradas. Se encontraba en conflicto con las autoridades de estas dos ciudades, que ponían en duda su nombramiento como califa. Muchos musulmanes no aceptaron que el califato pasase de su padre Muawiya a él, según los principios de la sucesión dinástica. En un momento dado Abdel Malik llegó a prohibir a los sirios la peregrinación a Meka, a pesar de ser obligatoria para todos los musulmanes, con la excusa de que no abandonasen los lugares donde el Islam debía ser defendido. Siendo así, la Mezquita de la Roca se convirtió, por su cercanía a Siria, en un lugar "alternativo" de peregrinación.

La Mezquita de la Roca Junto con la Kaaba es el edificio islámico más antiguo que, a lo largo de trece siglos, ha conservado su función original. Su mantenimiento, como el de los santuarios de Meka y Medina, ha corrido siempre a cargo del gobierno central. Después de la conquista de Palestina y de Egipto por el sultán otomano Suleyman I en los años 1516-1517, paso a estar a cargo de los turcos. Es en esa época cuando fue puesto el revestimiento exterior de cerámica según el estilo otomano, en 1552.

Es casi el único edificio musulman que ha sobrevivido basicamente intacto en su forma original. Construido por Caliph ab al-malik y completado en 691.

sábado, 27 de septiembre de 2014

D. Álvaro en la Dormición y el Cenáculo

"El martes 22 de marzo, por la mañana, don Álvaro se encuentra bastante cansado. Lo notamos cuando salimos del Hotel y él mismo lo dice al Dr. Araquistain. Vamos al Monte Sión, leyendo en el coche los textos evangélicos de la última Cena del Señor. Hacemos un rato de oración en la Basílica de la Dormición. Antes de salir, don Alvaro quiso que compráramos unos iconos pequeños, para llevarlos a Roma de recuerdo a sus hijas e hijos. Luego vamos a visitar el Cenáculo, donde don Alvaro se arrodilla y reza con gran recogimiento. Luego pasamos a la iglesia que está cerca del Cenáculo, donde don Álvaro celebra la que será su última Misa. Concelebramos con él Mons. Echevarría, los dos sacerdotes de la Prelatura que residen en Jerusalem y yo. Asisten personas del Opus Dei. Al llegar el momento de la homilía, don Álvaro –muy cansado- le pide a Mons. Echevarría que haga él la homilía. Después el Siervo de Dios va al centro de las mujeres y al de los hombres. Quiere almorzar ese último día en Jerusalén con todos sus hijos que están allí y lo hacemos en el American Colony. Le aconsejamos a don Álvaro, terminada la comida, que descanse un rato, antes de salir para el Aeropuerto, porque se le nota muy cansado.

En el aeropuerto de Tel Aviv encuentra a hijas e hijos suyos. Está también el Embajador de Venezuela ante Israel, que desea acompañar a don Álvaro hasta el avión. Pasamos por muchos interrogatorios antes de salir. Don Álvaro saluda al piloto y al copiloto y el avión (el mismo en el que fuimos a Tierra Santa) despega a las 17,15.

Durante el viaje hacemos un rato de oración y rezamos la tercera parte del Rosario.Don Álvaro habla un buen rato con el copiloto, interesándose por él con mucho afecto.Nos comenta su emoción de esta visita a los Santos Lugares, y siempre trae a la memoria que San Josemaría no pudo llegar a tener aquí en la tierra esta alegría. Y una vez y otra agradecía al Señor haber tenido esta ocasión de visitar y rezar en la Tierra Santa.

A la llegada al aeropuerto de Ciampino, a las 21,15, estaban esperando al Siervo de Dios algunos matrimonios de supernumerarios del Opus Dei, que vivían cerca del aeropuerto, con sus hijos. Deseaban que el Siervo de Dios bendijera a sus familias. Me acuerdo que ofrecieron a don Álvaro unas flores y una bandeja de huevos frescos. Después de saludar y bendecir a estas hijas e hijos suyos, volvimos enseguida para casa. Don Álvaro estaba cansado por las horas del viaje, pero sereno. Al llegar a la sede de Bruno Buozzi saludó a los miembros del Consejo General y pasó a saludar un momento también a la Asesoría Central. Se concluía así el viaje a Tierra Santa del que comentó don Álvaro en el avión, cuando volvíamos: Estoy contentísimo de haber hecho este viaje; lo considero una caricia del Señor".



