sábado, 17 de marzo de 2018

Profecías de Zacarías y otras sobre la Pasión

Resultado de imagen de jesus nailed to the cross. Holy sepulcherA estos antiguos testimonios referentes al sufrimiento del Mesías se ha de añadir la no menos determinada profecía de Zacarías, quien vivió dos siglos después de Isaías (500 a.C.).

El profeta Zacarías describe en el capítulo 3 de su libro la visión del sumo sacerdote Josué, vestido del primero con el vestido ensangrentado y luego luminoso. El vestido del sumo sacerdote Josué simboliza el estado moral del pueblo: al principio pecaminoso y luego justo. En la descrita visión existen numerosos detalles referentes al misterio de la redención, pero aquí sólo vamos a citar las conclusivas palabras de Dios Padre:

"Mirad, voy a hacer venir a mi siervo «Germen». Mirad la piedra que pongo ante Josué, es piedra única con siete ojos.Yo mismo grabaré su inscripción –oráculo del Señor del universo–, y apartaré el pecado de este país en un solo día –oráculo del Señor–. (...) Derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de perdón y de oración, y volverán sus ojos hacia mí, al que traspasaron. Le harán duelo como de hijo único, lo llorarán como se llora al primogénito. (...) Aquel día brotará una fuente para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, remedio de errores e impurezas. Aquel día –oráculo del Señor del universo– arrancaré del país los nombres de los ídolos y no se recordarán más. También extirparé del país a los profetas y el espíritu de impureza". (Zac. 3:3-9; 12:10; 13:1). 

Hemos encontrado también el término "Retoño" en el libro de Isaías. Se refiere a Mesías de la misma manera como Su denominación "piedra angular." Es notable que conforme con la profecía la purificación de los pecados del pueblo tendrá lugar en un día. En otras palabras, un solo Sacrificio realizará la purificación de los pecados. La segunda parte de la profecía, que ocupa el capítulo 12, habla de la pasión en la cruz del Mesías, de Su traspaso por una lanza y del arrepentimiento del pueblo. Todos estos acontecimientos ocurrieron así y están descritos en el Evangelio.

No obstante, de las dificultades que tenía el hombre del Antiguo Testamento para creer en la necesidad del sufrimiento redentor del Mesías, una serie de antiguos escritores comprendieron correctamente la profecía del capítulo 53 del libro de Isaías. Vamos a citar aquí las valiosas ideas referentes a esta peculiaridad en los antiguos libros hebreos: "¿Cuál es el nombre de Mesías?" pregunta el Talmud, y contesta: "El Enfermizo, conforme con lo escrito: Este lleva nuestros pecados y padece por nosotros." En otra parte del Talmud figura: "Mesías toma sobre Sí mismo todos los padecimientos y sufrimientos de los israelitas. Si no aceptase estas torturas, ningún hombre podría soportar los castigos que siguen a la infracción de la ley."

Imagen relacionadaTambién el rabino Moche Goddarshan escribe en su interpretación de la sagrada escritura: "El Señor, santo y bendito, entró en las siguientes condiciones con el Mesías, diciéndole: Mesías Mi Santo, los pecados de los hombres serán una carga grande para Ti: Tus ojos no verán la luz, Tus oídos escucharán terribles insultos, Tu boca probará la amargura, Tu lengua se pegará a Tu paladar... y Tu alma sucumbirá de la aflicción y de muchos suspiros. ¿Estás dispuesto a aceptarlas? Si vas a tomar para Ti mismo todos estos padecimientos, - esta bien; si no, en este mismo momento voy a exterminar a todos los pecadores. Luego contesto el Mesías: Señor del universo, acepto con alegría todos estos padecimientos, pero también bajo condición de que en Mis días resucitarás a los muertos comenzando con Adán y hasta ahora, y que no solamente salvarás a ellos, sino también a todos los que deseabas crear y no creaste todavía. Entonces el Santo y Bendito Dios contestó: Sí, estoy de acuerdo. En aquel momento el Mesías aceptó gustosamente los sufrimientos, de acuerdo con lo escrito: Estaba torturado, pero sufría voluntariamente... fue sacrificado como oveja." 

Estos testimonios de los hebreos celosos y conocedores de los libros Sagrados del Antiguo Testamento son valiosos debido al hecho de que demuestran la trascendental importancia que tiene la profecía de Isaías para reforzar la fe en el poder salvador de los sufrimientos de la cruz del Mesías.

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sábado, 10 de marzo de 2018

Profecías del rey David y otras sobre la Pasión

Imagen relacionadaTambién describió vivamente la pasión de la cruz del Salvador el rey David en su salmo 22. Pero aunque en este salmo el texto se desarrolla en primera persona, naturalmente el rey David no pudo escribir de sí mismo, pues no soportó dichos padecimientos. Sólo figura como un prototipo del Mesías, refiriendo proféticamente a su propia persona lo que en realidad pertenecía a su Descendiente Cristo.

Es notable que algunas palabras de este salmo fueron pronunciadas literalmente por Cristo crucificado. A continuación vamos a presentar algunas frases del salmo 22, y paralelamente los correspondientes contextos Evangélicos.

Versículos 7-8: "Pero yo soy un gusano, no un hombre, vergüenza de la gente, desprecio del pueblo; al verme, se burlan de mí, hacen visajes, menean la cabeza".  Marcos15, 29: "Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo: «Tú que destruyes el templo y lo reconstruyes en tres días, sálvate a ti mismo bajando de la cruz»".

Versículo 17: "Me acorrala una jauría de mastines, me cerca una banda de malhechores; me taladran las manos y los pies". Lucas 23, 33: "Y cuando llegaron al lugar llamado «La Calavera», lo crucificaron allí, a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda".

Versículo 18: "puedo contar mis huesos. Ellos me miran triunfantes, se reparten mi ropa, echan a suerte mi túnica". Mateo 27, 35. "Después de crucificarlo, se repartieron su ropa echándola a suertes".

Versículo 8: "Remítese á Jehová, líbrelo; Sálvele, puesto que en él se complacía." Esta frase fue repetida literalmente por los sumos sacerdotes y escribas, Mat. 27:43. "Confió en Dios, que lo libre si es que lo ama, pues dijo: “Soy Hijo de Dios”»".

Versículo 2-3:  "A pesar de mis gritos, mi oración no te alcanza. Dios mío, de día te grito,
y no respondes; de noche, y no me haces caso". Mateo 27, 46: A la hora nona, Jesús gritó con voz potente: Elí, Elí, lemá sabaqtaní (es decir: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»).

Imagen relacionadaAparte de eso, el profeta Isaías (50, 4-11) había registrado los siguientes detalles referentes a los padecimientos del Mesías, que se han cumplido literalmente (expresados en primera persona: "El Señor Dios me ha dado una lengua de discípulo; para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los discípulos. El Señor Dios me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no escondí el rostro ante ultrajes y salivazos. El Señor Dios me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado. Mi defensor está cerca, ¿quién pleiteará contra mí? Comparezcamos juntos, ¿quién me acusará? Que se acerque. Mirad, el Señor Dios me ayuda, ¿quién me condenará? Mirad, todos se consumen como un vestido, los roe la polilla. Quien de vosotros teme al Señor y escucha la voz de su siervo, aunque camine en tinieblas, sin ninguna claridad, que confíe en el nombre del Señor, que se apoye en su Dios. Todos vosotros que atizáis el fuego y os ceñís con flechas incendiarias, caed en la hoguera de vuestro fuego, entre las flechas que habéis encendido. Esto recibiréis de mi mano: yacer en el tormento".

Este texto lo podemos comparar con Mateo 26, 67: "Entonces le escupieron a la cara y lo abofetearon; otros lo golpearon diciendo: «Haz de profeta, Mesías; dinos quién te ha pegado»".

