sábado, 26 de diciembre de 2009

La Navidad en Belén

El día de Navidad tuve la fortuna de volver a estar en Belén. Evidentemente es un día muy especial para visitar ese lugar Santo. Desde luego todos los que han estado opinaban que este año había muchísima gente. He sabido que entre 50 y 70 mil turistas y peregrinos han venido a Tierra Santa, con motivo de estas festividades de Navidad. Pude ir por la tarde a la gruta de Belén. Ya se veía a muchas personas esperando para entrar por la puerta pequeña de la Basílica de la Natividad. Mucha más gente había dentro. Conseguí entrar no sin esfuerzo en la Gruta. Hacía mucho calor. Había tres franciscanos delante de la estrella. Coordinaban a la gente que pasaba, para que la besara rápido y no hiciera fotos. Me arrodillé al principio a un lateral, más bien cerca, a la altura del pesebre. Pero comenzó una Misa en el altar de los Reyes Magos que está al lado del pesebre, y se llenó más la gruta. He recogido la foto de la Misa que celebré el año pasado precisamente en ese altar. El pesebre se encuentra justo detrás del lugar donde están las personas que asisten a la Misa. Era en lengua inglesa y participaba bastante gente. Empecé a notar más calor y gotas de sudor que me bajaban por la espalda. Así que decidí ir para atrás en busca de un poco de aire. En la parte del fondo había menos personas y allí me quedé rezando. Era difícil concentrarse por el movimiento constante que había. Por eso mi oración fue sobre todo de petición. Había tantos familiares, amigos y conocidos a los que había felicitado la Navidad diciendo que rezaría por ellos en la gruta ese día. Ahora no les podía fallar. Pensaba en tantos que desearían tener la suerte de estar donde yo estaba. Eso también me ayudó a pedir con intensidad por unos y por otros. Se palpaba un ambiente muy grande de piedad y de alegría. Esta fue mi visita a Belén de esta Navidad. Espero no acostumbrarme nunca a visitar y rezar en los lugares Santos, y a pedir allí por tanta gente que no tiene esta oportunidad tan excepcional.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Campo de los pastores en Belén

Seguimos visitando virtualmente algunas partes de Belén preparando la ya inminente llegada de la Navidad. El campo de los Pastores está en la aldea de Beit-Sahur, unos 3 kms. de la ciudad. Hoy día esta aldea se ha desarrollado de una manera extraordinaria, con construcciones nuevas de casas, escuelas, etc. La casa latina con iglesia, escuela y habitaciones, fundada en 1859 por el canónigo Juan Moritain, ha sido transformada en los años 1951-2 en una amplia iglesia por el arquitecto A. Barluzzi. Allí se conserva un altar de piedra muy bonito con bajorrelieves, en los que se recogen episodios de la infancia de Jesús, esculpidos por artistas de Belén a imitación de las esculturas medievales. En la aldea y alrededores, se han encontrado diversas tumbas con material del período del Bronce y del Hierro.
Hacemos un breve repaso histórico del lugar. En el s. V, en recuerdo de los Pastores, se levantó un santuario, cuyas ruinas, no se sabe hasta cuándo dejaron de atraer la atención de los peregrinos. Después de los cruzados, los devotos que descendían desde Belén hacia oriente para visitar el lugar también llamado de Gloria in excelsis, solían pararse en las ruinas de un pequeño santuario llamado Der er-Ruat, venerado todavía hoy por los cristianos. Sin embargo, desde 1859, goza de mayor favor, según muchos autores, la localidad, propiedad de los PP. Franciscanos, de Siyar el Ghanam (redil de las ovejas), situada a menos de un Km. al Noreste de Der er-Ruat. Las excavaciones practicadas parcialmente en 1859 por C. Guarmani, y reanudadas metódicamente en los años 1951-2 por el P. V. Corbo, de la Custodia de Tierra Santa, dieron a la luz una gran instalación agrícola monástica, con numerosas prensas, piletas, silo y grutas. El lugar, habitado ya en la época herodiana, tuvo gran desarrollo en los siglos V-VII. Una primera iglesia del s. V. fue ampliada notablemente en el s. VI, y en el ábside se usaron piedras que provenían de la construcción de Constantino, de la Basílica del Nacimiento. Los altares y algunas inscripciones de mosaicos, confirman el carácter sagrado del lugar. Cerca de las ruinas del monasterio se construyó en 1953 el santuario del Gloria in excelsis Deo, con planos del arquitecto A. Barluzzi. En la parte exterior del muro, en forma de decágono, de piedra gris-rosada, hay cinco muros apoyados, en un plano inclinado que dan la apariencia de una tienda de nómadas. Internamente 10 pilastras sostienen una bóveda, con ventanas redondas, y encima de ella la cúpula. Las palabras del Angel a los pastores, están reproducidas en mosaico de oro, alrededor de la bóveda de la cúpula.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Capilla de San Jerónimo en la Natividad de Belén

Estuve celebrando Misa esta semana en la capilla de San Jerónimo. Está en unas grutas que hay debajo del lugar de la estrella, donde se venera el nacimiento del Señor. Fue una experiencia muy bonita dada la cercanía de la Navidad. Allí estuvo viviendo años san Jerónimo. Escogió ese lugar para retirarse en oración. Recojo aquí una breve biografía de san Jerónimo contada por el papa Benedicto XVI.
"Jerónimo nació en Estridon en torno al año 347 de una familia cristiana, que le dio una fina formación, enviándole a Roma para que perfeccionara sus estudios. Siendo joven sintió el atractivo de la vida mundana, pero prevaleció en él el deseo y el interés por la religión cristiana. Tras recibir el bautismo, hacia el año 366, se orientó hacia la vida ascética y, al ir a vivir a Aquileya, se integró en un grupo de cristianos fervorosos, definido por el como una especie de “coro de bienaventurados” reunido alrededor del obispo Valeriano. Se fue después a Oriente y vivió como eremita en el desierto de Calcide, en el sur de Alepo, dedicándose seriamente al estudio. Perfeccionó el griego, comenzó a estudiar hebreo, trascribió códigos y obras patrísticas. La meditación, la soledad, el contacto con la Palabra de Dios maduraron su sensibilidad cristiana. En el año 382 se fue a vivir a Roma: aquí, el Papa Dámaso, conociendo su fama de asceta y su competencia como estudioso, le tomó como secretario y consejero; le alentó a emprender una nueva traducción latina de los textos bíblicos por motivos pastorales y culturales. Después de la muerte del Papa Dámaso, Jerónimo dejó Roma en el año 385 y emprendió una peregrinación, ante todo a Tierra Santa, silenciosa testigo de la vida terrena de Cristo, y después a Egipto, tierra elegida por muchos monjes. En el año 386 se detuvo en Belén, donde gracias a la generosidad de una mujer noble, Paula, se construyeron un monasterio masculino, uno femenino, y un hospicio para los peregrinos que viajaban a Tierra Santa, «pensando en que María y José no habían encontrado albergue». Se quedó en Belén hasta la muerte, continuando una intensa actividad: comentó la Palabra de Dios; defendió la fe, oponiéndose con vigor a las herejías; exhortó a los monjes a la perfección; enseñó cultura clásica y cristiana a jóvenes; acogió con espíritu pastoral a los peregrinos que visitaban Tierra Santa. Falleció en su celda, junto a la gruta de la Natividad, el 30 de septiembre de 419/420.
La formación literaria y su amplia erudición permitieron a Jerónimo revisar y traducir muchos textos bíblicos: un precioso trabajo para la Iglesia latina y para la cultura occidental. Basándose en los textos originales en griego y en hebreo, comparándolos con las versiones precedentes, revisó los cuatro evangelios en latín, luego los Salmos y buena parte del Antiguo Testamento. Teniendo en cuenta el original hebreo y el griego de los Setenta, la clásica versión griega del Antiguo Testamento que se remonta a tiempos precedentes al cristianismo, y de las precedentes versiones latinas, Jerónimo, ayudado después por otros colaboradores, pudo ofrecer una traducción mejor: constituye la así llamada «Vulgata», el texto «oficial» de la Iglesia latina, que fue reconocido como tal en el Concilio de Trento y que, después de la reciente revisión, sigue siendo el texto «oficial» de la Iglesia en latín".

sábado, 5 de diciembre de 2009

Mi madre cuenta nuestra Misa en la tumba

Este es un relato que escribe mi madre para un blog que se llama www.madresdesacerdotes.blogspot.com". En este lugar que se ve en la foto es donde pusieron el cuerpo del Señor y desde donde resucitó. Los franciscanos encima de esta lápida ponen un tabla que sirve como altar, y ahí tenemos la oportunidad de celebrar la Santa Misa en algunas ocasiones. Es una oportunidad muy especial que pude vivir con mis padres. Lo cuentan ellos:

