sábado, 28 de mayo de 2011

Pez de San Pedro

"Cuando entraron en Cafarnaúm, se acercaron a Pedro los que cobraban el didracma y le dijeron: «¿No paga vuestro Maestro el didracma?». Dice él: «Sí.» Y cuando llegó a casa, se anticipó Jesús a decirle: «¿Qué te parece, Simón?; los reyes de la tierra, ¿de quién cobran tasas o tributo, de sus hijos o de los extraños?». Al contestar él: «De los extraños», Jesús le dijo: «Por tanto, libres están los hijos. Sin embargo, para que no les sirvamos de escándalo, vete al mar, echa el anzuelo, y el primer pez que salga, cógelo, ábrele la boca y encontrarás un estáter. Tómalo y dáselo por mí y por ti»".

La especie más conocida del mar de Galilea es el llamado musht. En árabe musht significa “peine”, y las cinco especies que comprende son muy famosas porque tienen una aleta dorsal larga que se parece a un peine, como se puede comprobar en la imagen. El más grande y más común de éstos es la tilapia galilea, hoy llamado también “pez de San Pedro”, que puede alcanzar una longitud de 40 centímetros y pesar 1,5 kilogramos. Su forma plana lo hace idóneo para freír, y su carne fácil de separar y sus escasas espinas hacen que sea muy solicitado para las comidas. También por supuesto por considerarse éste como el pez al que se refiere tantas veces el Evangelio.

También hay varios pasajes de los evangelios que se refieren probablemente al musht. Cuando llega el invierno, este pez tropical, se congrega en bancos en la parte septentrional del lago. Son atraídos a ese lugar por el agua tibia de los manantiales que desembocan en el lago. Esto ofrece a los pescadores una oportunidad de obtener capturas abundantes. Este hecho podría explicar la pesca milagrosa mencionada en los evangelios (Lc 5, 1-11). En la primavera, los musht se aparean y colocan sus huevos en el fondo del lago. Después de la fertilización, los musht padres llevan los huevos en la boca por tres semanas hasta que los huevos maduran. Entonces cuidan de ellos unos pocos días, y luego los liberan. Para prevenir a su progenitura que entren en la boca otra vez, el pez padre ingiere guijarros para que su antigua “casa” no siga siendo tan confortable. Es posible que traguen también monedas y otros objetos con los guijarros, y se han encontrado muchas monedas en la boca de los musht. Esto podría explicar el pasaje en el que Jesús le pide a Pedro que busque un pez con una moneda en la boca para pagar los impuestos.

