sábado, 22 de febrero de 2014

Iglesias antiguas y frágiles I

Iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén. Foto: Jorge Láscar (CC BY 2.0)
¿Cuántos son los cristianos de Medio Oriente? ¿Cuántas y cuáles son sus Iglesias? Para orientarnos, el punto de referencia son los patriarcados del cristianismo de los primeros siglos, que además de Roma y Constantinopla asignaban un rol de primer orden también a Antioquía, Alejandría y Jerusalén.



LOS COPTOS

Al mirar los números de hoy no se puede partir más que de los cristianos de Egipto, que son los herederos del patriarcado de Alejandría, y específicamente de la Iglesia copta ortodoxa, guiada por el papa Tawadros II, en quien se referencian más del 90% de los cristianos de Egipto.

Se la llama copta ortodoxa, pero se aclara enseguida que no tiene nada que ver con la ortodoxia que es hija del cisma entre Roma y Constantinopla. En realidad, la génesis de una Iglesia autónoma egipcia hunde sus raíces en el rechazo del patriarca de Alejandría a participar en el Concilio de Calcedonia, en el año 451, en la época de las disputas teológicas sobre la naturaleza de Jesús.

Los coptos son hoy la comunidad cristiana más numerosa en Medio Oriente. ¿Pero cuántos son? En los dos últimos censos, de los años 1996 y 2006, la pregunta sobre la religión de pertenencia en Egipto fue omitida en los cuestionarios, siguiendo en tal sentido una indicación proveniente de Naciones Unidas. Sólo que esto ha alimentado dos contabilidades paralelas.

Por una parte, la de la Iglesia copta ortodoxa, que basándose en sus registros sostiene que los cristianos son el 10% de la población del país, vale decir entre 8 y 9 millones de creyentes.

Por otra parte, está la estadística oficial, que sostiene que son mucho menos: en el año 2012 la Agencia gubernamental hablaba de no más de 5.130.000 cristianos. Y también una fuente independiente como el estadounidense Pew Research Center estima incluso en tan sólo 4.290.000 los cristianos en Egipto, equivalente al 5,3% de la población. Se dice, sin embargo, que estos números de la estadística oficial son de por sí más precisos: se debe tener en cuenta que Egipto no es solamente el Cairo y – sobre todo para los distritos más periféricos – los mismos números sobre la población en general son muy dudosos.

Se agrega a ello que el número de los cristianos egipcios incluye también la Iglesia copta católica, de rito copto pero en comunión con Roma, guiada por el patriarca Ibrahim Isaac Sidrak, que cuenta con casi 160.000 fieles. Y también están los cristianos egipcios de matriz evangélica, que se estiman en torno a los 250.000 fieles.

Si son tantas las incertidumbres sobre los coptos en Egipto, el discurso no puede ser diferente para las estimaciones sobre cristianos egipcios que han abandonado el país en los últimos años.

Lo que es cierto es que la comunidad más gruesa de la diáspora es la de Estados Unidos, donde circula el dato de 900.000 personas. Muy grandes son también las comunidades en Canadá (casi 200.000) y en Australia (75.000). Más pequeñas, por el contrario, hasta hace un par de años, resultaba la presencia copta en los países europeos.

Pero a todo esto hay que agregar la red de cuantos han abandonado el país en los últimos dos años. Respecto a esto, el Washington Institute for Near East Policy difundió una estimación que habla de 100.000 cristianos que han huido de Egipto luego de la caída de Mubarak. Pero este dato es refutado por la Iglesia copta ortodoxa, que habla de pocas decenas de miles de personas, si bien también tiene interés en contener el fenómeno.

LOS GRECO-ORTODOXOS

Son los herederos del patriarcado de Jerusalén, que en la Antiguedad permaneció siempre en la órbita de Constantinopla. Pero son también uno de los distintos filones nacidos de la cátedra de Antioquía, el Patriarcado de la historia más conflictiva.

También por este motivo los greco-ortodoxos en Medio Oriente se encuentran hasta ahora bajo la jurisdicción de dos Patriarcados distintos entre sí: el de Jerusalén – guiado actualmente por el patriarca Teófilo III -, que cuenta con cerca de 500.000 fieles y es la comunidad cristiana más densa en Israel, en Palestina y en Jordania; y el greco-ortodoxo de Antioquía, que tiene su sede en Damasco y está guiado desde hace pocos meses por el patriarca Juan X Yazigi, hermano de uno de los dos obispos raptados en Alepo.

Se estima que a este segundo Patriarcado se referencian cerca de 2 millones de fieles, pero incluyendo, además de las de Siria, las comunidades ortodoxas del Líbano, de Turquía y de Irak, y sobre todo los emigrados de la diáspora, presentes en números muy significativos en Estados Unidos, en América latina, en Australia y en Europa occidental.

Esta diáspora había comenzado ya mucho antes de la tragedia que hoy está viviendo Siria, pero ciertamente la guerra la está acentuando. Si en la primavera del 2011 se estimaba que en Siria los greco-ortodoxos eran más de 500.000, hoy a este número no se puede más que agregar muchos signos de interrogación dramáticos. Es elocuente un dato proporcionado por el patriarca melquita Gregorio III Laham, según el cual sobre 1,5 millones de cristianos sirios son al menos 450.000 los que han tenido que abandonar sus casas a causa de la guerra.

LOS MELQUITAS

Los hemos citado recién junto a los greco-ortodoxos del patriarcado de Antioquía y no por casualidad. Los melquitas nacen efectivamente de una escisión interna precisamente en esa comunidad, acontecida en el año 1724, cuando el Patriarca de Constantinopla no reconoció la elección de Cirilo VI a la cátedra greco-ortodoxa de Antioquía, porque se lo consideraba demasiado cercano a Occidente. Cinco años después Cirilo VI volvió a la plena comunión con Roma, pero manteniendo el rito bizantino.

Al igual que los coptos católicos, entonces, también los melquitas son una Iglesia católica de rito oriental. Según las estadísticas del Anuario Pontificio, hoy cuentan con casi 1,6 millones de fieles. Pero de éstos solamente 750.000 viven todavía en Medio Oriente, es decir, menos de la mitad. Y es impresionante constatar cómo un número prácticamente igual reside actualmente en América latina.

