Recogemos párrafos de una entrevista que se le hizo a Javier Pozas, mexicano. Ha estado al principio en el equipo de búsqueda del terreno y de negociación de compra. También ha trabajado durante años en el proyecto Saxum. Recuerda que las dificultades mayores han sido las relacionadas con la consecución de los permisos administrativos para adquirir los terrenos y edificar.
“En el centro de la Obra hay un oratorio y estamos, como en todo lugar, abiertos a todos, para que venga el que quiera. Ya sabe todo el mundo que aquí se da formación católica y estamos abiertos a judíos, cristianos y musulmanes. En la casa tenemos un club para muchachos y vienen musulmanes y cristianos. Se les da charlas de formación, y obviamente uno de los temas que se tocan es la importancia del diálogo y la paz, eso por supuesto. Y nos parece que cuando los muchachos vienen a hacer deporte y a estudiar, y a tener unos paseos se van conociendo mejor, y hemos notado que al convivir unos con otros sí se puede que haya este diálogo”, explica Pozas.
“No planteamos a los chicos que al venir al Centro contribuyen a la Paz, como si fuera un slogan. Más bien sucede que a los muchachos que acuden al Centro de la Obra y se acercan a sus actividades se les habla de que tienen que ser mejor persona, mejor estudiante o mejor trabajador, y estamos seguros de que esto contribuye de modo efectivo a la paz”.
“Las personas que vivimos aquí tenemos amistades en los tres ambientes, cristiano, musulmán y judío. De manera muy natural. Por ejemplo, tuvimos aquí durante una época unas conferencia y tertulias culturales sobre temas muy variados: sobre arqueología, historia, lenguaje. Eran en hebreo; venían profesores, venían estudiantes, invitábamos a estudiantes judíos, y también a cristianos o musulmanes, con la condición que supieran hablar hebreo porque la conferencia iba a ser dada por un profesor en esa lengua. Al acudir a la casa el tema principal era la parte cultural, o de lo que se tratara, pero luego empezaban a preguntar: “¿Oye, y qué es este sitio?” Y pasábamos a explicarles la parte humana de la formación que se daba en la casa; y quedaban fascinados”.
“Cuando vino el Padre en diciembre [el obispo Javier Echeverría, actual prelado del Opus Dei], tuvimos una tertulia a la que invitamos a cristianos, musulmanes y judíos. Y, obviamente, el Padre habló de Saxum. De hecho un árabe cristiano le hizo una pregunta sobre Don Álvaro, sabiendo que Don Álvaro estuvo aquí en 1994, pues a esta persona le tocó conocerlo directamente. Le preguntó qué podía hacer él para aprovechar todo el mensaje que Don Álvaro trajo aquí. Entonces el Padre le dijo cosas muy bonitas, quizá no voy a recordar exactamente, pero le dijo que Don Álvaro nos enseñó a estar abiertos a todos. Y a saber perdonar. Habló mucho del perdón, y yo creo que eso podría ser- y no es exclusivo de Don Álvaro, el Papa nos lo está diciendo mucho estos días también- lo más importante”.
A difundir la aportación social del centro, colaboran también personas de otras religiones.
“Hay amigos, sobre todo amigos judíos, que nos han presentado a autoridades locales, principalmente para dar a conocer el proyecto Saxum, para explicar el impacto que va a tener el proyecto Saxum para el país, principalmente para el peregrinaje cristiano por supuesto, pero también como un lugar de encuentro para todos los que viven en el país, cristianos, musulmanes y judíos. Entonces sí, nos han acogido muy bien”.
¿Y el principal problema en toda la historia de este proyecto? Pozas lo tiene claro: “Pues 20 años para encontrar el terreno. En ello Don Álvaro nos ha ayudado claramente. Las dificultades fueron fundamentalmente burocráticas”.
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