"Somos padres de sacerdote. Nuestro hijo vive en Jerusalén. En un principio nos preocupó que fuese a esas tierras tan conflictivas. También nos daba pena –como es lógico- tenerle tan lejos. Ya han pasado tres años, y por lo que nos cuenta, está encantado. Nosotros estamos contentos de verle feliz. De todas formas somos conscientes de que su vida allí y su trabajo no son fáciles. Además del inglés, tiene que aprender los idiomas de aquellas tierras, como son el árabe y el hebreo. Ha comenzado con el árabe. Son muy necesarios estos idiomas pues allí hay mucha gente que sólo habla su propia lengua.
Hemos ido a verle alguna vez, y con él hemos vivido experiencias muy bonitas. Una que recordamos especialmente emocionados fue cuando -en un viaje que hicimos a Jerusalén- nos sorprendió con que había conseguido reservar para celebrarnos una Misa en el Santo Sepulcro. Ya conocíamos ese lugar tan impresionante, donde Nuestro Señor estuvo muerto y desde donde Resucitó. Fue en una peregrinación. Cuando lo visitamos, como había mucha gente, tuvimos que hacer cola un buen rato, y cuando nos llegó el turno, casi sólo pudimos entrar, besar la tumba, rezar rápidamente, y salir.
Llegó el día de la Misa. Muy temprano por la mañana. llegamos a la Basílica del Santo Sepulcro. Por el status quo que hay en ese lugar Santo sólo se permite celebrar en la tumba muy pronto por la mañana. Nuestro hijo fue a la sacristía para a revestirse. Cuando salió le seguimos, y nos metimos delante de él nosotros solos dentro del Santo Sepulcro. Los franciscanos -que son los encargados de los Santos Lugares- habían preparado con detalle todo para la Misa. Encima del Sepulcro pusieron una hornacina con el mantel. Las velas estaban ya encendidas, y también se encontraban preparados sobre el altar el cáliz, la patena y todo lo necesario para la celebración. Se trata de un espacio reducido, y allí estábamos los tres, viviendo un momento impresionante.
La Misa empezó y la emoción también. Yo no paré de llorar de la impresión que me producía ver a nuestro hijo consagrando donde Jesús Resucitó. Cuando dijo las palabras de la Consagración, Jesús se hizo presente con su cuerpo glorioso. Él estaba allí, había venido a ese lugar, como cuando lo hizo al Resucitar hace dos mil años.
Sin duda es una de las experiencias más bonitas e inolvidables que hemos vivido nunca."

sábado, 28 de noviembre de 2009

Beatificación de María Alfonsín

El domingo 22 de noviembre, tres mil fieles se reunieron en la basílica de la Anunciación en Nazaret, para celebrar un evento único en la historia del Patriarcado latino: la beatificacion de Maria Alfonsín Ghattas, fundadora de las hermanas del rosario. Esta reunión tan grande de fieles daba testimonio de la importancia del evento que se celebraba. De hecho, desde la restauración del Patriarcado latino en 1847 María Alfonsín es la segunda fiel de la diocesis de Jerusalén que ha sido declarada beata después de la carmelita María Baouardy en 1983. Toda la basílica recordó la figura queridísima de María Alfonsín. Primero sus hijas espirituales, las hermanas del rosario, que estaban reunidas a la izquierda del altar, con su hábito negro. Algunas vinieron del Líbano, de Síria y de Egipto para el evento. Todas llevaban alrededor del cuello –además del rosario- un retrato grande de la beata. El mantel del altar y las magníficas casullas del Patriarca y de los Obispos fueron bordados con la imagen de la beata, hija de Jerusalèn y de Tierra Santa. Toda la diócesis de Jerusalén estaba representada en esta gran fiesta: los fieles de Galilea, que eran muy numerosos, y también varios centenares de fieles procedentes de los territorios palestinos. Además vinieron centenares de fieles de Jordania a participar del evento. Más de cien sacerdotes concelebraron, entrando en la basílica con una larga procesión. Los Obispos de la Asamblea Ordinaria de Tierra Santa estuvieron casi todos presentes. Acompañaban al Patriarca Fwat Twal –que presidía la Misa-, Mons. Antonio Franco, delegado y Nuncio apostólico, los tres vicarios de la diócesis, el anterior Patriarca Michel Sabbah, el Custodio de Tierra Santa, así como cuatro Obispos Melquitas. Del Vaticano vino Mons Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para la causa de los santos. Después del Kirie abuna William Shomali, canciller del Patriarcado Latino, leyó en árabe una breve biografía de sor María Alfonsín. Después vino el momento tan esperado de la proclamación del decreto de beatificación, primero en latín por Mons Amato, y después en árabe por Mons. Marcuzzo. Al terminar sus palabras tres monjas llevaron en procesión una reliquia, mientras se trasladaba la imagen de la beata y se descorría el velo que la cubría. En ese momento los fieles aplaudieron con fuerza y aclamaron a la beata. Fue el momento más emocionante. En la homilia el Patriarca habló de la importancia en el mundo actual de la santidad de los fieles, insistiendo en que esto era un signo de santidad en la Iglesia. Justo antes de la bendición final Mons. Amato leyó en inglés el mensaje del Papa Benedicto XVI dirigido a toda la iglesia de Jerusalén para este evento.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Preparación de la Beatificación de Maríe Alphonsine

Este domingo los cristianos de Tierra Santa celebramos una gran fiesta. Se trata de la beatificación de la segunda santa Palestina. Desde hace meses los cristianos han venido preparando este evento, que tendrá lugar en Nazaret, en la basílica de la Anunciación. Durante los últimos meses, en los retiros a los que he asistido en el Patriarcado, se ha preparado con mucha ilusión esta Misa solemne de beatificación. Irán autobuses de casi todos los pueblos donde hay cristianos en Palestina y en Israel. Hoy he estado en Belén y me contaban que el autobús salía el domingo a las 5 de la mañana.
Una breve biografía de esta santa. Fue la cofundadora de congregación del Santo Rosario, la única comunidad religiosa autóctona nacida en las entrañas de Tierra Santa. La ceremonia será presidida por monseñor Angelo Amato, prefecto de la Congregación para la causa de los santos y enviado especial de Su Santidad Benedicto XVI para este evento. Desde pequeña Mariam Soultaneh, como fue su nombre de pila, sentía una especial devoción a la Vírgen María y al rezo del rosario. Fue gracias a su relación estrecha con María que pudo ver con claridad cuando tenía sólo 14 años su llamado a la vida religiosa. Su amor a la Virgen le ayudó a afrontar también algunas dificultades como la oposición de su mismo padre a su vocación. No obstante en 1860 vistió el hábito en la comunidad de San José de la aparición tomando el nombre de Marie-Alphonsine. Se distinguía por su profunda piedad y firme adhesión a la fe católica. Fundó la asociación de las Hijas de María y también otra orientada a las Madres cristianas. Prosiguió su labor apostólica en Belén. Tras 14 años de vida comunitaria sintió una fuerte llamada de la Virgen a dejar a las hermanas de San José de la aparición para fundar una congregación que se dedicara al rezo del rosario. Para ello tuvo que solicitar una dispensa a Roma y regresar a vivir a la casa de sus padres. Este permiso lo obtuvo en 1880, luego de muchas dificultades y con la ayuda del padre Josèph Tannùs Yammìn, un sacerdote del patriarcado latino. Así, ella junto con otras cinco postulantes comenzaron a formar parte de esta nueva comunidad. El 6 de octubre de 1883, la hermana Marie-Alphonsine, quien quiso conservar el mismo nombre como religiosa en su nueva comunidad, recibió el hábito de la Congregación del Rosario. En 1885 fue admitida para hacer su profesión y pronunciar sus primeros votos. Marie-Alphonsine pasó 42 años al servicio de su comunidad: abrió en Belén un taller para dar trabajo a las jóvenes pobres de la ciudad, luego fue Jaffa de Nazaret donde asistió a su director espiritual, el padre Tannous Giuseppe hasta el momento de su muerte. Más tarde fue a Beit Sahur, Salt, Nablus, Zababdeh, Belén, Jerusalén y, finalmente a Ain Karem, donde mandó fundar un orfanato. Allí permaneció hasta su muerte muerte en 1927. Marie-Alphonsine Danil Ghattas murió el 25 de marzo de 1927, durante la solemnidad de la Anunciación – Encarnación del Señor mientras recitaba el cuarto misterio glorioso del Rosario, el de la Asunción de María a los cielos.
Hoy son cerca de 300 hermanas de la Congregación del Santo Rosario, presentes en Palestina e Israel, Jordania, Líbano, Siria, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Roma.

sábado, 14 de noviembre de 2009

El Santo Sepulcro visto en 360º



He recibido unas fotografías de la planta baja del Santo Sepulcro, que hacen un giro de 360 grados. Son un documento espectacular. Si no has visitado nunca la Basílica del Santo Sepulcro al verlas parece como si estuvieras allí. Las fotografías son 9. Comienza con una que muestra la parte exterior de la entrada al Santo Sepulcro. La siguiente es ya dentro y hace ver una panorámica de la planta baja desde la piedra de la unción. Ya después son fotografías bordeando la iglesia hacia la derecha, en la que se van mostrando algunas capillas, hasta llegar a la tumba. Esta última impresiona más pues es el lugar desde donde resucitó el Señor. Los franciscanos ponen unos centímetros encima de la tumba una tabla que sirve de altar y donde se puede celebrar y asistir a la Santa Misa. Es un lugar muy especial, pues el Señor en la consagración vuelve a hacerse presente en el mismo lugar donde resucitó.

