Hoy sábado, a las 7.30 de la mañana, he celebrado la Pascua de Resurrección en el Santo Sepulcro. La ceremonia del fuego ha tenido lugar en la entrada -en la parte de dentro- de la Basílica. Después en procesión nos hemos dirigido al lugar de la tumba. Ahí estaba dispuesto el altar - como se puede ver en la fotografía- y los sacerdotes nos pusimos en bancos que había rodeando la parte central de la estructura que rodea la Tumba del Señor. Especialmente emocionante ha sido el pregón pascual -como siempre- y de manera particular el gloria. Para introducirlo el órgano ha emitido un sonido ensordecedor, para luego introducir las notas primeras de la canción. Era fácil imaginar en ese mismo sitio al Señor Resucitando con su cuerpo ya glorificado en ese mismo sitio. La ceremonia ha sido larga, con todas las lecturas y los salmos cantados, pero muy bonita. Ayudaba mucho la liturgia, muy bien cuidada por los franciscanos y los sacerdotes del Patriarcado. También en la Consagración he pensado que en ese momento, sobre el altar, aparecía Jesucristo Resucitado, que -desde ese instante- estaba con nosotros con su Cuerpo glorioso, como en aquel día.
Un poco de historia. La aedicula donde se encuentra el sepulcro tiene 8 m de largo por 6 de ancho y otros 6 de altura. La principal conclusión de las investigaciones arqueológicas ha consistido en demostrar que el actual lugar de la Tumba del Señor, aunque data de principios del siglo XIX (1809 y 1810) es sólo la primera capa y, a medida que se profundiza, va dejando lugar a otras. Decía Martin Biddle, catedrático de Arqueología Medieval de la Universidad de Oxford y director del equipo internacional de investigadores: "Eso es, en efecto, lo que hemos podido comprobar: que en el interior del edículo hay otras estructuras antiguas, otras capas de cebolla de los siglos XVI, XII, XI, IV que han ido cubriendo la roca original, cuyos restos de uno o dos metros de altura, no intactos obviamente, permanecen en el corazón de dicho templete". El sepulcro tiene dos estancias. La primera se llama Capilla del ángel. El relicario de mármol en forma de columna que hay en el medio de la antesala contiene un fragmento de la piedra del ángel, llamada así por haberse sentado sobre ella la mañana de Pascua. Es un trozo de lo que quedó de la tumba después de su profanación en el año 1009. En la segunda estancia, donde está la Tumba, arden 44 lámparas de plata día y noche sobre la losa del sepulcro, y todas tienen su intención particular. Una de ellas lo hace por el Rey de España. La losa de mármol que hay allí es del antiguo templo de Adriano, año 130, y protege desde hace siglos la piedra original del Sepulcro.
Termino con unas palabras que el Papa Juan Pablo II dijo en la homilía que predicó allí en el año 2000: "La tumba está vacía. Es un testigo silencioso del acontecimiento central de la historia humana: la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Durante casi dos mil años la tumba vacía ha dado testimonio de la victoria de la Vida sobre la muerte”.
3 comentarios:
Muy interesante todo.
¡Cuánto aprendo yo con este blog!
algún día espero poder pasar los días santos en Jerusalem.
Felices Pascuas!
Gracias d. Santiago por tomar tiempo en estas fechas y tantas celebraciónes de compartir sus viviencias en los lugares donde Jesús dio su vida por nosotros.
Gracias de todo corazón.
Helene
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