En Medio Oriente los melquitas están presentes en varios países: en Siria eran cerca de 235.000 (pero sobre su número actual vale lo mismo que se dijo sobre los greco-ortodoxos sirios), en Líbano casi 400.000, y comunidades más pequeñas están presentes en Israel, en Palestina y en Jordania. También el patriarca melquita tiene su sede en Damasco.

LOS SIRIOS

Pero el bizantino no es el único rostro del cristianismo hijo del Patriarcado de Antioquía. También aquí, efectivamente, un primer cisma se consumó ya en los tiempos del Concilio de Calcedonia, y los herederos de esa comunidad constituyen todavía la Iglesia siro-ortodoxa. Iglesia de grandísima tradición misionera en el primer milenio, atestiguada todavía por el hecho que más de 5 millones de siro-ortodoxos viven en India, contra el millón que reside entre Medio Oriente y el resto de la diáspora.

Otra característica significativa es el hecho que esta Iglesia ha conservado como su lengua litúrgica el arameo, la lengua hablada por Jesús. Desde 1980 la Iglesia siria está guiada por el patriarca Ignacio Zakka I Iwas, quien tiene su sede en Saydnaya, en los alrededores de Damasco, pero reside en Beirut.

Existe también una Iglesia católica siria, con una historia paralela a la de la Iglesia melquita, aun cuando su comunión con Roma se remonta un siglo antes. Los católicos sirios en Medio Oriente son actualmente 140.000 y viven principalmente en Siria y en Irak, guiados por el patriarca Ignacio José III Younan.

Giorgio Bernardelli

sábado, 15 de febrero de 2014

En Israel viven 161.000 cristianos

Mientras que en el Oriente Medio -y especialmente en los territorios palestinos- la población cristiana decrece drásticamente a causa de los conflictos y las persecuciones desatadas por los islamistas; en Israel, esa comunidad religiosa florece.

Según los datos de la Oficina Central de Estadísticas, publicados especialmente para Navidad, en el país viven alrededor de 161 mil cristianos. El 79,8 por ciento de ellos son árabes, y el resto o bien son cristianos que emigraron con sus familias de la antigua Unión Soviética, o ciudadanos de países extranjeros.

Según el informe, el 84 por ciento de los árabes cristianos viven en el norte del país, y el 9,5 por ciento reside en el distrito de Jerusalén.

Los cristianos no árabes se encuentran dispersos en varias regiones del país. Aproximadamente el 38,8 por ciento vive en el distrito de Tel Aviv y las ciudades vecinas, y el 34,4 por ciento reside en el norte del país, incluyendo a Haifa.

Las ciudades con mayor población cristiana son Nazaret (22.400 personas), Haifa (14.600), Jerusalén (11.900) y Shfaram (9.600). Las comunidades más grandes de cristianos no árabes se concentran en tres grandes ciudades - Haifa con 3.400 cristianos, Tel Aviv y Jerusalén con 3.100 con 2.900 respectivamente.


El porcentaje de niños y adolescentes menores de 19 años es del 29,6 por ciento, ligeramente inferior a los judíos y mucho más bajo que el de los musulmanes. El 10,3 por ciento de los cristianos que viven en el país son mayores de 65 años, en comparación con 12,2 por ciento entre los judíos y el 3,6 por ciento entre los musulmanes.

Los datos también indican que la población cristiana local no tiene ningún problema para casarse. La edad media del primer matrimonio de los esposos cristianos ha sido de 28,9 ,un año más que los novios judíos y drusos, y tres años más que los novios musulmanes.

En contraste, la edad promedio de las novias cristianas fue de 24,4 - un año y medio más joven que las novias judías, dos años más que las novias drusas, y tres años más que las novias musulmanas. Una mujer cristiana tendrá 2,2 hijos, según la Oficina. Esta cifra es la más baja comparada con los otros grupos religiosos.

Las estadísticas muestran que los árabes cristianos tienen los porcentajes de éxito más alto en los exámenes de matriculación (bachillerato), en comparación con los alumnos musulmanes, drusos y judíos.

sábado, 8 de febrero de 2014

Programa del viaje del Papa a Tierra Santa

Papa - Tierra Santa 2014El Papa Francisco viajará a Tierra Santa, del 24 al 26 de mayo de 2014. El propio obispo de Roma lo anunció tras el rezo del Ángelus y tendrá como fin el conmemorar el histórico encuentro entre Pablo VI y el Patriarca Atenágoras sucedido hace 50 años un 5 de enero. El Papa pidió oraciones por esa peregrinación.

La visita del Papa comenzará el sábado en Jordania, donde tendrá una misa multitudinaria, como hizo su predecesor Benedicto XVI. También visitará el lugar Santo del Bautismo en ese país.

Posteriormente volará en helicóptero hacia el Aeropuerto Ben Gurión, donde recibirá una recepción oficial. El Papa Francisco se encontrará con el presidente, Shimón Peres, y con varios líderes religiosos.

Después realizará una visita al Museo del Holocausto - Yad Vashem, al Kotel Hamarabí (Muro de los Lamentos).

Más adelante, en Santo Sepulcro se celebrará un encuentro ecuménico con todos los representantes de las Iglesias cristianas de Jerusalén.

El Papa no celebrará una misa en Israel. La idea de una misa en Jerusalén fue abandonada por la brevedad de la visita. En cambio, realizará una multitudinaria misa en Belén. Es muy posible que sea en la gran plaza donde está ubicada la Basílica de la Natividad.

El primer ministro, Biniamín Netanyahu, se reunirá con el Papa en la Iglesia de Notre Dame, en el este de Jerusalén.

sábado, 1 de febrero de 2014

Pablo VI en Tierra Santa hace 50 años

Trece años después de la peregrinación de Juan Pablo II, cuatro después de la de Benedicto XVI, han comenzado, entre bastidores, los preparativos para recibir este año al papa Francisco en Jerusalén.

La decisión de venir en 2014 no es casual. Hace cincuenta años, el 4 de enero, comenzaba en Jordania la histórica peregrinación del papa Pablo VI a Tierra Santa. Ahora que los periodistas usan continuamente el adjetivo «histórico», es precisamente esta palabra la que más conviene a la hora de hablar del viaje de Pablo VI a Tierra Santa. La facilidad con que los pontífices viajan hoy en día no nos debe hacer olvidar que el viaje de Pablo VI no tuvo precedentes. Nunca antes que él un papa había dejado voluntariamente Italia. Desde la época de san Pedro, ningún papa vino jamás a Tierra Santa.

