JUEVES. Salida de la T4 de Barajas. Vuelo Madrid-Barcelona y Barcelona-Tel Aviv. Llegamos al amanecer. Me detienen en el control de entrada del aeropuerto, por motivo para mí desconocido. Me dejan salir a los 20 minutos. Viaje en bus a Nazaret. El cura José menciona la teología del “aquí” como contexto interpretativo de la experiencia que vendrá. Desayuno en Casa Nova. Visita a la basílica de la Anunciación, a la casa de José, a la fuente de María –conservada en el interior de una iglesia ortodoxa- y regreso por el zoco. Todo parece moro, muy moro. Comida. Don Luis, José y yo nos instalamos en la casa de las Hermanas de Nazaret. Misa en la casa de María. Resulta muy emocionante leer allí el evangelio de Lucas: “desposada con José”, que vivía apenas unas manzanas más arriba en el pueblo. Salida al monte Tabor. Subida desde el pueblo en taxi. Lectura del pasaje de la transfiguración de Marcos en la basílica. Vista de Naím y el precioso valle –que recorría Jesús cuando iba a Jerusalén- desde el mirador. Es una lástima que el día esté tan nublado, aunque no llueve. Vuelta a Nazaret. Cae el cansancio sobre nosotros en el bus. Cena en Casa Nova. Guitarra y un chupito. Oímos el último canto de los muhaidines de increíble semejanza a una saeta. Diez minutos de adoración del Señor en la basílica. Se lee en castellano y alemán el pasaje de la “nueva Jerusalén” del Apocalipsis.
Colaboración: Jose María Rodríguez de Santiago
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