sábado, 25 de octubre de 2008

Nuestra Señora Reina de Palestina

Hoy celebramos la fiesta de Nuestra Señora, Reina de Palestina. Estuve por la mañana concelebrando en la Misa que tiene lugar todos los años en el Santuario erigido a la Virgen, Reina de Palestina. Cada vez más cristianos de Tierra Santa tienen devoción a esta advocación mariana. Y en este día, cada año, también crece más y más el número de cristianos que acuden a rezar a nuestra Madre.
El Santuario se encuentra a 35 kilómetros al oeste de Jerusalén, a mitad de camino hacia Tel Aviv, y cerca de la ciudad de Bet Shemesh. El lugar está muy próximo a Kibbutz Zora, que en la biblia aparece mencionado como el lugar del nacimiento de Sansón. El Santuario fue inagurado en 1927. Se celebraría la fiesta de Nuestra Señora, Reina de Palestina el domingo que sigue al 25 de octubre. La Santa Sede aprobó la fiesta en 1933. Se implora a la Virgen de Nazaret una especial protección para su Tierra nativa. La iglesia y el complejo de edificios fueron hechos por el arquitecto Maurizio Gisler. En el interior del Santuario está escrito en 280 lenguas distintas las palabras “Ave María”. El Patriarca en aquel entonces eligió de las 404 traducciones del "Ave María" que le presentaron las que finalmente aparecen. En el frontal del edificio principal hay una estatua de bronce, de 6 metros que representa a la Virgen bendiciendo su Tierra. Debajo las palabras: "Reina de Palestina". Hay que recordar que en aquel tiempo el nombre de Palestina no tenía un significado político sino religioso: designaba la región geográfica de la patria terrena de Jesús y de su madre María. Participan cristianos de toda Tierra Santa, pero especialmente de Jerusalén y de Belén. En esta ocasión las autoridades militares israelíes han concedido 800 permisos a cristianos de Belén para pasar el muro de separación.
El ambiente ha sido, como siempre en este día, muy festivo. La ceremonia solemne y celebrada por el Patriarca. Concelebramos unos 30 sacerdotes, y participaron gran cantidad de fieles. Al terminar la Misa, en procesión, se da una vuelta al Santuario para honrar a Nuestra Señora. Después de la Santa Misa la gente se queda a comer y a departir amigablemente. Muchas familias cristianas ya se conocen, y el ambiente que se crea es muy agradable.
Sabemos que todas las advocaciones de la Virgen, que son muchas, veneran a la única Virgen María. Y nuestra Madre nació y vivió aquí. Qué mejor lugar para honrarla como se merece. También ayuda saber que los cristianos que vivimos aquí le pedimos especialmente a través de esta advocación y en el día de hoy por la paz en su Tierra, en nuestra Tierra. También me gustaría a mí hoy pedir a los lectores oraciones por esta intención. Sugiero para que no se pase la buena intención rezar un "Ave María" a nuestra Madre en el momento de leer esta entrada.

