sábado, 28 de marzo de 2009

Taybeh, la antigua ciudad de Efraín

"Jesús ya no podía moverse libremente como quería entre los judíos. Se retiró, pues, a la región cercana al desierto y se quedó con sus discípulos en una ciudad llamada Efraín". (Jn. 11, 54). Quedan pocos días para la Semana Santa. Antes de su Pasión, el Señor, sabiendo que los judíos ya le buscaban para matarle, se retiró a Efraín. Actualmente esa población se llama Taybeh. Es una aldea palestina en la ribera occidental, situada en una colina, y que está a 35 kilómetros al norte de la ciudad de Jerusalén y a 12 kilómetros al noreste de Ramallah. Tiene poco más de 1.500 habitantes, y se trata de la única población de Tierra Santa en la que solamente hay cristianos. El nombre antiguo Efraín provenía de Ophrah, que se menciona en la Biblia, en el Libro de Josué. Como se parecía al sonido “Afrit”, que en árabe significa demonio, Saladino lo cambió al más tranquilizador de "Taybeh", que significa “buen nombre”. La iglesia de San Jorge es la más interesante del lugar. Construida en la época bizantina, se compone de una nave y dos capillas laterales, precedida por una bella escalera. La iglesia es de 29 m de ancho por 25 m de largo. Cuando estuve visitando al sacerdote de Taybeh, abuna Raed, las ruinas de esta iglesia es lo primero que me enseñó. Justo en ese momento estaban sacrificando un cordero. Fue una escena tremenda que se me quedó muy grabada. También nos llevó una casa muy antigua que hay en el pueblo, y que es de la época de Jesucristo. Ahí tienen un museo casero, que él llama "museo de las parábolas". En algunas entradas saldrán los objetos que están allí recogidos: algunos odres viejos y nuevos, un vestido viejo de la época y uno "nuevo"; también estaba ahí el candil que no se mete debajo de la mesa para que alumbre a todos los de la casa; también una yunta de bueyes…
Una vez en su casa, el sacerdote me explicó una iniciativa que tienen para unir a los cristianos de todo el mundo en la oración por la paz en Tierra Santa. Se trata de las “Lámparas de la paz para Tierra Santa". Consiste en la producción y distribución de lámparas de aceite producidas a mano en esta aldea palestina, que arderán y acompañarán la oración de los cristianos por la paz en Tierra Santa, y para pedir a Dios el don de la reconciliación en el conflicto de Oriente Medio. También tienen como finalidad estimular la producción y venta de estas pequeñas lámparas, para ayudar así a las comunidades cristianas en Tierra Santa, que viven cotidianamente las dificultades ligadas a la pobreza y al paro.
Después de enseñarme todo esto, al final, en lo que más me insistió abuna Raed, fue que este pueblo era importante -y era un lugar muy especial- pues aquí estuvo Jesús preparándose para la Pasión, unos días antes de que tuviera lugar en Jerusalén. Nosotros también nos estamos preparando para la Semana Santa. Ya quedan pocos días y, se me ocurría, que la visita virtual a estos lugares santos nos podría ayudar para acompañar al Señor en el tiempo que queda para que se consume su Sacrificio por nosotros.