Pincha en la dirección de más abajo y podrás ver esta maravilla.
http://www.360tr.com/kudus/kiyamet_eng/index.html

sábado, 7 de noviembre de 2009

El amigo inoportuno

«Si uno de vosotros tiene un amigo y, acudiendo a él a medianoche, le dice: "Amigo, préstame tres panes, porque ha llegado de viaje a mi casa un amigo mío y no tengo qué ofrecerle", y aquél, desde dentro, le responde: "No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos", os aseguro, que si no se levanta a dárselos por ser su amigo, al menos se levantará por su importunidad, y le dará cuanto necesite.» (Lc 11, 5-8)
El pasaje del Evangelio sobre el amigo inoportuno puede explicarse fácilmente si se conoce cómo eran las casas en el tiempo del Señor. En muchas ocasiones se aprovechaban cuevas existentes para construir en su exterior las casas. Las cuevas se utilizaban como almacén o despensa de la casa. Allí -por ser un lugar más fresco- se guardaban los alimentos, pues en ese lugar se conservaban mejor. Especialmente era común esto en Nazaret, lugar donde vivió el Señor casi 30 años. En Nazaret la mayoría de las casas eran así. El pueblecito estaba en una vaguada, y las casas estaban construidas en las cuevas que había en las laderas.
Se entiende que el amigo que va a pedir -ya entrada la noche- algo de alimento o bebida a otro porque tiene una visita inesperada sea realmente inoportuno. Sabiendo cómo eran las casas, el que había sido interrumpido estaba durmiendo con su familia. Para darle lo que se le pedía su amigo debía cruzar por encima de todos sus familiares, que estaban durmiendo echados en el suelo -lo harían sobre algún material cómodo-, sacar de la gruta el producto requerido, y volver a cruzar pasando por encima de todos para dárselo.
Es bonito ver cómo Jesús pone este ejemplo tan gráfico para explicar que nuestro Padre Dios está deseando que le pidamos para darnos. "Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!" (Lc 11, 13).

sábado, 31 de octubre de 2009

Indicaciones para usar los polvos de la Gruta de la Leche

Devoción a Nuestra Señora de la Leche. Por el don de sanación de problemas maternos.


(Estas son las indicaciones que aparecen en la hojita que los franciscanos facilitan junto con las bolsitas que venden de polvo de la Gruta de la Leche)

Conservar un pequeño pedazo de la piedra en caso que se acabe el polvo, de este modo podrán todavía continuar la devoción, teniendo la piedra en mano. El resto de las piedras se reduce en polvo, un poquito cada vez que se necesite, usando la punta de un alfiler, luego mezclarlo con un vaso de agua o leche y beber el preparado, esposa y marido juntos. Si son católicos recen el tercer misterio gozoso de Santo Rosario: "El nacimiento de Jesús en Belén", un Padrenuestro y diez Ave Marías pidiendo a la Virgen de la Gruta de la Leche que interceda al Señor para que sane sus enfermedades y así puedan tener hijos. Practicar esta devoción cada día para que el niño nazca. Si , marido y mujer, no fueran católicos, rezar simplemente a la Virgen, para que sean sanados. Si el marido no quisiera practicar esta devoción, lo haga solamente la mujer.
Si, con ayuda de esta devovión se recibe el don de un bebé, se les ruega gentilmente que nos envíen una fotografía de la familia con el neonato y, adjunto, un testimonio escrito del milagro ocurrido, de este modo podremos sumarla a la colección de los "Niños Milagros". Le pedimos también que recuerden en sus oraciones a los conyuges que están practicando esta devoción, y estén seguros ellos también lo hacen por Uds.
Que el Señor con su Divina Misericordia y a través de la intercesión de Santa María Virgen de la Gruta de la Leche, conceda a Uds. uno de sus "pequeños milagros". Amén.
N.B. Se puede practicar esta devoción para obtener la sanación de otras enfermedades.

sábado, 24 de octubre de 2009

Los Hamsín

"Decía también a la gente: «Cuando veis una nube que se levanta en el occidente, al momento decís: "Va a llover", y así sucede. Y cuando sopla viento del sur, decís: "Viene bochorno", y así sucede» (Lc 12, 54-55)
Hamsín, significa 50 en árabe. Se les llama así a los vientos provenientes del desierto. Son días en que la ciudad aparece como nublada, pero no es porque haya nubes sino por este fenómeno atmosférico que llena de polvo el ambiente. Suele suceder en cambios de estaciones: entre el invierno y la primavera, o entre el otoño y el invierno. Aunque aquí muchas veces decimos que no hay primavera ni otoño: pasamos directamente del verano al invierno y al revés.
Hay distintas teorías de porqué se le llama Hamsín a este fenómeno. Algunos dicen que porque su duración es de 50 horas, un poco más de dos días. Efectivamente más o menos dura eso. Otros dice que porque suele haber unos 50 hamsín al año. Es verdad que hay muchos, pero tanto como 50, tengo mis dudas. Ahora mientras escribo esta entrada estamos en medio de un Hamsín. Lo notas también -sobre todo si es fuerte- en el picor de los ojos, en la nariz y hasta a veces en la boca. No es muy agradable porque sube la temperatura y hace bochorno. El año pasado hubo uno tan fuerte que mucha gente tuvo que ser hospitalizada con problemas respiratorios, especialmente algunas mujeres que estaban embarazadas. Termina con un viento suave, y le sigue un cierto clima fresco.
Todo el mundo sabe si hay hamsín o no, aunque ya la gente está acostumbrada. El Señor en el Evangelio recrimina a algunos el saber interpretar el tiempo, pero tantas veces son capaces de ver lo que es de justicia. Es justo dar gloria a Dios, pues Él nos ha dado la vida; es justo servir a los demás y pensar en ellos pues para eso hemos sido creados, para amar no para el egoismo. A lo mejor los hamsín para los que aquí vivimos pueden ser buenas industrias humanas que nos ayuden a recordar estas ideas tan importantes.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Entrevista completa en Alfa y Omega

Agradezco mucho a la periodista Anabel Llamas la entrevista que me hizo y publicó la semana pasada en Alfa y Omega. Para los que no son españoles he de explicar que esta revista sobre cuestiones religiosas la publica el diario ABC en España todos los jueves. Por razones de espacio no pudo ser publicada entera. Por eso aprovecho ahora para reproducirla en su totalidad.