Bajo la luz de estas profecías se hace comprensible la misteriosa profecía del patriarca Jacob destinada a su hijo Judá. Profecía completa (Gen. 49, 9-11): "Judá es un león agazapado, has vuelto de hacer presa, hijo mío; se agacha y se tumba como león o como leona, ¿quién se atreve a desafiarlo? No se apartará de Judá el cetro, ni el bastón de mando de entre sus rodillas, hasta que venga aquel a quien está reservado, y le rindan homenaje los pueblos".

En esta profecía el León por su poder y majestad simboliza al Mesías, Quien deberá nacer de la tribu de Judá. La pregunta del patriarca acerca de quien pudiera levantar al dormido león habla alegóricamente de la muerte del Mesías, que se denomina por la Sagrada Escritura "El león de la tribu de Judá" (Apoc. 5, 5).

Acerca de la muerte del Mesías hablan también las palabras proféticas finales de lavar los vestidos en el zumo de uvas. La uva es símbolo de la sangre. Las palabras referentes a la asna y el pollino resultaron cumplidas cuando el Señor Jesucristo, antes de su Pasión en la cruz, entró (triunfalmente) a Jerusalén. En el capítulo siguiente veremos la predicción del profeta Daniel acerca del tiempo cuando tuvo que padecer el Mesías.

sábado, 3 de marzo de 2018

Profecías de Isaías sobre la Pasión

Resultado de imagen de sacrificios jerusalén. Sacrificio del mesias en Tierra SantaLos sacrificios de purificación ocupaban la posición central en la vida religiosa del pueblo judío. Cada devoto judío ya sabía desde su niñez que el pecado sólo podría borrarse por medio de un sacrificio cruento. Todas las grandes fiestas y acontecimientos familiares se acompañaban de sacrificios.

Los profetas no explicaban en que consistía el poder purificador de los sacrificios. Sin embargo, sus profecías relacionadas con la Pasión demuestran que los sacrificios del Antiguo Testamento anticipaban el gran sacrificio redentor del Mesías, el cual Él tuvo que ofrecer para la purificación de los pecados del mundo entero. De este gran sacrificio tomaban fuerzas y trascendencia las ofrendas del Antiguo Testamento.

La relación íntima entre el pecado y los subsiguientes sufrimientos, al igual que entre los padecimientos voluntarios y la subsiguiente salvación del hombre, no está bien comprendida aún hasta hoy día. No vamos a tratar de explicar esta relación interior, sino sólo nos detendremos aquí sobre las propias profecías referentes a la prevista Pasión redentora del Mesías.

La más sobresaliente y detallada profecía relacionada con venideros sufrimientos del Mesías es la de Isaías que ocupa un capítulo y medio de su libro (cap. 52-53). Esta profecía incluye tantos pormenores sobre los padecimientos de Cristo que el lector tiene la impresión de que el profeta Isaías escribía al propio pie del Gólgota, aunque sabemos con seguridad que el profeta vivió siete siglos antes de Cristo. A continuación presentamos la profecía en cuestión:

Resultado de imagen de sacrificios jerusalén. Sacrificio del mesias en Tierra Santa"¿Quién creyó nuestro anuncio?; ¿a quién se reveló el brazo del Señor? Creció en su presencia como brote, como raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado de los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultaban los rostros, despreciado y desestimado. Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado; pero él fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable cayó sobre él,
sus cicatrices nos curaron".

"Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino; y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes. Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca: como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca. Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron, ¿quién se preocupará de su estirpe? Lo arrancaron de la tierra de los vivos,
por los pecados de mi pueblo lo hirieron. Le dieron sepultura con los malvados y una tumba con los malhechores, aunque no había cometido crímenes ni hubo engaño en su boca. El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiación: verá su descendencia, prolongará sus años, lo que el Señor quiere prosperará por su mano. Por los trabajos de su alma verá la luz, el justo se saciará de conocimiento. Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos. Le daré una multitud como parte, y tendrá como despojo una muchedumbre. Porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los pecadores, él tomó el pecado de muchos e intercedió por los pecadores".

