miércoles, 30 de diciembre de 2015

Felicitación navideña entre las iglesias cristianas de Tierra Santa


En estos días que siguen a la Navidad, entre el 26 y el 27 de diciembre, como ya es tradicional, los representantes de las distintas Iglesias cristianas de Jerusalén, sobre todo aquellas que colaboran según las normas del Status Quo, se han reunido para felicitarse mutua y fraternalmente con motivo de las fiestas navideñas en un clima sincero de simpatía y apertura.

Los primeros en ser recibidos en la Curia custodial, en el convento de San Salvador, durante la mañana del 26 de diciembre, han sido los religiosos griegos ortodoxos a los que han seguido, en la jornada del 27 de diciembre, los armenios, etíopes, coptos y siríacos. Sin embargo, han sido los franciscanos quienes, a media mañana del día 27 de diciembre, se han acercado para visitar a la comunidad melquita para el tradicional intercambio de felicitaciones navideñas.


Los huéspedes han sido recibidos en el Diván del convento por el custodio, fray Pierbattista Pizzaballa, por el vicario custodial, fray Artemio Vítores, y por el secretario, fray Silvio de la Fuente, junto a gran parte de la comunidad de frailes. Estaba también presente un grupo de jóvenes frailes, estudiantes del Studium Biblicum Franciscanum, que ha alegrado las visitas con algunas melodías interpretadas con guitarras e instrumentos de percusión.

Estos encuentros se rigen por un ceremonial ya consolidado que se repite con regularidad en las distintas visitas: en primer lugar, el jefe de la delegación acogida dirige su saludo al custodio y a toda la comunidad de frailes, da las gracias por la invitación recibida y expresa su felicitación por la Navidad, deseando lo mejor para el futuro y subrayando los vínculos de amistad que les unen con los franciscanos; el custodio, a su vez, responde de igual modo y con contenidos similares. A continuación se sirven licores y dulces navideños mientras que las conversaciones entre los presentes adquieren un tono más informal, hasta que la visita llega a su término y los huéspedes se retiran con un cordial saludo. Tras la Epifanía, cuando las Iglesias orientales celebren la Navidad, será el custodio y la comunidad franciscana la que se ponga en movimiento para cumplimentar con sus felicitaciones.

Finalmente, a última hora de la tarde del 27 de diciembre, se ha celebrado el tradicional encuentro en la Custodia para el intercambio de felicitaciones, de una manera mucho menos formal respecto del resto de los encuentros, con las demás comunidades cristianas, con el Patriarca latino de Jerusalén, y posteriormente con el Nuncio Apostólico, con los que el custodio se ha detenido brevemente a hablar sobre el desarrollo de las celebraciones navideñas de los últimos días que se han realizado, como de costumbre, en medio de un complejo aparato litúrgico, organizativo y de seguridad.

Caterina Foppa Pedretti

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Navidad en Belén. Todo empezó aquí

«Toda la historia empezó aquí, en Belén, con el nacimiento de Jesús». Un joven peregrino está en éxtasis: «¡Es grandioso!». En este 24 de diciembre, en la plaza del Pesebre, una variopinta muchedumbre se ha reunido delante de la basílica de la Natividad. Hay grupos de peregrinos, familias de Belén, niños disfrazados de Papá Noel. Los velos de algunas mujeres musulmanas se mezclan con los de las religiosas y con los gorros rojos con pompones blancos. Peregrinos de todo el mundo intentan abrirse paso para ver de cerca el cortejo de los exploradores. En este comienzo de tarde soleado, al patriarca de Jerusalén, Su Beatitud Mons. Fuad Twal, se le espera para que realice su ingreso solemne en la basílica de la Natividad. Belén está en fiesta.

Los Scouts desfilan por la ciudad, haciendo resonar sus tambores y trompetas, en un desfile alegre. Personas de todas las confesiones y de todas las edades hacen ondear las banderas palestinas. «Somos sobre todo de Belén, Beit Sahur, Beit Yala y Ramala. «¡Hemos estado ensayando desde hace algunos meses para estar hoy preparados!», explica un joven Scout siríaco ortodoxo.

