sábado, 26 de septiembre de 2009

Basílica del Santo Sepulcro III

El Franciscano Niccolo da Poggibonsi visitó Tierra Santa entre 1346-1350. Este es su relato: "Allí, dentro de la Iglesia, hay un total de 20 altares: porque cada confesión de cristianos tiene el suyo" . También afirma que el Santo Sepulcro es propiedad de un Sarraceno que: "abría la puerta, hacía entrar a la gente y los dejaba dentro por el tiempo que duraban tres Padrenuestros, después los llevaba fuera, y cerraba la puerta con llave". A finales del siglo XV el centro del poder Islámico fue transferido de la dinastía Mameluca de Egipto a los Otomanos Turcos. La armada turca causó grandes destrozos por todo el Mediterráneo. Hubo batallas contra los poderes de la Europa cristiana. Fueron rechazados en 1565. Bajo el nuevo dominio Turco la comunidad griega, convertida en súbditos del Imperio Otomano, trató de obtener la posesión de la Iglesia del Santo Sepulcro. En 1453 Mohammed II proclamó al Patriarca griego de Constantinopla como cabeza religiosa de todos los Cristianos que residían en su Imperio. Los Turcos se dan cuenta de que la Iglesia del Santo Sepulcro es un trofeo muy valorado que el sultán podía vender al mejor postor. Efectivamente en la época de Murad IV (1623-1640), varias partes del Santo Sepulcro cambiaron de mano seis veces, a favor del que mejor pagaba. Los Franciscanos no hubieran podido mantener esta costosa batalla si no hubiera sido por la ayuda de Francia que se convirtió en protectora de los Santos Lugares. En 1644 los Georgianos, incapaces de hacer frente a los gastos exigidos por los turcos, dejaron definitivamente la Basílica. Unos años después les siguen los Abisinios. Los Franciscanos adquirieron la mayor parte de las zonas abandonadas por otras confesiones. De hecho llegaron a tener en propiedad la practica totalidad de las capillas de la Basílica y el derecho exclusivo de celebrar la Misa en el Sepulcro. En 1676 el Patriarca Dosithens (Ortodoxo griego) hizo un arreglo con los turcos y obtuvo la exclusiva posesión de la Basílica del Santo Sepulcro para los Ortodoxos. Los Poderes Europeos se indignaron. Y, por fin, en 1690, los Franciscanos fueron reintegrados en sus derechos sobre la Basílica. De nuevo en 1767 los Griegos intentaron hacerse con toda la Basílica acusando ante el Sultán a los Franciscanos de diversas intrigas falsas. En 1860 el embajador francés General Aupick, en nombre de los países católicos, pidió que se reintegrara a los Franciscanos en los derechos adquiridos anteriores a 1767. El gobierno Otomano estaba dispuesto a aceptarlo pero el Zar Ruso Nicolás amenazó a los Tucos con romper relaciones diplomáticas.
Turquía se vio forzada por los rusos, y en 1862 dictó un firman disponiendo que el "Statu Quo " (el de 1767) se mantuviera. A todo esto hubo algún incendio más y la Basílica necesitaba urgentes arreglos. La restauración de la Iglesia comenzó en 1961 y está terminada desde 1997. Así, según se observa en la imagen, queda hoy en día repartida la Basílica del Santo Sepulcro.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Historia de la Basílica del Santo Sepulcro II