La frase introductora de esta profecía: "¿Quién creyó nuestro anuncio?" atestigua acerca del carácter excepcional de los acontecimientos descritos, los cuales exigen un esfuerzo de voluntad de parte del lector para creerlos. En efecto, las profecías anteriores de Isaías hablan de la magnificencia y gloria del Mesías, mientras que la presente expone Su voluntaria humillación, padecimientos y muerte. El Mesías, estando completamente limpio de pecados personales y santísimo, soporta todos estos sufrimientos con el fin de purificar al género humano de sus iniquidades.

sábado, 24 de febrero de 2018

Creer lo que anunciaron los profetas

Resultado de imagen de saxum camino de emaus«El mismo día, dos de ellos iban a una aldea llamada Emaús, que distaba de Jerusalén sesenta estadios. Y conversaban entre sí de todo lo que había acontecido. Y sucedió que, mientras comentaban y discutían, Jesús mismo se acercó y caminaba con ellos; pero sus ojos estaban incapacitados para reconocerle. Y les dijo: ¿Qué conversación lleváis entre los dos mientras vais caminando? Y se detuvieron entristecidos. Uno de ellos, de nombre Cleofás, le respondió: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabe lo que ha pasado allí estos días? Él les dijo: ¿Qué ha pasado? Y le contestaron: Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y ante todo el pueblo: cómo los príncipes de los sacerdotes y nuestros magistrados lo entregaron para que lo condenaran a muerte y lo crucificaron. Sin embargo nosotros esperábamos que él sería quien redimiera a Israel. Pero con todo, es ya el tercer día desde que han pasado estas cosas. Bien es verdad que algunas mujeres de las que están con nosotros nos han sobresaltado, porque fueron al sepulcro de madrugada y, al no encontrar su cuerpo, vinieron diciendo que habían tenido una visión de ángeles, los cuales les dijeron que está vivo. Después fueron algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como dijeron las mujeres, pero a él no le vieron. Entonces Jesús les dijo: ¡Oh necios y tardos de corazón para creer todo lo que anunciaron los profetas! ¿No era preciso que el Cristo padeciera estas cosas y así entrara en su gloria? Y comenzando por Moisés y por todos los Profetas les interpretaba en todas las Escrituras lo que se refería a él.

Resultado de imagen de discipulos de emaus. Aristides artalEl cuadro es del artista Arístides Artal, y está en Saxum, en el auditorio del centro de visitantes. La pintura representa el momento del encuentro del Jesús en el camino a Emaús con dos de sus discípulos.

Hoy me quiero fijar en las palabras que les dijo el Señor: ¡Oh necios y tardos de corazón para creer todo lo que anunciaron los profetas! ¿No era preciso que el Cristo padeciera estas cosas y así entrara en su gloria? Y comenzando por Moisés y por todos los Profetas les interpretaba en todas las Escrituras lo que se refería a él. En estos días de la cuaresma, con el objetivo de que nos sirva como preparación para la Semana Santa, queremos repasar las profecías del Antiguo Testamento que hablaban de la Pasión del Señor.

Esto es lo que se quiere hacer desde el Centro de Visitantes de Saxum. Marcar el camino de Emaús con el fin de que se pueda recorrer escuchando las palabras que Jesús les dijo a los dos discípulos. Para eso se ha profundizado en el paralelismo entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. El Señor les citó y explicó las profecías que se referían a Él, a su Pasión y a su Resurrección. Las recogeremos en las siguientes entradas con intención de que nos sirvan para vivir bien la cuaresma y prepararnos para la Semana Santa.

sábado, 17 de febrero de 2018

Peregrinación cuaresmal a Dominus flevit

El calendario de Cuaresma en Tierra Santa es rico e intenso. En la segunda semana del tiempo cuaresmal inician las peregrinaciones a los santuarios de la Pasión y Muerte de Jesús, una tradición de muchos siglos, que ha sido mantenida viva por los franciscanos de Jerusalén, que culminará en la Semana Santa.

