“Salió el sembrador a sembrar. Y al echar la semilla, parte cayó junto al camino y vinieron los pájaros y se la comieron. Parte cayó en terreno rocoso, donde no había mucha tierra y brotó pronto por no ser hondo el suelo; pero al salir el sol se agostó y se secó porque no tenía raíz. Otra parte cayó entre espinos; crecieron los espinos y la sofocaron. Otra, en cambio, cayó en buena tierra y dio fruto, una parte el ciento, otra el sesenta y otra el treinta”. (Mt 13,3-9).
En este evangelio el Señor cuenta una parábola hablando de los tipos de tierra en Palestina. También en el evangelio del domingo de la novena semana del tiempo ordinario, ciclo A, se habla del que construye sobre roca firme y el que construye sobre arena. Podemos mencionar ahora brevemente a los tipos de tierra que hay aquí, y es lógico que el Señor también se refiriera a ello varias veces pues los terrenos por estos lugares pueden ser muy variados. Hay zonas en la hay roca dura, y también zonas desérticas de tierra blanda. El típico terreno en Palestina es un tipo de roca vista con matorrales y olivos.
Hay terrenos muy fértiles. Por ejemplo, a unos cinco kilómetros al norte del Mar de Galilea, en el interior, está la ciudad de Corazim. Dicen los evangelios que allí estuvo Jesús predicando en varias ocasiones e hizo muchos milagros. La suave bajada de Corazim a Cafarnaún es muy adecuada para el cultivo de cereales. Aun así, el terreno presenta algunas dificultades. Todavía hoy es posible recorrer el camino que atraviesa los sembrados y ver las grandes piedras basálticas que están esparcidas sobre la tierra fértil con algunas espigas raquíticas sobre la poca tierra que admiten las cavidades de estas formaciones rocosas. En sus proximidades, donde no ha sido posible trabajar bien la tierra, se aprietan los espinos silvestres. Qué bien entenderían los campesinos de esta zona las parábolas de Señor hablando de los distintos terrenos.
En este evangelio el Señor cuenta una parábola hablando de los tipos de tierra en Palestina. También en el evangelio del domingo de la novena semana del tiempo ordinario, ciclo A, se habla del que construye sobre roca firme y el que construye sobre arena. Podemos mencionar ahora brevemente a los tipos de tierra que hay aquí, y es lógico que el Señor también se refiriera a ello varias veces pues los terrenos por estos lugares pueden ser muy variados. Hay zonas en la hay roca dura, y también zonas desérticas de tierra blanda. El típico terreno en Palestina es un tipo de roca vista con matorrales y olivos.
Hay terrenos muy fértiles. Por ejemplo, a unos cinco kilómetros al norte del Mar de Galilea, en el interior, está la ciudad de Corazim. Dicen los evangelios que allí estuvo Jesús predicando en varias ocasiones e hizo muchos milagros. La suave bajada de Corazim a Cafarnaún es muy adecuada para el cultivo de cereales. Aun así, el terreno presenta algunas dificultades. Todavía hoy es posible recorrer el camino que atraviesa los sembrados y ver las grandes piedras basálticas que están esparcidas sobre la tierra fértil con algunas espigas raquíticas sobre la poca tierra que admiten las cavidades de estas formaciones rocosas. En sus proximidades, donde no ha sido posible trabajar bien la tierra, se aprietan los espinos silvestres. Qué bien entenderían los campesinos de esta zona las parábolas de Señor hablando de los distintos terrenos.