sábado, 21 de marzo de 2009

Lugar de la Encarnación

"En el sexto mes fue enviado el ángel Gabriel, de parte de Dios, a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David. La virgen se llamaba María". (Lucas 1, 26) El día 25 de marzo, 9 meses antes del día de Navidad, celebramos la solemnidad de la Encarnación del Hijo de Dios. El punto del mundo elegido para que Dios asuma nuestra carne es un pueblecito pequeñísimo y desconocido, situado en Galilea. La Nazaret evangélica no tenía más de 30.000 m. cuadrados (200 por 150 m), con medio centenar de grutas-vivienda. La ciudad actual asciende a 71.500 habitantes: 25.000 árabes musulmanes, 22.500 árabes cristianos y 24.000 hebreos. Aunque pertenece al estado de Israel, es la comunidad árabe más importante del país fuera de Jerusalén. Musulmanes y cristianos ocupan las laderas y el valle, mientras los judíos viven en el barrio alto (Nazaret Illit) de nueva construcción. Nazaret es hoy el centro administrativo de toda la Galilea. En tiempos antiguos, este papel lo ejercieron Hazor, Séforis y Tiberiades. Entre los siglos II-VII dC, abundan los testimonios de peregrinos. Egeria (381-384) dice que "la gruta en que habitó Santa María es grande y clarísima; allí había un altar". El peregrino de Piacenza (570) precisa: "la casa de María es ahora una basílica". Y Arculfo (670) vio "la iglesia construida sobre la casa en la que el ángel Gabriel entró y saludó a María". La primera invasión musulmana fue tolerante y respetuosa con los santuarios, pero las cosas empeoraron en los siglos VIII-XI, como acreditan los peregrinos Wilibaldo y otros.
Los cruzados (Tancredo, 1109) restauran Nazaret y sus santuarios. El de la Anunciación se convierte en catedral (52 por 30 m.) al trasladar el obispado de Escitópolis (Bet Sheán) a Nazaret, que duró hasta 1187. Pero, en 1263, Bibars la arrasó y asesinó a los cristianos. Siguió un abandono de cuatro siglos (s. XIII-XVII), hasta que el emir Druso de Saida, Fakhr ed-Din, devolvió a los franciscanos (1620) los solares que ocultaban la Gruta y los terrenos adyacentes. En 1730, levantan la una pobre iglesia sobre la Gruta. La Iglesia cruzada había sido destruída. En 1871 se amplía. En 1955, este templo fue demolido.
La nueva basílica de la Anunciación se alzó en los años 1960-1969 y se inauguró en 1969. Durante el transcurso de las obras, recibió la visita del Papa Pablo VI (1964). En el año 2000 pudo visitarla Juan Pablo II, y esperamos que Benedicto XVI lo haga este año. Las excavaciones de un franciscano, el P. Bagati, demuestran que la Nazaret evangélica, no sobrepasaba la colina que es actualmente propiedad de la Custodia. Incluso podemos señalar el lugar del precipicio (Lc. 4, 29) a unos 300 m de la sinagoga.
La Basílica actual tiene dos plantas. En la más baja encontramos los restos de la casa de María. Delante de la gruta de la Anunciación aparecieron restos de una construcción en cuyos sillares, se leían inscripciones en diversos idiomas, del estilo: alégrate María. En 1964 se acabó de construir la actual Basílica por Giovanni Muzio. La fachada sur está dedicada al misterio de María. Se la ve jovencísima. Según normas rabínicas de la época, convenía que las jóvenes se desposaran a la edad de once a trece años.
Me decía un peregrino que era el sitio donde más a gusto había rezado. Realmente, en ese lugar tan encantador, es fácil hacer oración, imaginándose a la Virgen hablando con el ángel, contemplando la gruta y el marmol -debajo del altar- donde se leen las palabras hic Verbo Caro hic factum est, "El Verbo aquí se hizo carne". Ahora no se puede rezar dentro de la gruta por problemas en la estructura. Sólo se ve desde detrás de una reja. Hace un año -cuando todavía se podía- me gustaron mucho unas rosas azules y blancas que había en el lugar, y quise sacar una foto con mi pobre movil, que sale borrosa. Cuánto ayuda rezar aquí para ser generosos con Dios, y decirle que sí -como hizo nuestra Madre- en todo lo que nos pida.

sábado, 14 de marzo de 2009

El pozo de Sicar. Los samaritanos.

