Recojo unas palabras que he encontrado sobre las visiones que la beata Anna Catalina Emmerick tuvo sobre la gruta de la leche.
"He visto a dos pastores que avisaban a María de la llegada de gente enviada por las autoridades para tomar informes sobre su Niño. María sintió gran inquietud. De pronto vi a José que entraba, tomaba al Niño en brazos y lo envolvía en un manto para llevarlo. No recuerdo ya dónde fue con Él. Entonces vi a María, sola, durante todo un medio día, en la gruta, llena de inquietud materna, sin el Niño en su presencia.
Cuando llegó la hora en que la llamaron para dar el pecho al Niño, hizo lo que hacen las madres cuidadosas que han sufrido alguna agitación violenta o tenido una conmoción de terror. Antes de amamantar al Niño, exprimió de su seno la leche que se habría podido alterar, en una pequeña cavidad de la piedra blanca de la gruta.
María habló de esta preocupación con uno de los pastores, hombre piadoso y grave que había ido a buscarla para llevarla junto al Niño. Este hombre, profundamente convencido de la santidad de la Madre del Redentor, sacó cuidadosamente aquella leche de la cavidad de la piedra, y lleno de fe sencilla y simple, la llevó a su mujer, que tenía un niño de pecho al que no podía calmar ni acallar. Aquella buena mujer tomó ese alimento con confianza y respeto, y su fe se vio recompensada, pues se encontró desde entonces con leche buena y abundante para su hijo.
Después de esto, la piedra blanca de la gruta recibió una virtud semejante: he visto que aun hoy en día también infieles y mahometanos usan de ella como un remedio en éste y otros casos análogos. Desde entonces aquella tierra mezclada con agua y comprimida en pequeños moldes es distribuida a toda la cristiandad como objeto de devoción y a esta especie de reliquias llaman "Leche de la Virgen Santísima".
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