En 638 sucede una nueva ocupación, esta vez de los Sirios. Así es como el Patriarca de Alejandría, Eutichio (siglo X) describe los acontecimientos de la conquista: "Omar ibn al-Khattab asedió la ciudad. Sofronio, el Patriarca de Jerusalén, se entrevistó con él, y consiguió una carta de protección para la ciudad y sus habitantes. Omar ibn al-Khatab garantizó la salvaguardia de los lugares cristianos y prohibió a los suyos destruirlos o usarlos como viviendas". Al principio del siglo IX un violento terremoto dañó la cúpula de la Anástasis. Los daños fueron reparados en el 810 por el Patriarca Tomás. La iglesia fue incendiada en el 841. Una vez más, la iglesia fue incendiada en el 966 como venganza por la guerra perdida en Siria por el ejército Musulmán. Pero todos estos incendios sólo afectaron a las estructuras de madera que pudieron ser reparadas mediante un gran sacrificio de la ya empobrecida comunidad cristiana. Nuevamente la Iglesia volvió a ser incendiada por los Musulmanes en el 978 y el fuego rodeó a la basílica, al jardín del claustro y también a la Anástasis. En el 1009 el Califa de Egipto al-Hakim explícitamente ordenó la destrucción sistemática de la Iglesia. El historiador árabe Yahia ibn Said describe así los acontecimientos: "El hecho santo comenzó el año 400 de la Egira (1009 de nuestro calendario). Solamente las partes de difícil acceso no fueron dañadas". Empezaron por demoler la tumba misma, la cúpula y las partes altas del edificio hasta que los restos que se juntaron a sus pies bloquearon su destrucción. Durante once años se les prohibió a los cristianos visitar los destrozos, tampoco se les permitió rezar en las ruinas. Pasado este tiempo se firmó un tratado de paz entre el emperador Bizantino Argirópulos y el sucesor de al-Hakim en el que se estipuló la reconstrucción del Santo Sepulcro. Los trabajos comenzaron bajo el emperador Constantino Monomaco. Los arquitectos llegaron a la conclusión de que era imposible restaurar la totalidad de la estructura Constantiniana. Así que optaron por conservar solamente la Anástasis con un ancho ábside hacia el este y varias pequeñas capillas. Estos trabajos se hicieron entre el 1042 y 1048. La Basílica estaba reconstruida aunque Jerusalén seguía en poder de los árabes musulmanes. Los cruzados conquistaron Jerusalén el 15 de julio del 1099, y enriquecieron mucho la Iglesia. Jerusalén cayó ante el ejército de Saladino en 1188. La iglesia del Santo Sepulcro fue cerrada y nadie podía oficiar en ella. De hecho el peregrino Titilar en el 1217 observó que la Iglesia del Santo Sepulcro estaba siempre cerrada y que las puertas se abrían solamente para los peregrinos que pagaban bien. El mundo cristiano protestó enérgicamente y el Sultán Ajub se disculpó en 1246 ante el Papa Inocencio IV. También le informó de que había dado las llaves de la Basílica a dos familias musulmanas quienes se harían cargo del lugar. Estos guardianes de las llaves del Santo Sepulcro abrían la iglesia sólo en ciertos días y previo pago. Todavía hoy miembros de esas familias guardan las llaves, abren y cierran la Basílica. En esta época peregrinos de Mesopotamia, Egipto, Armenia, Etiopía, Siria, Grecia y Georgia se establecieron alrededor del Santo Sepulcro. La reina Tamara de Georgia hizo un arreglo con el sultán de Egipto, que permitía a algunos Georgianos vivir dentro de la Iglesia del Santo Sepulcro. Es un período muy oscuro. Funcionarios musulmanes sin escrúpulos jugaban con la vida de los cristianos para permitirles entrar en este santo edificio. El santuario decaía poco a poco. Los mosaicos de las paredes se iban deteriorando y junto con ellos la totalidad de la estructura comenzó a venirse abajo.Las potencias europeas, después de fracasar en varios intentos por la conquista de los Santos Lugares trataron de lograr acuerdos. Angió y Sancha de Mallorca, reyes de Nápoles (1309-1345), tuvieron éxito después de largas negociaciones y grandes sumas de dinero para obtener de Melek en-Nazer una residencia oficial para la comunidad latina de Jerusalén dentro del Santo Sepulcro. Con la aprobación del Papa Clemente VI esta responsabilidad fue otorgada a los Franciscanos en 1335. Los Franciscanos recibieron la Capilla de la Aparición de Cristo que desde entonces nunca han abandonado.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Historia de la Basílica del Santo Sepulcro I