“La samaritana le dijo: - ¿Cómo Tú, judío, me pides de beber a mí que soy mujer samaritana? Porque los judíos no se hablaban con los samaritanos" (Jn. 4, 9).
El tercer domingo de Cuaresma se puede leer el Evangelio de la samaritana en el pozo. El Siquem o Sicar de las Escrituras es el actual Nablus. Ahí está el pozo llamado de Jacob, y en el que Jesús le pidió de beber a una mujer samaritana. En esta imagen reproduzco una foto del pozo. En este terreno se encontraron las ruinas de una iglesia bizantina. Actualmente hay una iglesia ortodoxa, y en la cripta se haya el pozo. Hay que bajar muchas escaleras, porque el lugar se ha ido rellenado con los despojos de muchas guerras.
Efectivamente -como afirmó la mujer samaritana- no se podían ver judíos y samaritanos. En el año
926 antes de Cristo, las tribus del norte se rebelaron contra el Rey Roboam, hijo de Salomón. De aquí surgieron dos reinos: el del norte, con su capital en Siquem, y el de Judá en el sur con su capital en Jerusalén. En el año 875 a. C. el rey de Israel, Omrí, traslada la capital a Samaria. En el año 722 a. C., los asirios conquistaron a las diez tribus del reino de Israel. La Biblia cuenta que el pueblo original fue al exilio y se reemplazó por gente foránea, a quién se le dio cierta instrucción religiosa similar a la judía. Aunque el pueblo samaritano, originado con esta mezcla, reconocía la Torá, fue despreciado por el pueblo judío. En los siglos V y VI, bajo los bizantinos, eran más de 300.000. El bajón dramático hasta la actualidad -de unos pocos centenares- se debe por una parte a la matanza de más de 50.000 en la rebelión del año 529 contra Justiniano y, posteriormente, a la progresiva islamización.
Actualmente apenas superan el número de 600 en Tierra Santa. Como fueron expulsados del judaísmo por Esdras y Nehemías -siglo V a. C.-, no reconocen desde entonces el Templo de Jerusalén y edificaron su santuario en el monte Garizín, para ellos el lugar más sagrado de la tierra.
Los samaritanos solamente aceptan a
Moisés como único profeta y no reconocen la tradición oral del Talmud, y tampoco los libros de los Profetas, porque se guían exclusivamente por los cinco libros de la Torá o Pentateuco. Usan un código llamado Hillukh que trata de aplicar la Torá a la vida social. Sus costumbres se mantienen judías. Conservan, por ejemplo, el rito de la Purificación por medio de las cenizas de una vaca roja. Este rito lo abandonó el judaísmo con la destrucción del Templo, hace dos mil años. También el día de la Pascua ofrecen en sacrificio a muchos corderos a la vez. Pueden sacrificar unos 30 ante la vista del pueblo. Es el único lugar del mundo donde se sacrifican corderos según la antigua tradición judía.
Debido a su población reducida, a su
endogamia y a su negativa a aceptar conversos, los samaritanos han tenido problemas de enfermedades genéticas. Sólo, en tiempos recientes han aceptado que los hombres de la comunidad se casen con mujeres no samaritanas.
Los samaritanos en el Monte Gerizim hablan el
árabe como primer idioma y el hebreo moderno como segundo. La mayoría de los samaritanos de la otra comunidad, la de Holón -especialmente las generaciones jóvenes- tienen al hebreo como su lengua materna, aunque también entienden el árabe.
El pozo de Sicar es un lugar especial, especialmente para los cristianos, pues se puede decir que es de los pocos sitios que -podemos decir- tocó Jesús en persona.

sábado, 7 de marzo de 2009

Un día de Cuaresma en Beit Jalla

El otro día volví a pasarlo completo con mi amigo abuna Nidal, sacerdote de la parroquia católica de Beit Jalla. Fue de nuevo un día muy intenso. En esta ocasión comimos en el Seminario. El sacerdote me explicó el ayuno que hacen durante la Cuaresma, y me impresionó bastante. Solamente una comida a mediodía. Y no comen en esos 40 días alimentos de animales: no sólo carne, sino tampoco leche o queso. El día que estuve fue el jueves, día después del miércoles de ceniza, y realmente ayuné más y pasé más hambre ese día que el anterior.
Por la tarde asistí a una reunión con jóvenes de la parroquia. Había en la sala unos 30 chicos y chicas que tendrían entre de 15 y 17 años. La joven monjita árabe que dirigía la reunión les explicó la Cuaresma y los sacrificios que se pueden ofrecer en ese tiempo. Luego les puso un video con imágenes fijas, y una voz en off que hablaba de Jesús, y finalmente les dio un papelito para que cada uno escribiera las mortificaciones que pensaba ofrecer en Cuaresma. Me impresionó la atención de estos jóvenes, dentro de lo inquietos que estaban, y que es tan propio de su edad.
Por la tarde noche se hizo una actividad muy interesante. El sacerdote de la parroquia, sacerdotes del seminario y seminaristas se repartirían para visitar las casas de 30 familias. En esas casas a su vez se reunirían otras dos o tres familias. En total más de 100 familias. Un miembro de cada casa vendría al Seminario para recoger al sacerdote o seminarista encargado de ir a visitarles. Se formó un revuelo impresionante: abuna Nidal repartiendo las oraciones y los nombres de las familias que correspondían a cada predicador, los coches llegando al patio que hay a la entrada del Seminario, gente ofreciendo o pidiendo plazas de coche para trasladarse… Al final sólo quedamos abuna Nidal y yo que nos fuimos a la familia correspondiente. La sorpresa que me había preparado fue que la abuela de la familia que eligió era española. Nos acogieron con mucho cariño y la señora al enterarse de que era un sacerdote que procedía de España me saludo en castellano y me dijo que ella era de Canarias. Después de rezar una oración, leer el evangelio, y el sacerdote decir unas palabras, poco a poco se animaron y empezaron a hacer preguntas. Explicó el ayuno y dijo que lo más importante era privarse de pequeñas cosas: como la televisión o el ordenador por unas horas. Todos miraron al chico de 11 o 12 años que se puso rojo. Abuna Nidal dijo que él ayunaba de internet todos los viernes de Cuaresma. Me pareció que eso de predicar con el ejemplo tenía fuerza, y ayudaba mucho a la gente.
El año pasado publiqué una entrada en la que hablaba del riguroso ayuno de los musulmanes, pero he de decir que hay cristianos que ayunan mucho más, y no solamente de comida, sino de otras cosas que pueden costar más.

