sábado, 4 de marzo de 2017

Reparaciones en el Edículo y Tumba de Jesucristo

Empezamos el tiempo de cuaresma, preparación para la Pasión y Resurrección de Jesucristo. El Señor después de su muerte fue enterrado en un sepulcro excavado en roca. Al tercer día resucitó de entre los muertos. A lo largo de este tiempo fuerte de penitencia nos ayudará acudir a este lugar Santo y a su hora, como decía decía san Juan Pablo II, en la encíclica Ecclesia de Eucaristía, n. 4: “«La hora santa, la hora de la redención del mundo. Cuando se celebra la Eucaristía ante la Tumba de Jesús, en Jerusalén, se retorna de modo casi tangible a su “hora”, la hora de la cruz y de la glorificación”.

El lugar central del cristianismo es el Santo Sepulcro. En la Basílica de Jerusalén se encuentra el lugar del Calvario, donde murió Jesucristo, y la Tumba o el Sepulcro donde fue depositado su cuerpo, y desde donde resucitó al tercer día. La Tumba está cubierta por un edículo que recubre dos estancias: la antesala al Sepulcro, y la pequeña estancia donde se encuentra la Tumba. La palabra Edículo procede del latín aedicule o «casa pequeña». Así narran el evangelio de san Juan el momento en el que dan sepultura al cuerpo de Jesús.

«Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque ocultamente por temor a los judíos, rogó a Pilato que le dejara retirar el cuerpo de Jesús. Y Pilato se lo permitió. Vino, pues, y retiró su cuerpo. Nicodemo, el que había ido antes a Jesús de noche, vino también trayendo una mezcla de mirra y áloe, como de cien libras. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos, con los aromas, como es costumbre dar sepultura entre los judíos. En el lugar donde fue crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo en el que todavía no había sido sepultado nadie. Como era la Parasceve de los judíos y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús» (Jn 19, 38-42).

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En los últimos años se ha visto cómo este Edículo que recubría la Tumba de Cristo se encontraba en muy mal estado. Era urgente hacer algo para su reparación. Las autoridades judías amenazaban con la clausura del lugar por amenaza de ruina. Después de bastantes conversaciones entre las distintas comunidades cristianas, finalmente, se llegó a un acuerdo. Han hecho falta doscientos años para que católicos, griegos ortodoxos y armenios convinieran en la reparación del Edículo que recubre la Tumba de Jesucristo.

Se encargó esta restauración a los expertos de la Universidad Nacional Técnica de Atenas. Este equipo ha estado trabajando seis meses en el lugar del Edículo. Fue el día 26 de octubre cuando accedieron a la superficie de la Tumba con el fin de retirar la losa que la cubre. Todo el proceso duró unas sesenta horas. El fin era estudiar el interior del Sepulcro para reparar los posibles daños existentes.

Esta operación de apertura de la losa que cubre la Tumba se realizó por primera vez en la era moderna: desde 1810 la losa no había sido retirada. La anterior ocasión a esta fecha tuvo lugar en 1555, bajo la dirección del custodio Bonifacio de Ragusa, cuando también él recibió la autorización para efectuar reformas en el Edículo. Entonces también se habían encontrado signos parecidos a los actuales en los que se veía el deterioro provocado por el paso del tiempo.

Santiago Quemada

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