sábado, 20 de septiembre de 2014

D. Álvaro en Betania, la Visitación y la Flagelación

El domingo 20 fuimos con don Álvaro a Betania. Ya en el coche comenzamos a leer y meditar los textos del Evangelio referentes al trato de Jesús con Lázaro, Marta y María. Vemos desde fuera la tumba de Lázaro y entramos en la iglesia de la casa de los hermanos para hacer media hora de oración. A continuación don Álvaro fue a celebrar la Santa Misa en el oratorio del centro de las mujeres del Opus Dei y les hace la homilía. Tuve la ocasión de ayudarle en esta Misa. Después el Vicario don Alberto fue enseñando a don Álvaro algunas casas o terrenos que podrían servir como sede de centros, que ahora estaban en sedes provisorias, muy pequeñas. Uno de los terrenos estaba en Ain Karim. Y a Ain Karim volvimos por la tarde, para hacer un rato de oración en la iglesia de la Visitación y pasamos por delante de la iglesia de San Juan Bautista. Al volver a Jerusalem, don Álvaro tuvo, en el centro de las mujeres de la Obra, una tertulia para chicas, en las que participaron varias hebreas. Después fue al centro de varones y estuvo un rato con sus hijos. Indudablemente notamos que don Alvaro estaba cansado y, a la vez, enormemente contento de estar en Tierra Santa.
El lunes 21 fuimos con don Álvaro a visitar la iglesia de Santa Ana e hicimos un rato de oración en la cripta de la Natividad de la Virgen. Nos acercamos después a la piscina de Bethesda, donde leemos el texto del Evangelio de San Juan (cap. V) de la curación del paralítico.
Desde allí el Siervo de Dios fue a predicar y a celebrar la Santa Misa en el oratorio del centro de varones del Opus Dei. A las 12 visitó al Nuncio Apostólico.
Por la tarde, con don Álvaro, hicimos un rato de oración en la iglesia de la Flagelación, leyendo texto evangélicos del juicio del Señor ante Pilato, flagelación, Ecce homo, condena de Jesús. Visitamos el Litóstroto, el arco del Ecce homo, la Vía Dolorosa. Después vamos a la iglesia de San Pedro in Gallicantu donde leemos los textos de las negaciones de Pedro.
Más tarde, don Álvaro tiene una tertulia, en el centro del Opus Dei, a la que asisten varios jóvenes palestinos católicos y un grupo de chicos norteamericanos que van a participar la próxima Semana Santa, en Roma, al encuentro de universitarios que se organiza todos los años (Univ). Luego don Álvaro se acerca al centro de las mujeres del Opus Dei, para estar un rato con sus hijas.

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sábado, 13 de septiembre de 2014