“En Tierra Santa somos afortunados porque podemos seguir a Jesús, escucharlo en todos los lugares en donde se manifestó y nos amó. Es un itinerario completo, porque la característica de Tierra Santa es definida por esta palabra: hic, aquí. Yo logro ver con mis propios ojos y tocar con mis manos”.

La primera celebración se realiza en el Santuario del Dominus Flevit, que significa “El Señor lloró”. El pequeño santuario situado en el Monte de los Olivos acoge a la comunidad local y a los peregrinos para la celebración de la misa.

Al acercarse y ver la ciudad, lloró por ella, diciendo: «¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz! Pero ahora ha quedado oculto a tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, en que tus enemigos te rodearán de empalizadas, te cercarán y te apretarán por todas partes, y te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos que estén dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de tu visita» (Lc 19, 41-44).

La peregrinación cuaresmal, que es sobre todo un camino de meditación y que cada semana tendrá una etapa ante un santuario diverso, comienza desde aquí, desde este lugar desde el cual es posible contemplar el panorama espléndido de una ciudad santa y amada por Dios, pero que continúa llena de contradicciones y sufrimientos.

Impresiona aún más pensar en el nombre y en el evento al que se refiere este santuario: “Dominus Flevit”, El Señor lloró aquí, en Jerusalén porque ésta “no había comprendido la vía de la paz”.

“Este llanto de Cristo continúa y todavía hoy es muy actual porque la gente sufrirá hasta que no reconozca en Él al verdadero Mesías y es difícil responder cuál es la verdadera causa de estos problemas, que vivimos en estos días, en estos años en Jerusalén, en la ciudad santa, en su ciudad”

sábado, 10 de febrero de 2018

Cristo llora al ver la ciudad de Jerusalén

Narran los Evangelios que en el Domingo de Ramos, durante el cortejo de su entrada triunfal en Jerusalén, cuando pasaba en las proximidades del Huerto de los Olivos, Jesús se detuvo por un momento. Tenía él delante de sí el bello panorama, en el cual se destacaba el majestuoso Templo, cuyos portales habían sido cruzados a lo largo de los siglos por tantas generaciones de fieles, y sobre todo Profetas, Reyes y grandes personajes bíblicos. Allí, de tantos modos, se manifestara el propio Dios.

En medio al silencio de la multitud, el Divino Maestro se detuvo para considerar aquel escenario, recordando las disposiciones de sus habitantes a lo largo de tres años de predicaciones. ¡Entonces, lloró!

Consideraba el empeño con que invitara al pueblo de Israel para trillar la vía de una profunda conversión, y el rechazo con que este llamado fue respondido. Rechazo que se consumaría con su condenación y crucifixión.

"Oh, si tú al menos en ese día que te es dado, conocieseis lo que puede traerte la paz. Pero no, eso está oculto a tus ojos. Vendrán sobre ti días en que tus enemigos te cercarán de trincheras, te sitiarán y te apretarán por todos lados" - exclamó Jesús (Lc, 19, 40)

"¡Jerusalén, Jerusalén, que matas los profetas y apedreas aquellos que te son enviados! ¡Cuántas veces yo quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus pollitos debajo de sus alas... y tú no quisiste!" (Mt. 23, 37).

Dos mil años transcurrieron desde que esas lágrimas brotaron del rostro de Jesús. A lo largo de los años y de los siglos, la Iglesia viene recordando tal episodio en sus lecturas litúrgicas, sobre todo en la Semana Santa. Además, lo recuerda también un simple monumento, esto es, una Capilla edificada en el lugar donde se dio el llanto.

El pequeño templo, concebido con el formato que evoca una gota de lágrima, fue edificado en 1950 sobre las ruinas de un pequeño oratorio de los primeros siglos de la era Cristiana, del cual se conservan algunos trazos.

La Capilla es designada en latín con el título Dominus Flevit, que significa El Señor Lloró.

Una amplia ventana permite al sacerdote Celebrante, así como a los fieles, contemplar a lo lejos la ciudad Santa de Jerusalén, en la misma perspectiva que lo hizo el Divino Maestro hace dos mil años.