domingo, 19 de octubre de 2008

Fiesta hebrea de los tabernáculos o Sukkot

Después de las entradas en el blog del Ramadán y de Yom Kippur, termino esta serie de fiestas de otras religiones con la de Sukkot. Los hebreos hacen tiendas en los balcones de las casas o en lugares que dan al exterior en sus casas y pasan allí parte del día. En principio tienen en la tienda todas las comidas y a veces duermen por la noche. El año pasado pude oír los ronquidos de mi vecino hebreo en la tienda que había hecho en el balcón de su casa. Varios días antes ya se le veía atareado clavando las varas que sujetarían la tienda, poniendo el techo, y ajustando el toldo que la recubriría. Después, durante una semana se le entreveía dentro de la tienda: comiendo, leyendo, rezando o durmiendo.
La fiesta de los Tabernáculos o Sukkot era la tercera de las grandes fiestas del año. Todos los varones israelitas debían presentarse en el templo de Jerusalén para celebrar el feliz término de la recolección de todos los productos agrícolas. Tenía lugar en las primeras semanas de otoño, y eran días de regocijo y de acción de gracias por los frutos de la tierra que Dios había dado al pueblo de Israel. Este nombre tiene origen en los tabernáculos, tiendas, cabañas o chozas, que los israelitas acostumbraban a levantar en los campos y en las viñas para habitar en ellas durante la temporada de la recolección. Con el paso del tiempo se dio a este hecho una significación histórica y religiosa: las tiendas conmemoraban los años en los que los hebreos habitaron como nómadas durante su peregrinación por el desierto. A lo largo de los siete días que duraba la fiesta de los tabernáculos los israelitas adquirieron la tradición de vivir acampados en tiendas.
Es interesante comprobar de dónde proviene esta fiesta y cómo se encuentran en ella elementos semejantes a los que vivimos los católicos, como las palmas. Los hebreos toman las cuatro especies: etrog (cidra), lulav (palmera), tres hadasim (ramitas de mirto) y dos aravot (ramitas de sauce). En cada día de la festividad (excepto Shabat), cogen las cuatro especies, recitan una bendición sobre ellas, las unen en sus manos y las agitan en seis direcciones: derecha, izquierda, adelante, atrás, hacia arriba y hacia abajo, expresando así que Dios está presente en todas partes. Los cristianos, en cambio, con las palmas recordamos la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén.
Llama la atención lo elegantes que se ve a los hebreos por la calle -yendo o volviendo de la sinagoga- con una bolsa alargada que contiene las palmas y demás elementos. En realidad siempre se visten sus mejores galas para ir a la sinagoga y van con toda la familia. Es todo un acontecimiento. Me hizo un comentario un peregrino al verles:
-Que pena que a veces los cristianos vayamos a Misa de cualquier manera, sabiendo que vamos a estar nada menos que con Jesucristo realmente presente, y asistir a la renovación incruenta de su Sacrificio en la Cruz por cada uno de nosotros.

sábado, 18 de octubre de 2008

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domingo, 12 de octubre de 2008

Yom Kippur

Es impresionante pasearse por las calles de Jerusalén en día de Yom Kippur. No hay un solo coche y está toda la ciudad en silencio. La policía corta algunas calles ya desde el día anterior por la tarde, que es cuando empieza la solemnidad. Solo se ven niños montando en bicicleta por las carreteras vacías. Es peligroso salir en coche porque los judíos ultraortodoxos te pueden tirar piedras, como de hecho nos ha pasado ya algún año. Los judíos que no practican se quedan todo el día en casa viendo películas de video. Los videoclubs se vacían en ese día. Los que viven el Yom Kippur también suelen quedarse en casa, sobre todo porque el ayuno que hacen ese día consiste en no comer ni beber nada , ni siquiera agua, en las 25 horas que dura el día de la expiación. Son 24 horas en teoría, pero lo hacen 25 para no arriesgar y ponerse en peligro de no cumplir el precepto legal con exactitud.
El día de Yom Kippur viene recogido en el Antiguo Testamento como día de la Expiación. Era el día en que Israel se reconciliaba con Dios. El pueblo hebreo volvía a tener en este día el carácter de pueblo santo, mediante el perdón de todo lo que podía separarlo de su Dios, de todos los pecados que se habían cometido durante el año y que habían quedado sin reparación. Esta fiesta se celebra una vez al año y tiene como características una austera solemnidad y la penitencia. Se prescribía un ayuno riguroso y la abstención de toda clase de trabajos manuales. Además de perdonar todos los pecados personales, en la antigüedad tenía como finalidad purificar el santuario de toda contaminación que se hubiera producido por el contacto con los hombres pecadores. Era el único día que el sumo sacerdote podía entrar en el “Santo de los Santos”. De entre dos machos cabrios se escogía a suertes uno, que se sacrificaba por los pecados del pueblo. El Sumo Sacerdote hacía una aspersión con su sangre en el “Santo de los Santos”. Al salir del templo imponía las manos sobre la cabeza del otro macho cabrío -que no había sido sacrificado- indicando con ello que cargaba sobre el todos los pecados y faltas de los israelitas. Este animal era llevado al desierto y se le abandonaba para que con él desaparecieran también todos los pecados que cargaba.
Ese día es el único al año en que se les pueden perdonar todos los pecados. La víspera se hace lo que se llama “kaparot”. Se degüella un pollo para cada miembro de la familia, gallos para los varones y gallinas para las mujeres. Un solo gallo basta también para toda la familia. Se da vueltas al pollo sobre la cabeza y se dice la fórmula que se traduce así: “Este pollo viene en mi lugar, me reemplaza y es mi perdón; este pollo va a la muerte y yo entraré en una vida larga y apacible.” No se puede pretender que esta acción tenga el efecto de un verdadero perdón, pero si somete su naturaleza animal a la voluntad de Dios y se piensa que, en vez del pollo, uno mismo merece la muerte por causa de sus pecados, en ese caso la petición de perdón será ciertamente recibida por el Todopoderoso.
El Señor fue preparando con la fiesta de Yom Kippur el ayuno y la expiación que los cristianos hoy ofrecemos por nuestros pecados. Ayuda al conocer estas prácticas judías, y comprobar cómo valoran el perdón de los pecados que Dios les ofrece ese día, el pensar lo fácil que nosotros lo tenemos con el sacramento de la penitencia. Podemos acudir al sacerdote cuando queramos y quedar librados de nuestras faltas por los méritos de las heridas que sufrió el Señor en la Cruz. Quizá esta entrada nos ayude para valorar más y acudir con más frecuencia al sacramento del perdón.