¿Qué hace un sacerdote español en Tierra Santa?
Soy un sacerdote del Opus Dei. La Obra está extendida por los cinco continentes y tiene vocación universal. Muchos Obispos de regiones donde no hemos comenzado solicitan al Obispo Prelado que vayan miembros de la Obra a sus países. Cuando vamos a vivir a un país nos proponemos hacernos del lugar. Poco a poco la gente va conociendo la Obra, y al cabo de un tiempo –cuando Dios quiere- empieza a haber vocaciones del propio país. Al cabo de unos años ya no hace tanta falta que vaya gente de fuera. Si la labor es difícil –depende de los sitios- siempre vienen bien refuerzos. En Tierra Santa llevamos pocos años todavía. Por tanto, que haya venido a vivir a Tierra Santa tiene que ver con la labor de la Obra en este país. Creo que era necesario explicar esto para responder a la pregunta. Pude saludar al Papa en su reciente viaje a Tierra Santa. Al decirle que era del Opus Dei y que llevaba tres años estudiando árabe, lo primero que le salió –pues conoce bien la Obra y la quiere mucho- fue decir: -Se ve la universalidad del Opus Dei.
He venido a Tierra Santa para servir a la Iglesia de esta manera, con la finalidad de promover la santificación de los cristianos en su vida ordinaria, en su vida familiar y en su trabajo profesional, ayudándoles a hacerlo con perfección y ofreciéndoselo a Dios. Pienso que esto es algo muy necesario en todo el mundo, pero en esta Tierra de un modo especial es importante la virtud de la justicia en el trabajo y en las relaciones sociales.
Cuando me dijeron si quería venir a vivir aquí me llevé un buen susto. Lo primero que pensé fue en las bombas. Después recordé la ilusión que me hacía conocer la Tierra del Señor, los lugares Santos. Finalmente –y esto es lo que más importaba- me atrajo poder servir a todas las personas que viven en estos lugares tan especiales, tanto árabes como hebreos. Me ilusionó aprender idiomas tan exóticos como el árabe y el hebreo para poder ayudarles. Además, cada vez hay más gente que viene de peregrinación. Es un impacto fortísimo poder rezar en los lugares Santos. Aquí hay mucha gracia de Dios, y es necesario que haya sacerdotes, pues somos dispensadores de Su gracia.
Principales dificultades con las que se ha encontrado en todo este tiempo.
Los idiomas son una dificultad grande. Ya sabía algo de inglés, y poco a poco lo he ido mejorando. Era necesario para entenderme, para atender a las personas, para la predicación. Pero el inglés no es el idioma del país. Los idiomas son el árabe y el hebreo. Unos meses antes de venir empecé a estudiar árabe clásico con un profesor libanés en Zaragoza. Cuando llegué aquí tuve que empezar de nuevo, pues el árabe dialectal es distinto, al menos en las palabras más usuales. En Jerusalén más o menos la gente habla inglés. Pero cuando iba a Nazaret me encontraba con personas que sólo hablaban árabe o hebreo. Después de estos años me manejo con el árabe, pero todavía noto que me queda. Cuando me sienta más seguro espero empezar con el hebreo. Muchas veces llaman a casa por teléfono y tengo que pasar al inglés si me hablan en hebreo. También hay muchos rusos en el país. Nos hemos encontrado personas que viven en lugares de Israel donde sólo hablan ruso. En fin, el problema de los idiomas aquí es grande. Pero nunca he dejado de entenderme con alguien que tuviera real interés en hablar conmigo.
Otra dificultad es la distinta cultura del país. Es una forma de vida distinta. Esto varía lógicamente si hablamos de árabes o hebreos. Son distintos, cada uno con sus modos de ver la vida y de actuar. Al haber tan pocos cristianos se echa en falta una cultura cristiana. Por ejemplo, en Jerusalén durante las navidades no se ven adornos navideños, ni belenes por las calles. Se ven algunos en la ciudad antigua. Para ver ese ambiente hay que irse a Belén.
También cansan bastante los constantes controles de seguridad requeridos por la situación. Al entrar o salir del país son notables los chequeos que nos hacen. También al desplazarse por la ciudad se ven muchos militares armados siempre. Hay mucha policía por las carreteras. En broma decimos que si no ves un coche de policía delante es que lo tienes detrás. Para ir a Cisjordania, hay que cruzar Check Points, a veces esperando tiempo para pasar, por las largas colas que se forman.
¿Qué idea tienen allí de España?
España, en general, se ve desde aquí como un país desarrollado que está pasando una crisis grande. No sólo crisis económica, sino sobre todo de valores. La moralidad pública en Tierra Santa, en general, está mucho más alta que en España.
Mi impresión es que se considera España y, en concreto, a los españoles como gente abierta, simpática y agradable de trato. Cuando me han contado árabes o judíos sus viajes a España siempre han vuelto encantados del país y de sus gentes.
También se conoce mucho el país por la afición que empieza a haber aquí al fútbol. Al comprobar que eres español en un Check Point a veces te dicen: ¡España. Real Madrid! o ¡Me gusta el Barcelona! Me ha llamado la atención ver cómo se sigue desde aquí el fútbol de Europa. Retransmiten muchos partidos, y la gente suele ser de un equipo europeo. Durante la Eurocopa, en Nazaret, muchas casas tenían colgando banderas de distintos países a los que apoyaban. Ahora, como España va bien deportivamente, se sigue mucho.
¿Cómo viven otros españoles que conoce allí?
Conozco algunos españoles que viven aquí, pero no les veo mucho. Casi siempre estoy con palestinos o israelíes. La verdad es que no es un lugar fácil para adaptarse, en parte por las dificultades que he contado antes: los idiomas, cultura distinta... Es una cultura y mentalidad oriental. Los españoles que conozco suelen estar pocos años, pues después tienen que abandonar el país. Muchos tienen ganas de regresar a España pues sienten la tensión del país. Esto se nota más en Jerusalén, pues es la ciudad deseada por todos. No me refiero a la tensión del miedo a que haya violencia o atentados terroristas –últimamente hay muchos menos-, sino a la inquietud que se respira en el ambiente. Al conducir por Jerusalén a veces queda reflejada la poca educación, enfados, se toca mucho el claxon… En otras partes del país, como Nazaret o Haifa, esto es distinto.
Cuenta usted en su blog que trabaja con niños, entre otros. ¿Cómo son los niños de allí…? ¿Cree que se parecen mucho a los españoles?
He atendido durante tres años los clubes que tenemos aquí, y he podido conocer bien a niños y niñas de estos lugares. Antes de venir –ya siendo sacerdote- también estuve con niños unos nueve años en Zaragoza. Los niños de aquí son iguales que en todos lados. Tienen las virtudes de los niños: sencillez, confianza, audacia… Y también las dificultades de la sociedad actual: se distraen mucho, están todo el día jugando con el ordenador o la Play Station. Si están fuera de su casa llevan siempre su móvil y no paran de jugar con él. Les encanta el fútbol y están pensando todo el día en jugar a ese deporte.
También, como he comprobado en España, para el trato con Dios –si se les enseña- tienen una piedad especial, facilitada por las virtudes que decía antes: sencillez, confianza… Les atraen mucho las cosas de Dios si se les presentan de forma adecuada. Muchas veces dan ejemplo a sus padres para que recen más y se acerquen a Dios. Mi experiencia es que -sean de la religión que sean- los niños, sobre todo son niños. Se les puede tratar con toda confianza. No están todavía maleados. Es más fácil que comprendan que todos somos iguales y que hay que querer a todo el mundo. Y en esas estamos.
¿Cómo encuentra la fe de los cristianos allí? La visión de muchos es muy pesimista. Hablan de que se sienten solos, la pobreza, el “ostracismo” por parte de los judíos… ¿Hay conversiones? ¿Es fácil vivir allí para un cristiano? Me imagino por otro lado que no es lo mismo Jerusalén o Tel Aviv
Los cristianos aquí tienen muy poca formación. No suelen conocer bien su fe, aunque tienen una profunda conciencia de su identidad cristiana. Viven de la tradición que han recibido de sus familias. Pertenecen a una religión determinada, y se agarran a eso con gran seguridad y convicción. Les falta conocer y profundizar en su fe. No suelen hablar de cuestiones de religión con otras personas, en parte porque les faltan ideas, argumentos. Esta es una de nuestras primeras labores aquí: dar formación cristiana. San Josemaría decía que el Opus Dei era una gran catequesis.
Otra tarea que también tiene que ver con la fe es el optimismo. Efectivamente la visión que nos encontramos aquí es muy pesimista. Muchos árabes cristianos han ido –poco a poco- abandonando esta Tierra para irse a vivir fuera. En líneas generales los que se quedan aquí conviven con la mentalidad de que no hay esperanza. Es cierto que algunos han visto cómo durante muchos años se intentaba conseguir la paz, y todavía no se ha alcanzado. Pero, eso se ha trasladado también sin darse cuenta, al aspecto personal: una visión de la vida negativa. Un árabe empresario de Nazaret se había propuesto dar charlas a chicos que terminaban el colegio. Quería transmitirles la idea de que si se quieren hacer cosas se puede. Para ello lo primero es huir de la mentalidad de que todo es muy difícil. Efectivamente, muchas veces no es fácil, pero si se quiere se puede.
Es verdad que hay lugares -especialmente en Cisjordania- donde las dificultades son mayores. Hay situaciones de pobreza, problemas reales para encontrar trabajo, fronteras cerradas que impiden el libre comercio. Por otro lado también hay dificultad para hallar –sobre todo las mujeres- hombres con quienes casarse. Y se dan con frecuencia situaciones muy duras en que cristianas se casan con musulmanes y dejan de ver a sus padres y hermanos.
Conversiones hay, como en todo el mundo. Pero son pocas. De todas formas se puede decir que hay un interés muy grande por el catolicismo. Lo comprobamos en el seguimiento del viaje del Papa a Tierra Santa. En esos días algunos policías me hicieron algunas preguntas sobre nuestra fe con verdadero interés. Muchos no cristianos están interesados en conocer mejor nuestra religión. Por ejemplo, en las Misas de nochebuena, la mitad de los asistentes no son cristianos, pero quieren conocer lo que hacemos.
La vida para un cristiano en Tierra Santa no es fácil, como en tantos otros sitios del mundo. Pongamos el caso más frecuente: el de los cristianos árabes. Su vida aquí es una vocación a mantener viva la fe en la Tierra donde nació, vivió, murió y resucitó nuestro Señor Jesucristo. A los que rezan y profundizan en la fe esto les llena de ilusión, y les lleva a quedarse y procurar formar un núcleo familiar cristiano que vaya poco a poco influyendo en la sociedad. Es necesario que así sea. Y esa es nuestra misión aquí. Nuestra Señora, Reina de Tierra Santa, nos ayudará para conseguir esto, y sabemos que nos protegerá en su Tierra mirándonos siempre con especial cariño.

