sábado, 24 de abril de 2010

Jesús, buen pastor, les acompañó hasta Emaus

"En aquel tiempo, dijo Jesús: - Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno" (Jn. 10, 27-30).
El Evangelio de hoy habla del buen pastor, y es el día en que rezamos por las vocaciones. Al ser el año del sacerdocio, pedimos al Señor de forma particular por las vocaciones sacerdotales. Hay un pasaje muy especial que se lee en Pascua. Se trata de el camino que realiza Jesús con los dos discípulos que vuelven a su pueblo. Jesús se hace el encontradizo, les deja que se desahoguen, y después les explica las escrituras. Este acompañamiento acaba con una aceptación a cenar en su casa, hasta que, al partir el pan, se les abrieron los ojos. No hay mejor imagen de lo que es el buen Pastor, y por eso quería hoy recordar este pasaje, dando algunos datos bonitos del verdadero Emaus que quizá muchos no saben.
Emaus, según la mayoría de los manuscritos del Evangelio de san Lucas, se encuentra a 60 estadios de Jerusalén. Se entiende que más o menos un estadio corresponde a lo que sería la distancia del campo de un estadio de futbol. Con este dato, se ha tratado de localizar el lugar en un radio de esos 60 estadios descritos. Se han buscado posibles lugares con esa distancia alrededor de Jerusalén. Los posibles sitios que se han propuesto han sido sobre todo Motza y Alqubeibe. Pero ninguno de los ellos tiene una tradición antigua. En cambio, algunos manuscritos muy antiguos, entre ellos el Sinaiticus, dicen que Emmaus se encontraba a 160 estadios de Jerusalén. El error se pudo producir al resultar muy fácil que, en su transcripción, los copistas se pudieran haber equivocado. Se trataría de un error muy pequeño pero que finalmente equivaldría a una distancia muy grande. El número 60 se escribía con una letra griega seguida de un apostrofe y, en cambio, el número 160 con dos letras griegas más un pequeño apostrofe.
Hay un solo lugar en Tierra Santa que llevaba antiguamente el nombre de Emaús: se trataba de la localidad de Emaús-Nicópolis. Este sitio pasó a llamarse Nicopolis en la época helenística. Los árabes, de hecho, hoy en día la siguen llamando Amwas: esta palabra proviene del término Emaús. El problema reside en que, por vía directa, desde Jerusalén hasta Amwas hay bastantes más de los 60 estadios del Evangelio. En concreto la distancia ronda más bien la cifra de los 160 estadios. En la Antigüedad, en la época de Jesús, hay una sóla vía romana que va de Jerusalén a Emaús: pasa cerca de Modiin, y por esa vía, Emaús queda a unos 160 estadios más o menos de Jerusalén. Los peregrinos iban a pie. Para llegar hasta allí no seguían la vía romana sino el sendero más corto, el que pasa por la actual población denomina Abu Gosh.
Ver las fotos de este camino que recorrió el Señor con los discípulos de Emaus nos puede ayudar a rezar mucho por las vocaciones sacerdotales que tanto necesita la Iglesia. Ayudemos a tantos jóvenes, acompañándoles con nuestra oración, para que descubran su vocación y sepan entregar su vida generosamente para servir a la Iglesia y a todas las almas.