El día 14 celebramos la fiesta de la exaltación de la Santa Cruz. Alrededor de esta fiesta -las tres próximas semanas- hablaré de la historia del lugar donde estuvo la Cruz del Señor, de la Basílica del Santo Sepulcro, que abarca tanto el lugar donde murió como el lugar donde resucitó. Durante los años siguientes a la muerte de Jesús los cristianos de la Iglesia madre de Jerusalén acudían a rezar a estos lugares. Pero enseguida comenzaron los problemas, pues en el año 70 Jerusalén fue sitiada y destruida por Tito. El Emperador Adriano sofocó otra revuelta más en el 135, y decidió demoler toda la ciudad de Jerusalén con el objeto de borrar los lugares que podrían ocasionar nuevos disturbios entre los judíos. Prohibió la presencia judía en la nueva ciudad y cambió su nombre por el de Aelia Capitolina. Una comunidad gentil-cristiana siguió viviendo en Jerusalén y aseguraron la continuidad, que luego fue clave para la identificación de los lugares sagrados. Adriano rellenó la cantera con inmundicias y escombros, niveló el terreno y construyó justo sobre el Calvario un templo a Venus diosa del amor. Escribe Eusebio de Cesarea (265-340): "Sucedió entonces que personas impías y ateas, pensaron retirar por completo de la vista de los hombres estos lugares. Suponían, dentro de su locura, que así podrían enterrar la verdad. Con ese fin trajeron una cantidad de desechos desde lejos y con mucho esfuerzo recubrieron totalmente el lugar; luego, habiendo llevado esto a una altura moderada, lo pavimentaron con piedras, escondiendo la cueva sagrada bajo el masivo montón. Después, como si su intento se hubiera llevado exitosamente a cabo, construyeron sobre esta base, un verdadero sepulcro de almas, mediante la construcción de un altar de ídolos sin vida para el espíritu impuro al cual llaman Venus". El Calvario y el Sepulcro permanecieron enterrados 180 años. Hasta que en 325, durante el primer concilio de Nicea, el obispo de Jerusalén, Macarios, pidió al Emperador Constantino que destruyera los templos paganos construidos encima de los lugares sagrados de la Ciudad. El Emperador, decretó la demolición de los templos paganos y ordenó profundizar hasta encontrar la roca del Calvario y el Sepulcro. Sigue escribiendo Eusebio de Cesarea: "Apenas la superficie original del piso, que estaba debajo de la tierra, apareció inmediata y contrariamente a todas las expectativas, el venerable y respetado monumento a la Resurrección de Nuestro Señor fue descubierto. Entonces realmente esta santísima cueva presentó una fiel similitud con Su regreso a la vida, en que después de haber yacido enterrado en la obscuridad, de nuevo emergió hacia la luz." La construcción de la Basílica Constantiniana significó un cambio completo en la topografía del lugar. Para ubicar este monumento los arquitectos aislaron la tumba del resto de la cantera en los flancos norte y oeste. Así, la tumba, que estaba en la fachada oeste de las murallas de la cantera, terminaba sosteniéndose libremente en el centro de un amplio espacio vacío.
Santa Elena fue a Jerusalén con los trabajadores que su hijo, el emperador Costantino, le proporcionó. Estuvo excavando en el sitio donde se hallaba el monte Calvario. Allí encontró la Cruz verdadera. Lo comprobó a través de una persona enferma que, al tocar el madero auténtico donde murió el Señor, quedó curada. En la imagen aparece la capilla de Santa Elena, que fue construida en los subterráneos de la Basílica constantiniana. En esta estrecha cavidad de la roca Santa Elena encontró también los clavos y el título de la condena (Jn 19,19-22).
Mas adelante, el peñasco del Gólgota fue recortado en los flancos norte y oeste para dar lugar a la nueva construcción. El 20 de mayo de 614, Jerusalén fue conquistada por los Persas. Según palabras recogidas por el Patriarca Eutichio en los Anales "Cosroe envió a su general Scharbaraz…, y quemó la iglesia del Calvario y del Sepulcro". Esto fue un tremendo golpe, casi todas las iglesias fueron arrasadas, todas las reliquias robadas y muchas personas muertas y enterradas en una cueva en Mamilla". Pero para el año 622 el emperador Heraclio ya había recobrado todo el territorio y forzado a los persas a devolver los trofeos de guerra entre los cuales estaba la reliquia de la Santa Cruz, que fue devuelta a la Iglesia del Santo Sepulcro el 20 de marzo del 630.