miércoles, 7 de octubre de 2009

La costumbre del saludo en los árabes

Algo que llama la atención en el mundo árabe es la costumbre que tienen de saludarse prolongadamente y con mucha educación. Hay distintos tipos de saludos, y los usan con muchísima frecuencia. Sólo con los palabras que intercambian al encontrarse pueden pasar un buen rato hablando. Para ellos es una norma básica de cortesía. El problema es cuando uno tiene prisa o llega tarde a algún sitio. No es fácil saludar rápidamente. Quizá por eso el Señor en el Evangelio para indicarles que fueran directos y con cierta prisa a cumplir su misión, les animó a que no se pararan a saludar si se encontraban a alguien por el camino.
"Después de estas cosas, el Señor designó a otros setenta, a los cuales envió delante de Sí de dos en dos, a toda ciudad y lugar a donde Él había de ir. Y les decía: "La mies es mucha, pero los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies. Id: he aquí que yo os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias, y no saludéis a nadie por el camino". (Lc 10, 1-4)
En la lengua árabe el saludo es lo que primero se debería aprender, pues es lo que más se usa. Muchos saludos hacen referencia a Dios, dando gracias, acudiendo a su protección... Un ejemplo de conversación inicial, con algunos saludos típicos en el árabe coloquial, podría ser:
-ahlan wa sahlan. Bienvenido
-marhaba. Hola. Kif halak? ¿Como estás?
-Al Hamdou li-lah. Alabado sea Dios.
-Shu ahbarak. Que noticias tienes (como va todo)
-Shukran. Mniha. Gracias. Bien (Todas las cosas bien).
-Kif il-haal? ¿Cómo está la situación? (¿cómo te va?)
-Nushkur Alla. Demos gracias a Dios (demos gracias porque todo va bien)
-Kull ishi tamam? ¿Todo perfecto?
-in shaa' Allah. Si Dios quiere
-ma9 salame. La paz sea contigo.
-nshufak. Nos vemos.
En la época de nuestro Señor seguro que se saludaban así, utilizando estas expresiones que son tan características y que tienen siglos de tradición.

sábado, 3 de octubre de 2009

Nuestra Iglesia, la Iglesia del Calvario

Recientemente ha tenido lugar el Sínodo para Oriente Medio. Ha sido del 10 al 24 de octubre. Reproduzco algunas palabras de su Beatitud Mn. Fouad Twal, patriarca latino de Jerusalén, en una entrevista concedida a Radio Vaticana, tras las reuniones mantenidas la semana pasada para poner en marcha la organización del Sínodo, que llevaba por tema: “La Iglesia Católica en Medio Oriente. Comunión y testimonio. La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma”. Así hablaba el Patriarca:

“Nos sentimos felices por esta convocatoria del Sínodo para Medio Oriente y -considerando la situación que viven los cristianos y que vive toda la región, también los musulmanes, los judíos- hemos sentido la necesidad de poner sobre la mesa nuestros temores, nuestras angustias, nuestras aspiraciones, y quizá algunas propuestas para el futuro, con el fin de confirmar a nuestros fieles en su fe, consolidar su presencia contra esta hemorragia humana de la emigración. Sentimos la necesidad de estar junto a la Santa Sede, bajo el auspicio del Santo Padre, aquí en Roma. La Iglesia en el Medio Oriente es todavía una Iglesia del Calvario, una Iglesia que lleva la Cruz, y a menudo nos parece que este camino de Cruz no tiene un final. Venimos aquí ya heridos, sufriendo, pero también llenos de esperanza y, tras el paso del Santo Padre entre nosotros por Tierra Santa, Jordania, Palestina e Israel, vengo a pedir también la solidaridad y la oración de toda la Iglesia universal, exhortando a las Conferencias Episcopales, a los cristianos, a sentirnos unidos y responsables de la comunidad cristiana que se ha quedado en Tierra Santa. Es el mismo llamamiento que el Santo Padre hizo y que no hago sino repetir, pidiendo más oraciones, más solidaridad, más cercanía a nosotros y ¡seréis todos bienvenidos a Tierra Santa! Deseo que esta Tierra no permanezca para siempre como una tierra de conflicto. Nos toca a nosotros dar tiempo al tiempo, no perder nunca la esperanza. Uno de los aspectos fundamentales de los que se hablará en el Sínodo es la necesidad de la comunión entre los católicos de los diversos ritos. Luego, el diálogo con el Islam y con Israel. Son muchos los problemas que nos preocupan. Espero que se puedan remediar tantas angustias, tantos temores, tantos obstáculos, tantas dificultades como vivimos. Un día tendremos la alegría de vivir en paz, de tener una vida normal. No pedimos ningún privilegio. Queremos vivir como todos los otros pueblos una vida normal, y esto no lo tenemos todavía. El Señor nos lo dijo: “Si alguno quiere seguirme, que cargue con su Cruz. Nosotros la llevamos, en la esperanza de que tendremos un día la alegría de vivir en paz”.
Quería recoger esta entrevista y estas palabras de su Beatitud, pues pienso que pueden ayudar a quienes las lean para rezar más por la Iglesia en Tierra Santa.

sábado, 26 de septiembre de 2009

Basílica del Santo Sepulcro III

El Franciscano Niccolo da Poggibonsi visitó Tierra Santa entre 1346-1350. Este es su relato: "Allí, dentro de la Iglesia, hay un total de 20 altares: porque cada confesión de cristianos tiene el suyo" . También afirma que el Santo Sepulcro es propiedad de un Sarraceno que: "abría la puerta, hacía entrar a la gente y los dejaba dentro por el tiempo que duraban tres Padrenuestros, después los llevaba fuera, y cerraba la puerta con llave". A finales del siglo XV el centro del poder Islámico fue transferido de la dinastía Mameluca de Egipto a los Otomanos Turcos. La armada turca causó grandes destrozos por todo el Mediterráneo. Hubo batallas contra los poderes de la Europa cristiana. Fueron rechazados en 1565. Bajo el nuevo dominio Turco la comunidad griega, convertida en súbditos del Imperio Otomano, trató de obtener la posesión de la Iglesia del Santo Sepulcro. En 1453 Mohammed II proclamó al Patriarca griego de Constantinopla como cabeza religiosa de todos los Cristianos que residían en su Imperio. Los Turcos se dan cuenta de que la Iglesia del Santo Sepulcro es un trofeo muy valorado que el sultán podía vender al mejor postor. Efectivamente en la época de Murad IV (1623-1640), varias partes del Santo Sepulcro cambiaron de mano seis veces, a favor del que mejor pagaba. Los Franciscanos no hubieran podido mantener esta costosa batalla si no hubiera sido por la ayuda de Francia que se convirtió en protectora de los Santos Lugares. En 1644 los Georgianos, incapaces de hacer frente a los gastos exigidos por los turcos, dejaron definitivamente la Basílica. Unos años después les siguen los Abisinios. Los Franciscanos adquirieron la mayor parte de las zonas abandonadas por otras confesiones. De hecho llegaron a tener en propiedad la practica totalidad de las capillas de la Basílica y el derecho exclusivo de celebrar la Misa en el Sepulcro. En 1676 el Patriarca Dosithens (Ortodoxo griego) hizo un arreglo con los turcos y obtuvo la exclusiva posesión de la Basílica del Santo Sepulcro para los Ortodoxos. Los Poderes Europeos se indignaron. Y, por fin, en 1690, los Franciscanos fueron reintegrados en sus derechos sobre la Basílica. De nuevo en 1767 los Griegos intentaron hacerse con toda la Basílica acusando ante el Sultán a los Franciscanos de diversas intrigas falsas. En 1860 el embajador francés General Aupick, en nombre de los países católicos, pidió que se reintegrara a los Franciscanos en los derechos adquiridos anteriores a 1767. El gobierno Otomano estaba dispuesto a aceptarlo pero el Zar Ruso Nicolás amenazó a los Tucos con romper relaciones diplomáticas.
Turquía se vio forzada por los rusos, y en 1862 dictó un firman disponiendo que el "Statu Quo " (el de 1767) se mantuviera. A todo esto hubo algún incendio más y la Basílica necesitaba urgentes arreglos. La restauración de la Iglesia comenzó en 1961 y está terminada desde 1997. Así, según se observa en la imagen, queda hoy en día repartida la Basílica del Santo Sepulcro.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Historia de la Basílica del Santo Sepulcro II

En 638 sucede una nueva ocupación, esta vez de los Sirios. Así es como el Patriarca de Alejandría, Eutichio (siglo X) describe los acontecimientos de la conquista: "Omar ibn al-Khattab asedió la ciudad. Sofronio, el Patriarca de Jerusalén, se entrevistó con él, y consiguió una carta de protección para la ciudad y sus habitantes. Omar ibn al-Khatab garantizó la salvaguardia de los lugares cristianos y prohibió a los suyos destruirlos o usarlos como viviendas". Al principio del siglo IX un violento terremoto dañó la cúpula de la Anástasis. Los daños fueron reparados en el 810 por el Patriarca Tomás. La iglesia fue incendiada en el 841. Una vez más, la iglesia fue incendiada en el 966 como venganza por la guerra perdida en Siria por el ejército Musulmán. Pero todos estos incendios sólo afectaron a las estructuras de madera que pudieron ser reparadas mediante un gran sacrificio de la ya empobrecida comunidad cristiana. Nuevamente la Iglesia volvió a ser incendiada por los Musulmanes en el 978 y el fuego rodeó a la basílica, al jardín del claustro y también a la Anástasis. En el 1009 el Califa de Egipto al-Hakim explícitamente ordenó la destrucción sistemática de la Iglesia. El historiador árabe Yahia ibn Said describe así los acontecimientos: "El hecho santo comenzó el año 400 de la Egira (1009 de nuestro calendario). Solamente las partes de difícil acceso no fueron dañadas". Empezaron por demoler la tumba misma, la cúpula y las partes altas del edificio hasta que los restos que se juntaron a sus pies bloquearon su destrucción. Durante once años se les prohibió a los cristianos visitar los destrozos, tampoco se les permitió rezar en las ruinas. Pasado este tiempo se firmó un tratado de paz entre el emperador Bizantino Argirópulos y el sucesor de al-Hakim en el que se estipuló la reconstrucción del Santo Sepulcro. Los trabajos comenzaron bajo el emperador Constantino Monomaco. Los arquitectos llegaron a la conclusión de que era imposible restaurar la totalidad de la estructura Constantiniana. Así que optaron por conservar solamente la Anástasis con un ancho ábside hacia el este y varias pequeñas capillas. Estos trabajos se hicieron entre el 1042 y 1048. La Basílica estaba reconstruida aunque Jerusalén seguía en poder de los árabes musulmanes. Los cruzados conquistaron Jerusalén el 15 de julio del 1099, y enriquecieron mucho la Iglesia. Jerusalén cayó ante el ejército de Saladino en 1188. La iglesia del Santo Sepulcro fue cerrada y nadie podía oficiar en ella. De hecho el peregrino Titilar en el 1217 observó que la Iglesia del Santo Sepulcro estaba siempre cerrada y que las puertas se abrían solamente para los peregrinos que pagaban bien. El mundo cristiano protestó enérgicamente y el Sultán Ajub se disculpó en 1246 ante el Papa Inocencio IV. También le informó de que había dado las llaves de la Basílica a dos familias musulmanas quienes se harían cargo del lugar. Estos guardianes de las llaves del Santo Sepulcro abrían la iglesia sólo en ciertos días y previo pago. Todavía hoy miembros de esas familias guardan las llaves, abren y cierran la Basílica. En esta época peregrinos de Mesopotamia, Egipto, Armenia, Etiopía, Siria, Grecia y Georgia se establecieron alrededor del Santo Sepulcro. La reina Tamara de Georgia hizo un arreglo con el sultán de Egipto, que permitía a algunos Georgianos vivir dentro de la Iglesia del Santo Sepulcro. Es un período muy oscuro. Funcionarios musulmanes sin escrúpulos jugaban con la vida de los cristianos para permitirles entrar en este santo edificio. El santuario decaía poco a poco. Los mosaicos de las paredes se iban deteriorando y junto con ellos la totalidad de la estructura comenzó a venirse abajo.Las potencias europeas, después de fracasar en varios intentos por la conquista de los Santos Lugares trataron de lograr acuerdos. Angió y Sancha de Mallorca, reyes de Nápoles (1309-1345), tuvieron éxito después de largas negociaciones y grandes sumas de dinero para obtener de Melek en-Nazer una residencia oficial para la comunidad latina de Jerusalén dentro del Santo Sepulcro. Con la aprobación del Papa Clemente VI esta responsabilidad fue otorgada a los Franciscanos en 1335. Los Franciscanos recibieron la Capilla de la Aparición de Cristo que desde entonces nunca han abandonado.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Historia de la Basílica del Santo Sepulcro I

El día 14 celebramos la fiesta de la exaltación de la Santa Cruz. Alrededor de esta fiesta -las tres próximas semanas- hablaré de la historia del lugar donde estuvo la Cruz del Señor, de la Basílica del Santo Sepulcro, que abarca tanto el lugar donde murió como el lugar donde resucitó. Durante los años siguientes a la muerte de Jesús los cristianos de la Iglesia madre de Jerusalén acudían a rezar a estos lugares. Pero enseguida comenzaron los problemas, pues en el año 70 Jerusalén fue sitiada y destruida por Tito. El Emperador Adriano sofocó otra revuelta más en el 135, y decidió demoler toda la ciudad de Jerusalén con el objeto de borrar los lugares que podrían ocasionar nuevos disturbios entre los judíos. Prohibió la presencia judía en la nueva ciudad y cambió su nombre por el de Aelia Capitolina. Una comunidad gentil-cristiana siguió viviendo en Jerusalén y aseguraron la continuidad, que luego fue clave para la identificación de los lugares sagrados. Adriano rellenó la cantera con inmundicias y escombros, niveló el terreno y construyó justo sobre el Calvario un templo a Venus diosa del amor. Escribe Eusebio de Cesarea (265-340): "Sucedió entonces que personas impías y ateas, pensaron retirar por completo de la vista de los hombres estos lugares. Suponían, dentro de su locura, que así podrían enterrar la verdad. Con ese fin trajeron una cantidad de desechos desde lejos y con mucho esfuerzo recubrieron totalmente el lugar; luego, habiendo llevado esto a una altura moderada, lo pavimentaron con piedras, escondiendo la cueva sagrada bajo el masivo montón. Después, como si su intento se hubiera llevado exitosamente a cabo, construyeron sobre esta base, un verdadero sepulcro de almas, mediante la construcción de un altar de ídolos sin vida para el espíritu impuro al cual llaman Venus". El Calvario y el Sepulcro permanecieron enterrados 180 años. Hasta que en 325, durante el primer concilio de Nicea, el obispo de Jerusalén, Macarios, pidió al Emperador Constantino que destruyera los templos paganos construidos encima de los lugares sagrados de la Ciudad. El Emperador, decretó la demolición de los templos paganos y ordenó profundizar hasta encontrar la roca del Calvario y el Sepulcro. Sigue escribiendo Eusebio de Cesarea: "Apenas la superficie original del piso, que estaba debajo de la tierra, apareció inmediata y contrariamente a todas las expectativas, el venerable y respetado monumento a la Resurrección de Nuestro Señor fue descubierto. Entonces realmente esta santísima cueva presentó una fiel similitud con Su regreso a la vida, en que después de haber yacido enterrado en la obscuridad, de nuevo emergió hacia la luz." La construcción de la Basílica Constantiniana significó un cambio completo en la topografía del lugar. Para ubicar este monumento los arquitectos aislaron la tumba del resto de la cantera en los flancos norte y oeste. Así, la tumba, que estaba en la fachada oeste de las murallas de la cantera, terminaba sosteniéndose libremente en el centro de un amplio espacio vacío.
Santa Elena fue a Jerusalén con los trabajadores que su hijo, el emperador Costantino, le proporcionó. Estuvo excavando en el sitio donde se hallaba el monte Calvario. Allí encontró la Cruz verdadera. Lo comprobó a través de una persona enferma que, al tocar el madero auténtico donde murió el Señor, quedó curada. En la imagen aparece la capilla de Santa Elena, que fue construida en los subterráneos de la Basílica constantiniana. En esta estrecha cavidad de la roca Santa Elena encontró también los clavos y el título de la condena (Jn 19,19-22).
Mas adelante, el peñasco del Gólgota fue recortado en los flancos norte y oeste para dar lugar a la nueva construcción. El 20 de mayo de 614, Jerusalén fue conquistada por los Persas. Según palabras recogidas por el Patriarca Eutichio en los Anales "Cosroe envió a su general Scharbaraz…, y quemó la iglesia del Calvario y del Sepulcro". Esto fue un tremendo golpe, casi todas las iglesias fueron arrasadas, todas las reliquias robadas y muchas personas muertas y enterradas en una cueva en Mamilla". Pero para el año 622 el emperador Heraclio ya había recobrado todo el territorio y forzado a los persas a devolver los trofeos de guerra entre los cuales estaba la reliquia de la Santa Cruz, que fue devuelta a la Iglesia del Santo Sepulcro el 20 de marzo del 630.

sábado, 5 de septiembre de 2009

Cafarnaum

Uno de los lugares más interesantes para visitar del mar de Galilea es Cafarnaum. En 1894 la Custodia Franciscana , por mediación de fray Giusepppe Baldi, de Nápoles, logro recobrar de los beduinos las ruinas de la sinagoga y buena parte de la antigua Cafarnaum. Estaba muy mal conservado el lugar, y se hicieron unas excavaciones importantísimas. Esta fotografía está realizada en 1894. En Cafarnaum Jesús podía llegar a ver a mucha gente, pues era un lugar de paso y muy comercial. Se encontraba en una gran arteria q conducía de Beisán a Damasco. En cambio, Nazaret era una aldehuela montañosa aislada, por lo cual Jesús preferiría pasar tiempo en Cafarnaum, lugar en el que convivían judíos y romanos. Cafarnaum tenía una población muy variada: agricultores, artesanos, comerciantes, recaudadores. Allí no había graves desigualdades economicas. Como se puede leer en el Evangelio, entre los romanos y los judíos se llevaban bien, y de hecho fue un centurión romano quien les construyó la sinagoga a los judíos, y los ancianos del pueblo dijeron a Jesús q curara a su criado. Jesús dirigió su mensaje a esta gente laboriosa y de mente abierta, y eligió de esta misma comunidad a la mayoría de sus discípulos: a los pescadores, pero también a Mateo, publicano y recaudador de impuestos.
La casa de Pedro, donde vivía Jesús, se encontraba unos 30 metros al sur de la sinagoga. Se sabe que es la casa de Pedro por la estrechísima relación que hay entre los datos arqueológicos y las fuentes literarias. Desde finales del siglo I una parte de esa casa se convirtió en domus ecclesiae. En el siglo IV esa se amplia y aísla del resto del poblado con una recia valla. En la segunda mitad del siglo V se construye una iglesia, de estructura octogonal, erigida alrededor de una anterior de una sola habitación, que era la del siglo I. En esa casa se encontraron varios graffiti, monogramas y símbolos. Los idiomas en que se encontraron las inscripciones eran: 151 muestras en Griego, 13 en Paleo-Estrangelo, 9 en Arameo y 2 en latín. Datan del s. II en adelante y eran inscripciones del nombre de Jesús, Señor, Cristo. O también expresiones como Amén. En las casas de al lado se observa como los techos eran planos. No se veía desde fuera pero estaba cubierto con vigas y tapado con paja. Se entiende que pudieran bajar al paralítico sus amigos y bajarlo por el techo.
La sinagoga del pueblo también es de los sitios en los que estuvo Jesús con toda seguridad. La de abajo es del siglo I, la del centurión romano. La de arriba del siglo IV. La tradición era construir las sinagogas encima o donde ya se encontraban las antiguas. Las piedras negras de debajo son del antiguo edificio o sinagoga del siglo I. Jesús en la sinagoga de Cafarnaum expulsó a un demonio impuro. Allí también proclamó el discurso del pan de vida y muchos de sus discípulos se fueron abandonándole.
Jesús condenó a Cafarnaúm, Corozaín y Betsaida por su incredulidad. Nunca más viviría nadie en esas ciudades. Esa maldición del Señor se ha cumplido exactamente. Así como Tiberiades sigue existiendo, esas otras ciudades fueron destruidas y ya nadie las habitó.