El anuncio del viaje de Giovanni Battista Montini, papa desde el 21 de junio, se hizo público el 4 de diciembre del mismo año, durante el discurso final del pontífice en la segunda sesión del Concilio Vaticano II. «Estamos tan convencidos que para obtener un buen éxito del Concilio se deben elevar pías súplicas, multiplicar las obras, que, tras madura reflexión y muchas oraciones dirigidas a Dios, hemos decidido acercarnos como peregrino a aquella tierra, patria de Nuestro Señor Jesucristo […]. Veremos aquella tierra venerada, de donde san Pedro partió y a la que ningún sucesor suyo ha vuelto jamás. Pero Nosotros, humilísimamente y por brevísimo tiempo volveremos allí en espíritu de devota oración, de renovación espiritual, para ofrecer a Cristo su Iglesia; para reclamar para ella, una y santa, a los hermanos separados; para implorar la divina misericordia a favor de la paz, que en estos días parece aún vacilante y recelosa; para suplicar a Cristo Señor por la salvación de toda la humanidad».

Un mes después, el papa aterrizaba en Jordania para vivir tres días intensos de peregrinación que lo llevaron desde el sitio del bautismo de Cristo hasta Betania, después a los lugares de la Pasión de Cristo (Vía Dolorosa, Santo Sepulcro y Getsemaní), a Galilea (con paradas en Nazaret, Caná, Tabga, Cafarnaún, monte de las Bienaventuranzas y Tabor), y finalmente regreso a Jerusalén con la visita al Cenáculo y, por último, a Belén.

El encuentro con Atenágoras, patriarca de Constantinopla, fue uno de los momentos especialmente fuertes de esta peregrinación. Tuvo lugar gracias a la iniciativa del patriarca que, tras el anuncio de la peregrinación, se lo propuso al soberano pontífice. De hecho, hubo dos encuentros; el primero, la tarde del 5 de enero, en la Delegación apostólica en el monte de los Olivos, con una pequeña delegación; el segundo, el 6 de enero, en la residencia del patriarca griego ortodoxo de Jerusalén, en el monte de los Olivos. Fue este segundo encuentro el que tuvo una gran difusión gracias a los medios de comunicación.

Ver a un papa subir a un avión para viajar hasta Tierra Santa fue una revolución. Verlo rodeado de una gran muchedumbre en cada uno de sus desplazamiento, fue sorprendente. Irene, voluntaria de la Custodia, recuerda que las imágenes de televisión suscitaron en ella el temor por la vida del papa. El padre Lugans, director entonces de la revista Tierra Santa en lengua francesa, escribió a tal propósito: «Se ha hablado de gentío, aglomeración, de un desorden inimaginable, de muchedumbre agitada… o prefiero hablar de entrada triunfal, de alegría popular, de delirio entusiasta e irresistible».

Un papa que quiere ver a «su pueblo», mantenido a distancia en Nazaret por «motivos de seguridad», que visita a un enfermo en su casa, que deja al custodio para ir a bendecir a un niño paralítico, que abandona a los cardenales de su séquito en el almuerzo para continuar, lo más rápidamente posible, camino de Cafarnaún… Viendo cómo Pablo VI desarmó su séquito con su audacia, nos hace estar impacientes en espera de recibir al papa Francisco.

Para revivir la visita de Pablo VI a Tierra Santa, las revistas Tierra Santa de la Custodia han dedicado un dosier al evento. La revista italiana en su número de noviembre-diciembre de 2013; las revistas española y francesa en el de enero-febrero de 2014. Estas tres revistas, ya en la época y cada una según su estilo propio, dedicaron a ello números especiales.

http://es.custodia.org/

sábado, 25 de enero de 2014

Tertulia con el Prelado en Belén

El domingo, 29 de diciembre, tuvo lugar la tertulia general en Belén, en el auditorio de "Catholic Action".

Prelado: Me da mucha alegría estar con vosotros y pensar en la labor que haréis cada una de vosotras y cada uno de vosotros, con muchísima gente. Viéndoos pienso en los cientos de miles de personas –no penséis que exagero– en los cientos de miles de esta tierra estupenda que vendrán a conocer por vuestro trabajo, por vuestro apostolado, a este Dios nuestro que tanto ama a las personas de esta tierra. Tenéis que estar muy contentas y muy contentos. Jesucristo quiso precisamente nacer en Belén para venir a estar con los hombres, con las mujeres, porque le interesan todas y cada una de las personas.
El hecho de que viniese a un pueblo pequeño –porque entonces era un pueblo pequeño– nos tiene que llevara ser mujeres y hombres que tengamos rectitud de intención y que trabajemos no para que nos alaben sino para servir a Dios y de esa manera haremos muchas amistades porque tendremos a Dios con nosotros.

¡Qué labor más bonita tenéis aquí! Tenéis que estar muy contentas y muy contentos porque Dios está con vosotros. Ha querido llegar a este mundo precisamente en esta tierra para que Cristo ha venido a la tierra para conversar con los hombres ¿Y cómo conversa? Pues con la vida corriente, con el trabajo, con la amistad, también con la diversión. Cristo es seguro que se alegraba –y lo cuentan en el Evangelio– cuando ve a unos niños que están cantando en la plaza para alegrar a las personas que están mirando. Cristo ama la diversión y por eso a veces iba a comer a las casas de otras personas ¡y llevaba la alegría suya, la alegría del cielo!Y la alegría humana. Si sois verdaderamente mujeres y hombres que queréis estar con Dios, llevaréis – sabiendo que hay momentos de pena – pero llevaréis la alegría de conocer a Dios a todos los lugares en los que os desenvolváis, en los que estéis. Sois las personas que Dios ha buscado para que llevéis su paz a todo el mundo.

Y quería recordaros lo que quizá ya sabéis: ¿qué es el Opus Dei? El Opus Dei es una institución de la Iglesia que quiere a todas las personas del mundo entero ¿para qué? Para que santifiquen la vida ordinaria: la familia, el trabajo, las amistades, también los tiempos de descanso ¿Y cómo se hace eso? Pues llevando a nuestra petición y a nuestra oración a todas las personas. Yo esta mañana en la Santa Misa, de una manera más especial, he rezado por las personas que estáis aquí en Belén.Y me acuerdo de mi predecesor, que vino aquí a Belén, y tuvo también una tertulia, como estamos ahora, en la que les decía que estaba rezando por ellos desde el principio de la mañana.