sábado, 17 de abril de 2010

La roca donde estaba Jesús en el mar de Galilea

"Después de esto, se manifestó Jesús otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Se manifestó de esta manera. Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus discípulos. Simón Pedro les dice: "Voy a pescar." Le contestan ellos: "También nosotros vamos contigo." Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada. Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Díceles Jesús: "Muchachos, ¿no tenéis pescado?" Le contestaron: "No." El les dijo: "Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis." La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces. El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: "Es el Señor", se puso el vestido - pues estaba desnudo - y se lanzó al mar. Los demás discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red con los peces; pues no distaban mucho de tierra, sino unos doscientos codos. Nada más saltar a tierra, ven preparadas unas brasas y un pez sobre ellas y pan. Díceles Jesús: "Traed algunos de los peces que acabáis de pescar." Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y, aun siendo tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: "Venid y comed." Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: "¿Quién eres tú?", sabiendo que era el Señor. Viene entonces Jesús, toma el pan y se lo da; y de igual modo el pez. Esta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos después de resucitar de entre los muertos (Jn 21, 1-14)".
Este impresionante relato evangélico tuvo lugar en la llamada playa del Primado de Pedro. Como explicamos en una entrada sobre esta iglesia el año pasado, alrededor del año 381 la peregrina española Egeria visitó esta zona y pudo estar en este lugar, que se encuentra muy cerca del de la multiplicación de los panes y los peces. Aquí decía: "Se encuentran algunos escalones sobre los que el Señor estuvo". Efectivamente, Jesús les esperaba en la orilla, entendieron que era Él al ver el milagro de la pesca, y después cuando arrivaron Jesús ya les había preparado el desayuno: "Unas brasas y un pez sobre ellas y pan". Egeria no menciona que hubiera una iglesia en aquel lugar, pues fue construida a finales del siglo IV. Es fácil identificar la roca, como la mesa donde el Señor les ofreció ese desayuno a los discípulos. Esta iglesia está construida sobre la roca. En latin delante del altar están las palabras "Mensa Christi" señalando el lugar donde se presupone que Jesús les tenía preparada esa comida a los discípulos cuando llegaron a la orilla. A la derecha de la iglesia -dando al lago- hay unos escalones, que fueron esculpidos en el segundo o tercer siglo. Debajo de las escaleras hay seis corazones que forman dobles bloques de columnas, y que son conocidos como los doce tronos. Cuando el nivel del lago está alto algunos pueden quedar ocultos. Originariamente diseñados para el ángulo de una columna, fueron probablemente tomados de edificios en desuso que habían estado aquí situados para conmemorar a los doce apóstoles.
Estuve hace unos meses visitando este lugar con un sacerdote experto en arqueología. Me dijo que esta roca es lo que más le había impresionado de todos los lugares del mar de Galilea. Además, imaginarse aquí a Jesús, la escena de la pesca milagrosa, y después la del Primado de Pedro, hace que este lugar y esta roca tengan un colorido especial. Jesús nos sigue esperando desde la orilla, y nos sigue preguntando si le amamos: espera que nos lancemos como Pedro, y que le pidamos perdón por no quererle lo suficiente para entonce volcarse dándonos toda su gracia y convirtiéndonos en instrumentos suyos.

sábado, 10 de abril de 2010

El domingo del la Misericordia Divina, el Cenáculo y el Papa Juan Pablo II

"Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa con las puertas cerradas, por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: -Paz a vosotros. Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:-Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Y dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: -Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidas" (Jn 20, 19-23).
El Señor en una aparición a Sor Faustina Kowalska le dijo que deseaba que el segundo domingo de Pascua se dedicara a la Divina Misericordia. El Papa Juan Pablo II hizo ese anuncio el día en que canonizó a Sor Faustina, precisamente en el Domingo de la Divina Misericordia del año 2000. Como dijo el Papa en la homilía: “En todo el mundo el Segundo Domingo de Pascua recibirá el nombre de Domingo de la Divina Misericordia. Una invitación perenne para el mundo cristiano a afrontar, con confianza en la benevolencia divina, las dificultades y las pruebas que esperan al género humano en los años venideros”. También este Papa -que esperemos ver pronto en los altares- falleció en la víspera del día de la Misericordia Divina del año 2005. Por eso hoy quería publicar esta foto y tener este cariñoso recuerdo al Santo Padre y a este lugar Santo.
Es muy posible que el lugar donde los discípulos estuvieran encerrados fuera el Cenáculo. En este sitio no está permitido celebrar la Santa Misa. El Papa Juan Pablo II tuvo el privilegio en el año 2000 de poder celebrar el Santo Sacrificio del Altar en ese lugar tan especial. Allí fue donde instituyó el Señor la Eucaristía y el Sacerdocio. Y también, como decía, es posible que allí se les apareciera con su cuerpo resucitado y les dijera esas palabras del Evangelio de hoy: "A quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidas". Todos estos acontecimientos confluyen hoy en este lugar: el Cenáculo, el santo Papa Juan Pablo II y la fiesta de la Misericordia Divina.

sábado, 3 de abril de 2010

Decimocuarta estación del Via Crucis en Jerusalén

Decimocuarta estación: dan sepultura al cuerpo de Jesús.