El patriarca, que llega de Jerusalén, se encuentra con las autoridades civiles de la ciudad. Todos avanzan hacia la basílica, escoltados por los franciscanos. El guardián de la fraternidad, le acoge y, tras el tradicional saludo a las demás confesiones cristianas en la nave de la basílica, le acompaña, al canto del Te Deum, para rezar las primeras vísperas en la iglesia de Santa Catalina. En este día especial, Su Beatitud Mons. Fuad Twal, los seminaristas del Patriarcado latino y algunos peregrinos se unen a la procesión cotidiana de los franciscanos.

Fuera se va haciendo de noche y las luces iluminan la plaza. Las actuaciones se suceden en un escenario montado para la ocasión. En la basílica están ultimando los preparativos. Los frailes sacristanes y los ceremonieros están muy ocupados. Gracias a este trabajo entre bastidores, todo se desarrollará de la mejor manera ante los objetivos de las cámaras de televisión que retransmitirán la ceremonia al mundo entero.

Al mismo tiempo, en el Campo de los Pastores, grupos de peregrinos se alternan en las distintas grutas, capillas y tiendas para celebrar misas. Son católicos y protestantes procedentes de Indonesia, China, Hispanoamérica o Europa. En una sacristía, un franciscano se dispone velozmente a preparar la próxima misa. «Durante el año aquí solo hay un franciscano, pero por Navidad hemos venido seis, sobre todo seminaristas, para ayudar». Cada uno de ocupa de tres o cuatro puestos, y debe gestionar la organización de una decena de misas que se celebran al mismo tiempo. Sin embargo, la afluencia de peregrinos ha disminuido: «Este año se han previsto 70 grupos, frente a los 140 del año pasado, a causa de la difícil situación del país. Todo se vive con simplicidad y la atmósfera es relajada. Algunos de los grupos no han llegado y otros lo han hecho con retraso, debido al cambio horario». Pero el espíritu de Navidad no falta y añade sonriendo: «Las personas no se quejan y todos se felicitan la Navidad».

A las 23.15 comienza en la iglesia de Santa Catalina el oficio de lecturas, seguido de la Misa del Gallo, presidida por el patriarca y que congrega a 1.700 fieles. Están presentes los cónsules generales de las cuatro naciones latinas –Bélgica, España, Francia e Italia- y el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbás. En este día en que se celebra el nacimiento del Niño Jesús como salvador, Mons. Fuad Twal ha invitado a rezar por la paz en Tierra Santa. En la gruta, en el altar del Pesebre, abuna Nirwán, el párroco, celebra con sus vicarios la misa de Navidad en árabe. La misa se celebra de modo especial por la paz en Oriente Medio, y en particular por Siria e Irak, donde los cristianos sufren mayormente.

Al concluir la celebración, y al canto del Gloria in excelsis Deo, el patriarca lleva en procesión la imagen del Niño Jesús hasta el pesebre, mientras las campanas no dejan de repicar. Al fondo de la iglesia, Shibly, Jack y Shadi, los tres kawas en uniforme azul y oro, esperan para regresar a Jerusalén. Han guiado el cortejo durante toda la jornada, abriendo la marcha a los franciscanos y al patriarca. Shibly sonríe: «Es verdad que lo hago todos los años, pero eso no importa y siempre es una gran alegría celebrar la Navidad en Belén».

Los frailes siguen trabajando, organizando y preparando la iglesia para las misas del día siguiente. En la gruta de la Natividad, los peregrinos desfilan hasta la mañana siguiente, mientras en el altar del Pesebre se celebran misas durante toda la noche. Hay muchos indios; Salma, por ejemplo, trabaja en Jerusalén. A las 5 se celebrará una misa en su lengua. La comunidad india de Israel ha venido hasta aquí y está contenta.

Hay mucha calma, pero todavía no ha terminado todo. Con el nacimiento de Cristo, se nos ofrece un nuevo comienzo.

Hélène Morlet

sábado, 12 de diciembre de 2015

Navidad en Belén sin luces ni música

La municipalidad de Belén, en Tierra Santa, decidió reducir las celebraciones de Navidad este año por la violencia que vive la región, donde han muerto más de un centenar de palestinos y una veintena de israelíes en los últimos dos meses en ataques palestinos y enfrentamientos con el Ejército israelí.

A petición de las autoridades de Ramala, la Alcaldía que encabeza Vera Baboun decidió hacer más discretas las ceremonias, confirmaron hoy a Efe fuentes oficiales palestinas.

Este año, se evitarán los conciertos al aire libre y las tradicionales marchas con música de bandas de los boy-scouts, y se cancelará la comida que tradicionalmente sigue al encendido de la iluminación del árbol de Navidad, que tendrá lugar el próximo fin de semana en la Plaza del Pesebre, frente a la Iglesia de la Natividad, construida sobre la gruta en la que nació Jesús, según la tradición cristiana.

También habrá menos decoración pública y se sustituirán los fuegos artificiales que marcaban cada año el inicio de las celebraciones por el repicar unido de todas las campanas de las iglesias de la ciudad el próximo sábado a partir de las 19.30 hora local (17.30 GMT), en un gesto de apoyo a la paz.

Belén ha invitado a iglesias de todo el mundo a unirse a este acto simbólico.

"Considerando el ambiente general que prevalece por el momento en Tierra Santa, la Municipalidad de Belén ha decidido mantener el calendario de eventos, pero con algunos cambios", señaló el Patriarcado Latino de Jerusalén en un comunicado.

"Las principales celebraciones son religiosas y en ese sentido todo se mantendrá igual, especialmente las del día 24. La Navidad es una celebración nacional pero, al mismo tiempo, estamos viviendo una situación especial y tenemos que mostrar compasión con los que mueren cada día, por lo que este año celebraremos más calladamente, como muestra de solidaridad", dijo hoy a Efe el padre Yamal Khader, rector del Seminario del Patriarcado Latino en Belén.

"Es importante encontrar un equilibrio. No vamos a cancelar las celebraciones, pero tampoco podemos decorar las calles como otros años, lo que sería una falta de sensibilidad hacia los demás", añadió el religioso, que recordó que las Navidades son "un signo de esperanza y de una nueva vida, que hace sentirse más cerca de los que sufren".

Por su parte, un representante de la Iglesia Luterana en Belén, señaló a Efe que "entiende la decisión", y explicó que "habrá menos música en público", algo que no tiene excesiva importancia porque "la Navidad es sobre todo una celebración del nacimiento de Jesús y un mensaje de paz

sábado, 5 de diciembre de 2015

Visita a Saxum del Custode de Tierra Santa

 _MG_4029 copy Este miércoles, 11 de noviembre, tuvimos el honor de recibir al Custode de Tierra Santa, P. Pierbattista Pizzaballa. Aunque fue una visita breve, el Custode pudo ver tanto el exterior como el interior de lo que se ha construido hasta ahora.

El Custode o Custodio, es designado por el Papa y, junto la orden Franciscana, tienen la labor de “animación de la liturgia, recepción de los peregrinos, asistencia en el sostenimiento de las estructuras de los lugares santos, y otras actividades ecuménicas”.

Llegó acompañado por el Vicario del Opus Dei en Jerusalén, d. Joaquín Paniello. Primero estuvo visitando con el la construcción desde fuera. 

Posteriormente, ya en compañía de los encargados del proyecto, entraron en las distintas salas todavía en construcción. También visitaron la habitación modelo de Saxum. Fueron subiendo a través de las escaleras interiores a los distintos niveles del edificio, y salieron por la parte de arriba, desde lo que será el Centro Multimedia.