sábado, 28 de febrero de 2009

El monte de las tentaciones

Hemos comenzado la Cuaresma, y el Evangelio del primer domingo es el de las tentaciones del Señor en el desierto.
"En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían".(Mc. 1,12-15)
Se conmemora este lugar en un monte que hay a las afueras de la ciudad de Jericó. Es un sitio que tiene un encanto especial. Construido en la roca de la montaña hay un Monasterio Ortodoxo Griego, también conocido como Jabel Quruntul, que fue originariamente construido en el siglo XII. Está a unos 350 metros sobre la planicie de Jericó, al noroeste de la ciudad. En la ladera del monte hay unas 30 o 40 cuevas que estuvieron mucho tiempo habitadas por monjes y eremitas en los primeros siglos del cristianismo. Posteriormente los Cruzados construyeron dos iglesias en el lugar: una de ellas estaba en una cueva que había a mitad de camino hasta el acantilado, y la segunda fue construida en la cumbre del monte. El monasterio Ortodoxo actual se levantó entre los años 1874 y 1904.
El otro día pudieron venir mis padres a Tierra Santa. Uno de los lugares que fuimos a visitar fue este monasterio. Se puede acceder en teleférico o andando. En esta ocasión lo hicimos a través del teleférico. Sale del centro de Jericó y tarda unos 10 minutos en llegar a la ladera del monte. En otra ocasión que estuve -después de visitar el lugar del Bautismo del Señor en el Jordán- pude subir andando. Hay un camino que serpentea ascendiendo hacía el monasterio. Se tarda un poco menos de media hora en llegar. Sucede que a veces el monasterio no está abierto, aunque sea horario de visitas. Cuando fui con mis padres tuvimos la suerte de que se encontraba abierto. No había casi peregrinos, y pudimos visitarlo. Dentro hay unas grutas que fueron habitadas por monjes durante muchos años. Pudimos asomarnos al balcón -daba bastante vertigo- que está colgado en el monaterio. Desde allí se ven a lo lejos -se puede apreciar en la fotografía- las cuevas que había en la pared del monte. Al fondo del monasterio está su mejor tesoro. Primero llegamos a una habitación repleta de iconos riquísimos y muy antiguos. Deben tener un gran valor. Y, desde allí, subiendo unas escaleras se encuentra una roca muy venerada en la que se dice que Jesús rezó en esos 40 días de sacrificio en el desierto. En esta fotografía se ve la esta roca a la que hago referencia, y que se encuentra en el monasterio Ortodoxo.
Impresiona pensar que el Señor estuvo alrededor de esos lugares rezando y ayunando por nosotros, por nuestros pecados. Considerarlo quizá nos sirva de impulso para vivir mejor -más unidos a Jesús- los pequeños sacrificios que ofrezcamos en esta Cuaresma.

