La municipalidad de Belén, en Tierra Santa, decidió reducir las celebraciones de Navidad este año por la violencia que vive la región, donde han muerto más de un centenar de palestinos y una veintena de israelíes en los últimos dos meses en ataques palestinos y enfrentamientos con el Ejército israelí.
A petición de las autoridades de Ramala, la Alcaldía que encabeza Vera Baboun decidió hacer más discretas las ceremonias, confirmaron hoy a Efe fuentes oficiales palestinas.
Este año, se evitarán los conciertos al aire libre y las tradicionales marchas con música de bandas de los boy-scouts, y se cancelará la comida que tradicionalmente sigue al encendido de la iluminación del árbol de Navidad, que tendrá lugar el próximo fin de semana en la Plaza del Pesebre, frente a la Iglesia de la Natividad, construida sobre la gruta en la que nació Jesús, según la tradición cristiana.
También habrá menos decoración pública y se sustituirán los fuegos artificiales que marcaban cada año el inicio de las celebraciones por el repicar unido de todas las campanas de las iglesias de la ciudad el próximo sábado a partir de las 19.30 hora local (17.30 GMT), en un gesto de apoyo a la paz.
Belén ha invitado a iglesias de todo el mundo a unirse a este acto simbólico.
"Considerando el ambiente general que prevalece por el momento en Tierra Santa, la Municipalidad de Belén ha decidido mantener el calendario de eventos, pero con algunos cambios", señaló el Patriarcado Latino de Jerusalén en un comunicado.
"Las principales celebraciones son religiosas y en ese sentido todo se mantendrá igual, especialmente las del día 24. La Navidad es una celebración nacional pero, al mismo tiempo, estamos viviendo una situación especial y tenemos que mostrar compasión con los que mueren cada día, por lo que este año celebraremos más calladamente, como muestra de solidaridad", dijo hoy a Efe el padre Yamal Khader, rector del Seminario del Patriarcado Latino en Belén.
"Es importante encontrar un equilibrio. No vamos a cancelar las celebraciones, pero tampoco podemos decorar las calles como otros años, lo que sería una falta de sensibilidad hacia los demás", añadió el religioso, que recordó que las Navidades son "un signo de esperanza y de una nueva vida, que hace sentirse más cerca de los que sufren".
Por su parte, un representante de la Iglesia Luterana en Belén, señaló a Efe que "entiende la decisión", y explicó que "habrá menos música en público", algo que no tiene excesiva importancia porque "la Navidad es sobre todo una celebración del nacimiento de Jesús y un mensaje de paz
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