Al finalizar la visita, concedió una breve entrevista para Saxum Fundation hablando del proyecto, y del interés del mismo para Tierra Santa.

sábado, 28 de noviembre de 2015

Doctor árabe y judío. Salvar vidas contra todo prejuicio

Resultado de imagen de El cirujano árabe Ahmed Eid y el anestesista judío Jochanan SchiffmanDos hombres y un destino. Salvar vidas contra todo prejuicio. El cirujano árabe Ahmed Eid y el anestesista judío Jochanan Schiffman se entienden sin necesidad de hablar. Una mirada es suficiente ya sea en el comedor, en el ascensor o en el quirófano del Hospital Universitario Hadassah Mt Scopus de Jerusalén. O donde estamos: en el despacho del primero, en una pausa entre la operación a una víctima de un nuevo apuñalamiento y la visita a un atacante herido gravemente.

Entenderse sin hablar no es un lujo, sino su obligación. El profesor Eid es jefe de Cirugía del hospital y el doctor Schiffman es el máximo responsable de anestesia.

Días de tensión y violencia en Jerusalén donde las sirenas de ambulancias y policías toman la palabra en sus calles. Días de locura para estos dos veteranos que han operado y anestesiado todo lo que uno puede imaginar. Quién les iba a decir en los años 70, cuando compartían pupitre en la Universidad Hebrea de Jerusalén, que un día serían jefazos de este importante centro sanitario. Y que de sus manos dependería la vida de muchísimas personas. Judíos y musulmanes. Israelíes y palestinos. Víctimas y agresores.

El bisturí de Eid no diferencia orígenes, religiones, motivaciones o ideología y atraviesa densas capas de hostilidad y fanatismo. Se declara orgulloso de ser ciudadano árabe de Israel y disipa dudas: "Créame, me da igual la identidad del paciente. Para mí, que sea judío o árabe no tiene importancia. Mi único objetivo cuando recibo al herido es evitar que muera". Schiffman asiente con la cabeza: "Yo no sé quién es la víctima ni el atacante. Les tratamos exactamente igual. Ni más ni menos".

Media mañana. Desde hace varias horas no reciben alertas para correr a urgencias. En el reposo del guerrero recuerdan el momento en que, hace un mes, un niño judío de 13 años llegó a sus manos en estado extremadamente crítico. Naor Ben Ezra presentaba heridas muy profundas en la parte superior del cuerpo tras ser apuñalado por el palestino Ahmed Manasra, de su misma edad, y su primo, de 15 años.

"Llegó casi muerto", apunta Eid. Mientras era operado, su familia, judía practicante, rezaba todo lo que estaba escrito. Pedían en hebreo la ayuda divina para que un árabe salvara la vida a su hijo atacado por otro árabe mientras iba en bicicleta. "Le dije a su padre que haríamos todo lo posible para que siguiese vivo. Estaba en estado de shock y para animarle le comenté en broma: "Un Ahmed apuñaló a tu hijo y otro Ahmed intenta salvarle"".

Resultado de imagen de El cirujano árabe Ahmed Eid y el anestesista judío Jochanan SchiffmanEl atemorizado padre lo agradeció y lamentó: "Ojalá no hubiera aparecido Ahmed y así mi hijo no necesitaría que otro Ahmed le salve la vida". Tras varias semanas en rehabilitación, recibió el permiso de Eid para volver a casa. Naor no necesitaba al ángel del bisturí árabe para tumbar al estereotipo. Cuando salió del hospital quedó con su mejor amigo del cole, el musulmán Ismail.

No es la primera vez que el cirujano palestino salva la vida de un judío que casi es arrebatada por otro palestino. En agosto de 2014 llegó a su mesa de quirófano el soldado Jen Schwartz (19 años) gravemente herido por dos balazos de un palestino en moto. El equipo de Eid obró el milagro.

El hospital se encuentra al lado de la Universidad Hebrea de Jerusalén y delimita algunos barrios palestinos. A escasos kilómetros aparece la Ciudad Vieja. En el camino, el tranvía. "Atendemos a muchos heridos entre otros motivos porque en esta zona se han producido bastantes atentados", cuenta a Crónica el profesor, que durante una época vivió en uno de esos barrios de Jerusalén Este.