sábado, 29 de agosto de 2009

Una peregrinación a Tierra Santa V

MARTES. Subimos en bus por la mañana al monte de los olivos y el plan consiste, en síntesis, en la visita de lo que se encuentra en el camino de descenso. Primero, el lugar de la Ascensión del Señor. Después la iglesia del paternoster. A continuación el lugar del Dominus flevit, desde donde existe una magnífica vista de la ciudad y donde Jesús lloró por ella (“Jerusalem, Jerusalem...”). Sigue el huerto de Getsemaní, ya en la parte baja de la ladera. Tenemos misa en la gruta del prendimiento, con un grupo de italianos que se nos une. Entramos seguidamente a la iglesia –casi podría decirse que enterrada- de la tumba de la Virgen. Comida. Tarde libre. Seis del grupo tomamos un taxi para visitar el museo del holocausto. La arquitectura me parece magnífica. El conjunto se ha construido prolongando artificialmente una colina, de forma tal que la edificación queda en parte como colgando. Después de pasar por las salas del horror y la locura del abismo moral humano, se sale a un mirador que resucita la esperanza en la vista de la creación. Para los judíos parece que a este motivo de esperanza debe añadirse otro: que en lo que se ve, las bellas montañas cercanas a Jerusalén, se tiene ahora un hogar de refugio, el Estado de Israel. Nos despedimos del Calvario y del sepulcro vacío. De forma inexplicable lo encontramos así, vacío, y pasamos a él como si estuviera esperándonos. Cenamos. No me acuesto. A las 2:00 h. salimos hacia el aeropuerto.
MIÉRCOLES. Fatigosas medidas de seguridad en el aeropuerto. El cansancio empieza a surtir efectos. Vuelo Telaviv-Madrid.
Colaboración: Jose María Rodríguez de Santiago

sábado, 22 de agosto de 2009

Una peregrinación a Tierra Santa IV

LUNES. Gólgota temprano. Cenáculo (gran habitación en la que no hay culto; debajo está -muy improbablemente- la tumba de David). Dormición de María (iglesia pagada por el Kaiser alemán; imagen de María dormida de tamaño natural, de madera y marfil; un hombre mayor de aspecto fantasmagórico y una chica que lee con ayuda de una vela cantan una fantástica polifonía a media voz en la oscuridad de una capilla lateral). Gallicanto (casa de Caifás, lugar del juicio y la condena por parte de la autoridad judía, prisión nocturna de Jesús que aparece en la foto). Subimos por viejos escalones que pisaría Jesús varias veces aquella noche. Misa en el Cenáculo franciscano (impresiona revivir la primera misa en el lugar de la primera misa). Torre de David (muy objetiva exposición pedagógica de la Historia de Jerusalén, en especial, por medio de maquetas). Comida y café. Salimos de Jerusalén por la puerta nueva y volvemos a entrar por la puerta de las ovejas (así se llama en el evangelio en el relato de la curación de la piscina de los cinco pórticos; hoy, puerta de los leones). Inmediatamente, a la derecha, encontramos la basílica de santa Ana y la piscina probática. Seguimos la calle y llegamos al solar de la antigua Torre Antonia (pretorio) y allí: la capilla de la flagelación, la capilla de la condena (la condena romana, de Pilatos) y el litóstrotos. Ahí comenzamos el via crucis por la via dolorosa. De camino pasamos por el paupérrimo convento de los etíopes. Terminamos en el Santo Sepulcro. Algo allí provoca un efecto embriagador, hipnótico, como si se entrara en otra dimensión de la realidad: pueden ser la penumbra entreverada por las luces mágicas y las velas colgantes, el humo de la procesión de franciscanos que cantan gregoriano con voz profunda y firme, la multitud de voces y de idiomas, algunos irreconocibles, las figuras de otro mundo como los monjes ortodoxos, o de este mundo como el policía israelí... Toco la piedra del calvario (en la foto se ve cómo salgo después de meter el brazo en el agujero donde estuvo la Cruz) y pasamos, después de la espera, al sepulcro del que salió vivo el que venció a la muerte, el sepulcro fracasado, que no pudo retener a su presa. Terminamos de visitar la iglesia en la que todo es real y fantástico, desorden histórico y ordenación cósmica. Jerusalén es en grande lo que la iglesia del santo sepulcro es en pequeño: mezcla, multitud de estratos históricos solapados, costumbres que se respetan para no perturbar un equilibrio inestable, desorden en armonía, voces que se pierden en el aire, actividad libre y vigilada... Volvemos rendidos a Casa Nova. Cena muy agradable en restaurante armenio.
Colaboración: Jose María Rodríguez de Santiago.

sábado, 15 de agosto de 2009

Una peregrinación a Tierra Santa III

SÁBADO. Hoy nos despedimos de Nazaret. Antes de montar en el bus entro un minuto a la casa de la Virgen. Bajamos por la ribera oeste del Jordán hasta el Mar Muerto. Visitamos las excavaciones del Qumran (se aprecia en la foto). Vemos una proyección sobre los esenios: puritos gnósticos (como dirían en México). Después nos bañamos en el Mar Muerto y nos cubrimos de barro negro. Es una experiencia única. Y llegamos a Jericó, un fantástico oasis verde y frondoso en medio de un desierto duro y bañado por la luz cegadora. Se ve desde allí la montaña de la Cuarentena. Comemos en un comercio “occidentalizado” donde venden cremas para la piel, sirven café espresso, preparan platos con sabor europeo y atraen a los “hijos de la decadencia” consumista occidental con un rótulo que a ellos les resulta familiar: “temptation center”, que, al menos en este caso, está justificado por el significado de la montaña nombrada, donde Jesús fue tentado. Subimos a Jerusalén. Queda claro por qué se emplea la expresión “subir” para referirse a la marcha a Jerusalén, al menos desde Jericó: el trayecto consiste en un fatigoso ascenso entre peñas desérticas. Llegamos y pasamos de largo, después de poder divisar por primera vez, desde la autopista, el templo con la reluciente cúpula dorada de la mezquita de Omar. Pasamos junto al cementerio donde está enterrado Theodor Herzl y junto al museo del holocausto.
Vamos a las “montañas de Judea”. Difícilmente podría expresarse de forma más sencilla y precisa el sitio al que llegamos nosotros y al que fue la Virgen a visitar a su prima en Ain Karim. Entramos en la iglesia construida sobre la casa donde nació Juan el bautista. Todo dentro recuerda a España: cerámica de Manises cubre por completo las paredes, pintura española con motivos de la vida y muerte de Juan, una imagen de María en el retablo, como podría verse en una iglesia andaluza... El templo tuvo estatuto internacional de extraterritorialidad a favor de España, al que se renunció hace treinta años. También esto es típicamente español. Después bajamos un trecho y subimos otro empinado hacia la iglesia de la visitación de la Virgen a su prima Isabel. Celebramos allí la misa. Volvemos a Jerusalén. Bajamos del bus para ver el exterior del parlamento israelí y el monumental candelabro de bronce de los siete brazos que regaló el Reino Unido al Estado de Israel. Entramos en la ciudad vieja por la puerta nueva y llegamos a nuestro alojamiento en la Casa Nova. Primera visita al Gólgota en la iglesia del santo sepulcro. La escena que puede contemplarse allí cada día a las 9 de la noche es indescriptible. Desde hace casi mil años un miembro de la aristocracia musulmana se encarga de cerrar la puerta de la iglesia a los cristianos a esa hora y se queda con la llave. A la mañana siguiente “les” abre la puerta. Naturalmente el acto tiene un contenido simbólico, que con facilidad puede imaginarse si se tiene en cuenta que el privilegio procede de una victoria militar. El personaje que ahora ejerce la facultad no tiene desperdicio: un andar algo altanero y aspecto distinguido, a pesar de que va en chanclas y vaqueros.
DOMINGO. Visita tempranera al Gólgota. Visita a Belén. El muro de cemento que aísla la zona por la que se entra, con dos controles: uno judío y otro palestino, puede compararse a una brecha en la carne. Misa en el monte de los pastores y visita al lugar donde nació Jesús (Fotografía del interior de la Basílica). Comida en la Casa Nova de Belén. Vamos a Betania, a la casa de Marta, María y Lázaro. Llegada a Jerusalén, entrada por la puerta de Sión. Paseo por el cardo máximo y el barrio judío. Templo y muro de las lamentaciones. Me pregunto si el rezo cristiano causará en los judíos una impresión tan rara como la que causa el judío (una oración acompañada del movimiento corporal) a los cristianos. Entramos al barrio musulmán. Conferencia en la sede de la Custodia de la Tierra Santa de los franciscanos. Cena y debate sobre el diálogo interreligioso.
Colaboración: Jose María Rodríguez de Santiago.