Yo sugiero que os metáis muchas veces en Belén, en el Portal de Belén para decirle a Jesús: Tú que has venido aquí a la tierra para ayudarnos a todos ¿Qué puedo hacer yo por las personas que trato? Y no os conforméis solamente con las personas que conocéis. Tenéis que llegar a otras muchas más personas. Tenéis que pensar: ¿A ver cómo ayudo a este compañero de trabajo? ¿A ver cómo ayudo a esta persona de la tienda la que voy a comprar el pan? ¿A ver cómo ayuda a esta persona que me está haciendo un traje? Es necesario que en la vida corriente no solamente busquemos nuestro provecho sino que busquemos la manera de ayudar a las personas con las que coincidimos. Y a eso también ha venido el Opus Dei, aocuparse de todas las personas sin que dejen de interesarnos ninguna de las que coincidimos con ellas.

Y quiero pediros, como es lógico, que recéis por el Papa ¡Cuánto quiere a esta tierra, a toda esta tierra del Medio Oriente! La ama y todos los días pide por vosotros y ya veis que además no deja de hacerlo públicamente, pedir por la paz en el Medio Oriente. No dejéis de ayudar a quien tanto os ayuda con su oración, con su alegría y con su mortificación. Ya sabéis que se suele levantar a las cuatro de la mañana para hacer oración ¿Y qué hace en la oración? Pues pedir por la Iglesia y pedir por toda la humanidad.
Podéis estar convencidas y convencidos de que hoy ha rezado expresamente por ti. Sed agradecidos con el Papa, ¿eh? Sed mujeres y hombres que le acompañéis y que le sostengáis.

¿Y qué queréis decir vosotros? Para que hablemos de lo que os interesa.

Pregunta Lilián en árabe y le traducen al castellano.

Bienvenido a Belén, Padre. Estamos muy contentos de que esté con nosotros y hemos esperado mucho este día. Soy de Nazaret, casada en Belén y tengo dos hijos. En mi trabajo me relaciono con muchas personas ¿Podría hablarnos de cómo testimoniar la fe en la vida diaria y de la importancia de los sacramentos?

El Prelado: Tienes que estar con la gente con la sonrisa que tienes ahora. También cuando estás cansada. También cuando has tenido una contradicción. También cuando tienes una preocupación, por tu marido o por tus hijos, porque a lo mejor tiene un pequeña enfermedad. Que seas una mujer llena de alegría. Porque eres hija de Dios, eres hija del mejor Padre. Y tienes que estar transmitiendo a la gente esa alegría de ese Dios que quiere vivir en tu corazón, que quiere vivir en el alma de todos y cada uno de nosotros.

Y tenemos que dar a Dios. ¿Cómo? Sabiendo escuchar. Cuando nos hablan, poniendo interés en lo que nos cuentan. Y también pensando: ¿qué puedo decir yo a esta persona, para ayudarla, también humanamente, ¿eh? Y le cuentas cómo quieres a tu marido, le cuentas cómo te ocupas de la casa, para que esté bien preparada. Y le cuentas cómo educas a tus hijos, sabiendo que tienen que crecer. Y después de eso ya podrás empezar a hablar de la fe, de los sacramentos ¡Qué maravilla – nos pasa a las mujeres y a los hombres, ¿eh? – cuando alguna vez nos ofenden, probablemente sabemos perdonar!, pero a veces se nos queda metido en la cabeza o en el alma: esta persona me ha ofendido. Dios, este Dios que se ha hecho Niño, que se ha hecho Hombre, para ayudarnos y para que nos acerquemos más a Él, cuando nos perdona en la Confesión se olvida del pecado. Y nos da un abrazo como dice el Evangelio, como dio el padre a su hijo pródigo. Fíjate, un hijo que sin ningún derecho, le dice: ¡dame la herencia ya! Y la gasta mal. Y sin embargo su padre le espera todos los días. Y sale para ver cuando vuelve. Y cuando se está acercando no se queda esperando sino que va al encuentro del hijo. Pues ese es el sacramento de la Confesión: Cristo que sale a nuestro encuentro, no para tratarnos duramente sino para perdonarnos, para pasar el trapo que quita el polvo de nuestra alma. Habla del sacramento, y puedes hacerlo con naturalidad. Háblales de un Dios que perdona. A San Josemaría le gustaba mucho hablar de la Confesión. Que no es solamente para cuando cometemos pecados mortales. La Confesión sirve también para que seamos personas más alegres, más puntuales, más cariñosos, que no nos dejemos llevar por la pereza. Y por eso la Confesión tenemos que llevarla no solamente cuando hay una necesidad por una ofensa grave sino también para quitar las imperfecciones. Nos ayuda a que no seamos antipáticos, a que no seamos personas que se mueven solamente pensando en nosotros mismos. 

Y después habla mucho de la Eucaristía. El Señor no se marchó de este mundo y nos dejó a solas. Quiso quedarse en la Hostia Santa para darnos fuerza. Tú, procura de cuando en cuando hacer alguna visita al Señor. Que le digas, que le digamos todos: yo no te quiero dejar solo. Quiero que estés, aunque sea muy pobre mi amor, quiero que estés con mi amor. Y vete a llevarle a tu familia, a tu marido, a tus dos hijos. Y vete a llevarle a tus amigas. Y vete a llevarle a las personas con las que tratas por tu trabajo profesional. Que seas una mujer que no solamente vivas los sacramentos sino que hables de los sacramentos con las personas. Y de cuando en cuando puedes decir le puedes decir a tus amigas, o a tus amigos: ¡qué contenta estoy hoy! Y te preguntarán: ¿y por qué? Pues porque me he confesado.Y eso da mucha alegría. Sí, da mucha alegría, porque se pone uno en contacto con la fuente del amor. Pues que Dios te bendiga y que sigas haciendo mucho apostolado. No tengas miedo, ¿eh? No tengas respetos humanos. Habla de tu fe, ¿de acuerdo?

