El viernes 18 de marzo, volvieron al Santo Sepulcro para hacer un buen rato de oración y celebrar la Misa en el altar de la Magdalena. De nuevo don Álvaro se arrodilló ante el sepulcro del Señor y en el lugar de la Crucifixión; y visitó detenidamente la Basílica.
A propósito de la misa en el Santo Sepulcro, Mons. Echevarría recuerda: Comentó después que le había venido a la cabeza durante la Misa algo que decía San Josemaría, a propósito de que María Magdalena lloraba porque no sabía estar sin su Jesús. Él decía: “Nosotros, sin Dios, no estamos bien”. Recordó esa frase incisiva y añadió que comprendía perfectamente el amor de la Magdalena que sin su Jesús no podía estar bien, tenía que estar desconsolada.
Después fueron a visitar el Dominus flevit. Allí se le acercó un muchacho joven, español, de Valencia, que le pidió a don Álvaro su bendición y le dijo que le gustaría hacerse una foto con él, porque tenía un hermano del Opus Dei y le alegraría mucho tener ese recuerdo. Enseguida se prestó a la foto, habló con el muchacho y le dio su bendición.
En el coche, y rezando el Rosario, recorrieron el Monte de los Olivos. Por la tarde fueron más detenidamente al Huerto de los Olivos e hicieron media hora de oración en la Basílica de la Agonía, ante la piedra por la que don Álvaro, después de besarla, quiso pasar su cruz y su rosario. Don Alberto enseñó a don Álvaro una tumba del tiempo de Jesucristo muy restaurada y que da una idea de cómo sería el sepulcro de Jesús.
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