sábado, 8 de septiembre de 2018

Templo de Herodes III

Imagen relacionadaBajando cinco escalones se pasaba del patio de los sacerdotes al patio de Israel, que rodeaba al primero por tres lados. Al norte y al sur era de cuarenta codos de ancho y al este sólo de once codos. Una galería de diez codos de ancho, sustentada por espléndidas columnas de mármol, corría alrededor de este patio, probablemente también por el lado oeste, y proporcionaba refugio del sol y la lluvia. Sólo se admitía aquí a los hombres y sólo al rey se le permitía sentarse.

Al este de este patio frente a la casa de Dios (12) se alzaba una soberbia puerta, la más hermosa de todas, que según Josefo y la Mishná (Middoth, I, 4) era un regalo de Nicanor, un rico judío de Alejandría. Esta era la Thoura oraia, la porta speciosa (Hechos, 3, 2) donde San Pedro curó al hombre lisiado de nacimiento. Era de cincuenta codos de alto y cuarenta de ancho, y sus puertas de bronce corintio, labradas y cubiertas con planchas de oro y plata, eran tan pesadas que se precisaban veinte hombres para moverla. Josefo añade entre los signos premonitorios de la destrucción del Templo que esta puerta se abrió por sí sola a medianoche hacia el año 30 después de Cristo (Bell. Jud., VI, V, 3).

Desde la Puerta de Nicanor una escalera semicircular de quince escalones descendía al patio de las mujeres, rodeada por una galería al norte, este y sur. Aquí se admitía a las mujeres y se les reservaba sitios al norte y al sur, pero los hombres también frecuentaban este patio y habitualmente lo cruzaban cuando iban al Templo. Aquí había bancos, pues estaba permitido sentarse (cf. Marcos, 12, 41).

A los lados probablemente de la Puerta de Nicanor había trece cajas, con una inscripción que indicaba la finalidad especial de cada una: aceite, madera, vestidos sacerdotales, palomas, etc. Aquí vio Cristo a los ricos y a la pobre viuda depositar sus ofrendas (Lucas, 21, 1). En las cuatro esquinas había cuatro cámaras sin techo, de cuarenta codos en cuadro. Según el Talmud la cámara del noroeste era donde los impuros y leprosos, que se habían curado, se bañaban y eran declarados limpios por los sacerdotes.

En la cámara del noreste los sacerdotes clasificaban la madera; en la del sudoeste se conservaba en bodegas el aceite y el vino; en la del sudeste los que habían cumplido el voto de los Nazaritas afeitaban sus cabezas (Cf. Números, 6, 13 y ss; Hechos, 18, 18). En estas cámaras también estaba permitido lavar, cocinar, etc. Según Middoth, II, 5, había también en este patio cuatro habitaciones donde se alojaban ciertas mujeres.

Resultado de imagen de templo de herodesTres lados del patio interior estaban rodeados por edificios de cuarenta codos de ancho, separados por nueve puertas en forma de torres, cuatro al norte y cuatro al sur, de las cuales sólo dos se abrían al patio de las mujeres, con la puerta oriental. Estas puertas o más bien suntuosos pórticos, eran de 40 codos de alto, ancho y largo.

Una amplia barra dividía la entrada en dos huecos de diez codos de ancho y veinte de alto cada una con hojas de madera recubiertas de planchas de oro y plata. El vestíbulo era de treinta codos por lado y sus seis arcos estaban soportados por dos pilares de doce codos de circunferencia.

A los lados del patio de Israel cinco peldaños conducían al pórtico cuyo vestíbulo estaba provisto de manera similar de diez peldaños o una rampa. Aún había tres puertas dentro del haram esh sherif, la Puerta Dorada, la doble puerta y la triple puerta, construidas según el mismo plan. Entre estas puertas había una serie de cámaras dedicadas a diversos usos.

Al oeste de la segunda puerta del sur estaba el lishkat gazit, sala del Sanedrín (Middoth, II, 5), con una cámara para la instrucción del pueblo, y en el patio de las mujeres estaba el gazophylakion, sala del tesoro (Ant. Jud., XIX, VI, 1). Este vasto edificio descansaba en unos cimientos con un saliente de diez codos formando un deambulatorio, al que se accedía por una escalera de doce o catorce peldaños. Ésta era el het, estaba rodeada por un parapeto de piedra llamado soreg y enfrente de las nueve puertas había pilares con inscripciones en griego y latín notificando a los visitantes que estaba prohibido bajo pena de muerte a los no-judíos acercarse más al Templo. Hace algunos años se encontró en las cercanías del haram esh sherif uno de los pilares con una inscripción griega.

El resto de la vasta plataforma formaba el patio exterior de los gentiles. Estaba pavimentado con amplias losas y rodeado por todos lados por una doble galería formada por dos filas de columnas de veinticinco codos de alto. La que miraba al valle del Cedrón era llamada “Puerta de Salomón” (cf. 1 Crónicas, 9, 18). Seguramente era anterior a Herodes, y Josefo data su origen del mismo Salomón.

Relata que en el año 62 o 64 después de Cristo los 18.000 trabajadores empleados todavía en el adorno del Templo empezaron a no tener trabajo y pidieron demoler la Puerta de Salomón; pero ésta, aunque antigua, era tan hermosa y el coste de reemplazarla habría sido tan grande que el rey Agripa II decidió conservarla y emplear a los trabajadores en pavimentar las calles de la ciudad (Ant. Jud., XX, IX, 7). Tanto si data de los reyes de Judá o sólo de Zorobabel es suficiente para dar una idea de la magnificencia de los dos primeros templos de Jerusalén. En las esquinas de estas galerías había cámaras (pastophoria) para los guardias.

Por el lado de la ciudad la entrada se hacía a través de varias puertas de incomparable belleza, cuatro al oeste de la explanada, dos al sur, una al este y una al norte. En un terraplén inferior en el centro, Herodes erigió la basílica real, un edificio suntuoso dividido en tres naves por cuatro hileras de cuarenta y una columnas corintias. Cada columna era de más de cinco pies de diámetro. Al norte de la explanada construyó dos vastos patios rodeados de puertas que se extendían hasta la escarpadura de la roca de Baris. Estos patios se comunicaban con la Antonia sólo mediante dos escaleras (cf. Hechos, 21, 35).

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