Pregunta Bassem en inglés y le traducen al castellano: 

Es un honor tenerlo aquí. Voy a resumir mi historia. Cuando tenía diez años me fui a Nueva Zelanda con mi familia. Ahora tengo treinta y cinco años. Después de veinticinco años volví a Belén, donde nació Jesús. Mi abuelo tenía una fábrica desde mil novecientos veinticinco y volví yo a hacerme cargo de ella porque ninguno de mi familia quiere vivir aquí, por todos los problemas que tenemos aquí al ser cristianos. Estudié Matemáticas en Nueva Zelanda. Mi padre está enfermo y no puede volver y ninguno de mi familia puede vivir en este país ¿Qué podemos hacer? Queremos mantener a los cristianos aquí en Belén. Tenemos un gran problema porque ninguno quiere vivir aquí. Hay muchos cristianos en todo el mundo pero ninguno quierevivir aquí. Yo le pregunto, Padre, ¿qué podemos hacer para convencerles para volver y quedarse a viviraquí, y para que la gente no se marche?

El Prelado: Yo me uno a tu oración y a tu vida, concretamente para que, los que estáis aquí y sois cristianos, tengáis ese santo orgullo de saberos hijas e hijos de Dios. Tú no seas una persona amarga, no seas una persona dura. Tenemos que ser mujeres y hombres que nos acerquemos a la gente con amabilidad. Y cuando alguna vez no nos traten con respeto o con educación, no nos debemos enfadar. Es necesario que seamos personas comprensivas. Te recuerdo concretamente que a San Josemaría muchas veces no le comprendían. Y decía: yo entiendo que no me comprendas pero te quiero como si me comprendieras.

Pues que tú ames de verdad a la gente de esta tierra. Que formen parte de tu vida. Y de esa manera irás haciendo primero una amistad humana. Y después les hablarás de los motivos por los que procedes así. Porque estás con Cristo, que Cristo ha venido para todas las personas. No tengas ni miedo ni te dejesllevar nunca por la desesperanza. Llegará un tiempo en que podrás hablar mucho más y podrá tener mucha eficacia en el mundo entero, tu vida, desde aquí.

Tú que has venido desde Nueva Zelanda, después de haberte preparado profesionalmente, ejercita tu profesión con generosidad. Con deseo de acabar muy bien el trabajo. Para que la gente vea que lo haces bien por el Señor y también para ayudar a las personas de esta tierra. Y al mismo tiempo, todos los días, todos los días ¿eh?, que reces por las personas que están viviendo en esta tierra ¡No te desanimes! ¡Llénate de esperanza! ¡Llénate de alegría! Porque tu oración va a ser muy eficaz. Tu vida va a ser oración eficaz, porque podemos rezar con nuestra vida. Y así ayudarás a las personas que conviven contigo ¡Quiérelas! Es importante que cuando vayas por las calles de Belén, o donde vivas, reces por todas las personas. Que pidas por verdadero interés porque se acerquen a la verdad ¡Son tus hermanos y es lógico que les quieras y que les ayudes! Y ten paciencia. No se arreglan las cosas en una hora, en un día. Pero si eres perseverante verás cómo mucha gente se acerca a ese Dios al que tú amas. Y encomiéndate también a la ayuda de tus padres, que te han educado en la tierra donde nació Jesucristo, para que tú lo comuniques a muchas otras personas. Gracias por lo que estás haciendo y gracias por lo que vas a hacer.

Pregunta en castellano de Muna: Padre, estoy casada y tengo dos hijas y un hijo. Llevo más de un año participando en las actividades espirituales del Opus Dei aquí y me ayudan mucho ¿Nos podría hablar de cómo nosotras, mujeres cristianas, podemos influir positivamente en la sociedad en el ámbito de la moda?


Prelado: Es muy importante. Tenéis, las mujeres, tenéis que vestir y presentaros con cuidado, siendo muy guapas, siendo muy amables, bien peinadas, bien arregladas, con un vestido que sea elegante. Pero no cedáis, ni siquiera en el ámbito familiar, no cedáis a no ir vestidas con corrección.

Te voy a contar una cosa que quizá te llamará la atención. San Josemaría quería mucho a sus padres. Les quería con locura porque le habían hecho crecer en la libertad, en la alegría, en la responsabilidad. Y nos contaba: yo nunca he visto a mi madre y a mi padre no ir vestidos correctamente en la casa.Iban, el papá, con un vestido elegante. Mamá nunca iba con poco vestido, iba con un vestido también elegante. Y así los hijos aprendíamos a respetar a los hombres y a las mujeres. Pues tú di a las mujeres que no son más mujeres porque cedan en una moda que va en contra de la dignidad de la persona.

Te tengo que decir que muchas personas, muchas chicas, muchas mujeres, cuando se les habla dicen: muchas gracias. Nunca me habían dicho estas cosas y ahora me doy cuenta en qué puedo mejorar. Por eso no tengas respetos humanos y cuando veas que una persona no cuida el vestido, la moda, también la manera de hablar, la manera de presentarse, llámala aparte. Hay que hablar sin herir, sin decirlo en público, pero llama aparte a esa persona y dile: mira, harías mucho mejor y harás un bien muy grande si te vistieses más correctamente, si no fueses una persona que no defendieses la dignidad de la persona.Y te lo agradecerán. No tengas miedo. Habla con cariño. Nunca seas amarga, nunca seas dura, pero habla con claridad para que ellas quieran rectificar y se den cuenta de que la sociedad aquí en Belén y en todos los sitios la podéis hacer las mujeres. Sois la fuerza de esta sociedad. Mujeres que os portáis como lo que sois: hijas de Dios y que queréis defender esa dignidad como hizo nuestra Madre Santa María ¡Qué gran mujer! Y qué gran mujer, que vivió enteramente para Dios y también atendiendo a José y atendiendo principalmente a Jesús.

Pregunta: Bienvenido, Padre. Tengo seis hijos, cinco nietos. Mi pregunta es: ¿cómo podemos aumentar el amor con el paso del tiempo y mantener la fidelidad matrimonial?