Hace unos días, un palestino atacó a varios viandantes en una parada del tranvía a pocos minutos del hospital. "Le frenaron con varios disparos. Le recibimos en estado crítico y lo dimos todo para salvarle. Sabíamos que era el terrorista, pero nos dedicamos a él exactamente igual que a una de sus víctimas. Al final murió, pero le prometo que todos los equipos trabajamos sin pausa para salvarle", señala el anestesista judío.

Schiffman resta importancia al hecho de salvar a alguien que habría deseado asesinarle. Sabe que tras más de 60 apuñalamientos en un mes muchos israelíes prefieren que el agresor no salga con vida de su ataque. "Un familiar me preguntó cómo puedo ayudar a estos terroristas. Entiendo que la situación es muy tensa y las emociones están a flor de piel, pero una vez entramos en el quirófano, todo se queda en la puerta", comenta.

Cuesta creer que la ola de violencia y odio que azota a israelíes y palestinos no acabe arrastrando su trabajo... "Todos tienen sus opiniones sobre la situación, pero aquí somos profesionales" -dice Schiffman. "La sensación en mi equipo no es sencilla porque, por ejemplo, uno teme ser apuñalado en las calles. Pero en el trabajo, la situación no influye para nada. Hacemos operaciones, anestesias y punto" -repone Eid.

Antes de estudiar Medicina, Eid eligió Matemáticas. Sabe que la estadística no le daba en su infancia muchas opciones de acabar siendo jefe de cirugía de Hadassah. Nació hace 65 años en la pequeña localidad árabe de Daburiyya (norte de Israel) en una familia de 12 almas y ningún académico. Confió en el trabajo duro, su cerebro y sus manos.

Cuando en el 68 llegó a Jerusalén, le avisaron de que sin enchufes no podría estudiar en la facultad. "El día que ingresé miré a la derecha y a la izquierda y no vi ningún enchufe", ironiza ante la tímida sonrisa de su colega.

Su padre tenía la esperanza de que su exitoso hijo abriese una clínica en el pueblo. Tendrá que esperar. Tras cuatro años en EEUU regresó a Jerusalén para quedarse. Y triunfar. La prueba del diploma -aunque, a diferencia del algodón, a veces engaña- es rotunda. Numerosas hojas encuadradas en la pared dibujan el camino a la cima.

¿Ser árabe estos días tan convulsos no ha generado reacciones de enfado o críticas? "La tensión y violencia provocan comentarios agresivos, pero yo nunca me he sentido mal o incómodo aquí. Todo lo contrario. Me tratan mejor que a un doctor judío", nos responde.

Recorremos las arterias del hospital guiados por la pareja de moda. Nos topamos con la directora, Osnat Levtzion-Korach, que bromea sobre la fama adquirida por sus dos empleados. "Estamos muy orgullosos de que la convivencia funcione en Hadassah. La medicina demuestra que es un puente para la paz. Aquí no discriminamos a nadie en el tratamiento. El único criterio que seguimos es su situación médica".

Schiffman pide a los líderes de los dos pueblos que aprendan del ejemplo de Hadassah. Enfermos judíos y árabes comparten habitaciones y plegarias. Sus familiares comparten café y deseos. Doctores y enfermeros de distinto credo colaboran en la máxima naturalidad. Hadassah es un Estado dentro de un Estado.

Una burbuja que no es inmune. Varios palestinos lanzaron hace una semana un cóctel molotov contra la entrada del Hospital. "Son chavales que hacen tonterías. Muchos de los palestinos que viven en sus barrios trabajan o son tratados en el hospital, pero no tienen control sobre esos chicos que se sienten discriminados y radicalizan su mensaje", resume Eid.