sábado, 21 de febrero de 2009

Gracias

El otro día recibí a través del blog una generosa donación de una familia de Madrid. Aparte de rezar por ellos desde Tierra Santa, querría agradecerles ese esfuerzo publicando una entrada en la que explico la utilidad que le he dado a ese dinero. En el club juvenil del que soy sacerdote se imparte formación humana y cristiana a chicos árabes. He podido comprobar la necesidad que los cristianos en Tierra Santa tienen de formación cristiana. Han dispuesto de muy pocas oportunidades para conocer más a fondo su fe. La formación humana va dirigida -sobre todo- a hacerles crecer en virtudes y, a la vez, orientada hacia la adquisición de hábitos de trabajo. Conseguir esto es especialmente importante cuando todavía están los chicos en edad escolar. Por todo ello, me parece interesante el proyecto de instalar una sala de estudio y acondicionar otras habitaciones para hacer actividades y para poder preceptuar y orientar a los chicos. Como es lógico, para lograr todo esto, hacen falta abundantes medios económicos. En Nazaret también empezaremos actividades con chicos este semestre, que pueden ser muy formativas: inglés, electrónica y durbake. El durbake es un tambor árabe muy simpático, y que a los niños árabes les hace ilusión aprender a tocar. El inglés es muy necesario, especialmente para los chicos de Nazaret, ya que les cuesta el idioma, y su aprendizaje les abre miras para su futura vida profesional. Y, siempre, las charlas sobre virtudes y vida cristiana que imparten los monitores o el sacerdote todas las semanas. A los chicos, ya sean católicos, ortodoxos o musulmanes, les gusta hablar con el sacerdote, y agradecen cómo se les ayuda a mejorar su vida espiritual, y los medios que se les facilitan para formar bien su conciencia.
Es un breve resumen del proyecto en el que estoy embarcado, y para lo que han ido destinados esos fondos. De nuevo, a esa familia de Madrid, muchas gracias.

sábado, 14 de febrero de 2009

Un día con el párroco de Bet Yala

La pasada semana estuve en Bet Yala ayudando al sacerdote de la parroquia que está junto al Seminario. Bet Yala es un pueblo que está colindante a Belén. No es fácil distinguir donde termina uno y empieza el otro. Se me ocurrió una posibilidad para aprender árabe que era pasar días completos en la parroquia. Hablé con abuna Nidál, el párroco, y le pareció muy bien la idea. Le acompañaría a todo lo que hiciera. Llegué el viernes a las 10.00 y organizamos el día. Por supuesto hablamos todo el rato en árabe. Después de hacer el plan salimos a las visitas. Primero fuimos a una casa muy sencilla. Estaban allí una madre y su hija, y bendijimos la casa. Insistieron en que nos quedáramos pero teníamos muchas visitas que hacer. Después fuimos al hospital. Allí recorrimos distintas habitaciones visitando enfermos. Cuando veían llegar al sacerdote se les iluminaba la cara. Estábamos un rato con cada uno, el sacerdote hablaba con ellos, y luego rezábamos una oración todos juntos. Finalmente les daba la bendición. Estuvimos en cuatro o cinco habitaciones. Luego por la tarde volvería –ya sin mí- al hospital. Después fuimos a la casa de un hombre anciano, tendría casi 90 años. Estaba muy solo. No tenía compañía, ni la ayuda de nadie, ni dinero. Solo un familiar le llevaba algo una vez a la semana. Respiraba con dificultad –debía tener muy débil el corazón-, y nos contó en la media hora que estuvimos sus penalidades, en algunos momentos llorando. Nos enseñó el mal estado de la casa, y nos agradeció mucho la visita. Abuna Nidal le animó, y le dejó algo de dinero. Antes de comer tuvimos una reunión con las monjas que atienden la parroquía –se llaman las monjas del rosario- para preparar la Misa con los niños del siguiente domingo. Luego nos fuimos a comer. Ya me empezaba a doler la cabeza del esfuerzo por hablar árabe. Fuimos a un restaurante muy sencillo y hablamos de muchas cosas, sobre todo de nuestra vida sacerdotal. Al volver a la casa rezamos y nos preparamos para la Misa que fue a las 17.00. Al terminar la ceronia un chico de unos 30 años me pidió oraciones para que encontrara trabajo. Le dije que rezaría por él y le di una estampa de san Josemaría en árabe, para que le pidiera el favor. También me contó que tenía un amigo joven que era musulmán. Con el trato, a través de la amistad, había conseguido que se interesara por el cristianismo y, finalmente, que se bautizara como católico. Pero su amigo tenía ahora grandes dificultades. Su madre había muerto y su padre se había alejado de él. La casa pequeñísima en la que vivía se había quemado por completo, y vivía provisionalmente en casa de otro amigo. Me contaba que él le había dado la mitad de su ropa, pues se había quedado sin nada. Le prometí oraciones también por su amigo. Después estuve en una reunión del párroco con señoras de la parroquia, en la que hablaron de varias actividades apostólicas y programaron la fecha del siguiente retiro mensual. A las 19.00 me fui, no sin antes agradecerle al párroco su amabilidad. Ese fue mi intenso día en la parroquia. Me edificó mucho la preciosa labor que este sacerdote hace, y me encantó colaborar con él. Lo haré más veces, pues creo que también supuso un fuerte impulso en mi aprendizaje del árabe.