El Prelado: Yo te digo lo que he vivido ¡durante treinta años! He estado al lado de San Josemaría que era un amor a Dios y un amor a las personas ¡diario! Se esforzaba por vivir cerca de Dios y participar de su caridad para darla a las demás personas. Hace poco he leído unas palabras de él que son muy bonitas, porque nos decía que la cosa más bonita del amor es el sacrificio.Si de verdad buscamos la manera de ayudar a las personas que están a nuestro alrededor siendo amables, siendo cariñosos, ofreciendo alguna incomodidad, también escogiendo lo peor para nosotros, para que los demás estén más contentos, creamos ese ambiente, de fidelidad, de alegría y de ocuparnos los unos de los otros.

Es necesario que en todos los ambientes nos demos cuenta de que la gente necesita que se les quiera.Y tenemos que darles ese cariño ¿Cómo? También sacrificándonos. También escogiendo las maneras de servir sin que se note.

Que tengas interés por tu marido, por tus hijos y por tus nietos. Que tu marido, tus hijos, tus nietos, también tus nueras o tus yernos, puedan decir: esta no es una mujer cualquiera, es también nuestra madre. Una madre que sabe dar la vida todos los días por su marido, por sus hijos y por sus nietos. Y serás muy feliz porque no pensarás en ti sino en los demás.

Palabras finales del Prelado:

Le doy gracias a Dios por haber coincido con todos vosotros. Y os pido la limosna de vuestra oración para que yo también me convierta, y sea más amable, más cariñoso, más trabajador, más puntual. Os pido por amor de Dios que recéis por el Papa, por la Iglesia, y por esta partecita de la Iglesia que es el Opus Dei ¡Con qué alegría se vino a trabajar a esta Tierra Santa! Con qué alegría vienen, como me dice esta amiga vuestra, a trabajar aquí, en Belén. Y me da mucha alegría que cada vez se vaya extendiendo. No sé si habéis visto que cuando se echa un poco de aceite en un papel se va extendiendo la mancha. Yo os pido por amor de Dios, que el Opus Dei, que tenemos que ser aceite ¡bálsamo de Dios! lo vayamos echando por todos los lugares para que se extienda el trato con muchísimas personas. Y que de verdad queramos a toda la humanidad y que vosotras y vosotros queráis a toda la humanidad. ¡Empezando por querer a la gente de Belén!¡Tenéis que ser mujeres y hombres que queráis a las personas que tratáis!Y que las queráis haciendo oración por ellas y con ellas, y por ellos y con ellos. Viviendo también el espíritu de mortificación. Y procurando ser también personas simpáticas. No seáis personas serias, tristonas, que tienen una cara como si fuera un pescado aburrido.

Al termino de la tertulia impartió la bendición y, entre aplausos, abandonó el auditorio.

sábado, 18 de enero de 2014

Tertulia en Jerusalén con el Prelado del Opus Dei

La tertulia tuvo lugar el sábado, 28 de diciembre, a las 12.00, en el centro de onferencias Adenauer. Tiene capacidad para unas 200 personas sentadas, y casi se llenó. Haré un resumen de la tertulia, con las preguntas que le hicieron. Comenzó diciendo:

"Doy gracias a Dios de poder encontrarme con vosotros. Lo hago también en nombre de un sacerdote, san Josemaría, que amó esta tierra con locura porque por estos Lugares Santos pasó Jesucristo, el Hijo de Dios. Él nos enseñó concretamente a recorrer los distintos caminos del mundo ofreciéndolos a Dios, y al mismo tiempo queriendo mucho a todas las personas. Me imagino que bastantes de vosotros conocéis lo qué es el Opus Dei, y no lo voy a explicar de un modo técnico En el Opus Dei, queremos ser mujeres y hombres que agradan a Dios. Y ¿cómo podemos hacer esto? Procurando acabar bien las tareas de la vida cotidiana. En la familia, en el trabajo, en la amistad, en el descanso. También cuando nos encontramos a solas, cada uno, sabiendo que no estamos nunca solos, porque ese Dios que ha creado el Cielo y la Tierra, que nos ha creado a cada uno de nosotros, a cada una y a cada uno, nunca nos deja. Por eso, aunque tengáis otra fe, sí que os pido, con sinceridad, que habléis con ese Dios Creador. Que le contéis vuestra vida, porque al habernos traído aquí a la tierra no nos ha dejado nunca a solas, y se ocupa, le interesa todo lo que hacemos.

Tenéis que ser mujeres y hombres con mucha alegría, pensando que ese Ser Supremo – que no está lejos, ¿eh?, está muy cerca de nosotros – ese Ser Supremo nos ama con su infinitud, y quiere concretamente contagiarnos su alegría… Sé que algunos de  vosotros no tenéis la fe católica. Sí que os puedo decir que la persona que está llevando la barca de Pedro, la Iglesia, el Papa Francisco, os quiere muchísimo a todos los que estáis en la Tierra Santa. Y que todos los días reza por vosotros y también que está deseando venir aquí para rezar con vosotros, para animaros a que viváis entre la gente de esta tierra una fraternidad que os lleve a ocuparos con generosidad los unos de los otros.

Aquí en Jerusalén y en la Tierra Santa es muy fácil dejar que el corazón se agrande ¡Pedid por todo el mundo! En estos momentos tenemos que pedir por los palestinos, por los hebreos,… y por todos los peregrinos. Para que saquemos de esta tierra ese fruto de que todos somos hermanos, de que todos tenemos que querernos, de que todos tenemos que ayudarnos. No paséis con indiferencia ante las personas que están a vuestro alrededor. Que todos los días penséis: ¿yo qué he hecho por mi familia? ¿Yo qué he hecho por mis amigos? ¿Yo qué he hecho por las personas que he conocido o que he visto por la ciudad?

Y vosotros, ¿queréis preguntar algo?

Pregunta Hani en árabe y luego el mismo lee la pregunta en castellano: 

Querido Padre, primero quería agradecerle su venida a Jerusalén y a Tierra Santa. Es muy bienvenido. Mi nombre es Hani y hace veinte años que entré en contacto con el Opus Dei. En 1994, en la tertulia que tuvo lugar en Belén, como la que tenemos hoy aquí, pude conocer y saludar a Álvaro del Portillo, su predecesor. Aquella tertulia me causó una honda impresión. Don Álvaro falleció un día después de su viaje a Tierra Santa. He estado en contacto con la Obra desde entonces. He estado asistiendo con regularidad a los medios de formación de la Obra en Jerusalén. Me puse muy contento cuando me enteré hace unos pocos meses que don Álvaro sería beatificado en 2014. Padre, la pregunta que deseaba hacerle es sobre la oración ¿Podría por favor aconsejarnos y ayudarnos a profundizar acerca de la importancia y el poder que tiene la oración, también sobre el poder de la intercesión de los santos? Y más en concreto, Padre ¿cómo acudir a personas como don Álvaro que hemos conocido y que son santas para que intercedan por nosotros? Gracias.

