El sábado 19 de marzo, solemnidad de San José, patrono del Opus Dei, fueron con don Álvaro por la mañana a Belén. Ya en el coche comenzaron el día leyendo los textos evangélicos sobre el Nacimiento del Señor. Llegaron al “Campo de los pastores”, donde continuaron su oración y al terminar visitaron las grutas y salieron para la Basílica de la Natividad, donde don Álvaro concelebró en uno de los altares de la gruta.
Durante la homilia, don Álvaro comentó: "Hijos, vale la pena decir al Señor que sí. Vale la pena comportarnos como san José, que en cuanto recibía una indicación de Dios, por medio de un ángel, en sueños, o como fuera, inmediatamente la ponía en práctica sin dudar, aunque supusiese un desgarrón en su vida. Nosotros somos cristianos y hemos de procurar imitar esos modelos maravillosos. Ella era la Madre de Jesús, y San José le hizo de padre. Le enseñó a andar, a moverse, a manejarse, y después le enseñó el oficio. Nuestro Señor Jesucristo querría a san José con un amor entrañable, como un hijo bueno a su padre, a su padre bueno".
Había mucha gente en aquel estrecho lugar. Después de la Misa don Álvaro se arrodilló para besar la estrella que señala el lugar del Nacimiento de Jesucristo. Volvieron a Jerusalén, pasando por el Muro de las lamentaciones. A las 6 de la tarde, en Jerusalem, el beato visitó al Patriarca Sabbah.
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