sábado, 8 de agosto de 2009

Una peregrinación a Tierra Santa II

VIERNES. Sueño reparador. En bus al mar de Galilea. Día cálido de primavera. Misa al aire libre junto a la iglesia del monte de las bienaventuranzas. Un lugar de paz infinita. Miro al lago y no me extraña que el Hijo de Dios eligiera esta tierra para entrar en la Historia de los hombres. Entramos en la iglesia de planta octogonal. Seguimos en las orillas del lago. Visitamos la iglesia de la multiplicación de los panes y de los peces, con sus mosaicos. Después, muy cerca, la iglesia del primado de Pedro, en la playa donde tuvo lugar la aparición de Jesús resucitado que relata Juan (“Pedro, ¿me amas más que éstos?”). En todos los sitios leemos los pasajes correspondientes del evangelio. Vamos entonces a Cafarnaúm, a las excavaciones donde se encuentra la casa de Pedro. Encima hay una construcción moderna que la protege ingeniosamente. Enfrente está la sinagoga. Empieza a apretar el calor. Tomamos un barco y cruzamos navegando a la orilla del otro lado. El agua está tranquila, muy tranquila. Comemos en un restaurante explotado por un Kibbutz. Ambiente veraniego. Montamos en bus, vamos a la salida del río Jordán del mar de Galilea, desde donde sigue su curso hacia el Mar Muerto. En la orilla del río rezamos, algunos se descalzan y meten los pies allí, otros llenan botellitas con agua del Jordán. Salimos hacia Caná. Después de la visita a la iglesia tomamos un vasito de vino. Volvemos a Nazaret. En total, el recorrido de hoy ha consistido en una vuelta completa al lago: de Nazaret a la costa norte, recorrido de la costa este y retorno a Nazaret bordeando la costa sur. Por la noche refresca algo; vino y guitarra.

Colaboración: Jose María Rodríguez de Santiago.

sábado, 1 de agosto de 2009

Una peregrinación a Tierra Santa I

JUEVES. Salida de la T4 de Barajas. Vuelo Madrid-Barcelona y Barcelona-Tel Aviv. Llegamos al amanecer. Me detienen en el control de entrada del aeropuerto, por motivo para mí desconocido. Me dejan salir a los 20 minutos. Viaje en bus a Nazaret. El cura José menciona la teología del “aquí” como contexto interpretativo de la experiencia que vendrá. Desayuno en Casa Nova. Visita a la basílica de la Anunciación, a la casa de José, a la fuente de María –conservada en el interior de una iglesia ortodoxa- y regreso por el zoco. Todo parece moro, muy moro. Comida. Don Luis, José y yo nos instalamos en la casa de las Hermanas de Nazaret. Misa en la casa de María. Resulta muy emocionante leer allí el evangelio de Lucas: “desposada con José”, que vivía apenas unas manzanas más arriba en el pueblo. Salida al monte Tabor. Subida desde el pueblo en taxi. Lectura del pasaje de la transfiguración de Marcos en la basílica. Vista de Naím y el precioso valle –que recorría Jesús cuando iba a Jerusalén- desde el mirador. Es una lástima que el día esté tan nublado, aunque no llueve. Vuelta a Nazaret. Cae el cansancio sobre nosotros en el bus. Cena en Casa Nova. Guitarra y un chupito. Oímos el último canto de los muhaidines de increíble semejanza a una saeta. Diez minutos de adoración del Señor en la basílica. Se lee en castellano y alemán el pasaje de la “nueva Jerusalén” del Apocalipsis.

Colaboración: Jose María Rodríguez de Santiago

sábado, 25 de julio de 2009

La aldea de Nazaret (Nazareth Village) IV

Entramos en otra casita. Allí estaba un carpintero trabajando en su taller. Ese taller y los instrumentos de trabajo podrían ser muy similares a los que utilizarían San José y Jesús para su trabajo. Nos enseñó cómo realizarían en aquel entonces algunos trabajos. El guía -el chico de azul qe aparece en la foto- bromeaba con el artesano mientras le hablaba en árabe: al enseñarnos los instrumentos de trabajo utilizaba la sierra sobre la mesa burda de madera, y el carpintero le increpaba diciendo que si hacía eso cada vez que fueran visitantes se acabaría quedando sin mesa.
También nos enseñó -en la misma casita- otras salas tal y como estarían en aquel entonces. La habitación dormitorio era para toda la familia. Se trataba de una cueva donde, en la parte del fondo, solían tener la despensa con los alimentos. Nos explicó entonces el guía la parábola que cuenta el Señor en el Evangelio del vecino inoportuno que -a mitad de noche- va a pedir algo para un invitado. La excusa del padre de familia es que están todos los miembros de su familia durmiendo. Efectivamente, por la disposición de la habitación, tenía que pasar por encima de toda la familia para ir a la despensa y volver de nuevo -intentando no pisar a nadie- y darle así el alimento al vecino.
Después fuimos a una habitación que reproducía una pequeña sinagoga de la época. Nos sentamos en los bancos laterales alargados, que tenían siempre las sinagogas y que los judíos habitualmente utilizaban para sentarse. Ahí nuestro guía nos explicó el pasaje del Evangelio en que el Señor se levantó para leer, y desenrollando el pergamino pronunció las palabras del profeta Isaias. Después les dijo: "Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír". En otras palabras, se dieron cuenta de que les estaba anunciando que él era el Mesias que esperaban y que había de venir para salvar a Israel. Estaban sorprendidos preguntándose cómo decía eso él que era hijo de José, el carpintero, bien conocido por todo el pueblo. Jesús les habló de que los planes de Dios tantas veces son distintos a los de los hombres, y les recordó cómo -por ejemplo- fue un extragero el que curó el profeta Eliseo y no uno de Israel. Ellos quedaron heridos en su orgullo y quisieron lapidarle. Nos contaba el guía con mucha precisión el Evangelio ayudándonos a recrearlo, y a imaginarnos la escena en Nazaret, en esa reconstrucción de la pequeña sinagoga en la que nos encontrábamos.
Ahí finalizó la visita. Al salir nos regalaron una pequeña lamparita de barro, como serían las de la época del Señor. Ojalá esta iniciativa tan bonita ayude a muchos que pasen por allí -personas que viven en Tierra Santa y peregrinos- a conocer mejor la vida de Nuestro Señor Jesucristo, conociendo mejor la aldea donde vivió la mayor parte de su vida.

sábado, 18 de julio de 2009

La aldea de Nazaret (Nazareth Village) III

Salimos al exterior, y lo primero que nos llamó la atención fue un campo elevado con olivos y unas ovejas pastando. Con asombro vimos que había un pastorcito con las ovejas, vestido con un traje burdo de los que usaban los pastores antiguamente. Luego observamos que había toda una familia de pastores, y todos vestidos según los usos de hace dos mil años.
Primero el guia nos explicó una tabla con agujeros, con la que en aquella época separaban el grano de la paja. Después nos enseñó una prensa de vino de aquel momento. Aprovechaban una inmensa roca plana y las hendiduras que tenía. Por allí pasaba el líquido de la uva después de ser pisado. Desde donde nos encontrábamos, en la parte de abajo, había una techumbre -en aquel momento unos maderos- para agarrarse por si se resbalaba.
Llegamos a una casa según el modelo de la época. Allí había, en la primera estancia al aire libre, una hilandera con su hija que estaban trabajando la lana. Nos mostró todo el proceso casero de fabricación. También nos explicó los posibles colores tal y como los tenían en la antigüedad: el blanco era el más común y barato, el color amarillo se conseguía aplicando la flor del azafrán. El púrpura era el más caro, pues se hacía con molusco. Ese era el color de la realeza. La niña purificaba la lana pasándola repetidas veces por un pincho. La madre nos enseño el trozo de madera que se usaba para enrollar la lana. Finalmente quedaba un hilo que luego se utilizaba para fabricar los vestidos en el telar.
También vimos en una gran habitación una prensa de aceituna para sacar aceite. El aceite poco prensado no era para acompañar a las comidas sino para su uso en el templo.