En la mañana del martes 15 de marzo, don Álvaro y sus acompañantes salieron en coche hacia Haifa. Allí visitaron el Monte Carmelo y rezaron en el Santuario “Stella Maris” y en la gruta de San Elías. Al terminar, fueron hacia Nazareth.
Por la tarde, después de comer, visitaron la iglesia y la gruta donde se dice que vivió San José. También vistaron la “fuente de la Virgen” donde, según la tradición, la Virgen iba a buscar agua. Finalmente, asistieron a la Basílica de la Anunciación, donde además de hacer un rato de oración y celebraron la Misa en el altar de la gruta. Allí se conserva el lugar donde el Arcángel Gabriel visitó a la Virgen María. Don Álvaro hizo la homilía, conmovido, recordando el “Hic Verbum caro factum est”, que a su vez está inscrito en el altar de la gruta.
Entre algunas cosas que dijo durante la Homilía, comentó: “En esta gruta, ahí abajo, donde está marcada la señal, el Verbo se hizo carne. El Dios todopoderoso, infinitamente grande, toma carne humana. ¿Dónde? En un hogar lleno de pobreza. ¿Y en dónde nació también? En otra gruta, que ahora, con el paso de los años, está muchos metros debajo de la tierra. Ahí ha estado el Señor. Ahí nació el Señor. ¿Para qué? Para darnos a nosotros la vida. Él se hizo mortal, viviendo de esa manera —y después, muriendo como murió—, para que nosotros pudiésemos vivir”.
Desde que comenzó este viaje por Tierra Santa, don Álvaro quiso que leyeran en voz alta los textos del Evangelio relacionados con los diversos Santos Lugares y así hicimos. Todas estas visitas fueron precedidas o acompañadas de esta lectura y meditación del Santo Evangelio.
Después de la cena, al planear el día siguiente, Don Álvaro dejó entrever que le gustaría rezar en una barca en el mar de Tiberíades, y decía: “si hace falta, yo a mis 80 años también remaré”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario