martes, 13 de enero de 2009

Entrevista al sacerdote de Gaza

Esta es sólo una parte de la entrevista que La Fundación Promoción Social de la Cultura (FPSC) hizo a abuna Manuel antes de las navidades (abuna es como nos llaman los fieles cristianos a los sacerdotes. La palabra árabe significa "nuestro padre"). No quería esperar al domingo para publicar estas líneas porque son impresionantes. Está publicada completa en la Gaceta de los negocios. http://www.gaceta.es/noticia_1img.php?s=8&sm=8&noti=43531
Recojo sólo la última parte, pues me ha parecido especialmente emotiva, y pienso que nos puede ayudar a todos a rezar más por la paz en Tierra Santa y ahora, más en concreto, por la paz en Gaza.
Las iniciativas militares y diplomáticas no resultan. ¿Qué hay de la ayuda humanitaria?
La ayuda humanitaria es una necesidad. Vivo entre gente que sufre y veo familias en tal condición que me veo obligado a repetir lo que ya dije al principio: esto es un crimen de guerra. La gente tiene derecho a que se la proteja en tiempos de conflicto. Aquí, los que están protegidos son Haniyeh, Mahmud Abbas y Tzippi Livni. Los demás, en Gaza o en Cisjordania, sufren: sufren, sufren, sufren. Hasta que mueren.
De entre todos los territorios que menciona, Gaza se lleva la peor parte.
Cruzar y ver Gaza ahora, sin electricidad, sin agua, sin comida, sin medicinas... ! La vida ahí no es normal! No es normal. No es humana.
¿Lo vive usted en primera persona?
Sí, en la escuela. Los profesores me comentan que los chicos no pueden estudiar porque cuando están en sus casas, después del colegio, ¡no tienen electricidad! Ni pueden hacer los deberes, ni pueden estudiar. Los niños que viven a oscuras, sin luz, tienen traumas, tienen dificultades. Si quieren ir al baño pueden tropezar y caerse, romperse un brazo... Las consecuencias de pasar miedo, noche tras noche, durante tanto tiempo, son enormes, ¡enormes! Otra cosa que no podemos obviar es que este período de oscuridad ha dañado la vista de los chicos. Lo he comprobado. Un especialista, un médico oculista vino a la escuela con su equipo e hicieron una revisión a los alumnos y a los profesores. Y descubrieron que el 95% de los alumnos sufren de alguna dolencia en los ojos. Es una enfermedad, algo que no es normal en Gaza. Y los oídos, lo mismo. La vida entera. ¡Ir al hospital es una auténtica tragedia! No disponen ni siquiera del material de primeros auxilios para curar a los niños que se hayan roto un brazo o que se hayan hecho daño en la escuela.
En Gaza, ir a la escuela es toda una aventura. También fue una aventura construir esa escuela, ¿verdad?
Antes de nada debo agradecer a Dios que nos ha dado buenos y eminentes amigos en España, que fueron quienes construyeron la escuela. La Fundación Promoción Social de la Cultura (FPSC) ofreció el dinero, 1 millón de dólares, junto con el Gobierno español.
Esto nos honra.
Y además me gustaría que las personas que nos hicieron este regalo supieran que los niños y las niñas de la escuela rezan por ellos. Les tienen presentes y se lo agradecen. Rezan también por España ya que periódicamente ofrecemos oraciones por los que hicieron posible la escuela.
¿Una escuela así puede ayudar a la paz?
Creo que al construir escuelas se construye la paz. En primer lugar, en estas escuelas infundimos alegría. La alegría es el camino para la paz. Educamos para la paz. Hablamos de la paz, y pedimos a los alumnos que deseen la paz. Dentro de la escuela se respira paz. Viven pacíficamente juntos, cristianos y musulmanes. De los 675 alumnos que tenemos, 100 son cristianos y el resto musulmanes. Ahora trabajan 56 personas, profesores y empleados. Un precioso regalo de España para el pueblo palestino. Todos en Gaza lo saben y están agradecidos a España.
Se acerca la Navidad, que es un tiempo estupendo para hablar de familia y de paz. Cuéntenos, ¿Cómo se preparan cristianos y musulmanes para celebrarlo en la escuela?
Cantaremos canciones de Navidad, eso por descontado. Pero por otro lado necesitaremos caramelos... En Gaza no tenemos caramelos. Por esta razón, los chicos oirán, pero no gustarán. Oirán hablar de la alegría, pero no la saborearán. Los críos necesitan estas cosas humanas, materiales... No podemos decorar el árbol de Navidad: no tenemos ningún adorno. Ni tampoco decoraremos la escuela como otros años. No se enviarán felicitaciones, ni se visitarán, ni comerán juntos... El último año ya pasamos por todo esto, ¡a causa del sitio!
¿Y qué se hizo?
No podíamos encontrar nada a causa del sitio. Pero en un momento dado me las arreglé para sustituir los caramelos por fresas. Los agricultores de Gaza habían cosechado fresas, pero como no pudieron exportarlas había fresas en abundancia. Así pude sustituir los caramelos por fresas.


3 comentarios:

Raúl Cremades dijo...

Enhorabuena, don Santiago, por el blog. Me parece una excelente iniciativa para que los habitantes del ciberespacio podamos conocer de primera mano su trabajo y sus impresiones. Gracias por su atención durante nuestra visita a Jerusalén.
Raúl.

ERT dijo...

Gracias por su información sobre lo que está pasando en Gaza. ¿No tendría información acerca de si los bombardeos más recientes han afectado a la población cristiana?

Anónimo dijo...

Santi gracias por publicar esta entrevista a un sacerdote en gaza, ahora que estamos todos tan pendientes de aquella zona. Hay que rezar para que acabe tanto sufrimiento.