sábado, 21 de mayo de 2011

Peces del mar de Galilea

Seguimos en el mar de Galilea. Esta vez nos fijaremos en los tipos de peces que allí se pueden encontrar. Pero antes hay que explicar que los peces, en la época de Jesús, se clasificaban por los judíos entre permitidos y prohibidos, es decir, entre puros e impuros. La ley mosaica (Levítico 11. 9-12) establecía que sólo podían considerarse comestibles los peces vertebrados, con escamas y aletas, mientras que los demás se consideraban prohibidos. Esta es la razón de fondo del texto en el evangelio, en Mt. 13-48, donde se habla de peces buenos (permitidos por la ley) y malos. Al final de cada captura, por tanto, los pescadores debían reunirse en la playa, y separarse los peces impuros, devolviéndolos al agua. Hoy en día entre los judíos esto sigue vigente.
El mar de Galilea ha sido famoso por su pescado desde antiguo. El pez más famoso es el de san Pedro, pero allí se pueden encontrar muchas más. Hay dieciocho especies de pescado autóctonas en el lago, que se clasifican localmente en tres grupos principales:
En primer lugar el de las sardinas. Actualmente, en temporada alta, decenas de toneladas de sardinas son capturadas cada noche. Se parece a la sardina de agua salada, y puede encontrarse en enormes bancos. Se utilizaban mucho para conservas. Estas sardinas constituyeron una parte importante de la dieta diaria en todo el país, especialmente para los que vivieron cerca del lago.
Otro tipo es el llamado biny. Consiste en tres especies de la familia de la carpa. Su nombre viene de una palabra semítica que designa al “pelo”, y se debe referir a las lengüetas típicas de los bordes de la boca del pez. Son pescados carnosos muy populares en banquetes y en la celebración del sábado.
Las sardinas aparecen muchas veces mencionadas en los evangelios como “peces pequeños”, en contraste con las otras dos especies, que eran mayores. Se las menciona claramente en el milagro de la alimentación de los cuatro mil. De acuerdo con Mt 15. 34 y Mc 8. 5-7, “cinco panes y unos pocos peces pequeños” era todo lo que los discípulos de Jesús tenían para comer. A su vez, el milagro en el que el Señor da de comer a los cinco mil aparece en los cuatro evangelios. Mt. 14 17, Mc. 6 38 y Lc. 9 13 mencionan “cinco panes y dos peces.” Pero la versión de Juan (Jn 6 9) es ligeramente diferente y en ella se especifica que el pan es de cebada, y se usa otra palabra griega para el pescado: opsaria (pez pequeño) en lugar de ichthyes (peces). Podemos suponer que estos peces pequeños no son los individuos jóvenes de las grandes especies, sino que eran sardinas y por tanto, pequeñas por naturaleza. Éstos, con pan, de hecho, han constituido la dieta habitual de la población local.
En la Iglesia de la Multiplicación que fue construida para conmemorar el milagro realizado por Jesús, en Tabgha, se muestran dos peces pequeños en un mosaico del siglo sexto. Vemos una cesta con cuatro panes con un pez a cada lado. Sin embargo, estos peces no parecen ser del mar de Galilea. Todos los peces capturados en el mar de Galilea tienen una sola aleta dorsal, mientras que los que figuran en el mosaico tienen dos aletas dorsales. El artista que diseñó el mosaico de Tabgha probablemente llegó desde el extranjero para hacer su trabajo y usó un patrón sin asegurarse de su corrección echando un vistazo a los peces del lago.
Del pez de San Pedro, que es el más común del lago y famoso, hablaremos la semana que viene, si Dios quiere.

sábado, 14 de mayo de 2011

El puerto de Magdala

Esta vez nos vamos a fijar en el puerto de esta ciudad tan importante, la de mayor población de la región de Galilea. El puerto se puede apreciar en las excavaciones que se encontraba en la parte este de la plaza. Se han descubierto unas piedras que sobresalen con un agujero en medio, y da la impresión de que servirían para los amarres de los barcos. Además, en la trinchera excavada para descubrir la zona de amarre del puerto, se aprecia una especie de rampa descendente en el sentido del lago, y frente al puerto una serie de sedimentos cuyo estudio podrá aportar mucho a la historia del lago. Hay pocas dudas de que esta estructura sea otra cosa. Se trata, sin duda del puerto de la época herodiana que, entre otras cosas, permite ya fijar cuál era el nivel del lago en el siglo I. Todos estos datos dan idea, en primer lugar, de la magnitud de la ciudad. Magdala era una verdadera polis en todos los sentidos. La cantidad de monedas de todo tipo y época habla de transacciones comerciales habituales, que no tenían lugar en las localidades cercanas (en Cafarnaún apenas se han encontrado monedas). La delicada cerámica de todas las formas y tamaños revela un nivel de vida típicamente urbano. Las construcciones públicas revelan también una gran ciudad. Estos datos hacen pensar en un recinto urbano extendido con suburbios anejos y poblaciones vinculadas a ella, según un modelo muy común en la antigüedad. De entre todas estas características, quizás la que más destaca es el aspecto económico. Magdala era una ciudad comercial antes que nada. Las monedas, las pesas y medidas, y la presencia de un agonanomos apuntan en este sentido. Este comercio giraba en torno a la pesca y la elaboración del pescado, pero también, muy probablemente, en torno al tráfico de productos entre el Oriente y Roma. Hay que situar a Magdala en el marco de la economía relacionada con la pesca pero también del comercio. No hay que olvidar que la pesca era una actividad que se reducía prácticamente a los meses de invierno, cuando los peces acudían a las aguas templadas del noroeste. ¿Qué hacía la flota del Magdala… y la del resto del lago en los demás meses? Llama la atención que, teniendo una ciudad así, Herodes decidiera construir su capital seis kilómetros al sur con las dificultades que esto creaba. No parece suficiente el hecho de que allí se encontraban fuentes termales. Parece que es más razonable pensar que Magdala era una ciudad con gran personalidad y autonomía, con grupos sociales fuertes, en la que Herodes Antipas no se habría sentido cómodo. La presencia de unos baños de semejante envergadura es un hecho intrigante. Necesariamente hay que relacionarlos con el floreciente comercio y éste, a su vez, con el tráfico de mercancías en el oriente del imperio. Cabría pensar que Magdala era una estación dentro de una ruta comercial. Los baños son una de las infraestructuras que se suelen encontrar en las estaciones de las rutas comerciales (piénsese, por ejemplo en las caravanas nabateas o, más tarde, en las de la época bizantina y mameluca). Al este de Magdala están las ciudades de la Decápolis, que tenían sus respectivos puertos en el lago (Kursi, Hippos y alguna otra). Llegadas al este del lago, las mercancías se trasladaban en barco hasta Magdala, desde donde eran transportadas por la Via Maris hasta Ptolemais (o quizás también hasta Cesarea). Las caravanas de oriente llegaban hasta las ciudades de la Decápolis.