La posición de su altar - junto a una amplia y artística ventana semicircular - permite que el Celebrante, como también el público, tenga delante de sí el mismo escenario de Jerusalén, contemplado antes por el propio Cristo.

El altar de mármol ostenta un bello mosaico con la artística figura de una gallina protegiendo a sus pollitos debajo de las alas abiertas. Esa ave, tan común en los menús domésticos de los pueblos, fue elevada por Nuestro Señor en sus predicaciones, que la comparó a la protección de los padres a sus hijos. Por eso, en la decoración de un altar simboliza al propio Salvador, en su amor por la humanidad.

En una de sus homilías sobre el Domingo de Ramos, comenta Monseñor João Clá, que "la realeza de Jesucristo proclamada en su solemne entrada en Jerusalén, se tornaría pretexto de su condenación. ¿Por qué? Por el odio de los que no quieren aceptar la invitación para un cambio de vida. Jesús venía predicando una nueva perspectiva del Reino de Dios, bien diferente de aquella que ellos tanto deseaban, y por eso fue rechazado. Vemos que si la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén precedía las humillaciones de su Pasión, esta, a su vez, prenunciaba la verdadera glorificación de Jesús, conforme sus propias palabras a los discípulos de Emaús, después de la Resurrección: "¿Por ventura no era necesario que Cristo sufriese para que así entrase en la gloria? (Lc 24, 26).

En el altar de la Capilla un mosaico evoca el deseo del Divino Maestro de acoger bajo su protección al pueblo de Israel, como la gallina acoge y protege sus pollitos.

P. Colombo Nunes Pires, EP.

sábado, 3 de febrero de 2018

Encuentran sellos con nombres de reyes bíblicos

Nuevos hallazgos muestran la presencia de nobleza de procedencia israelita en la capital del reino de Judá cien años después de la caída de Samaria. El sello se encuentra muy bien conservado, a pesar de tener más de 2.500 años de antigüedad

La Autoridad de Antigüedades de Israel ha anunciado el hallazgo de piezas y sellos de arcilla de hace más de 2.500 años en Jerusalén. Estos sellos llevan nombres vinculados a los reyes de Israel que aparecen descrito en la Biblia. 

Los sellos de arcilla se utilizaban en Jerusalén, la capital del Reino de Judá, para las cartas y documentos que se enviaban. En el sello figuraba la marca o el nombre del remitente, aportando una valiosa información a los arqueólogos e historiadores sobre la vida y las costumbres en las ciudades de este período. 

Estos sellos se hallaron en las excavaciones que se están realizando en la localización donde se hallaron muros y objetos con restos de la destrucción que se produjo en Jerusalén por la invasión babilónica, en el 586 a.C. 

Entre las docenas de elementos se encuentra el singular hallazgo de un sello intacto, con el nombre de “Ahiav ben (hijo de) Menahem”, nombres que en la Biblia apuntan a dos reyes de Israel, reino que cayó en el 722 a.C. a manos de Asiria. Por eso, es llamativo que el sello se ha encontrado en la que entonces era la capital del Reino de Judá, Jerusalén.

Según el codirector Ortal Chalaf, estos nombres israelitas y otras conclusiones apuntan a la posibilidad de que después de la destrucción de Israel a manos de Asiria, algunos refugiados huyeron del Reino de Israel para el Reino de Judá, y se establecieron en Jerusalén. 

Después de asentarse, “el uso de sus nombres en la correspondencia oficial muestra que estos israelitas ganaron importantes papeles en el gobierno de Judá”, considera Joe Uziel, director de la excavación. En el caso de Menahem, este nombre se encuentra en el 2º libro Reyes 15. En cuanto a Ahiav, es similar al nombre de “Ahab” o “Acab”, otro de los famosos reyes de Israel. Uziel considera que el uso de este nombre al parecer era bastante común tanto en Israel como en Judá, y así se refleja además en otras citas de Jeremías y también en fuentes extrabíblicas, como Flavio Josefo.