domingo, 25 de mayo de 2014

El Papa Francisco en Belén


El Papa frente a más de 50 mil personas
La Misa del Papa Francisco en Belén ha sido memorable. Muy bonita. Me ha parecido mejor la organización que en la que Misa que tuvimos en el mismo lugar con el Papa Benedicto XVI. Había menos acumulación de gente a la entrada, y todo ha resultado más agil. La verdad es que se había trasmitido un cierto miedo de que pudiera llegar a haber demasiada gente. Por eso, por ejemplo, de Nazaret solo se habían previsto tres autobuses. Y, al final, se han visto algunos sitios libres en la plaza. Aunque en general se veía llena.

El ambiente era impresionante: festivo y de mucha alegría. Desde la plaza, mientras esperábamos la llegada del Papa, seguíamos por las pantallas gigantes su llegada a Belén, y su recibimiento por el presidente de la autoridad Palestina Abu Mazen. 

En la Misa, junto al Papa, había cuatro diáconos del seminario de Bet Jalla: uno de ellos de Ramallah, gran amigo mio, que se llama Bashar, y se ordena sacerdote dentro de un mes. Este año se ordenan 5 sacerdotes del Patriarcado latino.

Durante toda la espera habia música que la gente acompañaba, moviendo al compás cientos de banderas. Cuando el Papa ha entrado en el recinto ha sido el culmen. El Papamovil ha dado una vuelta por la plaza -que ya de si no es muy grande- y todos los asistentes han podido verle muy de cerca. 

Poco después, las banderas y los gritos se han detenido, porque se ha dado el aviso de que comenzaria en breves minutos la ceremonia. La gente ha seguido la Santa Misa con recogimiento y mucha piedad. El coro ha ayudado mucho, pues habían preparado muy bien las canciones. Especialmente bonito ha sido el Padrenuestro, que el coro ha cantado en arameo.

En la homilia el Papa ha agradecido a los "bravos franciscanos" la labor que realizan en Tierra Santa. Los religiosos franciscanos que tenía alrededor estaban entusiamados y muy agradecidos por el detalle de cariño que, con estas palabras, el Papa había tenido con ellos, y con la realización de su misión de custodiar los lugares Santos.

Ha hablado mucho el Papa de la familia y especialmente de los niños. "El Niño Jesús, nacido en Belén, es el signo que Dios dio a los que esperaban la salvación, y permanece para siempre como signo de la ternura de Dios y de su presencia en el mundo. «Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño...». También hoy los niños son un signo. Signo de esperanza, signo de vida, pero también signo "diagnóstico" para entender el estado de salud de una familia, de una sociedad, de todo el mundo. Cuando los niños son recibidos, amados, custodiados, tutelados, la familia está sana, la sociedad mejora, el mundo es más humano.

"El Niño de Belén es frágil, como todos los recién nacidos. No sabe hablar y, sin embargo, es la Palabra que se ha hecho carne, que ha venido a cambiar el corazón y la vida de los hombres. Este Niño, como todo niño, es débil y necesita ayuda y protección. También hoy los niños necesitan ser acogidos y defendidos desde el seno materno".

"En nuestro mundo, que ha desarrollado las tecnologías más sofisticadas, hay todavía por desgracia tantos niños en condiciones deshumanas, que viven al margen de la sociedad, en las periferias de las grandes ciudades o en las zonas rurales. Todavía hoy muchos niños son explotados, maltratados, esclavizados, objeto de violencia y de tráfico ilícito. Demasiados niños son hoy prófugos, refugiados, a veces ahogados en los mares, especialmente en las aguas del Mediterráneo. De todo esto nos avergonzamos hoy delante de Dios, el Dios que se ha hecho Niño".

"Y nos preguntamos: ¿Quién somos nosotros ante Jesús Niño? ¿Quién somos ante los niños de hoy? ¿Somos como María y José, que reciben a Jesús y lo cuidan con amor materno y paterno? ¿O somos como Herodes, que desea eliminarlo? ¿Somos como los pastores, que corren, se arrodillan para adorarlo y le ofrecen sus humildes dones? ¿O somos más bien indiferentes? ¿Somos tal vez retóricos y pietistas, personas que se aprovechan de las imágenes de los niños pobres con fines lucrativos? ¿Somos capaces de estar a su lado, de "perder tiempo" con ellos? ¿Sabemos escucharlos, custodiarlos, rezar por ellos y con ellos? ¿O los descuidamos, para ocuparnos de nuestras cosas?"

Al final de la Misa el Papa ha querido decir unas palabras pidiendo por la paz. Me ha parecido especialmente emotivo, cómo se ofrecía y prestaba su casa para que los líderes árabe y hebreo rezaran por la paz en Tierra Santa. Después he podido saber por los medios de comunicación que los líderes, Abu Mazen y Simon Peres, han aceptado esta invitación del Santo Padre.

Cuando salía de revestirse el Santo Padre he podido verle muy de cerca, como a dos metros. En ese momento se subía al Papamovil para dirigirse a la gruta de Belén, el lugar del Nacimiento. Ha estado muy cariñoso y saludando a mucha gente que se arremolinaba a los lados del Papamovil.

Mañana, si Dios quiere, podré estar en la reunión con sacerdotes y seminaristas en Getsemaní, y espero contarlo.

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