El 14 de marzo de 1994, el beato Álvaro del Portillo, el más estrecho colaborador de San Josemaría y su primer sucesor, comienza una peregrinación de siete días a Tierra Santa.
Durante el trayecto hasta Tel Aviv, rezaba y conversaba con el copiloto y sus acompañantes, expresando la gran alegría que le daba esta ocasión de visitar los Santos Lugares y de estar con sus hijas e hijos que habían ido a trabajar a aquella tierra en circunstancias no fáciles.
Según cuenta el actual Prelado del Opus Dei, Mons. Javier Echevarría, esa misma tarde en el avión cuando divisaron la costa de Israel, don Álvaro, siguiendo el ejemplo de san Josemária, dijo contento: “Vamos a rezar las tres Avemarías por la Tierra Santa”. A su vez, dijo una jaculatoria encomendando a todas las personas con quienes se encontraría en las andanzas por aquella tierra de Cristo: “Sancta Maria Terrae Sanctae, ora pro nobis!“.
Al llegar al aeropuerto de Tel Aviv, a las 20,30 hora local, les esperaban el Vicario de la Prelatura en Jerusalén, don Alberto Steinvort, y otras personas del Opus Dei, entre ellas un matrimonio uruguayo, Aníbal Díaz y Laura. Él era Embajador de Uruguay en Israel. Estaban felices de tener a don Álvaro con ellos esos días.
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