“Somos un grupo muy pequeño de amigos con poca conexión. Hicimos lo que pudimos en nuestra pequeña capacidad para recaudar fondos para Saxum. Estoy segura de que don Álvaro nos ha ayudado desde el principio.
Cuando lo escuche por primera vez sobre el proyecto de Saxum (¡Vi un post de Facebook!), nos emocionamos y decidimos ver cómo podemos ayudar desde aquí.
Durante un retiro antes de Navidad, intentamos vender algunas tarjetas de Navidad de una caja que había sobrado el año anterior. Sólo habían 10 tarjetas, pero aún así decidimos seguir adelante y las vendimos por el equivalente a 4 USD. Imprimimos la información sobre el proyecto de Saxum que encontramos en la web, y después del retiro pusimos un vídeo y anunciamos que estábamos vendiendo tarjetas de Navidad. Esperábamos recaudar 40 dólares ese día, pero cuando fuimos a revisar la caja, encontramos mucho más. Una mujer compró una de las tarjetas y donó 140 dólares pues dijo que era para un proyecto precioso.
Durante las vacaciones de Navidad, se nos ocurrió hacer rosarios para Saxum como proyecto familiar. A cada miembro de la familia se le asignó una tarea- poner las cuentas a través de la aguja, montarlos, poner el crucifijo, control de calidad y embalaje. Por supuesto, ¡para los chicos ayudar en el trabajo con los cuentas no era lo más emocionante! Pero aún así hicieron su parte (¡preferían cortar las cadenas!). ¡En enero ya habíamos hecho unos 50 rosarios en muchas combinaciones de colores diferentes! Estos los vendemos por 8 dólares.
Empezamos también a vender los libros de San Josemaría (Camino, Surco y Forja) y otros libros de lectura espiritual junto con los rosarios.
En marzo, Katya, sugirió unirnos a un bazar en su comunidad para recaudar fondos para Saxum. Así que reservamos una mesa, pedimos a nuestros amigos que donaran cosas que tenían en casa que no necesitaban y así surgió el Baratillo de Saxum. Como donaciones recibimos ropa, bolsos, libros infantiles, juguetes, artículos de decoración del hogar (¡Alguien nos dio una fuente! La persona que quería comprarla incluso pidió una demostración para asegurarse de que funcionaba, así que tuvimos que salir a buscar agua y enchufarla para demostrar que lo hacía) e ¡incluso una guitarra rosa!
Paulina, hija de Katya, fue muy hábil al vender y negociar el mejor precio. Llamamos a nuestra zona la Mesa Saxum. Al final del día, estábamos todos muy cansados pero muy contentos por haber recaudado más de lo que esperábamos”.
Queremos darles las gracias por su colaboración con este proyecto. Esto es una muestra de cómo miles de personas, de todos los rincones del mundo, están poniendo sus ladrillos en Saxum, y con su ayuda y con la tuya, podemos hacer este sueño realidad. ¡Gracias!"
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