La famosa barca de que hablamos en otra entrada, encontrada en Ginosar, aunque se ha querido reconstruir a partir del mosaico de Magdala, en realidad tiene otra forma. Podría pensarse, entonces, que la forma del mosaico de Magdala no reproduce la de los barcos del lago, sino la de una compañía naviera más amplia. Una barca muy parecida ha sido identificada en una piedra reutilizada en un muro del Santo Sepulcro. Al principio se pensó que se trataba de un grafito dedicado por peregrinos cristianos, pero los rasgos de la barca (doble timón en la proa) la identifican como una barca del siglo I. Tal vez es una inscripción de peregrinos judíos. En todo caso, esta representación ayuda a relacionar la barca de Magdala con las que circulaban por el Mediterráneo. Por otro lado, el barco del mosaico de Magdala no parece un barco de pesca, sino un barco para el transporte de mercancías. Lee E. Levine afirma que en las ciudades portuarias los ciudadanos romanos a veces establecían compañías de transporte por barco, y ofrece el dato interesante de la presencia de negotiatores en Jerusalén, ya desde los tiempos de Pompeyo. Ahora bien, si el puerto de Magdala estaba vinculado a una compañía naviera (navigatores et negotiatores), entonces, cabría suponer que no era el único puerto de la ciudad. Sorprendentemente, los hallazgos de esta zona tienen muy poca relación con la industria de la conserva del pescado, que parece haber sido floreciente en Magdala. La pesca y la preparación de estos productos eran considerados oficios inferiores. ¿No podría pensarse que la descarga del pescado tenía su propio puerto, que estaría cercano a las instalaciones donde se procesaba? La costa del lago ofrece posibilidades para construir diversos puertos y el del pescado no necesitaba ser tan sofisticado. A diferencia de las otras mercancías, la del pescado salado y el garum comenzaba en Magdala su itinerario comercial.



Todas estas actividades pesqueras las conocería bien el Señor, que además pasó tres años con los apóstoles, en su mayoría pescadores. Muchas veces hablarían de pesca y de trabajos de pesca. Y es lógico que saliera a colación Magdala y su importante influencia en la zona como centro pesquero de la zona del mar de Galilea.

sábado, 7 de mayo de 2011

La ciudad de Magdala

Después de la resurrección los discípulos se fueron a Galilea pues el Señor así se lo indicó. Alrededor del lago de Tiberiades tuvieron lugar algunos encuentros de Jesús resucitado con los apóstoles. Por eso quería escribir algunas entradas estos días de Pascua sobre el lago de Tiberiades.


