El Papa ha entrado en la Basílica del Santo Sepulcro para rezar en esos lugares tan santos. Primero ha besado la roca de la unción. Es muy venerada sobre todo por los ortodoxos. Después se ha dirigido al lugar de la tumba. Había una cámara dentro. Se ha visto cómo el Santo Padre entraba y de rodillas apoyado en la tumba rezaba a solas con mucha intensidad. ¡Que lugar más emocionante! Ahí el Señor resucitó de entre los muertos. Con que fe habrá pedido el Papa por la Iglesia, por los sacerdotes, por el pueblo fiel, por los que no son tan fieles, por los que no creen, por la paz en el mundo, por la paz en esta Tierra Santa… El Papa después ha dicho unas palabras con las que ha pedido un futuro de justicia, paz y prosperidad. "Aquí murió y resucitó para no morir más. Aquí la historia de la humanidad cambió definitivamente. El largo dominio del pecado y de la muerte fue destruido por el triunfo de la obediencia y de la vida. Aquí Cristo nos ha enseñado que el mal no tiene la última palabra, que el amor es más fuerte que la muerte, que nuestro futuro y el de la humanidad está en las manos de un Dios previsor y fiel. La tumba vacía nos habla de esperanza, la esperanza que no defrauda porque es don del Espíritu de la vida. Este es el mensaje que os dejo hoy, al final de mi peregrinación en Tierra Santa. Qué la esperanza se eleve siempre, por gracia de Dios, en el corazón de todos los que viven en estas tierra". Después se ha dirigido al Calvario. Ahí de rodillas, apoyado en el altar debajo del cual está el agujero de la Cruz, ha rezado intensamente. A continuación se ha dirigido a la iglesia armena. Tenemos bastantes armenos, tanto católicos como ortodoxos que frecuentan nuestro centro, y también niños armenos que son socios del club. Cuando hablé con ellos la semana pasada, todos me decían que esperaban con ansia este momento en el que podrían ver al Papa en su iglesia. Ahí el Papa ha hablado con mucha fuerza de la unidad de los cristianos, llegando a decir que la división de los seguidores de Cristo “es una vergüenza”. Recientemente hubo una pelea en el Santo Sepulcro entre armenos y griegos ortodoxos.
Después de comer hemos visto por la televisión la ceremonia de despedida en el aeropuerto de Ben Gurión. Las palabras del Presidente de Israel han sido -a mi modo de ver- muy sinceras y llenas de agradecimiento por lo que la visita del Papa ha significado y los bienes que traerá. Las palabras del Papa muy valientes. Lo primero que ha dicho es que ha venido a visitar este país como amigo de los israelíes y como amigo del pueblo palestino. El Papa también ha querido volver a condenar el Holocausto. Después ha hecho de nuevo un llamamiento a que los estados de Israel y Palestina, con fronteras reconocidas, puedan convivir en paz. “¡No más derramamiento de sangre! ¡No más conflicto! ¡No más terrorismo! ¡No más guerra! Rompamos el círculo vicioso de la violencia. Que pueda establecerse una paz duradera basada en la justicia, que haya una verdadera reconciliación y curación. Que sea universalmente reconocido que el Estado de Israel tiene derecho a existir y a gozar de paz y seguridad en el interior de sus fronteras internacionalmente reconocidas. Que sea igualmente reconocido que el pueblo palestino tiene el derecho a una patria independiente, soberana, a vivir con dignidad y viajar libremente". Y finalmente ha pedido con claridad y fuerza: "Dejad que la solución de dos Estados se convierta en una realidad y no siga siendo un sueño". Esto lo estaba diciendo frente al primer ministro, Benjamín Netanyahu, que –como es bien sabido- rechaza esa fórmula. El Santo Padre al abrir su discurso habló de las fuertes impresiones que le ha dejado esta peregrinación a Tierra Santa, en la que pudo constatar -en sus reuniones con las autoridades civiles, tanto en Israel como en los territorios Palestinos-, los grandes esfuerzos que ambos gobiernos realizan para asegurar el bienestar de las personas. Y sin embargo, Benedicto XVI concluyó su discurso con lo que calificó la más triste de las visiones: el muro. “Una de las visiones más tristes para mí durante mi visita a estas tierras ha sido el muro. Mientras lo costeaba, he rezado por un futuro en el que los pueblos de la Tierra Santa puedan vivir juntos en paz y armonía sin necesidad de semejantes instrumentos de seguridad y separación, sino respetándose y confiando el uno en el otro, en la renuncia de toda forma de violencia y de agresión”.
El Papa se dirigió al avión y se despidió de todos desde arriba de la escalerilla. En el vuelo hizo un resumen de sus impresiones del viaje a los periodistas. Dijo que había visto una gran voluntad de paz. También había constatado las grandes dificultades existentes para conseguirla. Aseguró su esperanza de que finalmente se consiga, y sus oraciones y las de todos los católicos del mundo por esta intención.
Aquí termina el relato de estos días tan emocionantes y tan intensos. La semana que viene contaré algunas anécdotas que hemos ido recordando estos días y no me ha dado tiempo a escribir. Sólo me queda agradeceros lo que habéis rezado por el viaje del Papa estos días, y animaros a que sigais pidiendo por el Papa y por sus intenciones. Seguro que podéis decir conmigo al término de estas jornadas:
Después de comer hemos visto por la televisión la ceremonia de despedida en el aeropuerto de Ben Gurión. Las palabras del Presidente de Israel han sido -a mi modo de ver- muy sinceras y llenas de agradecimiento por lo que la visita del Papa ha significado y los bienes que traerá. Las palabras del Papa muy valientes. Lo primero que ha dicho es que ha venido a visitar este país como amigo de los israelíes y como amigo del pueblo palestino. El Papa también ha querido volver a condenar el Holocausto. Después ha hecho de nuevo un llamamiento a que los estados de Israel y Palestina, con fronteras reconocidas, puedan convivir en paz. “¡No más derramamiento de sangre! ¡No más conflicto! ¡No más terrorismo! ¡No más guerra! Rompamos el círculo vicioso de la violencia. Que pueda establecerse una paz duradera basada en la justicia, que haya una verdadera reconciliación y curación. Que sea universalmente reconocido que el Estado de Israel tiene derecho a existir y a gozar de paz y seguridad en el interior de sus fronteras internacionalmente reconocidas. Que sea igualmente reconocido que el pueblo palestino tiene el derecho a una patria independiente, soberana, a vivir con dignidad y viajar libremente". Y finalmente ha pedido con claridad y fuerza: "Dejad que la solución de dos Estados se convierta en una realidad y no siga siendo un sueño". Esto lo estaba diciendo frente al primer ministro, Benjamín Netanyahu, que –como es bien sabido- rechaza esa fórmula. El Santo Padre al abrir su discurso habló de las fuertes impresiones que le ha dejado esta peregrinación a Tierra Santa, en la que pudo constatar -en sus reuniones con las autoridades civiles, tanto en Israel como en los territorios Palestinos-, los grandes esfuerzos que ambos gobiernos realizan para asegurar el bienestar de las personas. Y sin embargo, Benedicto XVI concluyó su discurso con lo que calificó la más triste de las visiones: el muro. “Una de las visiones más tristes para mí durante mi visita a estas tierras ha sido el muro. Mientras lo costeaba, he rezado por un futuro en el que los pueblos de la Tierra Santa puedan vivir juntos en paz y armonía sin necesidad de semejantes instrumentos de seguridad y separación, sino respetándose y confiando el uno en el otro, en la renuncia de toda forma de violencia y de agresión”.
El Papa se dirigió al avión y se despidió de todos desde arriba de la escalerilla. En el vuelo hizo un resumen de sus impresiones del viaje a los periodistas. Dijo que había visto una gran voluntad de paz. También había constatado las grandes dificultades existentes para conseguirla. Aseguró su esperanza de que finalmente se consiga, y sus oraciones y las de todos los católicos del mundo por esta intención.
Aquí termina el relato de estos días tan emocionantes y tan intensos. La semana que viene contaré algunas anécdotas que hemos ido recordando estos días y no me ha dado tiempo a escribir. Sólo me queda agradeceros lo que habéis rezado por el viaje del Papa estos días, y animaros a que sigais pidiendo por el Papa y por sus intenciones. Seguro que podéis decir conmigo al término de estas jornadas:
-Muchas gracias Santo Padre por estos días inolvidables.
4 comentarios:
muchisimas gracias por contarnos todo tan bien
Gracias por sus entradas sobre esta peregrinación tan especial del Papa a Tierra Santa.
Le animo a seguir adelante con su blog porque creo que todos los católicos, debemos sentir cerca la Tierra de Jesús y a los cristianos que allí perseveran a pesar de tantas pruebas.
Un abrazo en Jesús.
Balbi.
Muchas gracias por la información.
Am Israel Jai!!!
Nicolau.
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