Contesta el Prelado: me da mucha alegría la pregunta que me haces. Quería deciros que la oración es hablar con Dios para contarle nuestras cosas. Cada uno con la fe que tiene, pero es importante que tengamos esa conversación. Me imagino que todos vosotros entendéis la grandeza del amor humano. Habéis visto dos personas enamoradas que se hablan, que se miran, y aunque digan palabras que parece que no tienen importancia y que siempre son las mismas palabras. Cuando se dicen: te amo, no es una repetición de las palabras que han dicho en otros momentos sino una renovación de ese enamoramiento que tienen. Pues ese Dios que está en los Cielos quiere que cada uno de nosotros le cuente y le refiera su vida. Le interesa toda nuestra vida, la externa y la interna. Es el mejor amigo y está constantemente pendiente de nosotros para asistirnos en todas las necesidades que tengamos. Por eso, hacer oración es también trabajar bien, hacer oración es también ser serviciales, mujeres y hombres que se ocupan de que la vida en la familia sea amable. Hacer oración es también vivir con las amistades una sinceridad clara, para ayudarles si hay algo que tienen que corregir o para aprender de ellos.

Eso es lo que tenemos que vivir con Dios y eso es hacer oración. Pararnos de cuando en cuando unos minutos para decirle: Señor, te voy a contar lo que llevo dentro…¡Él lo conoce, es el Omnisciente, lo conoce todo! Pero de la misma manera que un padre o una madre escuchan con cariño a sus hijos, y una enamorada escucha a su enamorado, y una hermana escucha a su hermano, y una amiga escucha a su amigo, así pasa con Dios. Porque todo el amor que podemos tener las mujeres o los hombres en la tierra viene de ese Dios que es el amor perfecto. Pues reza, habla mucho de tu vida… Que habléis mucho de vuestra vida con el Señor.

Y después es importante que recurramos a las personas que han sido fieles a Dios porque están en la presencia del Señor, como por ejemplo don Álvaro. Si acudimos a él intercederá por nosotros. Mirad, he visto muchas veces a San Josemaría despidiéndose, o también acompañando a alguna persona que dejaba esta tierra para marcharse al otro mundo. Les decía: ¡no nos separamos nunca! ¡Nos veremos dentro de los años que sean! Pues que sepáis que las personas que se nos han marchado al Cielo ¡no nos han dejado! Nos siguen queriendo como aquí en la tierra…¡Aun más! Y por lo tanto, si acudimos a su intercesión, ellos presentarán al Señor, a la Trinidad, a Dios, presentarán concretamente nuestras peticiones.

Os sugiero, también a los que no sois católicos: acudid a don Álvaro, que pasó por esta tierra con tanto cariño, ¡cómo disfrutó! – ya estaba anciano –, y además el Señor lo llamó a su presencia el mismo día que dejó esta tierra. Pero ¡qué alegría tuvo por estos caminos, rezando por todas las personas – a vosotros también– a los que estáis ahora aquí, a los que vendrán a lo largo de los tiempos. Iba con ese amor de Cristo, llevando a todas las personas, su vida, sus intenciones. Acudid a don Álvaro ¡Es vuestro amigo! ¡Os quiere con toda el alma! ¡Vino aquí para aprender!  Tenemos filmada una película que hicieron cuando iba en el avión y se despidió de la gente, pero no con tristeza sino con alegría diciendo: nos volveremos a ver. Don Álvaro si le tratáis os ayudará a que le veáis y a que conozcáis más a Dios.

Pregunta Nathan primero en hebreo y luego en español, pues es de origen argentino

Mi nombre es Nathan Goldschmidt. Soy arquitecto… Me ocupo del diseño del proyecto de Saxum en Abu Gosh y represento a un grupo de más de veinticinco empresas de arquitectos e ingenieros que desde hace más de dos años están dedicándose a este proyecto con mucha dedicación y con mucho amor. La pregunta es: ¿Cuál es la expectativa de este edificio que tiene que empezarse en los próximos días a construir?

Contesta el Prelado: No te puedes imaginar cuánta gente en el mundo entero está encomendando Sáxum, Nathan, y a todas las personas que estáis trabajando allí. Para que se hagan las cosas bien. Para que sea luego un lugar de encuentro con muchas personas. Cuando estés en Abu Gosh ten el convencimiento de que rezarán por ti, por tu familia, por todas tus intenciones, gente que no te conoce, pero saben que es un lugar de familia, donde se vive el trato con Dios y el trato con muchas personas.

San Josemaría fue un arquitecto en potencia, porque quiso ser arquitecto pero pasó Dios por medio, y cambió sus planes. Pero entendía muy bien los planos. Yo estoy seguro que desde el Cielo está poniendo en tu mente cómo hacer bien esos planos de Saxum, por donde paserán miles y miles y miles de personas. Cuando dentro de dos siglos no estemos nosotros aquí, esa gente estará pidiendo por Nathan y su familia y pidiendo al Señor que te tenga muy cerca de Él. Que Dios te bendiga.

Pregunta Sawa en árabe y luego le traducen al castellano. 

En Tierra Santa vivimos inmersos en una variedad cultural y religiosa muy amplia ¿Nos podría decir cuál es la misión del Opus Dei en esta variedad?

El Prelado: Recordar a todos, aquí y en el mundo entero,¡que somos hermanos, que nos tenemos que querer! Podemos tener caracteres diferentes, podemos tener una fe diferente, pero esto no puede constituir una muralla, algo que nos separe. Tenemos que estar todos los días, constantemente, tendiendo las manos a la gente que está a nuestro alrededor para servir, para ayudar, como hizo – los católicos lo entendemos así – como hizo Jesucristo. Se dirigió a todas las personas: ricos y pobres, ancianos y jóvenes, sanos y enfermos, que no eran personas que seguían a Jesucristo. Y se dirigía a todos. Pues el Opus Dei quiere seguir esos pasos de Jesucristo, y así nos veamos todos hermanos. 

El Opus Dei ha venido aquí a Tierra Santa en primer lugar para aprender. Queremos aprender de todas las virtudes que hay entre los judíos y los árabes. Nos interesan todas las personas. Y queremos decirles a todos que somos hermanos, hermanos en Jesucristo, y queremos tender las manos para que todos se encuentren comprendidos, queridos y ayudados.

Imad pregunta en árabe y luego leen la tradución al castellano.

Mi nombre es ImadYounis, soy de Nazaret,mi mujer se llama Reem. Soy padre de tres hijos: Dima, Joud y Nada, la pequeña. Aquí la mayoría de las personas cristianas lo son por tradición, aunque están muy orgullosas de serlo. En muchas familias de Israel, Palestina, Jordania, Siria, Egipto, Iraq y del resto de los países del Medio Oriente se basa la formación de los hijos en el miedo. Les hacen mirar el mundo y afrontarlo desde el punto de vista del miedo. Por supuesto hay muchas razones humanas para que se dé este fenómeno. Por ejemplo, en Israel los cristianos son la minoría de una minoría, aunque también en los otros países afrontan otras muchas dificultades. Padre, en su opinión ¿cómo podemos cambiar esta cultura del miedo que ha penetrado poco a poco en el Oriente desde hace cientos de años y sustituirla por una cultura del amor? Pienso que su respuesta será que recemos y que estemos cerca de Jesucristo y yo estoy de acuerdo con usted en que así deberíamos hacer. Pero ¿cómo podemos dirigirnos a una sociedad que tiene miedo, que es materialista, que está dividida y rodeada por un lenguaje de violencia, de manera que podamos hacer que se convenzan y acepten una forma de vida para que ellos, que no tratan a Dios, quizás les parezca extraña e irracional? Y ¿cómo decir a los padres: tenéis miedo a que vuestros hijos crezcan aprendiendo a amar, a querer a los judíos, a los musulmanes, a todos? Padre, ¿que nos sugiere?

Contesta el Prelado: os sugiero varias cosas. En primer lugar, hombres del Medio Oriente, mujeres del Medio Oriente: que aprendáis a querer. Que todos los días deseéis amar más a vuestros vecinos, a las personas que tratáis, a las personas que conocéis. No se puede cambiar una situación en dos horas, en veinticuatro horas, ¡pero empezad en vuestras casad mismas, dando confianza a vuestros hijos! ¡Haciéndoles conocer que estáis orgullosos de ser sus padres! ¡Que queréis interesaros por todo lo que les preocupa a ellos! ¡Que les deis capacidad de que expongan lo que tienen en la cabeza, los problemas! Que empecéis por vuestros hogares propios, creando un ambiente de confianza. Si vivimos después con los vecinos, con los amigos, con los colegas, con las personas que están al lado de nosotros, este ambiente de confianza, de vivir pendientes de los demás, iremos poco a poco abandonando el miedo, abandonando esa especia de obstáculo que nos impide comprender a los demás.


Empezad por las familias vuestras. Comprended a vuestros hijos, comprended a vuestra mujer, comprended a vuestro marido. Y si os ejercitáis en esa comprensión luego llevaréis esa labor a las personas que tratéis. No penséis que vamos a hacerlo inmediatamente, hay que ir poco a poco. Empezad por vuestras familias ¡Que sean hogares de paz, donde de verdad los hijos vayan a hablar con mamá y con papá, con plena confianza! ¡Que el marido y la mujer hablen con plena confianza! Y eso influye en vuestros amigos, influye en las personas que tratéis. Y así poco a poco iremos creando ese ambiente de confianza, de caridad, que es lo importante, no solamente en un círculo pequeñito, sino que lo iremos extendiendo. Sed hombres y mujeres de paz. Sed hombres y mujeres de servicio. Y así iréis quitando en el ambiente que pueda haber de miedo y de prevención de algunas personas.

Terminó con estas palabras: 

Me dice don Joaquín que hemos pasado el tiempo. Que Dios os bendiga. Os pido, si queréis, que de pie, cada uno en su fe, recemos por todas las autoridades de Israel, de Palestina, por las autoridades eclesiásticas, por las autoridades universitarias y por las autoridades civiles. Yo voy a rezar en alto, vosotros haced lo que queráis, rezando por todo el pueblo y por todas las autoridades de esta tierra maravillosa, que es la Tierra Santa.

Después dio la bendición con el Niño Jesús en silencio.

sábado, 11 de enero de 2014

Visita del Prelado a Saxum

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El Prelado del Opus Dei, Mons. Javier Echevarría, viajó a Tierra Santa del 27 al 30 de diciembre. En las próximas entradas escribiré acerca de las tertulias generales que hemos tenido en Jerusalén y Belén esos días. Aquí recogeré su visita al terreno de la futura casa de retiros de la Obra en Tierra Santa, que lleva el nombre de Saxum. Se denomina así en honor al venerable siervo de Dios Álvaro del Portillo que, peregrinó a Tierra Santa y se fue al cielo la misma noche de su regreso a Roma. Será beatificado este año. Saxum es una palabra latina que significa "roca". San Josemaría llamaba así a D. Álvaro del Portillo, pues decía que se podía apoyar en él como en una roca.

En la visita de Mons. Javier Echevarría al terreno tuvo lugar una bendición del terreno, y de esta cerámica con el nombre Saxum que aparece en la foto y que, cuando ya esté construida la casa, podrá servir de recuerdo como si se tratara de la primera piedra.

En la carta que el Prelado nos escribió a su regreso a Roma, nos decía sobre este proyecto:

Saxum! Dejo correr la imaginación, considerando la inmensa labor que pondremos en marcha con repercusiones fantásticas en todo el mundo. Como he comentado esta mañana, cuando nos hemos reunido con los que allí trabajan, he contemplado con el pensamiento el gran hormigueo de personas de todos los países, de innumerables lenguas que acudirán para llenarse del "gaudium cum pace" que nos ha traído el Señor. Decidles también a ellos que trabajemos con responsabilidad y, bien unidos, porque de todos los esfuerzos que hagamos se beneficiarán, siempre más personas de los cinco continentes.
Os recuerda y bendice, vuestro Padre
+ Javier
carta del padre saxum