Antes de entrar en el quirófano, lanza un deseo compartido por su amigo judío: "Espero que los dirigentes intenten mejorar la situación que es mala". La convivencia en Hadassah afronta su examen más exigente de la última década. "Jochanan y yo somos como marido y esposa... todo el día juntos", bromea Eid, a lo que Schiffman añade sonriendo: "Desgraciadamente".

sábado, 21 de noviembre de 2015

Raquel

Situada justo al norte del cruce con la carretera que va hacia Hebrón, en las afueras del norte de Belén, a unos 400 metros al sur de Jerusalén,  se encuentra la tumba de Raquel, en hebreo “Qubbet Rahil”. “Murió Raquel y la enterraron en el camino de Efratá, hoy Belén. Jacob erigió una estela sobre su sepulcro, la misma estela que aún está en el sepulcro de Raquel” (Gn 35,19-20).

Es el tercer lugar más sagrado para el judaísmo después del Monte del Templo y la Tumba de los Patriarcas en Hebrón. Durante los últimos 1.700 años, el sitio ha sido identificado como el lugar donde fue enterrada la matriarca judía, Rachel, y los judíos fueron y son conocidos por ir a rezar en el lugar durante los últimos 3.000 años. Raquel, la amada esposa del patriarca Yaakov, murió durante el parto cuando la familia viajaba a Hebrón.

Según Génesis 35:16-21, “Salieron de Bayt-El, pero cuando aún estaban a cierta distancia de Efrat, Rachel fue a dar a luz. Cuando estaba en su momento más duro, la partera le dijo: “No temas, porque es otro chico para ti”. Pero a medida que expiró su último aliento, mientras se estaba muriendo, nació Benyamin. Así murió Raquel. Fue enterrada en el camino a Efrat, ahora Belén. Sobre su tumba Yaacov erigió un título, que es el pilar de la sepultura de Raquel hasta hoy.

Cuando el pueblo judío tenía penas a lo largo de las generaciones, tradicionalmente son muchos los fieles que van a rezar y llorar por ellos en la Tumba de Raquel, manteniendo la creencia de que sus lágrimas llegarán a Dios. Ella misma no tuvo hijos durante muchos años; por ello, muchas mujeres judías visitan su tumba con el fin de orar para tener hijos, y otros miembros de la comunidad judía que se enfrentan a otros problemas también visitan su tumba. Por lo tanto, como vemos, es el tercer lugar más sagrado para el judaísmo.

Según la tradición judía, la matriarca Raquel siempre ha llorado por su pueblo cuando los judíos la necesitaban. Yosef, el hijo mayor de Raquel, fue el primer judío que rezó junto a su tumba. Según el Midrash, Yosef se separó de sus captores temporalmente en el camino a la esclavitud en Egipto y gritó en su tumba: “Madre, mi madre me dio a luz, despierta, levántate y ve mi sufrimiento.” Rachel respondió: “No temas. Ve con ellos, y Dios estará con vosotros ”.

Los primeros testimonios hablan de un monumento formado por una sencilla pirámide, que se asemejaba al ‘nefes’ de las tumbas judías. Más tarde fueron añadidas doce piedras (1165), en recuerdo de los doce hijos de Jacob, pero algunas crónicas hablan de sólo once piedras: faltaría la de Benjamín, cuyo parto le produjo precisamente la muerte (Gn 35,18). En la época bizantina, y probablemente también después, la Tumba de Raquel fue transformada en lugar de culto cristiano, como se deduce de los datos que aporta el Leccionario de Jerusalén, del siglo V-VIII, que sitúa allí dos conmemoraciones litúrgicas oficiales al año (20 de febrero y 18 de julio). El Calendario Georgiano de Palestina (según el Códice Sinaítico número 34, del siglo X) habla explícitamente de una ‘Iglesia de Raquel’, refiriéndose a las mismas conmemoraciones.

En el siglo XIV, la tumba fue restaurada, añadiéndose a las piedras un sarcófago alto con su parte superior convexa. El padre Amico realizó un dibujo en el que se ve el cenotafio en el centro de una capilla. En los cuatro muros perimetrales se abrían sendas arcadas, que fueron tapiadas en 1560 por Maomet, bajá de Jerusalén, quien, además, sustituyó la pirámide por una cúpula.