Nos dirigimos a la Tumba del Señor. Se trata de una tumba vacía, pues Jesucristo a los tres días resucitó de entre los muertos. En la última estación contemplamos el cuerpo muerto de Jesús que es depositado en la tumba. Para entrar en este lugar tan especial habitualmente hay que hacer una larga cola, que a veces rodea la tumba por fuera. Entramos en una primera estancia donde está la antesala. Allí hay un trozo de roca en el centro que -según la tradición- pertenece a la auténtica roca que tapaba el agujero para acceder a la tumba. Allí hay que seguir esperando pues las personas sólo pueden entrar de tres en tres o de cuatro en cuatro. No cabe más gente de rodillas dentro delante de la losa. Al entrar normalmente sólo se disponen de pocos segundos para poder rezar. Casi todo el mundo coincide que es uno de los lugares que más impresión produce. Es especialmente conmovedor poder celebrar o asistir a la Santa Misa en este lugar. Aquí fue depositado el cuerpo muerto del Señor y aquí resucitó a los tres días con su cuerpo glorioso. En la Santa Misa vuelve a hacerse presente el Señor en la Eucaristía, sobre el altar, en esta tumba, con su cuerpo glorioso. Celebrar aquí es una oportunidad que he tenido varias veces y que ha constituido un privilegio verdaderamente escepcional.
La tumba está situada en el centro de la nave de la antigua basílica de Constantino. Al rededor se encuentran las impresionantes columnas de la época. El elemento más importante de este complejo es la rotonda que contiene el sepulcro mismo. El Sepulcro se encuentra sobre una elaborada estructura dentro de la rotonda, rodeado por estas columnas que sostienen un ornamentado techo en forma de cúpula.
Algunos restos de muros fueron puestos a la luz debajo del piso y alrededor del perímetro de la rotonda. En cada lugar en que se excavó el lecho de la roca, había indicaciones de un trabajo de cantera en períodos antiguos. La operación de cantera hizo bajar el nivel del piso alrededor del sepulcro, por lo cual éste se encuentra por encima de su entorno. Un estudio arquitectónico del muro exterior de la rotonda -35 metros de diámetro y algunas secciones conservadas a una altura de 10 metros- demuestra que éste mantiene su forma original, del siglo IV. El Sepulcro en sí está rodeado por un ruedo de doce columnas - grupos de tres columnas entre cuatro pares de pilas cuadradas. Es posible que las columnas de la rotonda del siglo IV fueran removidas de su ubicación original en la fachada del templo romano. La renovación de las pilas indicó que las columnas eran originalmente mucho más altas, y que los cruzados las cortaron por la mitad para usarlas en la rotonda del siglo XII.
Pero la renovación de la Iglesia del Santo Sepulcro está aún en proceso y, después de generaciones de abandono, el edificio ha recobrado gran parte de su antigua solemnidad. El estudio y las excavaciones fueron llevados a cabo por V. Corbo, Ch. Coüasnon, M. Broshi y otros, en nombre de las comunidades cristianas que controlan la mayor parte del Santo Sepulcro: la católica romana, la ortodoxa griega y la ortodoxa armenia. En 1997 en la Iglesia del Santo Sepulcro los rayos de la luz del sol volvieron a bajar para iluminar el área, después de decenios con andamios. Este es el último logro dentro de la recuperación del monumento en este Santo lugar de la cristiandad. Fue en 1994, cuando el P. Giuseppe Nazzarro, Custodio de Tierra Santa, Diodoros I Patriarca Griego Ortodoxo de Jerusalén y Torkom Manoogian Patriarca Apostólico Armenio de Jerusalén firmaron el histórico acuerdo para restaurar la cúpula. El diseño definitivo consta de 12 rayos de oro que representan a los 12 Apóstoles. Cada rayo de luz, termina en tres haces que representan a la Trinidad. La luz natural pasa a través del tambor central que junto a la luz artificial disimulada, aumenta el fondo de madreperla que brilla a medida que se asciende y se vuelve fluorescente con las estrellas. El fondo representa la descripción bíblica de la nube luminosa de la Presencia Divina.