domingo, 5 de octubre de 2008

Una celebración por todo lo alto

El pasado día 2 de octubre, fiesta de los Santos Ángeles Custodios, celebramos en la Obra el 80 aniversario de su fundación. En Tierra Santa quisimos celebrar el acontecimiento con una Misa Solemne, e invitamos al Patriarca de Jerusalén para que la presidiera. Accedió gustoso, y se celebró en la con-catedral del Patriarcado en Jerusalén. Fue una ocasión estupenda para invitar a tanta gente que conoce y quiere la Obra. La respuesta fue muy buena, y los bancos de la con-catedral se llenaron. Había preparadas sillas suplementarias, algunas de las cuales fueron también ocupadas. En la Misa concelebraron -aparte de los Vicarios del Opus Dei en Tierra Santa- otros sacerdotes del Patriarcado. En total, ocho. Ayudaba el maestro de ceremonias del Patriarca, y seis seminaristas que vinieron del Seminario de Belén para ayudar en ceremonia. La celebración fue solemne, acompañada por un pequeño coro y por el organista de la Custodia de Tierra Santa. La Misa se celebró en árabe, y la homilía también fue pronunciada en este idioma. Sólo en los últimos minutos el Patriarca dijo algunas palabras en inglés. Llamó la atención el cariño que su Beatitud Mons. Fuad Twal manifestó hacia la Obra. Las palabras que dirigió en la homilía calaron hondo en los fieles. Nos felicitó por el acontecimiento que celebrábamos. Explicó el carisma peculiar de la Obra: promover la santificación en medio del mundo, a través del trabajo profesional y de la ordinarias tareas que vive todo cristiano. Elogió la labor que la Obra realiza en Tierra Santa, espoleándonos a seguir trabajando sin desanimarnos ante los pocos cristianos que hay, o ante las dificultades del ambiente y de la sociedad en la que vivimos. Dijo que la fuerza que teníamos no era nuestra sino de Dios. Fue muy optimista, y nos empujó a vivir nuestra fe con esa seguridad. Al final de la Misa el Vicario del Opus Dei en Tierra Santa agradeció al Patriarca y a todos los asistentes su presencia y sus oraciones, y se despidió en árabe y en hebreo.
Al salir habíamos preparado un refrigerio para los asistentes que nos permitió saludar a tantos amigos y conocidos. Un buen número habían venido de lejos, desde Nazaret, sólo para asistir a la Misa. Otros viajaron desde Haifa y Tel Aviv. Y algunos pudieron acercarse desde Belén, aunque tardaron más de lo previsto en cruzar el checkpoint.
La ceremonia fue grabada por Tele Pace. A la salida entrevistaron al Patriarca, que respondió gustoso a las preguntas de la entrevistadora. La periodista gravó a dos mujeres árabes, una de Jerusalén y otra de Nazaret, que hablaron de como el Opus Dei les ha enseñado a encontrar al Señor en sus tareas domésticas habituales. Después, un empresario árabe de Nazaret expuso los motivos que le habían movido para viajar a Jerusalén con algunos amigos. Un judío de origen ruso que también fue entrevistado contó que, a pesar de no ser cristiano, quiso asistir a la Misa por la amistad y el cariño que tiene a tanta gente de la Obra.
Esta entrada me gustaría que sirviera para que los que la lean se animen a rezar alguna oración por la labor que el Opus Dei -con tanta ilusión y esperanza- está haciendo en Tierra Santa.