En el siglo XIX, Moisés Montefiore mandó añadir dos salas en la antigua entrada cuadrada, dándole así a la tumba el aspecto que presenta hoy. De forma que, más que de una tumba, habría que hablar de un “weli”, monumento funerario musulmán erigido en recuerdo de un santón o un personaje famoso.

Aunque tanto judíos, como cristianos y musulmanes veneran aquí la memoria de Raquel, existen muchas dudas sobre la autenticidad del lugar. Hoy en día la tumba está situada cerca de la pared de división del territorio israelí de la Palestina y se puede visitar sólo con permiso.


sábado, 14 de noviembre de 2015

Un seminarista en Tierra Santa

Un seminarista en Tierra Santa: «Ya nunca leeré las Escrituras sin pensar que recorrí estos lugares»Tony Amato, seminarista norteamericano de 28 años, viajó a Tierra Santa por primera vez en la segunda quincena de julio. Como cualquier otro peregrino, recorrió y oró en numerosos lugares mencionados en el Antiguo y el Nuevo Testamento, en particular aquellos vinculados a la vida de Jesucristo.

"Desde luego ya nunca podré leer de nuevo las Escrituras sin pensar en que recorrí estos lugares", confiesa este futuro sacerdote de la diócesis de Rochester (Estados Unidos), cuyo obispo, Salvatore Matano, le seleccionó para realizar el viaje junto a otros 19 seminaristas de Nueva York y estados limítrofes.

Cafarnaúm, donde Nuestro Señor desarrolló buena parte de su vida pública; el Monte de las Bienaventuranzas, donde pronunció el Sermón de la Montaña; el Monte Tabor, lugar de su Transfiguración; el Monte de los Olivos, donde Jesús oraba con frecuencia y en cuyo Jardín de Getsemaní fue capturado para su Pasión... Son lugares que Amato y sus compañeros recorrieron entre muchos otros en Jerusalén, Nazaret, Caná, Belén, Jericó, Betania... incluso remaron en barca por el Mar de Galilea y se bañaron en el Mar Muerto con una temperatura exterior de casi 42 ºC.

Tan apretada agenda impedía reflexionar in situ sobre cada uno de los acontecimientos de la vida de Jesús como habría deseado, pero encontró una solución: "Ya me habían aconsejado antes de partir de que llevase un diario, y fue muy valioso ir escribiendo todo lo que veía y sentía". Como, por ejemplo, leer todo el eucarístico capítulo 6 del Evangelio de San Juan en el mismo lugar donde el Salvador nos dijo que Él era "el Pan de Vida".

También fue memorable para todo el grupo visitar el lugar de la Anunciación, "donde la Palabra se hizo carne" y el arcángel Gabriel le dijo a María que sería la madre de Jesús: "Yo estaba allí rodillas y todo el mundo lloraba, fue maravillosamente profundo".

O en el Calvario o en el Santo Sepulcro, donde hicieron una noche completa de oración. Arrodillado ante la tumba, confiesa que se le venían continuamente las palabras del Evangelio: "No está aquí, ha resucitado".

Toda la peregrinación fue para Tony Amato un refuerzo a su vocación. En el Mar de Galilea se había imaginado la conversación entre Cristo y Pedro: "Cristo preguntando ´¿Me amas?´ y Pedro respondiendo ´Sí, tú sabes que te amo´", y sintiendo en silencio -confesó- que mantenía el mismo diálogo con Dios pensando en su sacerdocio.

Le llegará en 2017. Ahora acaba de empezar su tercer año de Teología en la Universidad Católica de América en Washington, y el año que viene será ordenado diácono. 

Y ya tiene un objetivo claro: volver a Tierra Santa guiando un grupo de fieles, "y poder decir misa en los lugares donde ahora sólo he podido escucharla". Y describe su experiencia como "agotadora", pero "feliz, llena de oración, maravillosa... ¡no dejo de utilizar la palabra ´maravilloso´!".