Finalmente está por comenzar la restauración de la basílica de la Natividad en Belén, la Iglesia más antigua entre las que hay en Tierra Santa. La firma del contrato otorgará a una empresa italiana los trabajos para arreglar el techo de la antiquísima Iglesia que recuerda el nacimiento de Jesús en Belén.
Justamente en la ciudad en la que los Evangelios sitúan el nacimiento de Jesús, ayer firmaron oficialmente el contrato mediante el cual la Autoridad Nacional Palestina encargó el primer periodo de los trabajos a la empresa italiana “Piacenti Spa” de la ciudad de Prato. Se trata de la reestructuración del techo de madera, que es la más urgente de todas las reparaciones que hay que hacer, como han podido constatar muchos peregrinos que han visitado la basílica este año; cuando llueve el agua se filtra al interior de la basílica y las consecuencias pueden llegar a ser muy graves. Después seguirá la restauración de los vitrales. La obra comenzará en las próximas semanas y los peregrinos podrán seguir visitando el sitio, pues el contrato prevé que la basílica permanezca abierta y que garantice la seguridad en su interior.
Cuando se firmó el contrato ayer en Belén estaban presentes el Custodio de la Tierra Santa, el padre Pierbattista Pizzaballa, y los representantes de los patriarcados ortodoxo y armeno. Tal y como sucede con la basílica del Santo Sepulcro en Jerusalén, la Iglesia que recuerda el nacimiento de Jesús en Belén cae bajo la jurisdicción de las tres confesiones cristianas que tienen presencia histórica en la Tierra Santa. Así pues, cada una de las intervenciones para la reestructuración debe ser concordada por las tres diferentes comunidades religiosas, además de las autoridades políticas locales, que estuvieron representadas durante la firma del contrato de ayer por el primer ministro palestino Rami Hamdallah.
«Mientras el Medio Oriente está en llamas, con incendios en iglesias y mezquitas –dijo el padre Pizzaballa durante la ceremonia–, lo que nosotros hacemos aquí es exactamente lo contrario: musulmanes y cristianos construyen juntos para preservar no solo un patrimonio histórico, sino un lugar que es símbolo de fe para miles de millones de creyentes en todo el mundo». El importe de esta restauración (que se estima alrededor de 2.600.000 de dólares), será cubierto con recursos privados palestinos (el 50%) y con el aporte de algunos países, como Hungría, Francia, Rusia, el Vaticano y Grecia.
La elección de la “Piacenti Spa” de Prato está relacionada con la competencia particular de esta empresa toscana en el campo de la restauración de estructuras de madera y confirma el importante papel que han desempeñado los técnicos italianos en esta operación, como subrayó ayer durante la ceremonia el cónsul general de Italia en Jerusalén, Davide La Cecilia. En 2010, cuando se llevaron a cabo los estudios con base en los cuales se hará la restauración, la tarea estuvo en manos de un consorcio de entes de investigación italianos, coordinados por la Universidad de Ferrara.
El emperador Justiniano, en el siglo VI, mandó reconstruir la basílica de la Natividad con las ruinas de la precedente iglesia constantiniana (destruida después de la revuelta de los samaritanos del año 529). Tal y como las investigaciones científicas de la Universidad de Ferrara han demostrado, por lo menos una parte de las trabes que conforman el techo son de ese periodo. La basílica de la Natividad fue reconocida en 2012 por la UNESCO como patrimonio de la humanidad y fue el primer lugar palestino que obtuvo esta mención. Pero, como subrayó ayer el padre Pizzaballa, «no es un monumento nacional, sino un lugar importante en la vida cotidiana de los creyentes de todo el mundo».
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