D. Álvaro en Dominus flevit y Belén

El viernes 18 de marzo, volvimos con don Álvaro al Santo Sepulcro, para hacer un buen rato de oración y celebrar la Misa en el altar de la Magdalena. De nuevo don Álvaro se arrodilló ante el sepulcro del Señor y en el lugar de la Crucifixión y visitó detenidamente la Basílica.
Después fuimos a visitar el “Dominus flevit”. Allí se le acercó un muchacho joven, español, de Valencia, que le pidió a don Álvaro su bendición y le dijo que le gustaría hacerse una foto con él, porque tenía un hermano del Opus Dei y le alegraría mucho tener ese recuerdo. Enseguida se prestó a la foto, habló con el muchacho (el apellido era Clarell) y le dio su bendición. En el coche, y rezando el Rosario, recorrimos el Monte de los Olivos. Pasamos por el Hotel donde nos alojábamos y de allí nos dirigimos al American Colony, donde almorzamos con todos los Numerarios del Opus Dei que vivían en Jerusalem. Por la tarde fuimos al Huerto de los Olivos e hicimos media hora de oración en la Basílica de la Agonía, ante la piedra por la que don Álvaro, después de besarla, quiso pasar su cruz y su rosario. De allí salimos para el Centro de las mujeres del Opus Dei y don Álvaro estuvo un rato de tertulia con sus hijas. Camino de la sede del Centro, don Alberto enseñó a don Álvaro una tumba del tiempo de Jesucristo muy restaurada y que da una idea de cómo sería el sepulcro de Jesús. Después de estar un rato con sus hijas, fuimos al Centro de los hombres, donde el Siervo de Dios quiso estar otro rato con sus hijos, que le contaron anécdotas de su trabajo en Tierra Santa. Don Alberto nos llevó al Hotel. Allí, en la habitación de don Álvaro, siguiendo los textos que había escrito el Fundador del Opus Dei, precisamente para leerlos en la vigilia de San José, pedimos al Señor, por la intercesión de San José, por todas las personas que podría el Señor llamar a su Obra ese año. Don Álvaro nos comentó que se unía a todas las oraciones que se estuvieran haciendo ese día en todo el mundo, pidiendo al Señor vocaciones fieles para servir a la Iglesia.
El sábado 19 de marzo, solemnidad de San José, patrono del Opus Dei, fuimos con don Álvaro por la mañana a Belén. Ya en el coche comenzamos nuestra oración leyendo los textos evangélicos sobre el Nacimiento del Señor. Llegamos al “Campo de los pastores”, donde continuamos nuestra oración y, cuando terminamos, visitamos las grutas y salimos para la Basílica de la Natividad, donde don Álvaro concelebró e uno de los altares de la gruta e hizo la homilía. Había mucha gente en aquel estrecho lugar. Entre los asistentes estaban Aníbal y Laura y otros fieles de la Prelatura, como el Sr. Puhl, español, que tiene un hijo también de la Obra. Después de la Misa don Álvaro se arrodilló para besar la estrella que señala el lugar del Nacimiento de Jesucristo. Volvimos a Jerusalem, pasando por el Muro de las lamentaciones. Por la tarde, a las 4, volvió don Álvaro a Belén, para tener en el “Hotel Paradise” una tertulia con un centenar de personas muy variadas (palestinos católicos, algunos hebreos y ortodoxos, seminaristas alemanes que estaban visitando los Santos Lugares con un sacerdote del Opus Dei, diplomáticos, etc.). A las 6 de la tarde, en Jerusalem, el Siervo de Dios visitó al Patriarca Sabbah. Después fue a estar otro rato con sus hijas, llevándoles de regalo una caja de bombones. Cenó con sus hijos, para celebrar la fiesta de San José. A la vuelta al Hotel, don Álvaro estaba cansado y con algunas dificultades respiratorias. Lo examinó el Dr. Araquistain.

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sábado, 6 de septiembre de 2014

D. Álvaro en el Monte Tabor y en la Basílica del Santo Sepulcro

El día siguiente, 17 de marzo, jueves, salimos de Nazareth a las 9 de la mañana y fuimos a Caná de Galilea, a visitar la iglesia de las Bodas, donde leímos y meditamos el relato correspondiente del Evangelio de San Juan. Seguimos para el Monte Tabor, donde celebramos la Santa Misa a las 10,15, en la capilla de Moisés del Santuario. Antes, ya en el coche, habíamos leído y meditatado los textos evangélicos de la Transfiguración del Señor. Al bajar del Monte quiso don Álvaro que recogiéramos algunas flores campestres de aquel lugar, para llevarlas a Roma.
Seguimos para Jerusalén por la carretera del valle del Jordán. Antes de pasar por Jericó leímos los textos del Evangelio de la curación del ciego (el “Domine, ut videam! Que tanto repitió San Josemaría desde que notó la llamada del Señor) y el del encuentro con Zaqueo. Precisamente nos paramos a la entrada de Jericó junto a un sicomoro que allí había. Seguimos hacia Jerusalem y desde el coche divisamos el monte de las tentaciones. Llegamos a la Ciudad Santa y por la tarde Don Álvaro quiso que fuéramos a visitar y hacer oración en la Basílica del Santo Sepulcro. Don Álvaro, conmovido de emoción, se arrodilló y colocó su frente sobre la piedra del Santo Sepulcro. Fue un rato de prolongado silencio, absorto el Siervo de Dios en el Misterio de la Muerte y Resurrección del Señor. Pasó a visitar el lugar del Calvario y, a pesar de sus años y dificultades físicas, se arrodilló y echó adelante su cabeza para besar y poner las manos en el agujero que la tradición considera como el lugar donde estuvo clavada la Cruz de Jesucristo.
Después de este largo e intenso rato de silenciosa contemplación, el Siervo de Dios fue a visitar los dos centros del Opus Dei en Jerusalén. Primero fue a ver a sus hijas y a entregarles unos regalos que les llevaba para la casa y estuvo contándoles sus visitas a los Santos Lugares y hechos de la labor apostólica en varios países. Quería manifestarles su afecto paterno a quienes habían ido a trabajar en Tierra Santa en circunstancias, como se sabe, bien difíciles. Después fue al centro de sus hijos. Era una pequeña casa alquilada, provisional. Tuvo un buen rato de tertulia con ellos. Quiso, nada más llegar, llamar por teléfono a Aníbal Díaz, para preguntarle por su salud y agradecerle los detalles de afecto filial que le había manifestado desde su llegada a Tierra Santa. Aníbal volvía a la Clínica Universitaria de Navarra el día 20, para ser tratado médicamente. Don Álvaro conocía bien la gravedad de su estado. Por la noche, desde el Hotel Hyatt, donde nos alojábamos porque en nuestra casa no había sitio, don Álvaro llamó por teléfono a Roma, para hablar con su Vicario Mons. Francisco Vives.
Deseo recordar aquí que este día 17 de marzo, don Álvaro escribió varias postales, para mandar un recuerdo desde Tierra Santa a sus hijas e hijos de Roma y a personas de la Santa Sede. Ese mismo día y el siguiente echamos al correo las cartas. Mi sorpresa fue que al día siguiente de llegar a Roma, cuando ya el Señor había llamado a don Álvaro a la vida eterna, me di cuenta de que se me había quedado en la cartera, sin echar al correo, una de las postales que escribió el 17: justo la que dirígía a Mons. Stanislaw Dziwisz, para que le hiciera llegar al Santo Padre su constante recuerdo y oraciones desde Jerusalén. La leí y que me quedé conmovido: don Álvaro pedía a don Stanislaw que hiciera llegar al Papa el deseo de ser (lo decía en plural) fideles usque ad mortem. No resistí a fotocopiar el texto, antes de hacer llegar enseguida la postal a don Stanislaw. Fueron éstas las últimas palabras que don Álvaro dirigió al Papa.