Se ha descubierto el lugar donde se encontraba la ciudad de Magdala, de la que era originaría María Magdalena. Allí se han hecho recientemente importantes halladgos arqueológicos. Hoy en día se sigue exavando y encontrando muchos restos arqueológicos importantes en la que ya se afirma que era la ciudad más importante de Galilea en la época del Señor. El arqueólogo que dirige dichas excavaciones desde el año 1996 es Fr. Stefano de Luca, franciscano de la Custodia de Tierra Santa. Los hallazgos más importantes son de época asmonea y herodiana. Se han encontrado gran cantidad de monedas y abundantísima cerámica de una excelente calidad. También otros objetos menos comunes como utensilios de madera (platos, elementos decorativos). La datación en casi todos los casos es bastante segura. El trazado de la ciudad es de la época asmonea. La parte excavada parece pertenecer un área pública vinculada al puerto. Se ha descubierto el cardo de la ciudad, la que era calle principal. Se encuentra al oeste de la parte excavada. Tiene seis metros de ancho y aceras a ambos lados. Las monedas y la cerámica encontradas indican que es de la época asmonea y que seguía en uso en la época herodiana. De Luca piensa que podría ser un ramal urbano de la Via Maris, pero aún falta una confirmación que podría venir de una piedra miliaria encontrada un poco más adelante, ahora en una colección privada. En el lado oeste de la calle, el más alejado del puerto, se pueden apreciar umbrales de edificios aún sin excavar. Sería interesante saber si alguno de ellos puede ser identificado con un edificio doméstico, aunque lo más probable es que sean “tabernae” en las que se ofrecían diversos tipos de bienes, entre ellos seguramente comida. Es razonable pensar que se trata del cardo de la ciudad porque en la parte norte se ha encontrado una calle menor, es decir un decumano. A la altura de esta calle menor se encuentra un edificio que parece pertenecer a los baños. Ha invadido en parte la calle principal. Esto seguramente hizo más difícil el tránsito por ella. Quien hizo tal cosa -parece que el edificio era de época herodiana- debía tener mucha influencia en la ciudad.


También está la plaza de la ciudad. Entre el cardo y el puerto se encuentra una especie de plaza, que recuerda mucho los caravanserai de época mameluca. Esta vinculación entre puerto y plaza es común por ejemplo en Acre, donde cada grupo de comerciantes tenía su propio puerto vinculado a un amplio complejo, donde podían descansar y almacenar sus mercancías con seguridad. En parte este de la ciudad se encuentra el puerto, en la oeste el cardo y en la parte norte los baños. Da la impresión de que todos estos elementos están relacionados entre sí.
Con respecto a los baños, lo que en un principio se pensó que era una pequeña sinagoga ha resultado ser parte de un amplio sistema de baños que contiene nada menos que seis piscinas y un complejo sistema hidráulico. En la parte norte del complejo de las piscinas hay un enorme edificio que parece haber tenido también dos fases de construcción. Este edificio es el que invade la calle principal. Al principio fue identificado como una villa urbana, pero la cerámica y demás restos no corroboran esta suposición. Parece, más bien, un edificio anejo a los baños, pues en él se han encontrado utensilios para arreglarse las mujeres. En relación con los baños, es importante tener en cuenta que en su entrada se encontraba el famoso mosaico de Magdala, cuyos símbolos e inscripción pueden ser estudiados ahora en un nuevo contexto. El mosaico incluía también la expresión apotropáica “KAICY” cuyo objeto es evitar el mal de ojo provocado por la envidia. Puede pensarse que quienes entraban en estos baños estaban relacionados con la pesca y con del transporte de mercancías por barco, y puede suponerse también que se trataba de una empresa próspera que despertaba la envidia (el mal de ojo estaba provocado por la envidia).


Al ser esta una ciudad tan importante de Galilea, seguro que Jesús la visitaría en varias ocasiones. En cualquier caso para conocer datos de la época del Señor tienen enorme interés los descubrimientos arqueológicos que se están realizando actualmente.