sábado, 19 de junio de 2010

Canto del gallo. Gallicantum

Hoy comentamos el Evangelio en el que aparece el canto del gallo. Hay una iglesia llamada Gallicantum, que conmemora este momento. También hay unas imágenes que representan la escena. En el momento de las negaciones de Pedro, la primera vez que dijo no conocer a Jesús parece que fue después de la medianoche. La portera le dejó entrar gracias a la intervención del otro discípulo, y él se sentó en el atrio junto al fuego que habían encendido por el frío que hacía (Mc 14, 66 y Jn 18, 18). Allí estaba con los servidores y criados, calentándose al fuego, cuando la portera le preguntó. Y Pedro negó conocer a Jesús, y se salió del atrio. Entonces el gallo cantó por primera vez. Y el primer canto del gallo suele ser a la medianoche o a la una. La tercera negación debió de ser sobre la cuatro de la madrugada, porque todos los evangelistas dicen que, al negarle por tercera vez, el gallo cantó, y san Marcos dice que era la segunda vez que cantaba. El segundo canto del gallo suele ser poco antes del amanecer, es decir, alrededor de las cuatro de la madrugada.
La segunda negación fue como una hora antes de la tercera, como dice san Lucas: "Pasada como una hora..." (22, 59), por tanto, eran las tres poco más o menos. El Salvador había dicho a Pedro que le negaría tres veces antes de que el gallo cantase dos; se refería el Señor a los dos momentos en que el gallo canta: uno después de la medianoche, y el otro antes de amanecer. Todo ocurrió muy de prisa; para indicar el tiempo que pasó desde la primera negación a la segunda, san Lucas dice: "Poco después" (12, 58), y san Marcos dice lo mismo -"poco después"- para referirse al tiempo que pasó entre la segunda y la tercera negación.
Aquí exponemos la fotografía de un gallo del lugar. Algunas veces que me tengo que levantar muy temprano para ir a predicar -por encima de las 4 de la mañana- oígo al gallo que suele cantar a estas horas, y me acuerdo de la escena evangélica y del gallo que cantó cuando Pedro negó al Señor tres veces.
Es un recuerdo para permanecer siempre en vela, para no acomodarse, pues las tentaciones están al acecho. Ahora que en algunos países dentro de pocos días empiezan las vacaciones, hay que pensar como decía san Josemaría que "el demonio no se toma vacaciones", para permanecer alerta: rezando y aprovechando muy bien el tiempo. También la imagen de Pedro llorando tras oír el canto del gallo y caer en la cuenta de su pecado nos puede ayudar para recomenzar siempre, pidiendo perdón de nuestros pecados y acudiendo con verdadero arrepentimiento -como el de san Pedro- al sacramento de la Penitencia.

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