sábado, 5 de septiembre de 2009

Cafarnaum

Uno de los lugares más interesantes para visitar del mar de Galilea es Cafarnaum. En 1894 la Custodia Franciscana , por mediación de fray Giusepppe Baldi, de Nápoles, logro recobrar de los beduinos las ruinas de la sinagoga y buena parte de la antigua Cafarnaum. Estaba muy mal conservado el lugar, y se hicieron unas excavaciones importantísimas. Esta fotografía está realizada en 1894. En Cafarnaum Jesús podía llegar a ver a mucha gente, pues era un lugar de paso y muy comercial. Se encontraba en una gran arteria q conducía de Beisán a Damasco. En cambio, Nazaret era una aldehuela montañosa aislada, por lo cual Jesús preferiría pasar tiempo en Cafarnaum, lugar en el que convivían judíos y romanos. Cafarnaum tenía una población muy variada: agricultores, artesanos, comerciantes, recaudadores. Allí no había graves desigualdades economicas. Como se puede leer en el Evangelio, entre los romanos y los judíos se llevaban bien, y de hecho fue un centurión romano quien les construyó la sinagoga a los judíos, y los ancianos del pueblo dijeron a Jesús q curara a su criado. Jesús dirigió su mensaje a esta gente laboriosa y de mente abierta, y eligió de esta misma comunidad a la mayoría de sus discípulos: a los pescadores, pero también a Mateo, publicano y recaudador de impuestos.
La casa de Pedro, donde vivía Jesús, se encontraba unos 30 metros al sur de la sinagoga. Se sabe que es la casa de Pedro por la estrechísima relación que hay entre los datos arqueológicos y las fuentes literarias. Desde finales del siglo I una parte de esa casa se convirtió en domus ecclesiae. En el siglo IV esa se amplia y aísla del resto del poblado con una recia valla. En la segunda mitad del siglo V se construye una iglesia, de estructura octogonal, erigida alrededor de una anterior de una sola habitación, que era la del siglo I. En esa casa se encontraron varios graffiti, monogramas y símbolos. Los idiomas en que se encontraron las inscripciones eran: 151 muestras en Griego, 13 en Paleo-Estrangelo, 9 en Arameo y 2 en latín. Datan del s. II en adelante y eran inscripciones del nombre de Jesús, Señor, Cristo. O también expresiones como Amén. En las casas de al lado se observa como los techos eran planos. No se veía desde fuera pero estaba cubierto con vigas y tapado con paja. Se entiende que pudieran bajar al paralítico sus amigos y bajarlo por el techo.
La sinagoga del pueblo también es de los sitios en los que estuvo Jesús con toda seguridad. La de abajo es del siglo I, la del centurión romano. La de arriba del siglo IV. La tradición era construir las sinagogas encima o donde ya se encontraban las antiguas. Las piedras negras de debajo son del antiguo edificio o sinagoga del siglo I. Jesús en la sinagoga de Cafarnaum expulsó a un demonio impuro. Allí también proclamó el discurso del pan de vida y muchos de sus discípulos se fueron abandonándole.
Jesús condenó a Cafarnaúm, Corozaín y Betsaida por su incredulidad. Nunca más viviría nadie en esas ciudades. Esa maldición del Señor se ha cumplido exactamente. Así como Tiberiades sigue existiendo, esas otras ciudades fueron destruidas y ya nadie las habitó.