sábado, 8 de agosto de 2009

Una peregrinación a Tierra Santa II

VIERNES. Sueño reparador. En bus al mar de Galilea. Día cálido de primavera. Misa al aire libre junto a la iglesia del monte de las bienaventuranzas. Un lugar de paz infinita. Miro al lago y no me extraña que el Hijo de Dios eligiera esta tierra para entrar en la Historia de los hombres. Entramos en la iglesia de planta octogonal. Seguimos en las orillas del lago. Visitamos la iglesia de la multiplicación de los panes y de los peces, con sus mosaicos. Después, muy cerca, la iglesia del primado de Pedro, en la playa donde tuvo lugar la aparición de Jesús resucitado que relata Juan (“Pedro, ¿me amas más que éstos?”). En todos los sitios leemos los pasajes correspondientes del evangelio. Vamos entonces a Cafarnaúm, a las excavaciones donde se encuentra la casa de Pedro. Encima hay una construcción moderna que la protege ingeniosamente. Enfrente está la sinagoga. Empieza a apretar el calor. Tomamos un barco y cruzamos navegando a la orilla del otro lado. El agua está tranquila, muy tranquila. Comemos en un restaurante explotado por un Kibbutz. Ambiente veraniego. Montamos en bus, vamos a la salida del río Jordán del mar de Galilea, desde donde sigue su curso hacia el Mar Muerto. En la orilla del río rezamos, algunos se descalzan y meten los pies allí, otros llenan botellitas con agua del Jordán. Salimos hacia Caná. Después de la visita a la iglesia tomamos un vasito de vino. Volvemos a Nazaret. En total, el recorrido de hoy ha consistido en una vuelta completa al lago: de Nazaret a la costa norte, recorrido de la costa este y retorno a Nazaret bordeando la costa sur. Por la noche refresca algo; vino y guitarra.

Colaboración: Jose María Rodríguez de Santiago.

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