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sábado, 30 de agosto de 2014

D. Álvaro en Tabga y las bienaventuranzas

El día siguiente, miércoles 16 de marzo, visitamos el lugar de la multiplicación de los panes y los peces junto al lago Tiberíades. Rezó allí el Siervo de Dios y quiso colocar su cruz pectoral y el rosario sobre la piedra que está debajo del altar de la iglesia. Se detuvo a contemplar aquellos campos y el lago. Seguimos hasta Tabgha, rememorando la pesca milagrosa, el encuentro de los discípulos con Cristo Resucitado, el “Simón, ¿me amas?...”. En estas ocasiones, don Álvaro siempre solía recordar los comentarios que había oído a San Josemaría a lo largo de tantos años a su lado. Entramos en la iglesia, después de habernos santiguado con agua del lago. Quiso besar la piedra que sirvió de mesa a Jesucristo y a los discípulos. También sobre esta piedra el Siervo de Dios quiso colocar cruces y rosario. Un franciscano e la Custodia de aquel Santo Lugar trajo a don Álvaro una estola empleada por el Papa Pablo VI en su visita a aquella iglesia y le pidió que se la pusiera y bendijera a los peregrinos que allí estaban. Don Álvaro lo hizo enseguida. Quiso que recitáramos allí un Credo y rezáramos por el Papa.
Después fuimos a la Basílica de las Bienaventuranzas. Allí hicimos un rato de oración y celebramos la Santa Misa en el altar mayor. Al salir, don Álvaro se quedaba admirando desde allí, con gran recogimiento, el lago y los campos por los que Jesucristo había pasado. Fuimos a Cafarnaun, donde vio la casa de Pedro y la sinagoga. Quiso que allí, después de leer textos del Evangelio relativos a aquel lugar, volviéramos a recitar un Credo y rezáramos una oración a San Josemaría (entonces Beato), pidiendo por la Iglesia.
Don Álvaro tenía deseo de volver por la tarde al lago de Genesaret y poder hacer un buen rato de oración en barca, en medio del lago. Tratamos de buscar al final de la mañana a alguien que nos pudiera alquilar una barca. Fue una búsqueda larga y no conseguimos encontrar lo que queríamos. Durante este rato de búsqueda se descargó la batería del coche y tuvimos que esperar bastante tiempo, hasta que una persona que pasaba nos cargó la batería. La vuelta a Nazaret fue a las 14,30. Y tuvimos que renunciar a la barca. Volvimos por la tarde a la costa del lago, en Tabgha. Y allí, en la orilla, sentados sobre un tronco de pino, hicimos un rato de oración (de 17,40 a 18,10), leyendo textos del Evangelio relativos a hechos de Jesucristo en el lago de Genesaret.
Volvimos al final de la tarde a Nazareth, al hotel “San Gabriel”.

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